Que bueno es saber que a pesar de los golpes que nos puede dar la vida, tenemos y contamos con el poder de Dios en nuestras vidas. Los hijos de Dios nunca estamos solos ante ninguna circunstancia, Dios está presente siempre, el Señor va delante de ti peleando tus batallas y llenándote de su poder para que obtengas la victoria en esa situación que estás atravesando. En (2 Corintios 12:9-10) Dios te dice que te bastes en su gracia porque su poder se perfecciona en tu debilidad, es hermoso saber que en medio de eso que vives, tus problemas, tu debilidad, Dios está allí perfeccionando su poder en tu vida. Dios nos reviste de su poder (Lucas 24:49) Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto. Contamos con un Dios todo poderoso, para Dios no hay nada imposible él puede hacer lo que sea, confía en él y Dios obrará en tu vida.
Al llegar el día de Pentecostés estaban todos reunidos en el mismo sitio.en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en la región de Libia que limita con Cirene; hay visitantes romanos,hay judíos y prosélitos, cretenses y árabes. Pues bien, todos y cada uno los oímos referir en nuestro propio idioma las cosas portentosas de Dios.Así que, llenos de estupefacción, se decían unos a otros con asombro: —¿Qué significa esto?Otros, en cambio, se burlaban y decían que estaban borrachos.Pedro, entonces, tomó la palabra y, en nombre propio y de sus once compañeros, les habló de esta manera: —Judíos y todos los que residís en Jerusalén, prestad atención a mis palabras a ver si os queda claro lo siguiente:Estos no están borrachos como vosotros suponéis, pues solo son las nueve de la mañana.Lo que sucede es que se está cumpliendo lo anunciado por el profeta Joel:En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablarán inspirados por mí; vuestros jóvenes tendrán revelaciones y vuestros ancianos soñarán cosas extraordinarias. A los que me sirven, tanto hombres como mujeres, otorgaré en aquellos días mi Espíritu, y hablarán inspirados por mí.Haré prodigios en el cielo y milagros en la tierra: sangre, fuego y vapor humeante.De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió el lugar en que estaban congregados.
Vieron luego una especie de lenguas de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos.Pero como era profeta y sabía que Dios le había prometido solemnemente que un descendiente de su misma sangre había de sucederle en el trono,previó la resurrección del Mesías cuando anunció que ni lo abandonaría al poder del abismo ni su cuerpo se corrompería.Pues bien, a este, que es Jesús, Dios lo ha resucitado, y todos nosotros somos testigos de ello.El poder de Dios lo ha exaltado y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha repartido en abundancia, como estáis viendo y oyendo.David no ascendió al cielo; sin embargo, dice: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que yo ponga a tus enemigos por estrado de tus pies».Por consiguiente, sepa con seguridad todo Israel que Dios ha constituido Señor y Mesías a este mismo Jesús a quien vosotros habéis crucificado. Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón; así que dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: —¿Qué debemos hacer, hermanos? Pedro les contestó: —Convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo, a fin de obtener el perdón de vuestros pecados. Entonces recibiréis, como don de Dios, el Espíritu Santo.Porque la promesa os corresponde a vosotros y a vuestros hijos, e incluso a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor, nuestro Dios. El Espíritu Santo los llenó a todos, y enseguida se pusieron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu Santo les concedía expresarse.
Apenas terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. Así pudieron luego proclamar el mensaje de Dios con plena libertad.
Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros y os capacitará para que deis testimonio de mí en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta el último rincón de la tierra.
Escuchad esto, israelitas: Jesús de Nazaret fue el hombre a quien Dios avaló ante vosotros con los milagros, prodigios y señales que, como bien sabéis, Dios realizó entre vosotros por medio de él.Dios lo entregó conforme a un plan proyectado y conocido de antemano, y vosotros, valiéndoos de no creyentes, lo clavasteis en una cruz y lo matasteis.Pero Dios lo ha resucitado, librándolo de las garras de la muerte. Y es que no era posible que la muerte dominase a aquel
Pero el Abogado, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, hará que recordéis cuanto yo os he enseñado y os lo explicará todo.
