Que bueno es saber que a pesar de los golpes que nos puede dar la vida, tenemos y contamos con el poder de Dios en nuestras vidas. Los hijos de Dios nunca estamos solos ante ninguna circunstancia, Dios está presente siempre, el Señor va delante de ti peleando tus batallas y llenándote de su poder para que obtengas la victoria en esa situación que estás atravesando. En (2 Corintios 12:9-10) Dios te dice que te bastes en su gracia porque su poder se perfecciona en tu debilidad, es hermoso saber que en medio de eso que vives, tus problemas, tu debilidad, Dios está allí perfeccionando su poder en tu vida. Dios nos reviste de su poder (Lucas 24:49) Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto. Contamos con un Dios todo poderoso, para Dios no hay nada imposible él puede hacer lo que sea, confía en él y Dios obrará en tu vida.
Cuando llegó el día de Pentecostés, todos ellos estaban juntos y en el mismo lugar.en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,cretenses y árabes. Todos los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.Llenos de asombro y perplejidad se preguntaban: —¿Qué quiere decir esto?Otros, en cambio, se burlaban y decían: —Están llenos de vino. Entonces Pedro se puso de pie, junto con los otros once, levantó la voz y dijo: —Judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, prestad atención a mis palabras y quedaos bien con lo que os voy a decir:Estos no están borrachos, como vosotros suponéis, pues solo son las nueve de la mañana.Se trata de lo dicho por el profeta Joel:En los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños.Incluso sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré en aquellos días mi Espíritu y profetizarán.Y haré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y vapor de humo.De repente vino del cielo un estruendo, como el de un viento recio, y llenó toda la casa donde estaban reunidos.
Se les aparecieron como lenguas de fuego que, repartidas, se posaban sobre cada uno de ellos.Como era profeta y sabía que Dios le había prometido solemnemente que de su descendencia, de su misma sangre, levantaría al Cristo que se sentaría en su trono,David previó todo esto, y por eso habló de la resurrección de Cristo y de que su alma no quedaría abandonada en el Hades, ni su cuerpo se corrompería.A este Jesús resucitó Dios y de ello todos nosotros somos testigos.Así que, habiendo sido él enaltecido a la diestra de Dios y tras haber recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.Porque David no subió a los cielos, sino que él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi diestrahasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies». Sepa, pues, certísimamente toda la casa de Israel que Dios ha hecho Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros crucificasteis. Oídas estas cosas y compungido su corazón, preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les respondió: —Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Cristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.La promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos: es decir, para cuantos el Señor nuestro Dios llame. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu Santo les hacía expresarse.
Cuando terminaron de orar, el lugar en que estaban congregados tembló y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con valentía la palabra de Dios.
Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
Israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, hombre acreditado por Dios entre vosotros con maravillas, prodigios y señales que Dios realizó entre vosotros por medio de él, como bien sabéis,Dios lo entregó conforme a un plan proyectado y conocido de antemano por él, y vosotros, valiéndoos de no judíos, clavasteis a Jesús en una cruz y lo matasteis.Sin embargo, Dios lo ha resucitado, liberándolo de los lazos de la muerte. Y es que era imposible que la muerte lo venciera,
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, os las explicará y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Cuando comencé a hablar, descendió el Espíritu Santo sobre ellos, como también lo hizo sobre nosotros al principio.
pues el propio David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí. Está a mi diestra para que no caiga.Por eso se alegró mi corazón y se gozó mi lengua. Además mi carne descansará en esperanzaporque no dejarás mi alma en el Hades ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida. Me llenarás de gozo con tu presencia.
Pedro les respondió: —Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Cristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Oídas estas cosas y compungido su corazón, preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les respondió: —Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Cristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.La promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos: es decir, para cuantos el Señor nuestro Dios llame.
hasta que sobre nosotros sea derramado el espíritu de lo alto. Entonces el desierto se convertirá en campo fértil, y el campo fértil será como un bosque.
Así que, habiendo sido él enaltecido a la diestra de Dios y tras haber recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.
