pero cuando el espíritu santo venga sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, aún en la región de Samaria y hasta los confines de la Tierra.
pero si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda nuestra iniquidad.
Entonces se proclamará este Evangelio del reino en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, y luego vendrá el fin.
Por eso está dicho: Despierta, tú que duermes; levántate de entre los muertos, y te iluminará el Cristo.
y no sean conforme a este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, y disciernan cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
Arrepiéntanse, pues, y conviértanse, a fin de que sus pecados sean borrados y les vengan tiempos de refrigerio de la presencia de Yahweh,
De modo que todo el que está en el Cristo, es nueva criatura; las cosas viejas pasaron
Pero el Dios de gracia que nos llamó a su gloria eterna por medio de Jesucristo, es quien nos ha permitido, mientras padecemos estas leves aflicciones, que seamos fortalecidos, afirmados y establecidos en Él para siempre.
'SUCEDERÁ EN LOS ÚLTIMOS DÍAS -DICE DIOS- QUE DERRAMARÉ MI ESPÍRITU SOBRE TODA CARNE; SUS HIJOS Y SUS HIJAS PROFETIZARÁN; SUS JÓVENES VERÁN VISIONES Y SUS ANCIANOS SOÑARÁN SUEÑOS.
Entonces dijo a sus discípulos: La cosecha es mucha pero los labradores pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe labradores a su cosecha.
Que el Dios de la esperanza los colme de todo gozo y paz en la fe, para que crezcan en su esperanza por el poder del espíritu santo.
Considerémonos, pues, unos a otros, para estimularnos al amor y a las buenas obras, y no dejemos de congregarnos[4] como algunos tienen por costumbre, sino intercedamos unos por otros, con mayor razón cuando vemos que aquel día se acerca,
Estén siempre gozosos. Oren sin desistir. Den gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Jesucristo.
Porque si el espíritu de Aquel que resucitó a nuestro Señor Jesucristo de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó a Jesucristo de entre los muertos también vivificará sus cuerpos mortales, por medio de su espíritu que habita en ustedes.
Por este motivo, te recuerdo que avives el don de Dios que está en tí por la imposición de mi mano, porque no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de exhortación[1].
Y a Aquel que es capaz por su gran poder de hacer por nosotros mucho más de lo que pedimos o pensamos, conforme a su poder que opera en nosotros,
Por tanto, también nosotros que tenemos todos estos testigos alrededor nuestro como una nube, despojémonos de todas nuestras cargas, y del pecado que nos asedia en todo tiempo, y corramos con perseverencia en esta prueba de destreza que está puesta delante de nosotros, puestos los ojos en Jesús, porque Él fue el Autor y Consumador de nuestra fe, quien por el gozo que había para Él soportó la cruz, despreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Y cuando hagamos lo que es bueno, no nos cansemos, porque llegará el tiempo de cosechar, y ya no nos cansaremos.
Pues si ustedes siendo malos saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre del Cielo dará el espíritu santo a los que le pidan?
Despúes de que ellos hubieron orado y hecho ruegos, el sitio donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del espíritu santo. Y hablaban audazmente la palabra de Dios.
Hermanos míos, yo mismo no considero haberlo alcanzado; pero una cosa sé: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome hacia adelante, corro hacia la meta con el fin de obtener la victoria del supremo llamado de Dios por medio de Jesucristo.
Vengan a mí todos los que están abatidos y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí que soy manso[23] y humilde de corazón, y ENCONTRARÁN REPOSO PARA SUS ALMAS, porque mi yugo es placentero[24] y ligera mi carga.
Así que, hermanos míos y amados míos, estén firmes, inconmovibles, abundando en todo tiempo en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.
Así que si ustedes han resucitado junto con el Cristo, busquen las cosas de arriba, donde el Cristo está sentado a la diestra de Dios. Piensen en las cosas de arriba, y no en las de la Tierra,
Porque la palabra de Dios es viva y todo lo inspecciona, y es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas, la médula y los huesos, y juzga las intecnciones y las reflexiones del corazón.
Porque el Señor mismo es el espíritu, y donde está el espíritu del Señor, hay libertad.