Apenas comencé a hablarles, descendió sobre ellos el Espíritu Santo, como lo hizo sobre nosotros al principio.
a quien se refiere David cuando dice: Sentía constantemente al Señor junto a mí, ya que está a mi lado para impedir que caiga. Por eso se alegra mi corazón, canta gozosa mi lengua y hasta mi cuerpo rebosa de esperanza.Porque no me abandonarás al poder del abismo ni permitirás que tu elegido se corrompa.Me has enseñado el camino que conduce a la vida y tu presencia me llenará de alegría.
Pedro les contestó: —Convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo, a fin de obtener el perdón de vuestros pecados. Entonces recibiréis, como don de Dios, el Espíritu Santo.
Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón; así que dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: —¿Qué debemos hacer, hermanos? Pedro les contestó: —Convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo, a fin de obtener el perdón de vuestros pecados. Entonces recibiréis, como don de Dios, el Espíritu Santo.Porque la promesa os corresponde a vosotros y a vuestros hijos, e incluso a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor, nuestro Dios.
Hasta que se derrame sobre nosotros un espíritu llegado de lo alto, cuando la estepa se convierta en huerto y el huerto parezca una selva.
El poder de Dios lo ha exaltado y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha repartido en abundancia, como estáis viendo y oyendo.
De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió el lugar en que estaban congregados.
Con ocasión de una comida que tuvo con ellos, les ordenó: —No os marchéis de Jerusalén; esperad a que el Padre cumpla la promesa de que os hablé;porque Juan bautizaba con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.
Asimismo, a pesar de que somos débiles, el Espíritu viene en nuestra ayuda; aunque no sabemos lo que nos conviene pedir, el Espíritu intercede por nosotros de manera misteriosa.
El Espíritu Santo los llenó a todos, y enseguida se pusieron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu Santo les concedía expresarse.
Una esperanza que no decepciona, porque al darnos el Espíritu Santo, Dios nos ha inundado con su amor el corazón.
Vieron luego una especie de lenguas de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos.
Mirad, yo voy a enviaros el don prometido por mi Padre. Quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis la fuerza que viene de Dios.
yo, por mi parte, rogaré al Padre para que os envíe otro Abogado que esté siempre con vosotros:el Espíritu de la verdad a quien los que son del mundo no pueden recibir porque no lo ven ni lo conocen; vosotros, en cambio, sí lo conocéis, porque vive en vosotros y está en medio de vosotros.
porque Juan bautizaba con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.
Los que aceptaron con agrado la invitación se bautizaron, y aquel día se unieron a los apóstoles alrededor de tres mil personas.
Y nosotros somos testigos de ello junto con el Espíritu Santo, que Dios ha concedido a quienes lo obedecen.
En cambio, el Espíritu produce amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, lealtad,humildad y dominio de sí mismo. Ninguna ley existe en contra de todas estas cosas.
En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablarán inspirados por mí; vuestros jóvenes tendrán revelaciones y vuestros ancianos soñarán cosas extraordinarias.
A los que me sirven, tanto hombres como mujeres, otorgaré en aquellos días mi Espíritu, y hablarán inspirados por mí.
Haré prodigios en el cielo y milagros en la tierra: sangre, fuego y vapor humeante.De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió el lugar en que estaban congregados.Antes que llegue el día del Señor, grande y glorioso, el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre. Y todo el que invoque al Señor, obtendrá la salvación.
Voy a derramar agua en secano, arroyos regarán la paramera; derramaré mi espíritu en tu linaje, mi bendición llegará a tus retoños;
Todo el mundo estaba impresionado a la vista de los numerosos prodigios y señales realizados por los apóstoles.
