Apenas terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. Así pudieron luego proclamar el mensaje de Dios con plena libertad.
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder salvador de Dios para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es.
ni las armas con que peleo son humanas, sino divinas, con poder para destruir cualquier fortaleza. Soy capaz de poner en evidencia toda suerte de falaciao de altanería que se alce contra el conocimiento de Dios. Puedo también someter a Cristo todo pensamiento
Mientras Pedro permanecía bajo custodia en la cárcel, la Iglesia rogaba fervientemente a Dios por él.
¿Ha caído enfermo? Que mande llamar a los presbíteros de la Iglesia para que lo unjan con aceite en el nombre del Señor y hagan oración por él.La oración hecha con fe sanará al enfermo; el Señor lo restablecerá y le serán perdonados los pecados que haya cometido.
Todo lo ha puesto Dios bajo el dominio de Cristo, constituyéndolo cabeza suprema de la Iglesia
Utilizad todas las armas que Dios os proporciona, y así haréis frente con éxito a las estratagemas del diablo.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Jesús se acercó y les dijo: —Dios me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.Id, pues, y haced discípulos a los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,De pronto se produjo un fuerte terremoto, pues un ángel del Señor, que había bajado del cielo, se acercó al sepulcro, removió la piedra que cerraba la entrada y se sentó sobre ella.y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Pedro entonces le dijo: —No tengo plata ni oro, pero te daré lo que poseo: en nombre de Jesús de Nazaret, comienza a andar. Y, tomándolo de la mano derecha, hizo que se incorporase. Al instante se fortalecieron sus piernas y sus tobillos,se puso en pie de un salto y comenzó a andar. Luego entró con ellos en el Templo por su propio pie, saltando y alabando a Dios.
Por tanto, hermanos míos muy queridos, manteneos firmes y constantes; destacad constantemente en la tarea cristiana, seguros de que el Señor no permitirá que sea estéril vuestro afán.
También designó a doce, a quienes constituyó apóstoles, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicarcon poder para expulsar demonios.
Por eso te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi Iglesia, y el poder del abismo no la vencerá.
Pero tengo algo que pediros, hermanos, y lo hago en nombre de nuestro Señor Jesucristo: que haya concordia entre vosotros. Desterrad cuanto signifique división y recuperad la armonía pensando y sintiendo lo mismo.
Vosotros, en cambio, amados míos, haced de una fe tan santa como la vuestra el firme cimiento de vuestra vida; orad impulsados por el Espíritu Santoy manteneos en el amor de Dios, esperando que la misericordia de nuestro Señor Jesucristo os lleve a la vida eterna.
La Iglesia gozó de un período de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Fueron días en que, impulsada por el Espíritu Santo y plenamente fiel al Señor, iba consolidándose y extendiéndose cada vez más.
Que la paz de Cristo reine en vuestras vidas; a ella os ha llamado Dios para formar un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en idiomas desconocidos;podrán tener serpientes en sus manos; aunque beban veneno, no les hará daño; pondrán sus manos sobre los enfermos y los curarán.
Os he dado autoridad para que pisoteéis las serpientes, los escorpiones y todo el poder del enemigo, sin que nada ni nadie pueda dañaros.
Mirad, yo voy a enviaros el don prometido por mi Padre. Quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis la fuerza que viene de Dios.
Os aseguro que el que crea en mí hará también lo que yo hago, e incluso cosas mayores. Porque yo me voy al Padre
No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros. Y os he destinado para que os pongáis en camino y deis fruto abundante y duradero. Así, el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre.
Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa. No hablará por su propia cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y os anunciará las cosas que han de suceder.Él me honrará a mí, porque todo lo que os dé a conocer lo recibirá de mí.Todo lo que el Padre tiene es también mío; por eso os he dicho que «todo lo que el Espíritu os dé a conocer, lo recibirá de mí».
Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros y os capacitará para que deis testimonio de mí en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta el último rincón de la tierra.
