Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; como primicias de los que murieron.Porque así como la muerte vino por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos.Pues del mismo modo que en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Y así, conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos, hasta llegar a ser semejante a él en su muerte,
Porque por el bautismo somos sepultados juntamente con él en su muerte, para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.
Replicó Jesús: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia y por la resurrección de Jesucristo de los muertos, nos hizo renacer a una esperanza viva,
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús habita en vosotros, el que levantó a Cristo de los muertos también dará vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros.
Dentro de poco el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis. Y puesto que yo vivo, vosotros también viviréis.
Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios.
Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y gracia abundante se derramaba sobre todos ellos.
¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Sin embargo, Dios lo ha resucitado, liberándolo de los lazos de la muerte. Y es que era imposible que la muerte lo venciera,
Pero el ángel dijo a las mujeres: —No temáis vosotras. Yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.No está aquí, pues ha resucitado, como había anunciado. Venid, ved el lugar donde fue puesto.
Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.
porque ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por medio de aquel hombre a quien designó y acreditó ante todos levantándole de entre los muertos.
Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, que resucitó de los muertos, conforme a mi evangelio,
Con él fuisteis sepultados en el bautismo, y en él fuisteis también resucitados por la fe en la acción poderosa de Dios que lo levantó de los muertos.
Esta fuerza operó en Cristo, resucitándolo de los muertos y lo sentó a su derecha en los cielos,
Mas él les dijo: —No temáis. Buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí: mirad el lugar en donde lo pusieron.
No está aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo cuando aún estaba en Galilea:«Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de pecadores, que le crucifiquen y resucite al tercer día».
y así matasteis al autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
el que vive, y estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves del infierno y de la muerte.
pero que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de los muertos.
Pero Dios le levantó de los muertos.Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.
y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús,
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios llevará consigo a los que murieron en Jesús.
Y estamos seguros que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.
El primer día de la semana, muy temprano, antes de amanecer, María Magdalena se dirigió al sepulcro y vio quitada la piedra que tapaba la entrada.Después, los discípulos volvieron a sus casas.María había permanecido fuera, junto al sepulcro. Estaba llorando. Al inclinarse para mirar dentro,vio a dos ángeles con vestiduras blancas y sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies.Y le preguntaron: —Mujer, ¿por qué lloras? María respondió: —Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.Habiendo dicho esto, se volvió y vio a Jesús allí, pero no le reconoció.Jesús le preguntó: —Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el encargado del huerto, le contestó: —Señor, si te le has llevado tú, dime dónde le has puesto y yo iré por él.Jesús la llamó: —¡María! Ella volvió en sí y le dijo: —¡Raboni! —que significa «Maestro».Jesús le dijo: —¡No me toques!, porque aún no he subido a mi Padre. Anda, ve y diles a mis hermanos que voy a mi Padre, que es también vuestro Padre; a mi Dios, que es también vuestro Dios. María Magdalena fue a dar la noticia a los discípulos de que había visto al Señor y que él le había dicho estas cosas.
Dios lo resucitó al tercer día y permitió que muchos lo vieran,pero no lo vio todo el pueblo, sino nosotros los que fuimos escogidos de antemano por Dios como testigos, y tuvimos ocasión de comer y beber con Jesús después que resucitó de entre los muertos.
Que el Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, quien confirmó el pacto eterno por medio de su sangre,os haga aptos para toda obra buena, para que hagáis su voluntad. Que él realice en vosotros, por medio de Jesucristo, aquello que le agrada. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
En primer lugar os he enseñado lo que yo también recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;¿Y por qué nosotros estamos en peligro a toda hora?Hermanos, os aseguro, por el orgullo que siento de vosotros en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.Desde un punto de vista humano, ¿de qué me sirve haber luchado en Éfeso contra las fieras? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos. No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».Sed sobrios como es debido y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo. Pero alguno preguntará: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?».¡Insensato! Lo que tú siembras no vuelve a la vida si no muere antes.Y lo que siembras no es el cuerpo tal como ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de algún otro grano.Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo. No todos los cuerpos son iguales, sino que el cuerpo de los seres humanos es uno, el cuerpo de los animales es otro distinto, y otro es el de los peces y otro el de las aves.que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
Y añadió: —Así está escrito y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día,
Muy amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.
De modo que el que está en Cristo, es una nueva criatura: las cosas viejas pasaron, y ahora todo es hecho nuevo.
Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él,pues sabemos que Cristo, como ha resucitado de los muertos, ya no volverá a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. Es verdad que sufrió la muerte física, pero en el espíritu fue vivificado;
Hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos. Pero otros fueron torturados, y no aceptaron ser liberados, porque esperaban obtener una mejor resurrección.
y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.Por eso Dios también lo exaltó y le dio el nombre que es sobre todo nombre,
Destruirá a la muerte para siempre, y enjugará el Señor las lágrimas de todos los rostros y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque el Señor lo ha dicho.
Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
Porque, si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, al estar reconciliados, seremos salvos por su vida.