Por tanto, convertíos y volved a Dios, para que vuestros pecados os sean borrados.se encontraron con un lisiado de nacimiento, que estaba junto a la puerta del Templo llamada «Hermosa». Lo llevaban cada día y lo ponían allí para que pidiese limosna a las personas que entraban en el Templo.Así hará venir el Señor una era de tranquilidad, y enviará de nuevo al Mesías que previamente os había destinado, es decir, a Jesús.
Todavía estaba Pedro exponiendo estas razones, cuando el Espíritu Santo descendió sobre todos los que oían el mensaje.Los creyentes judíos que habían llegado con Pedro estaban sorprendidos de que también sobre los no judíos se derramase el don del Espíritu Santo.Los oían, en efecto, hablar en idiomas desconocidos y proclamar la grandeza de Dios. Pedro dijo entonces:
Apenas comencé a hablarles, descendió sobre ellos el Espíritu Santo, como lo hizo sobre nosotros al principio.Recordé entonces que el Señor había dicho: «Juan bautizaba con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo».
Durante la estancia de Apolo en Corinto, Pablo estuvo recorriendo las regiones interiores de Asia Menor. Cuando finalmente llegó a Éfeso, encontró allí a un grupo de discípulosEsta situación se prolongó por dos años, de modo que todos los habitantes de la provincia de Asia, tanto judíos como no judíos, tuvieron ocasión de escuchar el mensaje del Señor.Dios realizaba extraordinarios milagros por medio de Pablo,hasta el punto de que el simple contacto con los pañuelos y otras prendas usadas por Pablo bastaba para curar a los enfermos o expulsar a los espíritus malignos. Había allí entonces unos exorcistas itinerantes judíos que también se servían del nombre de Jesús, el Señor, en sus exorcismos sobre los poseídos de espíritus malignos. La fórmula que utilizaban era esta: «¡Os conjuro por Jesús, a quien Pablo anuncia!».Los que así actuaban eran siete hijos de un judío llamado Esceva, jefe de los sacerdotes.Pero el espíritu maligno les respondió: —Conozco a Jesús y sé quién es Pablo. Pero ¿quiénes sois vosotros?De pronto, el poseso se abalanzó sobre ellos y, dominándolos a todos, los maltrató con tal violencia que tuvieron que huir de aquella casa desnudos y maltrechos.Esto se supo en todos los barrios de Éfeso, tanto por parte de judíos como de no judíos, con lo que el temor se apoderó de todos, aumentando sobremanera el prestigio de Jesús, el Señor.Muchos de los nuevos creyentes no dudaron en reconocer públicamente sus anteriores prácticas supersticiosas.Y un buen número de personas que se habían dedicado a la magia recogieron sus libros y los quemaron a la vista de todos. Un cálculo aproximado del valor de aquellos libros arrojó la cifra de cincuenta mil monedas de plata.a quienes preguntó: —¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe? —Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo —le respondieron. Tal era la fuerza arrolladora con que se extendía e imponía el mensaje del Señor. Así las cosas, se propuso Pablo visitar Macedonia y Acaya, para continuar luego hasta Jerusalén. Se decía a sí mismo: «Después que llegue allí, tendré también que visitar Roma».Envió, por tanto, a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras él se quedó algún tiempo más en la provincia de Asia.Por aquellas fechas se originó un serio motín popular a causa del nuevo camino del Señor.Cierto orfebre llamado Demetrio fabricaba reproducciones en plata del templo de Artemisa, con lo cual facilitaba cuantiosas ganancias a los artesanos.Reunió el tal Demetrio a estos y a los demás obreros del ramo y les dijo: —Compañeros, ya sabéis que nuestro bienestar depende de nuestro oficio.Y seguro que habréis visto y oído cómo ese individuo, Pablo, ha logrado convencer a multitud de gente, no solo en Éfeso, sino en casi toda la provincia de Asia, que no pueden ser dioses los que fabricamos con nuestras manos.Esto no solamente trae consigo el riesgo de desacreditar nuestra profesión, sino de que se pierda el respeto al templo de nuestra gran diosa Artemisa y cese el culto que actualmente se rinde a su divina grandeza en toda la provincia de Asia y en el mundo entero.Al oír estas palabras, enardecidos de furia, comenzaron a gritar: —¡Viva la Artemisa de Éfeso!La agitación conmovió a la ciudad entera, que se precipitó en masa hacia el teatro, arrastrando consigo a Gayo y a Aristarco, los dos macedonios compañeros de Pablo.—Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido? —preguntó Pablo. —El bautismo de Juan —contestaron.Este quiso presentarse ante la muchedumbre amotinada, pero se lo impidieron los discípulos.Incluso algunos amigos suyos, que ostentaban altos cargos en la provincia de Asia, le enviaron aviso para disuadirlo de que hiciera acto de presencia en el teatro.Mientras tanto, el desconcierto reinaba entre la multitud. Unos gritaban una cosa; otros, otra. Pero la mayor parte ignoraba para qué se había congregado.Algunos de los presentes animaron a un tal Alejandro para que hablara en nombre de los judíos. Alejandro pidió silencio haciendo señas con la mano de que deseaba hablar al pueblo.Pero al advertir que era judío, todos a una se pusieron a gritar: —¡Viva la Artemisa de Éfeso! Y así estuvieron gritando durante casi dos horas.El secretario de la ciudad consiguió calmar a la muchedumbre y se expresó así: —Efesios, nadie desconoce que a la ciudad de Éfeso le ha sido encomendada la custodia del templo de la gran Artemisa y de su imagen venida del cielo.Como esto es innegable, conviene que os apacigüéis antes de cometer cualquier barbaridad.Estos hombres que habéis traído, ni son sacrílegos ni han insultado a nuestra diosa.Por tal razón, si Demetrio y sus artesanos creen tener motivo para querellarse contra alguien, para eso están los tribunales y los procónsules. Que cada uno presente allí sus respectivas demandas.Y si tenéis alguna otra demanda que presentar, también debe ser tramitada por curso legal en la asamblea.Pablo les explicó: —Juan bautizaba como señal de conversión, e invitaba a la gente a creer en el que había de venir después de él, es decir, en Jesús. A decir verdad, corremos el riesgo de ser acusados de sedición por lo que hoy ha sucedido, pues no existe motivo razonable para explicar este tumulto. Y dicho esto, disolvió la reunión.Al oír esto, se bautizaron en el nombre de Jesús, el Señor.Acto seguido, cuando Pablo les impuso las manos, descendió el Espíritu Santo sobre ellos y comenzaron a expresarse en un lenguaje misterioso y a hablar en nombre de Dios.
Asimismo, a pesar de que somos débiles, el Espíritu viene en nuestra ayuda; aunque no sabemos lo que nos conviene pedir, el Espíritu intercede por nosotros de manera misteriosa.Y Dios, que sondea lo más profundo del ser, conoce cuál es el sentir de ese Espíritu que intercede por los creyentes de acuerdo con su divina voluntad.
En cuanto a nosotros, no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para poder así reconocer los dones que Dios nos ha otorgado.
Y prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones; y el Espíritu clama: «¡Abba!», es decir, «¡Padre!».
Y también vosotros, los que habéis escuchado el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, al creer en Cristo habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido, que es garantía de nuestra herencia, en orden a la liberación del pueblo adquirido por Dios, para convertirse en himno de alabanza a su gloria.
Unos y otros, gracias a él y unidos en un solo Espíritu, tenemos abierto el camino que conduce al Padre.
y le pido que, conforme a la riqueza de su gloria, su Espíritu os llene de fuerza y energía hasta lo más íntimo de vuestro ser.
No causéis tristeza al Espíritu Santo de Dios, que es en vosotros como un sello que os distinguirá en el día de la liberación.
Sé que, gracias a vuestras oraciones y a la ayuda del Espíritu de Jesucristo, todo contribuirá a mi liberación.
dándoles a conocer la gloria y la riqueza que este plan encierra para los paganos. Me refiero a Cristo, que vive en vosotros y es la esperanza de la gloria.
