Porque el Espíritu con que Dios nos ha dotado no es de cobardía, sino de fortaleza, amor y dominio de uno mismo.
En cualquier caso, con la ayuda de Cristo, que me da fortaleza y poder, estoy preparado para hacer lo que sea necesario.
Depositad en Dios todas vuestras ansiedades, porque él nunca dejará de cuidar de vosotros.
Huid de la avaricia y contentaos con lo que ya tenéis, pues el Señor dijo: 'No te desampararé ni te dejaré'. De este modo podremos afirmar sin temor alguno, con plena seguridad: 'El Señor es quien me ayuda; no tendré miedode lo que pueda hacerme el hombre'.
Por eso os digo: No os preocupéis por lo que habéis de comer o beber para sustentaros, o por la ropa con que habéis de vestir vuestro cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo: ni siembran ni siegan ni almacenan comida en un granero; sin embargo, vuestro Padre celestial les da el alimento que necesitan. Pues bien, ¿no valéis vosotros más que ellas?
Mi paz os dejo, mi paz os doy; pero la paz que yo os doy no es como la que ofrece el mundo. No estéis, pues, preocupados ni temerosos.
Ante todo esto, ¿qué podríamos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros?
Por eso estoy convencido de que nada ni nadie: ni la muerte ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y autoridades que gobiernan este mundo, ni el temor al presente o al futuro, ni lo más alto ni lo más profundo, ni ninguna de las cosas creadas, podrán apartarnos del amor de Dios revelado en Cristo Jesús Señor nuestro.
Dicho esto, os recuerdo también que vuestra fortaleza ha de emanar del gran poder del Señor, que está en vosotros. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis resistir con firmeza las asechanzas del diablo,
El amor no deja lugar al temor, porque cuando el amor alcanza su perfección, desplaza al temor. El que teme es aquel que espera recibir alguna suerte de castigo, esto es, aquel en cuyo corazón el amor no es una realidad perfecta.
Porque dondequiera que haya dos o tres reunidos en mi nombre, allí estaré también yo en medio de ellos. Parábola del siervo despiadado
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y de corazón humilde; así encontraréis descanso para vuestra alma, porque mi yugo es suave y leve mi carga.
Vigilad con atención para permanecer siempre fieles al Señor. Portaos varonilmente y esforzaos en su obra. Y todo lo que hagáis, hacedlo con amor.
Con esa confianza acerquémonos al trono de la gracia, que es el trono de Dios, a fin de hallar gracia y auxilio para el momento oportuno.
Y él, mi Dios, de las riquezas de su gloria y en virtud de la obra de Cristo Jesús, suplirá cualquier cosa que a vosotros os falte.
El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir; pero yo he venido para darles vida, una vida rica y permanente.
Que el gozo de la esperanza en Cristo presida vuestra vida; que soportéis con paciencia los momentos de angustia, y que la oración esté siempre en vuestros labios y en vuestro corazón.
A Dios, que es poderoso para hacer todas las cosas y actuar en nosotros mucho más eficazmente de lo que podemos pedir y entender,
Porque el Señor fija sus ojos en quienes obran con justicia, y escucha sus oraciones; pero se opone con dureza a quienes hacen lo malo'.
Recordad que toda tentación o toda prueba que os sobrevenga es cosa humana; pero recordad también que Dios, en su fidelidad, no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podáis soportar, sino que, al llegar las pruebas, él os dará la forma de salir de ellas. Las fiestas idólatras y la Cena del Señor
No os preocupéis por nada, pero orad sin cesar, suplicando a Dios por vuestras necesidades y no olvidando darle gracias por todo. Hacedlo así, y la paz de Dios, que supera toda capacidad humana de comprensión, guardará vuestros pensamientos y vuestro corazón unidos a Cristo Jesús.
