Porque grande es el Señor, digno de suprema alabanza y más temible que todos los demás dioses.
Sálvanos, Señor, Dios nuestro, y recógenos de entre las naciones, para que alabemos tu santo nombre, para que nos gloriemos en tus alabanzas.
Pero el momento ha llegado: ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre busca tales adoradores.
Te alabaré, Señor, con todo mi corazón. Contaré todas tus maravillas. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, Señor, no desamparaste a los que te buscaron. Cantad al Señor, que habita en Sion; publicad entre los pueblos sus obras.El que demanda la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los afligidos.Ten misericordia de mí, Señor; mira la aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, tú, que me levantas de las puertas de la muerte para que cuente todas tus alabanzas a las puertas de Sion, y me goce en tu salvación. Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue atrapado su pie. El Señor se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. Higaión. SelahLos malvados serán trasladados al seol, esas naciones que se olvidan de Dios. El menesteroso no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente. Levántate, Señor; no se fortalezca el ser humano; sean juzgadas las naciones delante de ti.Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, Altísimo.
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Hablad entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.
Él es el objeto de tu alabanza y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.
Y a todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todo cuanto hay en ellos, oí decir: —Al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, para siempre jamás.
y decían a gran voz: —El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón. Con mi cántico lo alabaré.
¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, ¡salvación mía y Dios mío!
Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas. Y aconteció que cuando el pueblo escuchó el sonido de la bocina, gritó con un gran vocerío y el muro se derrumbó. El pueblo asaltó luego la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.
Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor: Cantaré yo al Señor, porque sublime ha sido su victoria; ha echado en el mar al caballo y al jinete.
¡Pueblos todos, aplaudid! ¡Aclamad a Dios con voz de júbilo! porque de Dios son los escudos de la tierra. ¡Él es muy enaltecido!Porque el Señor, el Altísimo, es temible, rey grande sobre toda la tierra.
Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
El que ofrece sacrificios de alabanza me honrará, y al que ordene su camino, le mostraré la salvación de Dios».
Listo está mi corazón, Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré y entonaré salmos.¡Despierta, alma mía! ¡Despertad, salterio y arpa! ¡Me levantaré de mañana!Te alabaré entre los pueblos, Señor; te cantaré entre las naciones,
Porque mejor es tu misericordia que la vida, mis labios te alabarán.Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos.
Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.porque tú, Dios, nos probaste; nos purificaste como se purifica la plata. Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga;permitiste que sobre nosotros cabalgaran. ¡Pasamos por el fuego y por el agua, pero nos sacaste a la abundancia!Entraré en tu Casa con holocaustos; te pagaré mis votos, que pronunciaron mis labios y habló mi boca cuando estaba angustiado.Holocaustos de animales engordados te ofreceré, te inmolaré carneros; te ofreceré en sacrificio toros y machos cabríos. Selah¡Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho en mi vida!A él clamé con mi boca y fue exaltado con mi lengua.Si en mi corazón hubiera yo mirado a la maldad, el Señor no me habría escuchado.Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica. Cantad la gloria de su nombre; dadle gloria con alabanza.
Bueno es alabarte, Señor, y cantar salmos a tu nombre, Altísimo;Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del toro salvaje; seré ungido con aceite fresco. Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos; oirán mis oídos acerca de los malignos que se levantaron contra mí.El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano.Plantados en la casa del Señor, en los atrios de nuestro Dios florecerán.Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes,para anunciar que el Señor, mi fortaleza, es recto y que en él no hay injusticia.anunciar por la mañana tu misericordia y tu fidelidad cada noche,
Cantad al Señor cántico nuevo; que cante al Señor toda la tierra.Decid entre las naciones: «¡El Señor reina! También afirmó el mundo, no será conmovido; juzgará a los pueblos con justicia».Alégrense los cielos y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud.Regocíjese el campo y todo lo que hay en él; entonces, todos los árboles del bosque rebosarán de contento delante del Señor, que vino, porque ha venido a juzgar la tierra. ¡Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su verdad!Cantad al Señor, bendecid su nombre. Anunciad de día en día su salvación;
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!,
Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados, porque, como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.Como el padre se compadece de los hijos, se compadece el Señor de los que le temen,porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella y pereció, y su lugar ya no la conocerá más.Mas la misericordia del Señor es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos,sobre los que guardan su pacto y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra. El Señor estableció en los cielos su trono y su reino domina sobre todos. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.