Al llegar el día de Pentecostés estaban todos reunidos en el mismo sitio.en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en la región de Libia que limita con Cirene; hay visitantes romanos,hay judíos y prosélitos, cretenses y árabes. Pues bien, todos y cada uno los oímos referir en nuestro propio idioma las cosas portentosas de Dios.Así que, llenos de estupefacción, se decían unos a otros con asombro: —¿Qué significa esto?Otros, en cambio, se burlaban y decían que estaban borrachos.Pedro, entonces, tomó la palabra y, en nombre propio y de sus once compañeros, les habló de esta manera: —Judíos y todos los que residís en Jerusalén, prestad atención a mis palabras a ver si os queda claro lo siguiente:Estos no están borrachos como vosotros suponéis, pues solo son las nueve de la mañana.Lo que sucede es que se está cumpliendo lo anunciado por el profeta Joel:En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablarán inspirados por mí; vuestros jóvenes tendrán revelaciones y vuestros ancianos soñarán cosas extraordinarias. A los que me sirven, tanto hombres como mujeres, otorgaré en aquellos días mi Espíritu, y hablarán inspirados por mí.Haré prodigios en el cielo y milagros en la tierra: sangre, fuego y vapor humeante.De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió el lugar en que estaban congregados.Antes que llegue el día del Señor, grande y glorioso, el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre. Y todo el que invoque al Señor, obtendrá la salvación. Escuchad esto, israelitas: Jesús de Nazaret fue el hombre a quien Dios avaló ante vosotros con los milagros, prodigios y señales que, como bien sabéis, Dios realizó entre vosotros por medio de él.Dios lo entregó conforme a un plan proyectado y conocido de antemano, y vosotros, valiéndoos de no creyentes, lo clavasteis en una cruz y lo matasteis.Pero Dios lo ha resucitado, librándolo de las garras de la muerte. Y es que no era posible que la muerte dominase a aquela quien se refiere David cuando dice: Sentía constantemente al Señor junto a mí, ya que está a mi lado para impedir que caiga. Por eso se alegra mi corazón, canta gozosa mi lengua y hasta mi cuerpo rebosa de esperanza.Porque no me abandonarás al poder del abismo ni permitirás que tu elegido se corrompa.Me has enseñado el camino que conduce a la vida y tu presencia me llenará de alegría.Hermanos, voy a hablaros con franqueza: a nadie se le oculta que nuestro antepasado David murió y fue enterrado; es más, su tumba se conserva todavía entre nosotros.Vieron luego una especie de lenguas de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos.Pero como era profeta y sabía que Dios le había prometido solemnemente que un descendiente de su misma sangre había de sucederle en el trono,previó la resurrección del Mesías cuando anunció que ni lo abandonaría al poder del abismo ni su cuerpo se corrompería.Pues bien, a este, que es Jesús, Dios lo ha resucitado, y todos nosotros somos testigos de ello.El poder de Dios lo ha exaltado y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha repartido en abundancia, como estáis viendo y oyendo.David no ascendió al cielo; sin embargo, dice: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que yo ponga a tus enemigos por estrado de tus pies».Por consiguiente, sepa con seguridad todo Israel que Dios ha constituido Señor y Mesías a este mismo Jesús a quien vosotros habéis crucificado. Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón; así que dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: —¿Qué debemos hacer, hermanos? Pedro les contestó: —Convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo, a fin de obtener el perdón de vuestros pecados. Entonces recibiréis, como don de Dios, el Espíritu Santo.Porque la promesa os corresponde a vosotros y a vuestros hijos, e incluso a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor, nuestro Dios. El Espíritu Santo los llenó a todos, y enseguida se pusieron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu Santo les concedía expresarse.
Todos se mantenían constantes a la hora de escuchar la enseñanza de los apóstoles, de compartir lo que tenían, de partir el pan y de participar en la oración.
Todo el mundo estaba impresionado a la vista de los numerosos prodigios y señales realizados por los apóstoles.
Ahora, Señor, mira cómo nos amenazan y concede a tus servidores anunciar tu mensaje con plena libertad.Así que los detuvieron y, en vista de que era ya tarde, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente.Pon en juego tu poder, para que en el nombre de Jesús, tu santo servidor, se produzcan curaciones, señales milagrosas y prodigios. Apenas terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. Así pudieron luego proclamar el mensaje de Dios con plena libertad.
Los apóstoles, por su parte, daban testimonio de la resurrección de Jesús, el Señor, con toda firmeza, y se los miraba con gran simpatía.
Eran muchos los milagros y prodigios que se producían entre el pueblo por medio de los apóstoles. Los fieles, por su parte, se reunían todos formando una piña en el pórtico de Salomón.Pero nadie más se atrevía a juntarse con ellos, aunque el pueblo los tenía en gran estima.Sin embargo, pronto fueron multitud los hombres y mujeres que creyeron en el Señor.Incluso sacaban a los enfermos a la calle y los ponían en lechos y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra tocara a alguno de ellos.De los pueblos próximos a Jerusalén acudían también muchedumbres de gentes llevando enfermos y personas atormentadas por espíritus malignos, y todos eran curados.
