Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Yahoshúa nos limpia de todo pecado.
¡cuánto más la sangre del Mashíaj, quien mediante el espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Elohim, limpiará nuestras conciencias de las obras muertas para servir al Elohim vivo!
Y Yahoshúa les dijo: “En verdad, en verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes.
Por eso, también Yahoshúa padeció fuera de la puerta de la ciudad para santificar al pueblo por medio de su propia sangre.
pues según la Torah casi todo se purifica con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.
y por medio de él reconciliar consigo mismo todas las cosas, tanto sobre la tierra como en el cielo, después de hacer la paz mediante su sangre en el madero.
Pero ahora en el Mashíaj Yahoshúa, ustedes que en otro tiempo estaban lejos se han acercado por la sangre del Mashíaj.
En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas de su gracia
Así que, ya que nos ha declarado justos mediante su sangre, con mucha más razón por medio de él nos salvará de la ira.
Y ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero y del mensaje del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la muerte.
Y la sangre sobre las casas donde estén ustedes será una señal para ustedes: cuando yo vea la sangre, pasaré sobre ustedes, de modo que ninguna plaga los destruya a ustedes cuando yo azote la tierra de Mitsráyim.
porque esto es mi sangre de la alianza, la cual se derrama para el perdón de los pecados de muchos.
“Cuídense ustedes, y a todo el rebaño sobre el cual el espíritu de santidad los ha puesto como supervisores, para pastorear la comunidad del Mashíaj, la cual adquirió mediante su propia sangre.
Elohim lo ha puesto a él como expiación por la fe en su sangre; y así se demuestra que Yahweh es justo al perdonar con paciencia los pecados del pasado.
Y el Elohim de la paz, que por la sangre de la alianza eterna levantó de entre los muertos a nuestro Maestro Yahoshúa, el gran Pastor de las ovejas, los haga aptos en todo lo bueno para hacer su voluntad, haciendo él en nosotros lo que es agradable delante de él por medio de Yahoshúa el Mashíaj. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Este es Yahoshúa el Mashíaj, el que vino por agua y sangre; no por agua solamente, sino por agua y sangre. Y el espíritu es el que da testimonio, porque el espíritu es la verdad.
y de parte de Yahoshúa el Mashíaj, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre, y nos constituyó en un reino, sacerdotes para Yahweh su Padre; a él sea la gloria y el dominio para siempre jamás. Amén.
y de parte de Yahoshúa el Mashíaj, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre,
Así que, hermanos, siendo que tenemos plena confianza para entrar al Santísimo por la sangre de Yahoshúa, mediante el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo (es decir, su cuerpo),
entró una vez para siempre en el Santísimo, logrando así eterna redención, ya no mediante sangre de cabros ni de becerros, sino mediante su propia sangre.
Él es la expiación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
También cogió una copa, y después de dar gracias, se la dio a ellos diciendo: “Beban de ella todos; porque esto es mi sangre de la alianza, la cual se derrama para el perdón de los pecados de muchos.
Porque el Padre quiso que en él habitara toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo mismo todas las cosas, tanto sobre la tierra como en el cielo, después de hacer la paz mediante su sangre en el madero.
De modo que cualquiera que coma este pan y beba esta copa del Maestro de manera indigna, será culpable del cuerpo y de la sangre del Maestro.
De igual manera, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: “Esta copa es la nueva alianza en mi sangre. Hagan esto todas las veces que la beban en memoria de mí”. Todas las veces que coman este pan y beban esta copa, anuncian la muerte del Maestro, hasta que él venga.
Pero Elohim demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, el Mashíaj murió por nosotros. Así que, ya que nos ha declarado justos mediante su sangre, con mucha más razón por medio de él nos salvará de la ira.
Al que no conoció pecado, por nosotros Elohim lo contó como pecador, para que en él se nos contara a nosotros como justos delante de Elohim.
Así que, hermanos, siendo que tenemos plena confianza para entrar al Santísimo por la sangre de Yahoshúa, mediante el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo (es decir, su cuerpo), y siendo que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Yahweh, acerquémonos con corazón sincero, con la plena certidumbre de la fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Tengan presente que los han rescatado de su vana manera de vivir, la cual heredaron de sus padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa del Mashíaj, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.
Igualmente, después de haber cenado, tomó también la copa y dijo: “Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que por ustedes se derrama.
Pero lejos esté de mí el gloriarme sino en el madero de nuestro Maestro Yahoshúa el Mashíaj, por medio de quien el mundo quedó ejecutado para mí y yo para el mundo.
Pero él fue herido por nuestros pecados, molido por nuestras maldades. Llevó el castigo que nos restauró, y por sus heridas fuimos nosotros sanados.
Y Yahoshúa les dijo: “En verdad, en verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
De igual manera, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: “Esta copa es la nueva alianza en mi sangre. Hagan esto todas las veces que la beban en memoria de mí”.
y dijo: “Yo he pecado entregando sangre inocente”. Pero ellos dijeron: “¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!”
Ellos entonaban un cántico nuevo, que decía: “¡Digno eres de tomar el rollo y de abrir sus sellos! Porque tú fuiste inmolado y con tu sangre has redimido para Yahweh gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.
Y yo le dije: “Maestro mío, usted lo sabe”. Y él me dijo: “Estos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
Con el Mashíaj fui ejecutado en el madero; y ya no vivo yo, sino que el Mashíaj vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Elohim, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Y sabemos que nuestro viejo hombre quedó ejecutado en el madero con él, para que se destruya el cuerpo pecador, para que ya no seamos esclavos del pecado;
El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a darnos también con él todas las cosas?
Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero a fin de que nosotros, después de morir para los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes están sanados.
Purifícame con hisopo para que quede limpio; lávame hasta que quede más blanco que la nieve.
También reconcilió con Elohim a ambos en un solo cuerpo, por medio del madero, dando muerte en éste a la enemistad.
Esto lo hizo al cancelar la acusación que nos hacían las ordenanzas legales,* y que nos condenaba, cuando la quitó del medio al clavarla en su madero.
Así que, declarados justos por la fe, estamos en paz con Elohim por medio de nuestro Maestro Yahoshúa el Mashíaj.
Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, y oró diciendo: “Padre mío, si es posible, que no tenga que pasar este trago. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú quieras”.
“Padre, si quieres, aparta de mí este trago; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
De otra manera, le habría sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, él se ha presentado una vez para siempre al fin de los siglos, para quitar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.
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