Por eso, quien rechaza esto, no rechaza una norma humana, sino a Dios, que es quien os da su santo Espíritu.
y de la que Dios mismo ha dado testimonio valiéndose de milagros, prodigios y toda suerte de maravillas, además de los dones del Espíritu Santo que ha repartido según su voluntad.
El mismo Espíritu Santo lo atestigua cuando, después de haber dicho:Esta es la alianza que sellaré con ellos cuando llegue aquel tiempo —dice el Señor—: inculcaré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente. Y añade: No me acordaré más de sus pecados, ni tampoco de sus iniquidades.
En cuanto a vosotros, habéis sido consagrados por el Santo y gozáis de un pleno conocimiento.
Quien cumple sus mandamientos, permanece en Dios y Dios en él; así nos lo hace saber el Espíritu que nos dio.
Los oían, en efecto, hablar en idiomas desconocidos y proclamar la grandeza de Dios. Pedro dijo entonces:
Y ese mismo Espíritu es el que, uniéndose al nuestro, da testimonio de que somos hijos de Dios.
Dios es, por lo demás, quien nos mantiene, tanto a mí como a vosotros, firmemente unidos a Cristo. Dios nos consagró,nos marcó con su sello e hizo habitar en nosotros al Espíritu como prenda de salvación.
La bendición de Abrahán alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu prometido.
en el que también vosotros os vais integrando hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.
A Dios que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos,
Si alguna fuerza tiene una exhortación hecha en nombre de Cristo, si de algo sirve un consejo nacido del amor, si nos une el mismo Espíritu, si alienta en vosotros un corazón entrañable y compasivo,
Que la paz de Cristo reine en vuestras vidas; a ella os ha llamado Dios para formar un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
Estamos seguros de que permanecemos en Dios y Dios permanece en nosotros, porque nos ha hecho partícipes de su Espíritu.
Todos estos, junto con las mujeres, con María la madre de Jesús y con los hermanos de este, oraban constantemente en íntima armonía.
Alababan a Dios, y toda la gente los miraba con simpatía. Por su parte, el Señor aumentaba cada día el grupo de los que estaban en camino de salvación.
Pedro entonces le dijo: —No tengo plata ni oro, pero te daré lo que poseo: en nombre de Jesús de Nazaret, comienza a andar. Y, tomándolo de la mano derecha, hizo que se incorporase. Al instante se fortalecieron sus piernas y sus tobillos,se puso en pie de un salto y comenzó a andar. Luego entró con ellos en el Templo por su propio pie, saltando y alabando a Dios.
Pues bien, por creer en Jesús se le han fortalecido las piernas a este hombre que estáis viendo y que vosotros conocéis. La fe en Jesús le ha devuelto totalmente la salud, como podéis comprobar.
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaría había acogido favorablemente el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.Llegaron estos y oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo,pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús, el Señor.Les impusieron, pues, las manos y recibieron el Espíritu Santo.
Los creyentes judíos que habían llegado con Pedro estaban sorprendidos de que también sobre los no judíos se derramase el don del Espíritu Santo.
—¿Puede negarse el bautismo a estas personas que han recibido, como nosotros, el Espíritu Santo?
a quienes preguntó: —¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe? —Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo —le respondieron.
El espíritu del Señor en él reposará: espíritu de inteligencia y sabiduría, espíritu de consejo y de valor, espíritu de conocimiento y de respeto al Señor. Se inspirará en el respeto al Señor.
Por mi parte, esta es mi alianza con ellos, dice el Señor: el espíritu que derramé sobre ti y las palabras que puse en tu boca, no desaparecerán de tu boca, ni de la boca de tus descendientes, ni de la boca de los descendientes de tus descendientes. Lo dice el Señor desde ahora y para siempre.
Este es mi siervo, a quien yo he elegido; lo amo y me complazco en él. Le daré mi espíritu y llevará mi enseñanza a todos los pueblos.