El favor y el poder de Dios estaban plenamente con Esteban, que realizaba milagros y prodigios entre el pueblo.
La gente en masa escuchaba con atención a Felipe, pues habían oído hablar de los milagros que realizaba y ahora los estaban viendo.Hubo muchos casos de espíritus malignos que abandonaron a sus víctimas lanzando alaridos; y numerosos paralíticos y cojos fueron también curados,
De cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y lo llenó de poder; de cómo Jesús pasó por todas partes haciendo el bien y curando a todos los que padecían oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Un día de ayuno, mientras celebraban el culto al Señor, dijo el Espíritu Santo: —Apartadme a Bernabé y a Saulo para la tarea que les he encomendado. Todo esto duró unos cuatrocientos cincuenta años. Después los guio por medio de caudillos hasta la época del profeta Samuel.Luego solicitaron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis. Era Saúl miembro de la tribu de Benjamín, y reinó durante cuarenta años.Después Dios lo destituyó y les puso como rey a David, acerca del cual manifestó: He encontrado que David, hijo de Jesé, es un hombre de mi agrado, que cumplirá todo cuanto quiero.Y Dios, de acuerdo con su promesa, hizo surgir de su linaje un salvador para Israel, Jesús.Previamente Juan, como precursor, proclamó un bautismo que sirviera como señal de conversión para todo el pueblo israelita.Próximo ya el final de su carrera, decía Juan: «¿Quién pensáis que soy? Por supuesto no el que esperáis, pues ni siquiera soy digno de desatar el calzado a quien viene después de mí».Hermanos, los que sois descendientes de Abrahán y los que, sin serlo, viven entre vosotros rindiendo culto a Dios: ved que a nosotros se nos ha confiado este mensaje de salvación.Los ciudadanos de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús y lo condenaron, cumpliendo así los anuncios de los profetas, que todos los sábados se leen en la sinagoga.Y sin hallar en él causa alguna de muerte, lo entregaron a Pilato para que mandara ajusticiarlo.Y cuando llevaron a cabo todo lo que estaba escrito sobre él, lo bajaron del madero y lo depositaron en un sepulcro.Entonces, después de haber ayunado y haber hecho oración, les impusieron las manos y los despidieron.
Cuando los no judíos oyeron esto, se alegraron sobremanera y no cesaban de alabar el mensaje del Señor. Y todos los que estaban destinados a la vida eterna abrazaron la fe.El mensaje del Señor se extendió por toda aquella región.
Dios realizaba extraordinarios milagros por medio de Pablo,hasta el punto de que el simple contacto con los pañuelos y otras prendas usadas por Pablo bastaba para curar a los enfermos o expulsar a los espíritus malignos.
de la misma manera nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y en ese cuerpo cada uno es un miembro al servicio de los demás.
Y puesto que tenemos dones diferentes según la gracia que Dios nos ha otorgado, a quien haya concedido hablar en su nombre, hágalo sin apartarse de la fe;el que sirve, que lo haga con diligencia; el que enseña, con dedicación;el que exhorta, aplicándose a exhortar; el encargado de repartir a los necesitados, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; y el que practica la misericordia, con alegría.
Y eso hablando únicamente —a más no me atrevo— de lo que Cristo ha llevado a cabo sirviéndose de mí para hacer que los paganos respondan a la fe. Se ha valido para ello de palabras y acciones,de señales y prodigios, y del poder del Espíritu. De este modo, desde Jerusalén y viajando en todas direcciones hasta llegar a Iliria, he proclamado a fondo el evangelio de Cristo.
El lenguaje de la cruz es, ciertamente, un absurdo para los que van por sendas de perdición; mas para nosotros, los que estamos en camino de salvación, es poder de Dios.
Reunido, pues, en espíritu con vosotros, en el nombre y con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo,he decidido dejar a ese individuo a merced de Satanás, a ver si queda destruida su condición pecadora y él, animado por el Espíritu, se salva en el día del Señor.
Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.Hay diversidad de funciones, pero uno mismo es el Señor.Son distintas las actividades, pero el Dios que lo activa todo en todos es siempre el mismo.La manifestación del Espíritu en cada uno se ordena al bien de todos.