De repente vino del cielo un estruendo, como el de un viento recio, y llenó toda la casa donde estaban reunidos.
Estando juntos les dio esta orden a todos ellos: —No salgáis de Jerusalén. Esperad la promesa del Padre, de la que os hablé,porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, para que oremos como conviene, pues no sabemos, y el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu Santo les hacía expresarse.
y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Se les aparecieron como lenguas de fuego que, repartidas, se posaban sobre cada uno de ellos.
Sabed que yo os enviaré la promesa de mi Padre, pero quedaos en Jerusalén hasta que seáis investidos del poder que viene desde lo alto.
Yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador para que siempre esté con vosotros:el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.
porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.
Los que aceptaron su palabra fueron bautizados. Aquel día se añadieron alrededor de tres mil personas.
De esto somos testigos nosotros, y también el Espíritu Santo, que Dios ha dado a quienes le obedecen
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza. Contra estas cosas no hay ley.
En los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños.
Incluso sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré en aquellos días mi Espíritu y profetizarán.
Y haré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y vapor de humo.De repente vino del cielo un estruendo, como el de un viento recio, y llenó toda la casa donde estaban reunidos.El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes de que venga el día del Señor, grande y glorioso. Y todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
Después de esto derramaré mi espíritu sobre todo ser humano, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos tendrán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. También sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días.
Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, ríos sobre la tierra seca. Mi espíritu derramaré sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus renuevos;
A todos les sobrevino temor ante las muchas maravillas y señales que los apóstoles realizaban.
Así que arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados,A la puerta conocida como la Hermosa, había un hombre, cojo de nacimiento. Le llevaban allí cada día para que pidiera limosna a quienes entraban en el templo.para que vengan tiempos de consuelo procedentes del Señor y os envíe a Cristo Jesús, que ya os fue anunciado.
Todavía estaba Pedro hablando, cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el mensaje.Los creyentes provenientes del judaísmo que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramara el don del Espíritu Santo,pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios.
Cuando comencé a hablar, descendió el Espíritu Santo sobre ellos, como también lo hizo sobre nosotros al principio.Entonces me acordé de lo dicho por el Señor: «Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo».
Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, donde halló a algunos discípulosEsta situación se mantuvo durante dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.Y Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablohasta el punto de que el simple contacto con los paños o delantales usados por Pablo bastaba para curar a los enfermos o expulsar a los espíritus malignos. Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malignos diciendo: «¡Os conjuro por el Jesús que predica Pablo!». Quienes hacían esto eran siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes.Pero el espíritu maligno les respondió: —Conozco a Jesús y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois?El hombre en quien estaba el espíritu maligno se arrojó sobre ellos; los zarandeo con tal violencia que tuvieron que huir de aquella casa desnudos y heridos.Esto lo supieron todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos, y el temor se apoderó de todos ellos al tiempo que el nombre del Señor Jesús era glorificado. Muchos de los que habían creído confesaban y daban cuenta de sus hechos.Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos. Calcularon el precio de esos libros y ascendía a cincuenta mil piezas de plata.y les preguntó: —¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Ellos respondieron: —Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo.Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.Ocurrido todo esto, Pablo se propuso visitar Macedonia y Acaya, para continuar luego hasta Jerusalén. Se decía a sí mismo: «Y una vez haya estado allí tendré que ir a ver qué pasa en Roma».Envió entonces a Macedonia a dos de los ayudantes, Timoteo y Erasto, y él se quedó por algún tiempo en Asia.Hubo por aquel tiempo un gran disturbio por causa de las enseñanzas de los del Camino,porque un orfebre llamado Demetrio, haciendo réplicas en plata del templete de Diana, proporcionaba generosos beneficios a los artesanos.Demetrio reunió a los artesanos y a los obreros del mismo oficio y les dijo: —Ya sabéis que nuestra prosperidad depende de nuestro oficio;pero estáis viendo y oyendo que ese tal Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, está consiguiendo convencer a mucha gente diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos.De modo que no solamente trae consigo el riesgo de desacreditar nuestra profesión, sino de que se pierda el respeto al templo de nuestra gran diosa Diana y cese el culto que actualmente se rinde en toda la provincia de Asia y en el mundo entero.Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira y comenzaron a gritar: —¡Viva Diana de los efesios!Se produjo un gran alboroto en la ciudad, tanto es así que la población se precipitó en masa hacia el teatro, arrastrando consigo a Gayo y a Aristarco, los dos macedonios compañeros de Pablo.Entonces dijo: —¿Qué bautismo habéis recibido? Ellos contestaron: —El bautismo de Juan. Pablo intentó enfrentarse a la turba, pero los discípulos no lo dejaron.De igual modo, algunos amigos suyos, que ostentaban altos cargos en la provincia de Asia, le enviaron aviso para disuadirlo de que se presentase en el teatro.Mientras tanto, el desconcierto reinaba entre la multitud. Unos gritaban una cosa; otros, otra, pero la mayor parte de ellos ignoraban para qué se habían reunido.Algunos de los presentes animaron a un tal Alejandro para que hablara en nombre de los judíos. Este hizo una señal con la mano pidiendo silencio, pues quería presentar su defensa ante los presentes.Pero cuando se dieron cuenta de que era judío, todos a una voz, y casi por dos horas, gritaron: —¡Viva Diana de los efesios!Y una vez que la muchedumbre se calmó, el escribano dijo: —Efesios, ¿hay alguien que no sepa que la ciudad de Éfeso es guardiana del templo de la gran diosa Diana y de su imagen venida del cielo?Puesto que esto es innegable, es necesario que os calméis y no actuéis de forma temeraria.Porque estos hombres que habéis traído no son sacrílegos ni blasfeman contra vuestra diosa.Si Demetrio y los artesanos que están con él tienen motivo de queja contra alguno, tenemos tribunales, y también procónsules. Que cada cual haga allí sus respectivas demandas.Y si tenéis alguna otra demanda, eso puede resolverse en una asamblea legalmente constituida.Dijo Pablo: —El bautismo de Juan era de arrepentimiento y le decía al pueblo que creyeran en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús. Por el alboroto de hoy, corremos el peligro de ser acusados de sedición, ya que no existe causa alguna por la cual podamos justificar una reunión como esta. Y habiendo dicho esto, disolvió la reunión.Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.Después Pablo les impuso las manos y el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, para que oremos como conviene, pues no sabemos, y el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.Pero el que examina los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado.
¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!».
En él también vosotros, que habíais oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habíais creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
Pido que, por su Espíritu, y conforme a las riquezas de su gloria, os dé el ser fortalecidos con poder en lo más íntimo de vuestro ser;
Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Porque yo sé que por vuestra oración y la ayuda que me brinda el Espíritu de Jesucristo, todo esto servirá para mi liberación.
A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio para los gentiles, y que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.
Así que, el que desecha esto, no desecha a ningún hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.
Dios mismo ha dado testimonio de ella a través de señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad.
El Espíritu Santo nos atestigua lo mismo, porque después de haber dicho:Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré,añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y sabemos que él está en nosotros por el Espíritu que nos ha dado.
Y el que nos confirma con vosotros en Cristo y el que nos ungió, es Dios,que también nos ha sellado y nos ha dado, como garantía, el Espíritu en nuestros corazones.
Pero Dios es el que nos hizo para esto mismo, y quien también nos ha dado la garantía del Espíritu.
para que en Cristo Jesús la bendición de Abrahán alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.
En Cristo vosotros también sois edificados en unión con él para ser la morada de Dios por medio del Espíritu Santo.
Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
Por tanto, si hay en vosotros algún consuelo en Cristo, si algún estímulo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable y compasivo,
Que en vuestros corazones reine la paz de Dios, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
Podemos estar seguros de que permanecemos en él y él en nosotros, porque nos ha dado de su Espíritu.
Y todos ellos, junto a las mujeres, a María, la madre de Jesús, y a los hermanos de este, eran constantes y unánimes en oración y ruego.
alababan a Dios y tenían el aprecio de todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la iglesia a quienes habían de ser salvos.
