Toda Escritura que ha sido escrita por el espíritu, es provechosa para enseñanza, para amonestación, para corrección, para instrucción en la justicia, con el propósito de que el hombre de Dios sea maduro e íntegro para toda buena obra.
Pero sean de los que ponen por obra la palabra y no sólo oidores. No se engañen a sí mismos,
Por tanto, todo el que escuche estas mis palabras y las ponga por obra, será semejante a un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca,
pero Él respondió, diciendo:Escrito está: 'NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS'.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, todo lo que quieran pedir lo tendrán.
Que si palabra habite abundantemente en ustedes en toda sabiduría, enseñándose y amonestándose entre ustedes con salmos, con cánticos e himnos del espíritu, cantando con gracia a Dios con sus corazones.
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Mi Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna,
El centurión contestó, diciendo: Señor mío, no me considero digno de que entres bajo mi techo, sino solo di una palabra y mi sirviente sanará,
Y yo les digo que los hombres darán cuenta en el día del juicio de cualquier palabra vana que hablen, porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, y enséñenles que guarden todo lo que les he ordenado. He aquí, yo estoy con ustede todos los días, hasta el fin del mundo[49]. Amén.
De cierto, de cierto les digo: El que escucha mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no va a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida,
Entonces Jesús dijo a los judíos que habían creído en Él: Si ustedes permanecen en mi palabra, verdaderamente serán mis discípulos, y conocerán la verdad y la verdad los libertará.
Despúes de que ellos hubieron orado y hecho ruegos, el sitio donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del espíritu santo. Y hablaban audazmente la palabra de Dios.
Y la palabra de Dios se extendía, y el número de los discípulos en Jerusalén aumentaba grandemente, de manera que mucho pueblo de los judíos obedecía a la fe.
Porque no me avergüenzo del Evangelio, pues es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree en Él, ya sea de los judíos primeramente, ya sea de los gentiles;
Pero, ¿qué dice?: 'CERCA DE TÍ ESTÁ LA PALABRA, EN TU BOCA Y EN TU CORAZÓN'. Esta es la palabra de fe que proclamamos:
y todo lo que fue escrito en épocas pasadas, fue escrito para instrucción nuestra, para que por la paciencia y por el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.
Porque la palabra de la cruz es locura para los perdidos, pero para nosotros los que somos salvos, es poder de Dios,
Y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del espíritu y de poder, para que su fe no esté en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
y por el cual son salvos mediante la palabra que les he proclamado, si la retienen; de lo contrario, han creído en vano.
Porque no somos como los demás que diluyen las palabras de Dios, sino que hablamos de acuerdo a la verdad como de parte de Dios, ante Dios en el Cristo.
sino que hemos rechazado las cosas ocultas, deshonrosas, no conduciéndonos con astucia ni traicionando la palabra de Dios, sino que nos manifestamos nosotros mismos a todas las conciencias de los hombres ante Dios mediante la declaración de la verdad.
en quien también ustedes, habiendo oído la palabra de verdad que es el Evangelio de su salación y habiendo creído en Él, fueron sellados con el espíritu santo que fue prometido,
Colóquense el YELMO DE LA SALVACIÓN y tomen la espada del espíritu, que es la palabra de Dios;
para que ustedes sean para ellos por salvación, para mi gloria en el día del Cristo, pues no he corrido en vano ni me he cansado en vano.
por causa de la esperanza que está reservada en el Cielo para ustedes, la cual escucharon desde el principio por la palabra de verdad del Evangelio,
de manera que también nosotros damos continuamente gracias a Dios de que la palabra de Dios que han recibido por medio de nosotros, no la recibieron como palabras de hombres, sino como lo que realmente es: palabra de Dios que está actuando eficazmente en ustedes, en los que creen.
Procura diligentemente presentarte íntegro ante Dios, como obrero que no tiene de qué temer, que expone correctamente la palabra de verdad.
y que desde tu niñez has aprendido las Santas Escrituras, las cuales te pueden dar sabiduría para salvación mediante la fe en Jesucristo.
diligente en lo que respecta a la doctrina de la palabra de fe, para que también sea capaz de consolar mediante sana doctrina, y reprender a los que son contenciosos.
Él es el esplendor de su gloria y la imagen de su esencia, y sustenta todas las cosas con el poder de su palabra. Y Él, habiendo llevado a cabo en su persona la limpieza de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
porque por fe comprendemos que los mundos fueron hechos por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se ve.