Id, pues, y haced discípulos a los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,De pronto se produjo un fuerte terremoto, pues un ángel del Señor, que había bajado del cielo, se acercó al sepulcro, removió la piedra que cerraba la entrada y se sentó sobre ella.y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en idiomas desconocidos;podrán tener serpientes en sus manos; aunque beban veneno, no les hará daño; pondrán sus manos sobre los enfermos y los curarán.
Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?
El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, puesto en pie, proclamó en alta voz: —Si alguien tiene sed, que venga a mí y que bebael que cree en mí. La Escritura dice que de sus entrañas brotarán ríos de agua viva.Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él. El Espíritu, en efecto, no se había hecho presente todavía, porque Jesús aún no había sido glorificado.
Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa. No hablará por su propia cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y os anunciará las cosas que han de suceder.
Todos se mantenían constantes a la hora de escuchar la enseñanza de los apóstoles, de compartir lo que tenían, de partir el pan y de participar en la oración.
Llegaron estos y oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo,pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús, el Señor.Les impusieron, pues, las manos y recibieron el Espíritu Santo.
Ananías partió inmediatamente y, tan pronto como entró en la casa, tocó con sus manos los ojos de Saulo y le dijo: —Hermano Saulo, Jesús, el Señor, el mismo que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.
De cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y lo llenó de poder; de cómo Jesús pasó por todas partes haciendo el bien y curando a todos los que padecían oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
No en vano Bernabé era hombre cabal, de fe acendrada y lleno del Espíritu Santo. Y fueron muchos los que allí se unieron al Señor.
animando de paso a los creyentes y exhortándolos a permanecer firmes en la fe: «Para entrar en el reino de Dios —les advertían— nos es necesario pasar por muchos sufrimientos».
Y Dios, que conoce el corazón humano, ha mostrado que los acepta al concederles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros.
Al llegar a la frontera de Misia, tuvieron intención de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
Eso sí, el Espíritu Santo me asegura que no hay ciudad en la que no me esperen prisiones y sufrimientos.
En cuanto a vosotros, no habéis recibido un Espíritu que os convierta en esclavos, de nuevo bajo el régimen del miedo. Habéis recibido un Espíritu que os convierte en hijos y que nos permite exclamar: «¡Abba!», es decir, «¡Padre!».
Y Dios, que sondea lo más profundo del ser, conoce cuál es el sentir de ese Espíritu que intercede por los creyentes de acuerdo con su divina voluntad.
eso es lo que Dios nos ha revelado por medio del Espíritu. Pues el Espíritu todo lo sondea, incluso lo más profundo de Dios.¿Quién, en efecto, conoce lo íntimo del ser humano, sino el mismo espíritu humano que habita en su interior? Lo mismo pasa con las cosas de Dios: solo el Espíritu divino las conoce.En cuanto a nosotros, no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para poder así reconocer los dones que Dios nos ha otorgado.
Buscad, pues, sin descanso el amor y ambicionad también los dones del Espíritu, pero sobre todo el don de profecía.
Es imposible, en efecto, que quienes fueron un día iluminados, saborearon el don celestial, participaron del Espíritu Santo,
Es cierto que jamás alguien ha visto a Dios; pero, si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor alcanza en nosotros cumbres de perfección. Estamos seguros de que permanecemos en Dios y Dios permanece en nosotros, porque nos ha hecho partícipes de su Espíritu.
El espíritu del Señor Dios me acompaña, pues el propio Señor me ha ungido, me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones destrozados, a proclamar la libertad a los cautivos, a gritar la liberación a los prisioneros,
Pero ellos acabaron rebelándose, afligieron su santo espíritu; y él se convirtió en su enemigo, e hizo la guerra contra ellos.
Tuvo, pues, Juan que declarar públicamente: —Yo os bautizo con agua, pero viene uno más poderoso que yo. Yo ni siquiera soy digno de desatar las correas de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Estos no están borrachos como vosotros suponéis, pues solo son las nueve de la mañana.Lo que sucede es que se está cumpliendo lo anunciado por el profeta Joel:En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablarán inspirados por mí; vuestros jóvenes tendrán revelaciones y vuestros ancianos soñarán cosas extraordinarias. A los que me sirven, tanto hombres como mujeres, otorgaré en aquellos días mi Espíritu, y hablarán inspirados por mí.Haré prodigios en el cielo y milagros en la tierra: sangre, fuego y vapor humeante.De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió el lugar en que estaban congregados.Antes que llegue el día del Señor, grande y glorioso, el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre. Y todo el que invoque al Señor, obtendrá la salvación.