Y si Cristo no resucitó, de nada sirve nuestra predicación y vuestra fe tampoco sirve para nada.
y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos, según la acción de su fuerza poderosa.Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Esta fuerza operó en Cristo, resucitándolo de los muertos y lo sentó a su derecha en los cielos,
Y si bien es cierto que fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Y también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día final.
y esperar de los cielos a su Hijo, al que resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra del castigo venidero.
Que el Cristo había de padecer y ser el primero en resucitar de la muerte para anunciar la luz tanto al pueblo judío como a los gentiles.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la derecha de Dios, el que también intercede por nosotros.
Así es también con la resurrección de los muertos. Se siembra algo corruptible, resucita incorruptible.Se siembra en deshonra, resucita en gloria; se siembra en debilidad, resucita en poder.Se siembra un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual. Pues hay un cuerpo animal y hay también un cuerpo espiritual.
Mirad mis manos y mis pies: ¡soy yo! Palpad y ved: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo,y que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios.
Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, los que habitáis en el polvo!, porque tu rocío es rocío de luz, y la tierra dará a luz a sus muertos.
Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua.
No os asombréis de esto, porque llegará el momento cuando todos los que están en los sepulcros oirán su vozy saldrán. Quienes hicieron lo bueno, para resurrección de vida; mas quienes obraron mal, para resurrección de condenación.
Respondió Jesús: —Destruid este templo y en tres días lo levantaré. También fueron invitados Jesús y sus discípulos.Los judíos replicaron: —Cuarenta y seis años llevó la edificación de este templo. ¿Y tú lo vas a levantar en tres días?Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
Pablo, dándose cuenta de que unos eran saduceos y otros fariseos, alzó la voz en el Concilio para decir: —Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo y se me juzga por la esperanza de la resurrección de los muertos.
El Padre me ama porque yo pongo mi vida para volverla a tomar.Nadie me la quita, sino que libremente la doy. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre.
Por medio de él creéis en Dios, quien lo resucitó de los muertos y lo ha glorificado, para que vuestra fe y esperanza estén puestas en Dios.
Porque si hemos sido plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.
Pero si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo es que algunos de vosotros dicen que no hay resurrección de muertos?Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.
los sepulcros se abrieron y muchos cuerpos de creyentes, que ya habían muerto, se levantaron.Después que él resucitó, salieron de los sepulcros, entraron en la santa ciudad y se aparecieron a muchos.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras.Y añadió: —Así está escrito y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día,y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
Pero ahora esta gracia ha sido manifestada por la venida de nuestro Salvador Jesucristo, quien así mismo quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio.
Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, mientras esperamos la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero.Dios le ha enaltecido con su diestra elevándole a Príncipe y Salvador para ofrecer a Israel la conversión y el perdón de pecados.De esto somos testigos nosotros, y también el Espíritu Santo, que Dios ha dado a quienes le obedecen
Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;y si Cristo no resucitó, vuestra fe no sirve de nada, y vosotros todavía estáis en vuestros pecados.
y tengo, como ellos, la misma esperanza en Dios de que ha de haber resurrección de los muertos, tanto de justos como de injustos.
Y respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os dijo Dios?:Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Porque el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los muertos como de los que viven.
Cuando os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no lo hicimos siguiendo fábulas artificiosas, sino como testigos oculares de su majestad.
Él transformará nuestro mísero cuerpo en un cuerpo glorioso semejante al suyo, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Y así como llevamos la imagen del terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.
Y a continuación clamó a gran voz: —¡Lázaro, sal afuera!Y el que había muerto salió con las manos y los pies atados con vendas y con el rostro envuelto en un sudario. Jesús ordenó: —Desatadlo y dejadlo andar.
Así también está escrito: El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser dotado de vida; y el último Adán, en espíritu que da vida.
o las enseñanzas acerca del bautismo, o la imposición de manos, o la resurrección de los muertos y el juicio eterno.
Desde aquel momento comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto y resucitar al tercer día.
Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de haber resucitado de entre los muertos.
Sepa, pues, certísimamente toda la casa de Israel que Dios ha hecho Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros crucificasteis.
Y otra vez dice Isaías: Estará la raíz de Isaí y el que se levantará para gobernar a las naciones, las naciones esperarán en él. Que el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Pero Cristo, después de haber ofrecido de una vez y para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.Allí estará esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él.
Como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así el Hijo da también vida a los que quiere,
¡Vengo pronto! Traigo mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según lo que haya hecho.
Ocho días después estaban otra vez sus discípulos dentro de ese lugar, y con ellos Tomás. Llegó Jesús y, aunque estaban las puertas cerradas, se puso en medio y les dijo: —¡Paz a vosotros!Luego le dijo a Tomás: —Pon aquí tu dedo y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo, sino creyente.Tomás respondió: —¡Señor mío y Dios mío!Jesús le dijo: —¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron y creyeron.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, levantó la mirada al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,y dijo: —Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.
El que descendió es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
y de Jesucristo, el testigo fiel, primogénito de los muertos y príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre
Pero aquel a quien Dios levantó no experimentó la corrupción de su cuerpo.Sabed, pues, esto, hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados.La ley de Moisés os impedía ser justificados, mas en él es justificado todo aquel que cree.
Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga el primer lugar.
Y una vez me haya ido y haya preparado lugar, vendré de nuevo y os llevaré conmigo, para que estéis también donde yo esté.
Al contrario, alegraos de participar en los sufrimientos de Cristo, para que cuando su gloria se revele también os gocéis en triunfo.
Pues del mismo modo que en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Porque así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.
Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que en aquel día me dará el Señor, el juez justo; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Cuando murió, al pecado murió una vez y para siempre; pero ahora que vive, para Dios vive.
aun cuando estábamos nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo —es por gracia que sois salvos—y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús,
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.
Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.
y enseñadles a guardar todas las cosas que os he mandado. Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra a causa de la muerte que padeció. Dios, en su gracia, quiso que experimentara la muerte en favor de todos.
Pues, si por un delito reinó la muerte, por causa de uno, mucho más reinarán por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Dondequiera que vamos, llevamos siempre en nuestro cuerpo la muerte del Señor Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Y cuando todas las cosas estén sujetas a él, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea el todo en todos.
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo.El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
Entonces vendrá el fin, cuando haya acabado con todo dominio, toda autoridad y todo poder, y entregue el Reino al Dios y Padre.
Pero el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
Después de su padecimiento, Jesús también se presentó a los apóstoles con muchas pruebas indudables de estar vivo: se les apareció durante cuarenta días y les hablaba acerca del reino de Dios.
en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados.Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que esto mortal se vista de inmortalidad.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo, todas las tribus de la tierra se lamentarán y verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes, con poder y gran gloria.Enviará sus ángeles con resonante trompeta y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
Llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana. El lugar donde estaban reunidos los discípulos tenía las puertas cerradas por miedo a los judíos. No obstante se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: —¡Paz a vosotros!Entonces fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo: —Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde le han puesto.Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
y al entrar no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.Y estando sentados a la mesa, Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio.En ese momento se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su vista.Y se decían el uno al otro: —¿No estaba ardiendo nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?En ese mismo instante emprendieron el camino de regreso a Jerusalén, y allí encontraron reunidos a los once y a otros que estaban con ellos,y les dijeron: —Es cierto que el Señor ha resucitado, y se ha aparecido a Simón. Ellos, a su vez, contaron lo que les había sucedido en el camino de Emaús y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.Aún estaban hablando de estas cosas cuando Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: —¡Paz a vosotros!Ellos, sobresaltados y asustados creían estar viendo un espíritu.Pero él les dijo: —¿Por qué os asustáis? ¿Por qué albergáis tantas dudas en vuestro interior?Mirad mis manos y mis pies: ¡soy yo! Palpad y ved: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. El hecho les produjo perplejidad y encontrándose en ese estado se pararon junto a ellas dos hombres con vestiduras resplandecientes.Diciendo esto, les mostró las manos y los pies.Pero como ellos, por el gozo y la sorpresa que tenían, no se lo acababan de creer, les dijo: —¿Tenéis aquí algo de comer? Le dieron un trozo de pescado asado y un panal de miel.Él lo tomó y comió delante de ellos. Luego les dijo: —Cuando aún estaba con vosotros ya os dije que era necesario que se cumpliera todo lo que acerca de mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras.Y añadió: —Así está escrito y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día,y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.Vosotros sois testigos de estas cosas.Sabed que yo os enviaré la promesa de mi Padre, pero quedaos en Jerusalén hasta que seáis investidos del poder que viene desde lo alto. Las mujeres sintieron temor e inclinaron el rostro a tierra. Ellos les dijeron: —¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?Después los llevó fuera de la ciudad hasta Betania y alzando sus manos los bendijo.Y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.Ellos, después de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén llenos de alegríay siempre estaban en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.No está aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo cuando aún estaba en Galilea:«Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de pecadores, que le crucifiquen y resucite al tercer día». Entonces ellas se acordaron de sus palabras
Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto. Con su muerte ha obtenido la liberación de los pecados cometidos bajo el primer pacto, haciendo posible que los llamados reciban la herencia eterna que les ha sido prometida.
Aún más, resultaríamos ser falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, a quien no resucitó si es que los muertos no resucitan.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Pues estoy convencido de que lo que padecemos en este tiempo no es comparable con la gloria venidera que se ha de manifestar en nosotros.
Y también me dijo: —Ya todo está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, le daré a beber gratuitamente de la fuente del agua de vida.
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree: en primer lugar para los judíos y también para los griegos.
pues, al estar entre vosotros, me propuse no saber cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado.
Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,a él sea gloria en la Iglesia en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
que guardes sin mancha e irreprensible este mandato, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo.Aparición que: a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo poderoso, Rey de reyes y Señor de señores, el único que es inmortal y que habita en luz inaccesible, y a quien ningún ser humano ha visto ni puede ver. A él sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
Porque nosotros, que vivimos, siempre estamos expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal.
Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.
Y el Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Así que, puesto que recibimos nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios y agradémosle con temor y reverencia,
A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin pecado y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y poder, ahora y por todos los siglos. Amén.
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