Acuérdense de sus dirigentes, que les han hablado la palabra de Dios. Considerando el resultado de su manera de vivir, imiten su fe.
Él es quien por su voluntad nos hizo nacer por medio de la palabra de verdad para que fuéramos las primicias de sus criaturas.
Por lo cual, alejen de ustedes cualquier inmundicia y la maldad que abunda, y reciban humildemente la palabra implantada en nuestra naturaleza, la cual puede salvar sus almas.
De igual forma, también la lengua, siendo un pequeño miembro, se jacta de sí misma. Así también un poco de fuego incendia grandes bosques. Así pues, la lengua es un fuego, y el mundo de pecado es como un bosque, y la lengua, al estar entre nuestros miembros, contamina todo nuestro cuerpo e inflama nuestra descendencia, la cual avanza como ruedas, y al igual que el fuego, quema.
como hombres nacidos de nuevo, no de simiente corruptible sino de una incorruptible, mediante la palabra viva de Dios que permanece para siempre. Porque TODA CARNE ES COMO HIERBA Y TODA SU HERMOSURA COMO FLOR DEL CAMPO. LA HIERBA SE SECA, LA FLOR SE MARCHITA, PERO LA PALABRA DE NUESTRO DIOS PERMANECE PARA SIEMPRE. Y ésta es la palabra que les ha sido proclamada.
y sean como niños recién nacidos que desean la palabra cual leche pura y espiritual, para que se fortalezcan mediante ella para salvación,
Todo el que habla, que hable de acuerdo a la palabra de Dios, y todo el que ministra, que ministre según el poder que Dios le da, para que en todo lo que ustedes hagan, Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y la honra por siempre y para siempre. Amén.
También tenemos la segura palabra profética, a la cual hacen bien en estar atentos como a una lámpara que ilumina en lugar oscuro, hasta que el día despunte y el sol resplandezca en sus corazones, sabiendo esto antes que nada: que ninguna profecía tiene la interpretación en su propio texto, porque la profecía jamás fue traída por voluntad humana, sino que los santos varones de Dios hablaron impulsados por el espíritu santo.
Pero ellos deliberadamente olvidan esto: que los cielos existían desde el principio, y que la Tierra surgió de las aguas y fue establecida entre las aguas por la palabra de Dios, y que mediante éstas el mundo de entonces fue inundado con aguas y fue destruído, pero los cielos y la Tierra actuales están preservados por su palabra, siendo reservados para el fuego para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos.
A ustedes les hemos anuncido a Aquel que era desde el principio, a Aquel que hemos escuchado y hemos visto con nuestros ojos, y hemos contemplado y tocado con nuestras manos, a Aquel que es el Verbo de vida.
Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido a Aquel que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios mora en ustedes, y han vencido al Maligno.
Ésta es la confianza que tenemos en Él: que en todo lo que le pedimos de acuerdo a su voluntad, Él nos escucha. Y si estamos convencidos de que Él nos escucha acerca de lo que le pedimos, confiamos en que ya hemos recibido de Él lo que le pedimos.
Dichoso el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y guardan las cosas que en ella están escritas, porque el tiempo está cerca.
'Yo conozco tus obras, y he aquí, he puesto frente a tí una puerta abierta (la cual nadie puede cerrar), porque tienes poca fuerza, pero has guardado mi palabra y no has renunciado a mi Nombre.
Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero, y por la palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas, llegando hasta la muerte.
Estaba vestido con una vestidura rociada de sangre, y su nombre era llamado: El Verbo de Dios.
Pero la que fue sembrada en tierra fértil, representa al que escucha mi palabra y la entiende, y fructifica y produce: uno a cien, otro a sesenta y otro a treinta.
Y ellos salieron, y predicaban por todas partes, y nuestro Señor los ayudaba respaldando sus palabras con las señales que hacían.
Jesús le contestó, y dijo: El que me ama guarda mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
Porque la palabra de Dios es viva y todo lo inspecciona, y es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas, la médula y los huesos, y juzga las intecnciones y las reflexiones del corazón.
Ahora pues, la fe viene por escuchar atentamente, por escuchar atentamente[7] la palabra de Dios.
como hombres nacidos de nuevo, no de simiente corruptible sino de una incorruptible, mediante la palabra viva de Dios que permanece para siempre.
En el principio era el Verbo[1], y el Verbo era con Dios[2], y el Verbo era Dios. Este existía en el principio con Dios. Por medio de Él fueron hechas todas las cosas, y nada de lo que ha sido hecho se hizo sin Él.
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria; gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad.
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