La muerte y la vida dependen de la lengua, y los que son indulgentes con ella comerán de su fruto.
porque todos faltamos de muchas maneras. Si alguien no falta con palabras es un hombre perfecto, porque es capaz de dominar toda su persona.
Las palabras amables son un panal de miel, dulce al paladar y saludable para el cuerpo.
De la misma manera, la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, puede jactarse de hacer grandes cosas. Miren cómo una pequeña llama basta para incendiar un gran bosque.
Es un placer para el hombre dar una buena respuesta, ¡y qué buena es una palabra oportuna!
Aguas profundas son las palabras de un hombre, torrente desbordante es la fuente de la sabiduría.
También la lengua es un fuego: es un mundo de maldad puesto en nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y encendida por el mismo infierno, hace arder todo el ciclo de la vida humana.
Por el contrario, nadie puede dominar la lengua, que es un flagelo siempre activo y lleno de veneno mortal.
El que mide sus palabras es un hombre que sabe, y el que mantiene su sangre fría es inteligente.
Donde abundan las palabras nunca falta el pecado, el que refrena sus labios es un hombre precavido.
El que vigila su boca protege su vida, el que abre demasiado sus labios acaba en la ruina.
La boca del justo es una fuente de vida, pero la de los malvados encubre la violencia.
con la palabra de verdad, con el poder de Dios; usando las armas ofensivas y defensivas de la justicia;
Cuando el edomita Doeg vino a avisar a Saúl, diciéndole: 'David ha entrado en casa de Ajimélec'.
Escuchen: es muy importante lo que voy a decir, mis labios se abren para expresar lo que es recto.
De la misma manera, la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, puede jactarse de hacer grandes cosas. Miren cómo una pequeña llama basta para incendiar un gran bosque. También la lengua es un fuego: es un mundo de maldad puesto en nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y encendida por el mismo infierno, hace arder todo el ciclo de la vida humana.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
Las palabras del sabio son recibidas con agrado, pero al necio lo pierde su propia lengua:
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Un corazón inteligente busca la ciencia, la boca de los necios se alimenta de necedad.
El que ama la vida y desea gozar de días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de palabras mentirosas; apártese del mal y practique el bien; busque la paz y siga tras ella.
No le queda bien al necio un lenguaje refinado, ¡cuánto menos a los nobles la mentira!
Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad.
¿Quién es el hombre que ama la vida y desea gozar de días felices? Nun Guarda tu lengua del mal, y tus labios de palabras mentirosas. Sámec
Si alguien cree que es un hombre religioso, pero no domina su lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad es vacía.
No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan.
Raza de víboras, ¿cómo pueden ustedes decir cosas buenas, siendo malos? Porque la boca habla de la abundancia del corazón. El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro de bondad; y el hombre malo saca cosas malas de su tesoro de maldad. Pero les aseguro que en el día del Juicio, los hombres rendirán cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado'.
Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido.
Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos.
Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras.
Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos. La ira del hombre nunca realiza la justicia de Dios.
Pero les aseguro que en el día del Juicio, los hombres rendirán cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado'.
¿Pero qué es lo que dice la justicia?: La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, es decir la palabra de la fe que nosotros predicamos.
Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
El que ama la vida y desea gozar de días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de palabras mentirosas;
Sin leña se apaga el fuego, y si no hay un detractor se apacigua la pelea. Carbón para las brasas y leña para el fuego es el pendenciero para atizar una disputa.
Con ella bendecimos al Señor, nuestro Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios. De la misma boca salen la bendición y la maldición. Pero no debe ser así, hermanos.
El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.
Hasta el necio, si calla, puede pasar por sabio, y por inteligente, si cierra los labios.
¿Has visto a un hombre que se apura a hablar? Se puede esperar más de un necio que de él.
ya que los sueños vienen de las muchas ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.
Más vale un pobre que camina con integridad que un hombre insensato y de labios tortuosos.
Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales' háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor.
Presérvame, además, del orgullo, para que no me domine; entonces seré irreprochable y me veré libre de ese gran pecado.
El que mide sus palabras es un hombre que sabe, y el que mantiene su sangre fría es inteligente. Hasta el necio, si calla, puede pasar por sabio, y por inteligente, si cierra los labios.
Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Hermanos, que no haya muchos entre ustedes que pretendan ser maestros, sabiendo que los que enseñamos seremos juzgados más severamente, porque todos faltamos de muchas maneras. Si alguien no falta con palabras es un hombre perfecto, porque es capaz de dominar toda su persona.
Que nadie menosprecie tu juventud: por el contrario, trata de ser un modelo para los que creen, en la conversación, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida.
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