Todos ofendemos con la palabra muchas veces; y si alguien no ofende con su palabra, es una persona perfecta, capaz de dominar todo su cuerpo.
Por tus palabras serás dado por justo, y también por tus palabras serás condenado. La señal de Jonás
Pues bien, de modo similar, la lengua, esa diminuta parte de nuestro cuerpo, puede ser causa de grandes daños. Es como una chispa insignificante que provoca el incendio de un gran bosque.
Mirad, la lengua es semejante a un fuego, a un mundo de maldad. Puesta entre nuestros miembros, puede contaminarnos el cuerpo por completo. Como una llama avivada por el fuego del infierno, puede incluso inflamar el curso entero de nuestra existencia.
pero ningún ser humano consigue domar su propia lengua, ese mal que no admite freno y que siempre rebosa veneno mortal.
Apoyados por el poder de Dios, nunca nos hemos apartado de la verdad; y armados de piedad y rectitud, hemos combatido a derecha e izquierda.
Pues bien, de modo similar, la lengua, esa diminuta parte de nuestro cuerpo, puede ser causa de grandes daños. Es como una chispa insignificante que provoca el incendio de un gran bosque. Mirad, la lengua es semejante a un fuego, a un mundo de maldad. Puesta entre nuestros miembros, puede contaminarnos el cuerpo por completo. Como una llama avivada por el fuego del infierno, puede incluso inflamar el curso entero de nuestra existencia.
Ahora bien, cuando os arresten y entreguen no os preocupéis por cómo habéis de hablar o qué habéis de decir, pues en aquellos momentos Dios os dará la palabra oportuna;
Si yo hablara lenguas humanas o angélicas, pero no tengo amor, seré como una campana que suena o un platillo que retiñe.
Acerca de esto dicen las Escrituras: 'El que quiera gozar de una vida amable y de tiempos felices, refrene su lengua del mal y guarde sus labios de la falsedad; apártese de lo malo y haga lo bueno; procure tener paz y no deje de guardarla.
Hijitos míos, que nuestro amor no sea solo de palabra, de labios afuera, sino de hecho, de verdad.
Si alguno entre vosotros se tiene por religioso, pero no refrena su lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad es una absoluta vaciedad.
No salga de vuestra boca ninguna palabra sucia, sino expresaos en términos correctos, que sean edificantes y de bendición para quienes os escuchen.
¡Ah, generación de víboras!, ¿cómo podréis decir cosas buenas siendo malos?... De lo que llena el corazón, habla la boca. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca cosas buenas; el hombre malo, de la maldad que atesora saca cosas malas. Esto os digo: en el día del juicio, los hombres tendrán que rendir cuentas de cualquier palabra inútil que hayan pronunciado. Por tus palabras serás dado por justo, y también por tus palabras serás condenado. La señal de Jonás
Que vuestra palabra esté siempre llena de gracia y sazonada con sal. Así podréis responder sin dificultad a las cuestiones que se os planteen. Saludos finales
Amados hermanos, recordad que debéis estar dispuestos a escuchar siempre, hablar poco y airaros lo menos posible.
pero ahora debéis abandonarlos y dejar atrás esas cosas: la ira, el enojo, la malignidad, las blasfemias y las groserías que solíais decir.
Amados hermanos, recordad que debéis estar dispuestos a escuchar siempre, hablar poco y airaros lo menos posible. Precisamente esto, nuestra ira, nos impide hacer lo que es justo delante de Dios.
Esto os digo: en el día del juicio, los hombres tendrán que rendir cuentas de cualquier palabra inútil que hayan pronunciado. Por tus palabras serás dado por justo, y también por tus palabras serás condenado. La señal de Jonás
Además dice: 'Cerca de ti está la palabra, en tus labios y en tu corazón'. En esta palabra a la que se hace referencia consiste el mensaje de la fe que predicamos:
Porque cuando uno cree de corazón, Dios lo declara justo; y cuando confiesa su fe, se asegura la salvación,
Del mismo modo, el hombre bueno hace el bien porque su corazón contiene un tesoro de bondad; en cambio, el hombre malo hace el mal porque su corazón contiene un tesoro de maldad. Y sucede que de lo que rebosa el corazón, habla la boca. El prudente y el insensato
Acerca de esto dicen las Escrituras: 'El que quiera gozar de una vida amable y de tiempos felices, refrene su lengua del mal y guarde sus labios de la falsedad;
De ella nos servimos para bendecir a nuestro Dios y Padre celestial, y también nos servimos de ella para maldecir a los hombres, creados por Dios a su propia imagen. O sea, hermanos míos, que de una misma boca brotan bendiciones y maldiciones, lo cual no debería ocurrir.
lo que contamina al hombre no es lo que le entra por la boca, sino lo que le sale de la boca. ¡Eso es lo que realmente contamina al hombre!
Así pues, insistamos en que con nuestro comportamiento debemos contribuir a la paz de la iglesia, y a la mutua y fraternal edificación.
Porque vosotros, hermanos míos, habéis sido llamados a la libertad; no a la libertad de hacer lo malo, sino a la libertad de serviros unos a otros por amor.
Porque toda la ley se resume en un solo mandamiento: 'Amarás a tu prójimo como te amas a ti mismo'.
Hermanos míos, no queráis ser todos maestros. Tened en cuenta que los maestros, si incurrimos en falta, nos hacemos merecedores de mayor castigo. Todos ofendemos con la palabra muchas veces; y si alguien no ofende con su palabra, es una persona perfecta, capaz de dominar todo su cuerpo.
Que nadie te tenga en poco por ser joven; y procura ser para todos los creyentes un ejemplo de conversación y conducta, y de amor, fe y pureza.
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