Entonces Pedro le dijo: —No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos yse puso en pie de un salto. Empezó a caminar y entró con ellos en el templo andando, saltando y alabando a Dios.
Y por la fe en su nombre, Jesús ha restablecido a este hombre a quien vosotros veis y conocéis. La fe que obra por medio de Jesús le ha devuelto totalmente la salud ante todos vosotros.
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.Y al llegar oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo,pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Los creyentes provenientes del judaísmo que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramara el don del Espíritu Santo,
Entonces Pedro preguntó: —¿Puede negársele el agua del bautismo a estas personas que han recibido, como nosotros, el Espíritu Santo?
y les preguntó: —¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Ellos respondieron: —Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo.
y reposará sobre él el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
Y este será mi pacto con ellos, dice el Señor: «Mi espíritu que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán jamás de tu boca ni de la boca de tus hijos ni de la boca de los hijos de tus hijos». El Señor lo ha dicho, desde ahora y para siempre.
Este es mi siervo, a quien he escogido; mi amado, en quien se agrada mi alma. Pondré mi Espíritu sobre él y a los gentiles anunciará juicio.
Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,De pronto hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo, se acercó, removió la piedra y se sentó sobre ella.y enseñadles a guardar todas las cosas que os he mandado. Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Estas señales seguirán a los que crean: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;tomarán serpientes en las manos; aunque beban veneno no les hará daño y pondrán sus manos sobre los enfermos y sanarán.
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más no hará vuestro Padre celestial? Él dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan.
El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, se puso en pie y alzó la voz diciendo: —Si alguien tiene sed, venga a mí y beba.El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva. Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir quienes creyeran en él. El Espíritu en efecto, no se había hecho presente todavía, porque Jesús aún no había sido glorificado.
Pero cuando el Espíritu de verdad venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará de todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Y al llegar oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo,pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Ananías fue y entró en la casa, puso sobre él las manos y dijo: —Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, así que muchos se unieron al Señor.
fortaleciendo los ánimos de los discípulos y exhortándolos a que permanecieran en la fe y enseñándoles que para entrar en el reino de Dios nos es necesario pasar por muchas tribulaciones.
Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio de que los aceptaba otorgándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros
aunque el Espíritu Santo me deja ver que en todas las ciudades me esperan cadenas y tribulaciones.
pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud que os haga caer otra vez en el temor, sino que habéis recibido el Espíritu de hijos adoptivos, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!».
Pero el que examina los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo examina todo, incluso las profundidades de Dios.Porque ¿quién de entre los seres humanos conoce las cuestiones propias del ser humano, sino el espíritu del ser humano que está en él? Del mismo modo, tampoco nadie conoce las cuestiones propias de Dios, sino el Espíritu de Dios.Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado.
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo
Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros.Podemos estar seguros de que permanecemos en él y él en nosotros, porque nos ha dado de su Espíritu.
El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido el Señor. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a anunciar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel;
Mas ellos fueron rebeldes e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo y él mismo peleó contra ellos.
Mas él les respondió: —Yo os bautizo con agua, pero viene uno más poderoso que yo a quien ni siquiera soy digno de desatar la correa de su calzado. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí, cuyo calzado no soy digno de llevar, es más poderoso que yo y os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Estos no están borrachos, como vosotros suponéis, pues solo son las nueve de la mañana.Se trata de lo dicho por el profeta Joel:En los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños.Incluso sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré en aquellos días mi Espíritu y profetizarán.Y haré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y vapor de humo.De repente vino del cielo un estruendo, como el de un viento recio, y llenó toda la casa donde estaban reunidos.El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes de que venga el día del Señor, grande y glorioso. Y todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y gracia abundante se derramaba sobre todos ellos.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, levantó la mirada al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,
Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se otorgaba el Espíritu Santo, les ofreció dinero
Por lo tanto, hermanos, os ruego por la misericordia de Dios que os presentéis vosotros mismos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Ese es vuestro auténtico culto.Amaos fraternalmente los unos a los otros, con respeto, estimando como superiores a los demás.En lo que requiere diligencia, no seáis perezosos; sed fervientes en espíritu; servid al Señor;alegres en la esperanza, pacientes en el sufrimiento, constantes en la oración.Ayudad a los hermanos necesitados y practicad la hospitalidad.Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis.Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran.Vivid en armonía entre vosotros. No seáis altivos, sino identificaos con los humildes. No os creáis más sabios que los demás. No paguéis a nadie mal por mal; procurad hacer lo bueno delante de todos.Si es posible, y en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todo el mundo.No os venguéis vosotros mismos, amados míos, mejor dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. No os amoldéis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que está en vosotros, y que ya no sois dueños de vosotros mismos?¿No sabéis que los creyentes han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿no sois capaces de juzgar asuntos tan pequeños?Pues por un precio habéis sido comprados. Por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, que son de Dios.
que también nos ha sellado y nos ha dado, como garantía, el Espíritu en nuestros corazones.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.Porque el deseo de la carne es contrario al Espíritu y el del Espíritu es contrario a la carne; y estos deseos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais.
Hacia la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, mientras los otros presos los oían.De repente sobrevino un gran terremoto y los cimientos de la cárcel se conmovieron, se abrieron de golpe todas las puertas y todas las cadenas se soltaron.
Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.Pero si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo en realidad está muerto a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia.Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús habita en vosotros, el que levantó a Cristo de los muertos también dará vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros.Así que, hermanos, tenemos una deuda, pero no con la carne, para que vivamos conforme a la carne,porque si vivís conforme a la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios,pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud que os haga caer otra vez en el temor, sino que habéis recibido el Espíritu de hijos adoptivos, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!».El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.Y si hijos, también herederos; ciertamente herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues estoy convencido de que lo que padecemos en este tiempo no es comparable con la gloria venidera que se ha de manifestar en nosotros.Porque la creación espera con impaciencia la manifestación de los hijos de Dios.Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
De modo que el que está en Cristo, es una nueva criatura: las cosas viejas pasaron, y ahora todo es hecho nuevo.
Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas en ti mis mandamientos, Cuando la sabiduría penetre en tu corazón y te deleites con el conocimiento,la discreción te guardará y te preservará la inteligencia,para librarte del mal camino, de aquellos que hablan perversamente,de los que abandonan los caminos rectos para andar por sendas tenebrosas,de los que disfrutan cuando hacen el mal y se gozan con las perversiones del vicio,las veredas de los cuales son torcidas, y torcidos son sus caminos. Serás así librado de la mujer ajena, de la extraña que halaga con sus palabras,que abandona al compañero de su juventud y se olvida del pacto de su Dios,por lo cual su casa se precipita hacia la muerte, y sus veredas conducen hacia los difuntos. Los que allí entran no regresan ni volverán a andar por los senderos de la vida. y prestas oído a la sabiduría; si inclinas tu corazón a la prudencia,Tú así andarás por el camino de los buenos y seguirás las sendas de los justos;porque los rectos habitarán la tierra y los íntegros permanecerán en ella.En cambio, los malvados serán eliminados de la tierra, y de ella serán arrancados los traidores.si invocas a la inteligencia y pides que la prudencia te asista;si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro, entonces entenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios,
Dios es mi salvación; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es el Señor, él es quien ha sido salvación para mí.
Jesús le respondió: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.Este es el primero y gran mandamiento.
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón, para pregonar libertad a los cautivos, para dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos
Juan continuó dando testimonio: —Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma y permaneció sobre él.Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «El que bautiza con el Espíritu Santo es aquel sobre quien veas que desciende el Espíritu y que sobre él permanece».
Que el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santoy asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero,y que aún así volvieron a caer, es imposible que estos sean otra vez renovados para arrepentimiento, y crucifiquen de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y lo expongan a la burla.
Dios, por su poder, nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia.Por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que, después de escapar de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos, lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina.
Pero vosotros tenéis la unción del Santo y conocéis todas las cosas.Os he escrito, no porque seáis ignorantes de la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.
Una cosa he demandado al Señor, esta buscaré: que esté yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y para buscarlo en su templo.
Después Pablo les impuso las manos y el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.
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