Los apóstoles, por su parte, daban testimonio de la resurrección de Jesús, el Señor, con toda firmeza, y se los miraba con gran simpatía.
Pero él, lleno del Espíritu Santo y con la mirada fija en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie junto a Dios.
Al ver Simón que cuando los apóstoles imponían las manos se impartía el Espíritu, les ofreció dinero,
Entonces el Espíritu dijo a Pedro, que seguía preguntándose intrigado por el sentido de la visión: —Ahí abajo hay tres hombres que te buscan.
Por tanto, por el amor entrañable de Dios os lo pido, hermanos: presentaos a vosotros mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Ese ha de ser vuestro auténtico culto.Amaos de corazón unos a otros como hermanos y que cada uno aprecie a los otros más que a sí mismo.Si se trata de esforzaros, no seáis perezosos; manteneos espiritualmente fervientes y prontos para el servicio del Señor.Vivid alegres por la esperanza, animosos en la tribulación y constantes en la oración.Solidarizaos con las necesidades de los creyentes; practicad la hospitalidad;bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis.Alegraos con los que están alegres y llorad con los que lloran.Vivid en plena armonía unos con otros. No ambicionéis grandezas, antes bien poneos al nivel de los humildes. Y no presumáis de inteligentes.A nadie devolváis mal por mal. Esforzaos en hacer el bien ante cualquiera.En cuanto de vosotros dependa, haced lo posible por vivir en paz con todo el mundo.Y no os toméis la justicia por vuestra mano, queridos míos; dejad que sea Dios quien castigue, según dice la Escritura: A mí me corresponde castigar; yo daré a cada cual su merecido —dice el Señor—. No os amoldéis a los criterios de este mundo; al contrario, dejaos transformar y renovad vuestro interior de tal manera que sepáis apreciar lo que Dios quiere, es decir, lo bueno, lo que le es grato, lo perfecto.
¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros? Ya no sois los dueños de vosotros mismos.¿Es que no sabéis que son los creyentes quienes juzgarán al mundo? Si, pues, vais a ser jueces del mundo, ¿no seréis competentes para tratar estos pleitos de menor cuantía?Habéis sido rescatados a buen precio; glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo.
nos marcó con su sello e hizo habitar en nosotros al Espíritu como prenda de salvación.
Os exhorto, pues, a que viváis de acuerdo con las exigencias del Espíritu y así no os dejaréis arrastrar por desordenadas apetencias humanas.Porque las desordenadas apetencias humanas están en contra del Espíritu, y el Espíritu está en contra de tales apetencias. El antagonismo es tan irreductible, que os impide hacer lo que desearíais.
Hacia la media noche, Pablo y Silas estaban orando y cantando alabanzas a Dios, mientras los otros presos escuchaban.Repentinamente, un violento temblor de tierra sacudió los cimientos de la prisión. Se abrieron de golpe todas las puertas y se soltaron las cadenas de todos los presos.
Ninguna condena, por tanto, pesa ya sobre los que pertenecen a Cristo Jesús,Pero si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo muera a causa del pecado, el espíritu vive en virtud del poder salvador de Dios.Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús infundirá nueva vida a vuestros cuerpos mortales por medio del Espíritu que ha hecho habitar en vosotros. Por tanto, hermanos, si con alguien estamos en deuda, no es con nuestros apetitos desordenados para comportarnos según ellos.Porque si os comportáis según esos apetitos, moriréis; pero si, con la ayuda del Espíritu, dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.Los que se dejan conducir por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.En cuanto a vosotros, no habéis recibido un Espíritu que os convierta en esclavos, de nuevo bajo el régimen del miedo. Habéis recibido un Espíritu que os convierte en hijos y que nos permite exclamar: «¡Abba!», es decir, «¡Padre!».Y ese mismo Espíritu es el que, uniéndose al nuestro, da testimonio de que somos hijos de Dios.Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que ahora compartimos sus sufrimientos para compartir también su gloria. Considero, por lo demás, que los sufrimientos presentes no tienen comparación con la gloria que un día se nos descubrirá.La creación, en efecto, espera con impaciencia que se nos descubra lo que serán los hijos de Dios.pues la ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.