Os he dicho todas estas cosas para que en mí encontréis vuestra paz. Siempre tendréis en el mundo pruebas que os afligirán, pero confiad en mí, porque yo he vencido al mundo.
y estamos seguros de que Dios nos escuchará siempre que le pidamos algo de acuerdo con su voluntad. Sabemos, pues, que él nos escucha cuando le presentamos nuestras peticiones, y también sabemos, sin ninguna duda, que responderá a lo que le hayamos pedido.
Pero después que hayáis padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna por medio de Jesucristo, os restaurará y dará seguridad, os fortalecerá y afianzará vuestra fe.
Por lo tanto, gentiles, que el Dios que os ha dado la esperanza os colme de dicha y de paz por haber creído en él. Que reboséis de esperanza mediante el poder del Espíritu Santo que habita en vosotros. Pablo, ministro de los gentiles
De este modo podremos afirmar sin temor alguno, con plena seguridad: 'El Señor es quien me ayuda; no tendré miedode lo que pueda hacerme el hombre'.
y tres veces me ha respondido: 'Con mi gracia tienes bastante, porque mi poder se hace más evidente cuando actúa sobre la debilidad humana'. Por tanto, de buena gana seguiré presumiendo de mis debilidades más que de ninguna otra cosa, porque por medio de ellas actúa en mí el poder de Cristo.
Pensad además que vosotros no habéis recibido un espíritu que os mantenga sujetos a viejas condiciones de esclavitud y temor, sino el Espíritu mediante el cual, como hijos adoptados por Dios, podemos llamarle Padre.
Revestíos de la armadura completa de Dios, para que podáis resistir los ataques enemigos en el día malo; así, cuando la batalla termine, vosotros seguiréis en pie.
Mas Dios demostró la inmensidad de su amor hacia nosotros cuando, siendo aún pecadores, envió a Cristo a morir para darnos vida.
Embrazad, sobre todo, el escudo de la fe, para que en él podáis apagar todas las flechas ardientes del maligno.
No tengáis miedo, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre 'le ha placido otorgaros el reino.
y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos'. Amén.
Y sé que también ahora me librará de todo lo malo y me guardará para su reino celestial. ¡A Él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén. Saludos finales
Pero si permanecéis en mí y guardáis las enseñanzas que os he transmitido, podréis pedir lo que necesitáis y se os concederá.
Dios, que os ha llamado a ser sus hijos, es fiel y actuará conforme a su promesa.
y enseñadlos a guardar todas las cosas que os he mandado. Y sabed que yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.
Si él no vaciló en entregar a su Hijo en favor nuestro, ¿no nos dará también con él todas las cosas?
Así pues, cualquiera que escucha estas palabras mías y las pone en práctica es comparable a un hombre sensato que construyó su casa sobre la roca firme. Un día llegaron las lluvias, se desbordaron los ríos, y los vientos soplaron y golpearon contra la casa; pero no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.
Hijitos, vosotros sois de Dios y habéis vencido a los enemigos de Cristo, porque el Espíritu que está en vosotros es mayor que el espíritu que está en el mundo.
Pero cuando el Padre envíe en mi nombre al Consolador, al Espíritu Santo, él será quien os enseñe muchas cosas y os recuerde todo lo que yo os he dicho.
Vosotros, en cambio, sois un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo que Dios ha adquirido para que anunciéis a otros las grandezas de aquel que, estando vosotros en tinieblas, os llamó a participar de su luz maravillosa.
Y estoy seguro de que Dios, que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día en que regrese Jesucristo.
Esto es algo que el Espíritu Santo, hablándonos desde lo profundo de nuestro propio espíritu, nos enseña y asegura: que verdaderamente somos hijos de Dios. Y pues que somos sus hijos, somos también sus herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, para compartir con él las riquezas de su gloria habiendo compartido también sus sufrimientos. La gloria futura
a fin de que vuestra fe no se basara en conceptos propios de esa sabiduría, sino únicamente en el poder de Dios. Sabiduría procedente del Espíritu
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: