¶Empero es el caso que Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, siendo él primicias de los que durmieron. Pues siendo así que por medio del hombre vino la muerte, por medio del hombre también viene la resurrección de los muertos. Porque como en Adam todos ellos mueren, así también en Cristo todos ellos serán vivificados.
para que yo le conozca a él, y el poder de su resurrección, y la comunión de sus padecimientos, participando en la semejanza de su muerte;
Fuimos pues sepultados con él, por medio del bautismo a la muerte: para que, de la manera que Cristo fué resucitado de entre los muertos, por el glorioso poder del Padre, así también nosotros anduviésemos en la virtud de una vida nueva.
Jesús le dice: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá jamas. ¿Crees tú esto?
¶Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual, conforme a su grande misericordia, nos ha reengendrado para una esperanza viva, por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos;
Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales, por medio de su Espíritu que habita en vosotros.
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; vosotros empero me veréis: por cuanto yo vivo, vosotros también viviréis.
SI pues fuisteis resucitados juntamente con Cristo, buscad aquellas cosas que son de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios.
Y con gran poder dieron testimonio los apóstoles de la resurrección del Señor Jesús; y mucha gracia estaba sobre todos ellos.
el cual fué entregado a causa de nuestras transgresiones, y fué resucitado para nuestra justificación.
¿Dónde está, oh Muerte, tu aguijón? ¿dónde está, oh Sepulcro, tu victoria? El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado es la ley; pero ¡gracias a Dios que nos da la victoria, por medio de nuestro Señor Jesucristo!
y Dios no sólo resucitó al Señor Jesús, sino que nos resucitará a nosotros también por medio de su poder.
a quien Dios resucitó, habiendo suelto los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que fuese él sujetado por ella.
Y respondiendo el ángel, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fué crucificado. No está aquí; pues ha resucitado, así como os dijo. Venid, ved el lugar donde yacía el Señor.
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo:
por cuanto él ha determinado un día en que juzgará al mundo con justicia por un varón a quien él ha designado; de lo cual ha dado certeza a todos los hombres, levantándole de entre los muertos.
Acuérdate de Jesucristo (de la simiente de David), como resucitado de entre los muertos, según mi evangelio;
habiendo sido sepultados con él en el bautismo, en el cual también fuisteis resucitados con él, por medio de la fe en la operación de Dios, que le resucitó de entre los muertos.
que obró en Cristo, cuando le levantó de entre los muertos, y le sentó a su diestra en las regiones celestiales,
Pero él les dice: ¡No os asustéis! buscáis a Jesús, el Nazareno, el cual fué crucificado: ha resucitado; no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.
No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de cómo os habló, estando aún en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
y disteis muerte al Autor de la vida; a quien Dios ha resucitado de entre los muertos: de lo cual nosotros somos testigos.
Yo soy el Viviente; y yo estuve muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos; y tengo las llaves de la muerte y del sepulcro.
que fué declarado ser Hijo de Dios, con poder, según el espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos,)
Mas Dios le resucitó de entre los muertos: y fué visto muchos días de los que subieron con él de Galilea a Jerusalem; los cuales son ahora testigos suyos al pueblo.
y nos levantó juntamente con él, y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales en Cristo Jesús:
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también a los que duermen en Jesús, Dios los traerá con él.
sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, nos resucitará también a nosotros por medio de Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.
EL PRIMER día de la semana viene María Magdalena temprano, estando aún obscuro, al sepulcro, y vió la piedra quitada del sepulcro. Entonces corre, y viene a Simón Pedro, y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dice: ¡Han quitado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto! Salió, pues, Pedro, y aquel otro discípulo, y fueron al sepulcro. Y corrieron entrambos; y el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro; e inclinándose, vió los lienzos echados; mas no entró dentro. Llegó entonces Simón Pedro, que le seguía, y entró dentro del sepulcro; y vió los lienzos tendidos por el suelo; y el sudario, que estaba sobre su cabeza, no echado con los lienzos, sino doblado en cierto lugar aparte. Entonces entró aquel otro discípulo también, el que vino primero al sepulcro, y vió y creyó: porque no conocían todavía la Escritura, que era necesario que él resucitase de entre los muertos. Entonces partieron los discípulos otra vez a casa. ¶María empero se estaba de pie afuera, junto al sepulcro, llorando. Estando pues así llorando, inclinóse a mirar dentro del sepulcro; y ve dos ángeles vestidos de blanco, sentados, el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde había estado tendido el cuerpo de Jesús. Y ellos le dicen: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dice: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Cuando hubo dicho esto, volvióse hacia atrás, y vió a Jesús de pie, y no conocía que fuese Jesús. Jesús le dice: Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas? Ella, suponiendo que sería el hortelano, le dice: ¡Señor, si tú le has quitado de aquí, dime dónde le has puesto, y yo me lo llevaré! Le dice Jesús: ¡María! Volviéndose ella, le dice en hebreo: ¡Rabboni! que quiere decir: Maestro. Dícele Jesús: No me toques; porque no he subido todavía al Padre: mas vé a mis discípulos, y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, y a mi Dios y vuestro Dios. María Magdalena viene, y dice a los discípulos: ¡He visto al Señor! y les manifestó que él le había dicho estas cosas.
A éste, Dios le resucitó al tercer día, e hizo que fuese manifestado, no a todo el pueblo, sino a testigos que habían sido antes escogidos de Dios; es decir a nosotros, que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos.
¶Y el Dios de paz, el cual, en virtud de la sangre del pacto eterno, volvió a traer de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, es decir, a nuestro Señor Jesús, os perfeccione en toda obra buena, para que hagáis su voluntad obrando en vosotros lo que sea acepto delante de él, por medio de Jesucristo a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Porque os entregué ante todo, lo que yo también recibí, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; y que fué sepultado; y que fué resucitado al tercer día, conforme a las Escrituras;
y les dijo: Así está escrito, y así era necesario que el Cristo padeciera, y que resucitase de entre los muertos al tercer día;
Amados míos, ahora somos hijos de Dios; y todavía no ha sido manifestado lo que hemos de ser; sabemos empero, que cuando él fuere manifestado, nosotros seremos semejantes a él, porque le veremos tal como es.
Por tanto si alguno está en Cristo, es una nueva criatura: las cosas viejas pasaron ya, he aquí que todo se ha hecho nuevo.
Y si morimos con Cristo, creemos que viviremos también con él; sabiendo que Cristo, habiendo sido resucitado de entre los muertos, no muere ya más; la muerte ya no tiene más dominio sobre él.
Porque Cristo también padeció por los pecados, una vez para siempre, el justo por los injustos, a fin de llevarnos a Dios, cuando fué muerto en cuanto a la carne, pero vivificado en cuanto al espíritu;
Mujeres hubo que recibieron por resurrección a sus hijos muertos; y otros fueron muertos a palos, no admitiendo la libertad, para alcanzar otra resurrección mejor:
Y siendo hallado en condición como hombre, humillóse a sí mismo, haciéndose obediente, hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le ha ensalzado soberanamente, y le ha dado nombre que es sobre todo nombre;
¡Tragado ha a la muerte para siempre; y Jehová el Señor enjugará las lágrimas de sobre todas las caras, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra! porque Jehová así lo ha dicho.
¡Dichoso y santo es el que tiene parte en la resurrección primera! sobre los tales la segunda muerte no tiene poder; sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con éste mil años.
Pues si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo, mucho más, siendo reconciliados, seremos salvados por su vida:
y si Cristo no ha sido resucitado, entonces nuestra predicación es vana; vuestra fe es también vana.
y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros que creemos, conforme a aquella operación de la potencia de su fortaleza, que obró en Cristo, cuando le levantó de entre los muertos, y le sentó a su diestra en las regiones celestiales,
pues aunque fué crucificado a causa de flaqueza, sin embargo vive ahora por el poder de Dios; y pues aunque nosotros también, somos débiles en él, sin embargo, en lo que toca a vosotros, viviremos juntamente con él, en virtud del poder de Dios.
Pues que ésta es la voluntad de mi Padre, que todo aquel que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
y para esperar a su Hijo, cuando venga de los cielos, a quien él resucitó de entre los muertos; es a saber, a Jesús, que nos liberta de la ira venidera.
comprobando que el Mesías había de padecer, y que como el primero de la resurrección de entre los muertos, él había de proclamar luz al pueblo de Israel, y también a los gentiles.
¿quién es el que condena? ¡Cristo Jesús es el que murió; más aún, el que fué levantado de entre los muertos; el que está a la diestra de Dios; el que también intercede por nosotros!
Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, será resucitado en incorrupción; se siembra en deshonra, será resucitado en gloria; se siembra en debilidad, será resucitado en poder; se siembra cuerpo natural, será resucitado cuerpo espiritual: hay cuerpo natural, hay también cuerpo espiritual.
Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.