Vosotros formáis el cuerpo de Cristo, y cada uno por separado constituye un miembro.Es Dios quien ha asignado en la Iglesia un puesto a cada uno: en primer lugar están los apóstoles; en segundo lugar, los profetas; en tercer lugar, los encargados de enseñar; vienen después los que tienen el don de hacer milagros, de realizar curaciones, de asistir a los necesitados, de presidir la asamblea, de hablar un lenguaje misterioso.
Pues lo mismo vosotros: ya que tanto ambicionáis los dones del Espíritu, procurad, al menos, poseer en abundancia los que contribuyan al provecho espiritual de la Iglesia.
Pero nosotros hemos de dar gracias a Dios, que por medio de nuestro Señor Jesucristo nos concede la victoria.
Pero este tesoro lo guardamos en vasijas de barro para que conste que su extraordinario valor procede de Dios y no de nosotros.
y otras tantas me ha dicho: «te basta mi gracia, porque mi fuerza se realiza plenamente en lo débil». Con gusto, pues, presumiré de mis flaquezas, para sentir dentro de mí la fuerza de Cristo.
Que llene de luz los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a la que os llama, qué inmensa es la gloria que ofrece en herencia a su puebloy qué formidable la potencia que despliega en favor de nosotros los creyentes, manifestada en la eficacia de su fuerza poderosa. Que Dios, nuestro Padre, y Jesucristo, el Señor, os concedan gracia y paz.Es el poder que Dios desplegó en Cristo al resucitarlo de la muerte y sentarlo en el cielo junto a sí,
Todo lo ha puesto Dios bajo el dominio de Cristo, constituyéndolo cabeza suprema de la Iglesiaque es el cuerpo de Cristo, y, como tal, plenitud del que llena totalmente el universo.
Ya no sois, por tanto, extranjeros o advenedizos. Sois conciudadanos de un pueblo consagrado, sois familia de Dios,Era el tiempo en que seguíais los torcidos caminos de este mundo y las directrices del que está al frente de las fuerzas invisibles del mal, de ese espíritu que al presente actúa con eficacia entre quienes se hallan en rebeldía contra Dios.sois piedras de un edificio construido sobre el cimiento de los apóstoles y los profetas. Y Cristo Jesús es la piedra angularen la que todo el edificio queda ensamblado y va creciendo hasta convertirse en templo consagrado al Señor,en el que también vosotros os vais integrando hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.
Así, por medio de la Iglesia, los principados y potestades de los cielos tienen ahora conocimiento de la multiforme sabiduría divina,según el proyecto que desde la eternidad quiso Dios realizar en Cristo Jesús, Señor nuestro;
A Dios que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos,a él sea la gloria en Cristo y en la Iglesia, de edad en edad y por generaciones sin término. Amén.
Él es quien a unos ha hecho apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.Capacita así a los creyentes para que desempeñen su ministerio y construyan el cuerpo de Cristohasta que todos alcancemos la unidad propia de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios; hasta que seamos personas cabales; hasta que alcancemos, en madurez y plenitud, la talla de Cristo.
Porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador del cuerpo, que es la Iglesia.
Solo me resta desear que os mantengáis fuertes, apoyados en el poder irresistible del Señor.Utilizad todas las armas que Dios os proporciona, y así haréis frente con éxito a las estratagemas del diablo.
Como casco, usad el de la salvación, y como espada, la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios. Y todo esto hacedlo orando y suplicando sin cesar bajo la guía del Espíritu; renunciad incluso al sueño, si es preciso, y orad con insistencia por todos los creyentes.
Él es también la cabeza del cuerpo que es la Iglesia; en él comienza todo; él es el primogénito de los que han de resucitar, teniendo así la primacía de todas las cosas.
Que la paz de Cristo reine en vuestras vidas; a ella os ha llamado Dios para formar un solo cuerpo. Y sed agradecidos.Que el mensaje de Cristo os llene con toda su riqueza y sabiduría para que seáis maestros y consejeros los unos de los otros, cantando a Dios salmos, himnos y canciones inspiradas con un corazón profundamente agradecido.
Porque el evangelio que os anunciamos no se redujo a palabras hueras, sino que estuvo acompañado de poder, de Espíritu Santo y de profunda convicción. Bien sabéis que nuestro comportamiento entre vosotros fue para vuestro bien.
Esta es la razón por la que rogamos sin cesar por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de su llamamiento y lleve a término con eficacia y plenitud no solo todo buen propósito, sino también la obra de la fe.De este modo, nuestro Señor Jesucristo será glorificado en vosotros y vosotros en él, conforme a la gracia de nuestro Dios y Señor Jesucristo.
