Mediante la sangre de Cristo, todos somos justificados, es decir, no hay condenación para aquellos que se acercan a Dios con corazones arrepentidos. Debes creer que al pedir perdón a Jesús por tus pecados, recibes su misericordia y tu alma es liberada del castigo final reservado para quienes no abandonan sus malas acciones. Es importante tener en cuenta que el diablo tratará constantemente de recordarte tu pasado para no permitirte avanzar, trayendo pensamientos de cosas por las cuales ya fuiste perdonado por Dios, con el único propósito de hacerte sentir culpable. Aunque nada de lo que hagamos nos hace merecedores del amor de Dios, Él es tan bueno que no se basa en nuestras acciones para amarnos. Desde antes de la fundación del mundo, Él nos amó y envió a su hijo para morir por nosotros, sacándonos del mundo de las tinieblas mediante su sangre y estableciendo así una relación con nosotros. Por lo tanto, cada vez que satanás intente intimidarte para apartarte de la presencia de Dios, mantente firme y proclámale que por el sacrificio de Jesús eres justificado ante el Padre, y que el pecado que te asedia es quitado, convirtiéndote en una persona justa. La vergüenza que te atormentaba es olvidada, y vuelves a posicionarte con Cristo en lugares celestiales. Romanos 5.1 nos recuerda que, justificados por la fe, tenemos paz con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo.
Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.
y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.
Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;
De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.
Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión.
sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
Cercano está de mí el que me salva; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí.
He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla.
Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.
para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.