Quien vive en Cristo es una nueva criatura; lo viejo ha pasado y una nueva realidad está presente.
Hijo mío, si aceptas mis palabras y guardas cual tesoro mis mandatos,Pues la sabiduría entrará en tu mente y el saber se te hará atractivo;la sensatez cuidará de ti y la prudencia te protegerá;te apartará del mal camino y de quienes hablan con maldad;de los que abandonan los senderos rectos y andan por caminos sombríos;de los que disfrutan haciendo el mal y gozan con la perversión;de los que siguen senderos tortuosos y caminos extraviados.Te librará de la mujer ajena, de la extraña de palabras seductoras,la que abandona al compañero de su juventud y olvida la alianza de su Dios;su casa se precipita en la muerte y sus sendas en el reino de las sombras. Los que allí entran no regresan, ni reencuentran los senderos de la vida.prestando atención a la sabiduría y abriendo tu mente a la prudencia; Tú, en cambio, sigue el camino de los buenos y mantén el sendero de los justos.Porque los honrados habitarán la tierra y los rectos permanecerán en ella; pero los malvados serán arrancados de la tierra, los perversos serán extirpados de ella.si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia;si la persigues como al dinero y la rastreas como a un tesoro, entonces comprenderás lo que es respetar al Señor y encontrarás el conocimiento de Dios.
Pues Dios es mi salvación, en él confío y nada temo; Dios es mi fuerza y mi canto, el Señor es mi salvación.
Jesús le contestó: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu inteligencia.Este es el primer mandamiento y el más importante.
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar a los pobres la buena noticia de la salvación; me ha enviado a anunciar la libertad a los presos y a dar vista a los ciegos; a liberar a los oprimidos
Y Juan prosiguió su testimonio diciendo: —He visto que el Espíritu bajaba del cielo como una paloma y permanecía sobre él.Ni yo mismo sabía quién era, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y permanece sobre él, ese es quien ha de bautizar con Espíritu Santo».
Que el Dios de la esperanza, llene de alegría y paz vuestra fe para que desbordéis de esperanza sostenidos por la fuerza del Espíritu.
Es imposible, en efecto, que quienes fueron un día iluminados, saborearon el don celestial, participaron del Espíritu Santo,gustaron la dulzura del mensaje divino y experimentaron las maravillas del mundo futuro,y a pesar de ello apostataron, puedan de nuevo convertirse y renovarse. Lo que hacen es crucificar otra vez en sí mismos al Hijo de Dios y exponerlo a público escarnio.
Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo necesario para una vida plenamente piadosa mediante el conocimiento de quien nos llamó con su propia gloria y potenciaa través de preciosos y sublimes dones prometidos. De este modo podréis participar de la misma condición divina, habiendo huido de la corrupción que las pasiones han introducido en el mundo.
En cuanto a vosotros, habéis sido consagrados por el Santo y gozáis de un pleno conocimiento.Si os escribo, no es porque desconozcáis la verdad; de hecho la conocéis y sabéis que mentira y verdad se excluyen mutuamente.
Una sola cosa pido al Señor, solo esto quiero: sentarme en la casa del Señor todos los días de mi vida, contemplar la gracia del Señor y frecuentar su Templo.
Acto seguido, cuando Pablo les impuso las manos, descendió el Espíritu Santo sobre ellos y comenzaron a expresarse en un lenguaje misterioso y a hablar en nombre de Dios.
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