Pues yo sé que mi Redentor vive, y que en lo venidero ha de levantarse sobre la tierra; y después que los gusanos hayan despedazado esta mi piel, aun desde mi carne he de ver a Dios;
¡Vivirán tus muertos; los cadáveres de mi pueblo se levantarán! ¡Despertad y cantad, vosotros que moráis en el polvo! porque como el rocío de hierbas es tu rocío, y la tierra echará fuera los muertos.
También una multitud de dormidos en el polvo de la tierra despertará; los unos para vida eterna, y los otros para deshonra y aborrecimiento eterno.
No os maravilléis de esto; porque viene tiempo en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán; los que hicieron bien, para resurrección de vida, y los que hicieron mal, para resurrección de condenación.
Respondió Jesús y les dijo: Destruíd este templo, y yo en tres días lo levantaré. Dijeron entonces los judíos: Cuarenta y seis años estuvo edificándose este Templo; ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
¶Mas habiendo percibido Pablo que una parte era de saduceos y la otra de fariseos, clamó en el Sinedrio: ¡Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo: en cuanto a la esperanza nuestra, y a la resurrección de los muertos, soy yo juzgado!
Por esto el Padre me ama, por cuanto yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que la pongo de mí mismo. Poder tengo para ponerla, y poder tengo para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
a causa de vosotros, que por medio de él sois ahora creyentes en Dios, el cual le resucitó de entre los muertos y le dió gloria, para que vuestra fe y esperanza fuesen en Dios.
Pues si hemos venido a ser unidos con él por la semejanza de su muerte, lo seremos también por la semejanza de su resurrección;
¶Mas si se predica a Cristo como resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Pues si no hay resurrección de muertos, tampoco ha sido resucitado Cristo:
y los sepulcros se abrieron; y muchos cuerpos de santos, que habían dormido, resucitaron; y saliendo de los sepulcros y después de la resurrección de él, vinieron a la ciudad santa, y aparecieron a muchos.
Entonces les abrió la mente, para que entendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así era necesario que el Cristo padeciera, y que resucitase de entre los muertos al tercer día; y que arrepentimiento y remisión de pecados fuesen predicados en su nombre a todas las naciones, comenzando desde Jerusalem.
Al que venciere, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo también vencí, y me senté con mi Padre en su trono.
mas ha sido ahora manifestada por medio del aparecimiento de nuestro Salvador Cristo Jesús, el cual ha abolido la muerte, y ha sacado a luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio;
(comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que fué tomado arriba de entre nosotros), uno de éstos mismos sea hecho testigo juntamente con nosotros de su resurrección.
Y no tan sólo así, sino que nosotros también, que tenemos las primicias del Espíritu, sí, nosotros mismos gemimos dentro de nosotros, aguardando la adopción, es decir, la redención de nuestro cuerpo.
El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios le ensalzó con su diestra para ser Príncipe y Salvador, a fin de dar arrepentimiento a Israel, y remisión de pecados. Y nosotros somos testigos de estas cosas; y también lo es el Espíritu Santo, a quien Dios ha dado a los que le obedecen.
Le dice Jesús: Porque me has visto, has creído: ¡bienaventurados aquellos que no han visto, y han creído!
Porque si los muertos no resucitan, tampoco ha sido resucitado Cristo; y si Cristo no ha sido resucitado, vana es vuestra fe; estáis todavía en vuestros pecados.
teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también esperan, que ha de haber resurrección así de justos como de injustos.
Empero tocante a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os habló Dios, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de los que viven.
porque el Señor mismo descenderá del cielo con mandato soberano, con la voz del arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero;
Pues por esto mismo Cristo murió y tornó a vivir, para que fuese Señor así de muertos como de vivos.
¶Porque no fuimos seguidores alucinados de fábulas ingeniosas, cuando os dimos a conocer el poder y advenimiento de nuestro Señor Jesucristo, sino que fuimos testigos de vista de su majestad:
el cual transformará nuestro vil cuerpo, para que sea hecho semejante a su cuerpo glorioso, según la operación de aquel poder con que puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Y así como hemos llevado la imagen del que fué del polvo, llevaremos también la imagen del celestial.
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y aquel que había estado muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y envuelto el rostro en un sudario. Les dice Jesús: ¡Desatadle, y dejadle ir!
Así también está escrito: El primer hombre, Adam, vino a ser alma viviente: mas el postrer Adam vino a ser un espíritu vivificador.
de los bautismos, de la enseñanza catequística, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno.
¶Desde aquel tiempo comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalem, y padecer muchas cosas de los ancianos, y de los jefes de los sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y al tercer día ser resucitado.
Ésta es ya la tercera vez que Jesús apareció a los discípulos, después que hubo resucitado de entre los muertos.
¡Sepa pues certísimamente toda la casa de Israel, que Dios ha hecho Señor y Cristo a este mismo Jesús a quien vosotros crucificasteis!
Y otra vez, dice Isaías: ¡Habrá un Renuevo de la raíz de Isaí, es decir, aquel que se levantará para regir a las naciones; y en él esperarán las naciones. Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, por medio de la fe, para que abundéis en esperanza, en virtud del poder del Espíritu Santo.
¶Por lo cual, amados hermanos míos, estad firmes, inmóviles, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestra obra no es en vano en el Señor.
empero éste, el sacerdote nuestro, cuando hubo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, se sentó a la diestra de Dios, de entonces en adelante esperando, hasta que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies:
En esto fué manifestado el amor de Dios hacia nosotros, en que ha enviado Dios a su Hijo unigénito al mundo, para que nosotros vivamos por medio de él.
Pues como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
He aquí, yo vengo presto, y mi galardón está conmigo, para dar la recompensa a cada uno según sea su obra.
¶Y después de ocho días sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Viene Jesús, estando cerradas las puertas, y se estuvo en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros. Dice entonces a Tomás: Llega acá tu dedo, y ve mis manos, y llega acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino creyente. Respondió Tomás, y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Le dice Jesús: Porque me has visto, has creído: ¡bienaventurados aquellos que no han visto, y han creído!
Empero él, estando lleno del Espíritu Santo, miraba fijamente en el cielo, y vió la gloria de Dios, y a Jesús, puesto en pie, a la diestra de Dios; y dijo: He aquí, yo veo abiertos los cielos, y al Hijo del hombre, puesto en pie, a la diestra de Dios.
Acercándose entonces Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y sobre la tierra.
El que descendió es el mismo que ascendió muy por encima de todos los cielos, para que lo llene todo.)
y de Jesucristo, que es el fiel testigo, el primogénito de entre los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. A Aquel que nos ama, y nos ha lavado de nuestros pecados en su misma sangre,
pero Aquél a quien Dios resucitó no vió corrupción. Séaos pues notorio, varones hermanos, que en el nombre de éste os es predicada remisión de pecados; y que de todo aquello de que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, en él es justificado todo aquel que cree.
Y él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia; de la cual él es el principio, el primogénito de entre los muertos; para que en todas las cosas él tenga la preeminencia.
Y si yo fuere y os preparare el lugar, vendré otra vez, y os recibiré conmigo; para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
sino antes regocijaos, por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo; para que también, cuando su gloria fuere revelada, os regociéis con gozo extremado.
Porque como en Adam todos ellos mueren, así también en Cristo todos ellos serán vivificados.
para que, de la manera que reinó el pecado en muerte, así también reinase la gracia, por medio de justicia, a vida eterna, por medio de Jesucristo nuestro Señor.
de ahora en adelante me está reservada la corona de justicia, que me dará el Señor, el justo Juez, en aquel día; y no solo a mí, sino a todos los que aman su aparecimiento.
Porque en cuanto a morir, murió al pecado una vez para siempre; pero en cuanto a vivir, vive para Dios.
aun cuando estábamos muertos en nuestras transgresiones, nos dió vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y nos levantó juntamente con él, y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales en Cristo Jesús:
Y limpiará toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; ni habrá más gemido, ni clamor, ni dolor; porque las cosas de antes han pasado ya.
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.
porque no dejarás mi alma entre los muertos, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí que estoy yo con vosotros siempre, hasta la consumación delsiglo.
mas vemos a Jesús coronado de gloria y honra, a causa de la pasión de la muerte; es decir, a aquel que por un poco fué hecho inferior a los ángeles, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
Porque si por la transgresión del uno, la muerte reinó por medio del uno, mucho más, los que han recibido la abundancia de la gracia y del don de la justicia, reinarán en vida por medio del otro, Jesucristo.
siempre llevando en derredor en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestro cuerpo.
He sido 'crucificado' con Cristo; sin embargo vivo; mas no ya yo, sino que Cristo vive en mí: y aquella vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó, y se dió a sí mismo por mí.
Y cuando le hayan sido sujetadas todas las cosas, entonces el mismo Hijo también estará sujeto al que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea todo en todo.
Quien tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del Paraíso de Dios.
Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Después viene el fin, cuando él entregará el reino al Dios y Padre suyo, cuando haya ya abolido todo dominio y toda autoridad y poder.
Y el Dios de toda gracia, que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo, después que hayáis sufrido por un poco de tiempo, él mismo os perfeccionará, os afirmará, os fortalecerá.
A los cuales también se presentó vivo, después de su pasión, con muchas pruebas convincentes, por espacio de cuarenta días; siendo visto de ellos, y hablándoles de las cosas concernientes al reino de Dios.
en un momento, en un abrir de ojos, al sonar la última trompeta: porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos mudados. Porque es necesario que este cuerpo corruptible se revista de incorrupción, y que este cuerpo mortal se revista de inmortalidad.
porque con el corazón se cree para alcanzar justicia, y con la boca se hace confesión para salvación.
mas recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y seréis mis testigos, así en Jerusalem como en toda la Judea y Samaria, y hasta los últimos confines de la tierra.
y entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y grande gloria. Y enviará sus ángeles con grande estruendo de trompeta, los cuales juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, del un cabo del cielo hasta el otro.
¶Entonces cuando fué la tarde, de aquel mismo día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban juntos los discípulos, por temor de los judíos, vino Jesús, y se estuvo de pie en medio de ellos, y les dice: Paz a vosotros. Y cuando hubo dicho esto, mostróles sus manos y su costado. Entonces se alegraron los discípulos, viendo al Señor.
porque Dios no nos ha destinado para la ira, sino para alcanzar la salvación, por medio de nuestro Señor Jesucristo; el cual murió por nosotros, para que, ora que, en aquel día, estemos velando o durmiendo, vivamos juntamente con él.
y le matarán; mas al tercer día será resucitado. Y ellos se entristecieron en gran manera.
y entrando dentro, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Y aconteció que mientras estaban sumamente perplejas a causa de esto, he aquí que dos varones se pusieron junto a ellas, con vestiduras resplandecientes; y estando ellas espantadas, y teniendo inclinados los rostros a tierra les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de cómo os habló, estando aún en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. Y ellas se acordaron de sus palabras;
Y por esta causa él es el mediador de un pacto nuevo; para que, habiendo habido una muerte, para la redención de las transgresiones que hubo bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Más aún, nosotros somos hallados testigos falsos respecto de Dios; por haber testificado respecto de Dios que resucitó al Cristo; a quien no resucitó, si es así que los muertos no resucitan.
Porque a los que conoció en su presciencia, los predestinó también para ser conformados a la imagen de su Hijo; para que él fuese el primogénito entre muchos hermanos.
y él murió por todos, para que los que viven, no vivan ya para sí mismos, sino para aquel que por ellos murió, y volvió a resucitar.
porque ya moristeis, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, el cual es nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados juntamente con él en gloria.
¶Pues yo estimo que los padecimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que ha de ser revelada en nosotros.
Y díjome: ¡Hecho está! Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tuviere sed, le daré a beber de la fuente del agua de la vida, de balde.
Pues no me avergüenzo del evangelio; porque es poder de Dios para salvación a todo el que cree, primeramente al judío, y también al griego.
porque determiné no conocer nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
¶¡Y al que es poderoso para hacer infinitamente más de todo cuanto podemos pedir, ni aun pensar, según el poder que obra en nosotros, a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús, por todas las edades del siglo de los siglos! Amén.
y cuando fuere manifestado el Pastor principal, recibiréis la corona inmarcesible de gloria.
que guardes este mandamiento sin mácula, irreprensible, hasta el aparecimiento de nuestro Señor Jesucristo; a quien en sus tiempos manifestará el bendito y único Potentado, Rey de los reyes, y Señor de los señores; el cual solo tiene inmortalidad, habitando en una luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto jamás, ni le puede ver: a quien sea honra y poder eterno. Amén.
Porque nosotros, que vivimos, somos siempre entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal.
Asimismo me librará el Señor de toda obra mala, y me llevará con seguridad a su reino celestial; a él sea la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
Por lo cual, recibiendo nosotros un reino que no puede ser movido, tengamos gracia, por medio de la cual sirvamos a Dios, de un modo que le sea acepto, con reverencia y temor filial:
¶Y a aquel que es poderoso para guardaros de caer, y presentaros irreprensibles delante de la presencia de su gloria con gozo extremado, al único Dios, Salvador nuestro, sea la gloria, la majestad, el dominio y el poder, ahora y para siempre jamás. Amén.
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