Porque por el bautismo somos sepultados juntamente con Él para muerte, para que así como Jesucristo resucitó de entre los muertos para la gloria de su Padre, así también nosotros andemos en vida nueva;
Les digo que del mismo modo habrá más gozo en el Cielo por un pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
Les suplico, pues, hermanos míos, por las misericordias de Dios, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, en culto racional, y no sean conforme a este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, y disciernan cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
porque con el Cristo fui crucificado, y ya no vivo yo, sino que el Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Entonces ellos le dijeron: Cree en nuestro Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa,
Desechen de ustedes su anterior manera de vivir, al viejo hombre que se ha corrompido por pasiones desviadas, y renuévense en el espíritu de su mente, y vístanse[5] del nuevo hombre, que ha sido creado por Dios en la justicia y en la santidad de la verdad.
Yahweh no se tarda en sus promesas, como algunos lo tienen por tardanza, sino que es paciente por causa de ustedes, no deseando que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.
¿Qué diremos, pues, acerca de esto? Si Dios está a favor nuestro, ¿quién contra nosotros?
y todos fueron llenos del espíritu santo, y empezaron a hablar en diversas lenguas, conforme a lo que el espíritu les daba que hablaran.
pero ustedes son hijos de Dios y los han vencido a ellos, porque mayor es el que está en ustedes que el que está en el mundo.
acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores, y ustedes los de doble ánimo, santifiquen sus corazones;
porque todas las promesas de Dios en Él, en el Cristo, son sí, y por tanto, por medio de Él nosotros damos el amén para la gloria de Dios.
Porque no me avergüenzo del Evangelio, pues es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree en Él, ya sea de los judíos primeramente, ya sea de los gentiles;
Por esto, desde el día que nos enteramos, también nosotros no cesamos de orar por ustedes, y de rogar que sean colmados del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría y en todo entendimiento espiritual, para que se conduzcan como es recto, agradando a Dios en toda buena obra, dando fruto y creciendo en el conocimiento de Dios,
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien por su abundante misericordia nos hizo nacer de nuevo a la esperanza de salvación mediante la resurrección de Jesucristo,
Miren cuán grande es el amor del Padre por nosotros, que nos llamó y nos ha hecho hijos. Por eso el mundo no nos conoce, porque a Él tampoco lo conoce.
Busquen, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
asiéndonos firmemente de la confesión de nuestra esperanza, sin fluctuar, porque fiel es el que nos prometió.
Mi Dios, pues, suplirá para toda su necesidad, según sus riquezas, en la gloria de Jesucristo.
Acercándoseles Jesús, habló con ellos, y les dijo: Toda autoridad me ha sido dada sobre los cielos y sobre la Tierra. Y tal como mi Padre me ha enviado, también yo los envío a ustedes. Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, y enséñenles que guarden todo lo que les he ordenado. He aquí, yo estoy con ustede todos los días, hasta el fin del mundo[49]. Amén.
Pero los frutos del espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, confianza, humildad, dominio de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley,
a quien es necesario que el Cielo reciba hasta que tengan cumplimiento los tiempos de todas las cosas, las cuales desde la antigüedad Dios habló por boca de sus santos profetas;
Pero nuestro trabajo es conforme al Cielo[4], de donde esperamos a nuestro Salvador, a nuestro Señor Jesucristo,
y la confianza no confunde, porque el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el espíritu santo que nos fue dado.
sino que como está escrito: 'Cosas que ojos no vio, ni oído escuchó, ni han surgido en corazón de hombre, son las que Dios preparó para los que lo aman',
porque no serán ustedes los que hablen, sino el espíritu de su Padre hablará por medio de ustedes.
porque considero que las aflicciones del tiempo actual no son comparables a la gloria que ha de ser manifestada en nosotros,
puestos los ojos en Jesús, porque Él fue el Autor y Consumador de nuestra fe, quien por el gozo que había para Él soportó la cruz, despreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Te exhorto, pues, ante todo, a que se presenten ante Dios súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por los príncipes, para que llevemos una vida tranquila y reposada, en toda reverencia a Dios y pureza,
Por eso siempre oramos por ustedes, para que Dios los haga dignos de su llamado y les cumpla todo deseo de cosas buenas y obras de fe con poder,
Sobrelleven los unos las cargas de los otros, porque de esta manera cumplen la ley del Cristo.
Ésta es la confianza que tenemos en Él: que en todo lo que le pedimos de acuerdo a su voluntad, Él nos escucha. Y si estamos convencidos de que Él nos escucha acerca de lo que le pedimos, confiamos en que ya hemos recibido de Él lo que le pedimos.
porque estoy convencido de esto: que Aquel que inició en ustedes las buenas obras, las perfeccionará hasta el día de nuestro Señor Jesucristo.
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