Por si me retraso, quiero que sepas cómo debes comportarte en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.
Porque no es un espíritu de cobardía el que Dios nos otorgó, sino de fortaleza, amor y dominio de nosotros mismos.
Así pues, quien se mantenga incontaminado de estas cosas, será un utensilio noble, consagrado, útil a su dueño y a punto para toda obra buena.
que proclames el mensaje e insistas tanto si parece oportuno como si no lo parece. Argumenta, reprende y exhorta echando mano de toda tu paciencia y competencia en enseñar.
Fue él quien se entregó por nosotros a fin de liberarnos de toda maldad y de prepararse un pueblo limpio y elegido, totalmente entregado a la práctica del bien.Esto es lo que tienes que enseñar, aconsejar y defender con toda autoridad. Y que nadie te haga de menos.
y de la que Dios mismo ha dado testimonio valiéndose de milagros, prodigios y toda suerte de maravillas, además de los dones del Espíritu Santo que ha repartido según su voluntad.
y estimulémonos mutuamente en la práctica del amor y de las buenas obras.Que nadie deje de asistir a las reuniones de su iglesia, como algunos tienen por costumbre; al contrario, animaos unos a otros, tanto más cuanto estáis viendo que se está acercando el día.
Y puesto que somos nosotros los que recibimos ese reino inconmovible, seamos agradecidos, tributemos a Dios un culto agradable con reverencia y respeto.Que no en vano nuestro Dios es un fuego devorador.
también vosotros, como piedras vivas, os vais construyendo como templo espiritual para formar un sacerdocio consagrado que, por medio de Jesucristo, ofrezca sacrificios espirituales y agradables a Dios.
Pero vosotros sois raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su posesión, destinado a proclamar las grandezas de quien os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
Que todos, como buenos administradores de los múltiples dones de Dios, pongan al servicio de los demás el don que recibieron.El que habla, que comunique palabra de Dios; el que presta un servicio, hágalo consciente de que es Dios quien le da las fuerzas. Así, en todo lo que hagáis, Dios resultará glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por siempre y para siempre. Amén.
apacentad el rebaño de Dios confiado a vuestro cargo; velad sobre él, no a la fuerza o por una rastrera ganancia, sino gustosamente y con generosidad, como Dios quiere;no como dictadores sobre quienes estén a vuestro cargo, sino como modelos del rebaño.
Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo necesario para una vida plenamente piadosa mediante el conocimiento de quien nos llamó con su propia gloria y potencia
Pero el que sigue pecando pertenece al diablo, porque el diablo es pecador desde el principio del mundo. El Hijo de Dios vino para aniquilar la obra del diablo,
En cuanto a vosotros, hijos míos, pertenecéis a Dios y habéis vencido a esos falsos profetas, pues el que está con vosotros es más fuerte que el que está con el mundo.
ya que los hijos de Dios están equipados para vencer al mundo. Nuestra fe, en efecto, es la que vence al mundo,pues quien cree que Jesús es el Hijo de Dios, triunfará sobre el mundo.
y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los resucitados y el dominador de todos los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos ha liberado con su muerte de nuestros pecados,al que ha hecho de nosotros un reino y nos ha constituido sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por siempre. Amén.
Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios.
Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del maná escondido, y le daré también una piedra blanca en la que hay escrito un nombre nuevo, que solo quien lo reciba podrá descifrar.
Y al vencedor, al que me sea fiel hasta el fin, yo le daré poder sobre las nacionespara que pueda gobernarlas con cetro de hierro y quebrarlas como vasijas de barro,conforme al poder que recibí de mi Padre. Y le daré también el lucero de la mañana.
Al vencedor lo pondré de columna en el Templo de mi Dios, para que ya nunca salga de allí. Y grabaré sobre él el nombre de mi Dios, y grabaré también, junto a mi nombre nuevo, el nombre de la ciudad de mi Dios, la Jerusalén nueva, que desciende del trono celeste de mi Dios.
Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí, así como yo he vencido y me he sentado junto a mi Padre en su trono.
Han sido ellos quienes lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por medio del mensaje con que testificaron, sin que su amor a la vida les hiciera rehuir la muerte.
Alegrémonos y gocémonos y ensalcemos su grandeza, porque ha llegado el momento de las bodas del Cordero. ¡Está su esposa engalanada, vestida de lino finísimo y deslumbrante de blancura! El lino que representa las buenas acciones de los consagrados a Dios.
Vi también unos tronos; a los que se sentaron en ellos se les dio poder para juzgar. Y vi con vida a los que habían sido asesinados por haber dado testimonio de Jesús y por haber proclamado la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no llevaban tatuada en la frente ni en las manos la marca de la bestia. Todos estos recobraron la vida y reinaron con Cristo mil años.Los demás muertos, en cambio, no volvieron a la vida hasta pasados los mil años. Es la primera resurrección.¡Dichosos quienes Dios ha elegido para tomar parte en ella! La segunda muerte no hará presa en ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años.
Vi también bajar del cielo la ciudad santa, la nueva Jerusalén. Venía de Dios, ataviada como una novia que se engalana para su esposo.el quinto de sardonio; el sexto de cornalina; el séptimo de crisólito; el octavo de berilo; el noveno de topacio; el décimo de crisopasa; el undécimo de jacinto, y el duodécimo de amatista.En cuanto a las doce puertas, eran doce perlas. Cada puerta estaba hecha de una sola perla. Y la plaza de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente.Pero no vi templo alguno en la ciudad, porque el Señor Dios, dueño de todo, y el Cordero son su Templo.Tampoco necesita sol ni luna que la alumbren; la ilumina la gloria de Dios, y su antorcha es el Cordero.La luz de esta ciudad alumbrará el destino de los pueblos, y los reyes del mundo vendrán a rendirle homenaje.No se cerrarán sus puertas al anochecer, pues allí no habrá noche;y le llevarán como ofrenda el poderío y la riqueza de los pueblos.Y nada manchado entrará en ella: ningún depravado, ningún embaucador; tan solo los inscritos en el libro de la vida del Cordero.Y oí una voz poderosa que decía desde el trono: —Esta es la morada que Dios ha establecido entre los seres humanos. Habitará con ellos, ellos serán su pueblo y él será su Dios.
Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Algo os digo también: si dos de vosotros os ponéis de acuerdo, aquí en la tierra, para pedir cualquier cosa, mi Padre que está en el cielo os la concederá.Jesús llamó a un niño y, poniéndolo en medio de ellos,Pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Y este evangelio del reino se anunciará por todo el mundo, para que todas las naciones lo conozcan. Entonces llegará el fin.
Los discípulos salieron en todas direcciones a proclamar el mensaje. Y el Señor mismo los ayudaba y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas].
Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades.Cuando volvieron los apóstoles, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Jesús se los llevó aparte, a un pueblo llamado Betsaida.Pero la gente se dio cuenta y lo siguió. Jesús los acogió, les habló del reino de Dios y curó a los enfermos.Al comenzar a declinar el día, los Doce se acercaron a Jesús y le dijeron: —Despide a toda esa gente para que vayan a las aldeas y caseríos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en despoblado.Jesús les contestó: —Dadles de comer vosotros mismos. Ellos replicaron: —Nosotros no tenemos más que cinco panes y dos peces, a menos que vayamos y compremos comida para toda esta gente.Eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: —Haced que se recuesten en grupos como de cincuenta personas.Ellos siguieron sus instrucciones, y toda la gente se recostó.Luego Jesús tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, los bendijo, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente.Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes.En una ocasión en que Jesús se había retirado para orar a solas, los discípulos fueron a reunirse con él. Jesús, entonces, les preguntó: —¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos contestaron: —Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas que ha resucitado. Los envió a anunciar el reino de Dios y a curar a los enfermos.
Ellos salieron y recorrieron todas las aldeas, anunciando por todas partes el evangelio y curando a los enfermos.
y también que en su nombre se ha de proclamar a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión y de perdón de los pecados.
—Tú, vete —replicó el Señor—, porque he sido yo quien ha elegido a ese hombre como instrumento para que anuncie mi nombre a todas las naciones, a sus gobernantes y al pueblo de Israel.
No obstante, Pablo y Bernabé permanecieron allí por algún tiempo hablando resueltamente acerca del Señor, quien confirmaba el mensaje de bendición con las señales milagrosas y los prodigios que realizaba por medio de ellos.
Ahora bien, ¿cómo van a invocar a aquel en quien no creen? ¿Y cómo van a creer en él si no han oído su mensaje? ¿Y cómo van a oír su mensaje si nadie lo proclama?¿Y cómo lo van proclamar si no son enviados? Por eso dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian buenas noticias!
Cargando sobre sí nuestros pecados, los llevó hasta el madero para que nosotros muramos al pecado y vivamos con toda rectitud. Habéis sido, pues, sanados a costa de sus heridas.
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