¡Alabad al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus obras entre los pueblos! La estableció a Jacob por decreto, a Israel por pacto sempiterno,y dijo: «A ti te daré la tierra de Canaán como porción de vuestra heredad». Cuando ellos eran pocos en número y forasteros en ella, y andaban de nación en nación, de un reino a otro pueblo,no consintió que nadie los agraviara, y por causa de ellos castigó a los reyes. «No toquéis —dijo— a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas». Trajo hambre sobre la tierra y cortó todo sustento de pan. Envió a un hombre delante de ellos: a José, que fue vendido como esclavo. Afligieron sus pies con grillos; con hierro aprisionaron su cuello.Hasta la hora en que se cumplió su palabra, el dicho del Señor lo probó. ¡Cantadle, cantadle salmos! Hablad de todas sus maravillas.
No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad.
Alabad al Señor, naciones todas; pueblos todos, alabadle,porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad del Señor es para siempre. ¡Aleluya!
Te alabaré con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré salmos.Me postraré hacia tu santo templo y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad, porque has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas.
Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.¡Te alaben, Señor, todas tus obras, y tus santos te bendigan!La gloria de tu reino digan y hablen de tu poder,para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos y la gloria de la magnificencia de su reino.Tu reino es reino de todos los siglos y tu señorío por todas las generaciones.Sostiene el Señor a todos los que caen y levanta a todos los oprimidos. Los ojos de todos esperan en ti y tú les das su comida a su tiempo.Abres tu mano y colmas de bendición a todo ser viviente. Justo es el Señor en todos sus caminos y misericordioso en todas sus obras.Cercano está el Señor a todos los que lo invocan, a todos los que lo invocan de veras.Cumplirá el deseo de los que lo temen; oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.Cada día te bendeciré y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.El Señor guarda a todos los que lo aman, pero destruirá a todos los impíos. La alabanza del Señor proclamará mi boca. ¡Todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre!Grande es el Señor y digno de suprema alabanza; su grandeza es insondable.
¡Alaba, alma mía, al Señor! Reinará el Señor para siempre; tu Dios, Sion, de generación en generación. ¡Aleluya!Alabaré al Señor en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva.
Alabad al Señor, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios, porque suave y hermosa es la alabanza.
Alabad a Dios en su santuario; alabadle en la magnificencia de su firmamento.Alabadle por sus proezas; alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.Alabadle a son de bocina; alabadle con salterio y arpa.Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas.Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo.¡Todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya!
El Señor es mi fortaleza y mi cántico. Ha sido mi salvación. Este es mi Dios, a quien yo alabaré; el Dios de mi padre, a quien yo enalteceré.
Tierra toda cantad al Señor, proclamad de día en día su salvación.Cantad entre las gentes su gloria, en todos los pueblos sus maravillas.Porque grande es el Señor, digno de suprema alabanza y más temible que todos los demás dioses.
Asimismo, se alegró mucho el rey David, y bendijo al Señor delante de toda la congregación; y dijo David: —Bendito seas tú, Señor, Dios de Israel, nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.Tuya es, Señor, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, Señor, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el dar grandeza y poder a todos.Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
Hacían sonar, pues, las trompetas y cantaban al unísono, alababan y daban gracias al Señor. Y sucedió que, mientras ellos alzaban la voz al son de las trompetas, de los címbalos y de los otros instrumentos de música, y alababan al Señor con las palabras: «Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre», una nube llenó la Casa, la casa del Señor.Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria del Señor había llenado la casa de Dios.
Después de consultar con el pueblo, puso a algunos que, vestidos de ornamentos sagrados, cantaran y alabaran al Señor mientras salía la gente armada, y que dijeran: «Glorificad al Señor, porque su misericordia es para siempre». Cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, el Señor puso emboscadas contra los hijos de Amón, de Moab y de los montes de Seír que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros.
Cantaban, alababan y daban gracias al Señor, y decían: «Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel». Todo el pueblo aclamaba con gran júbilo y alababa al Señor porque se echaban los cimientos de la casa del Señor.
Y esto es lo que dijeron los levitas Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías: —Levantaos y bendecid al Señor, vuestro Dios: Desde la eternidad y hasta la eternidad sea bendecido tu nombre glorioso, que supera toda bendición y alabanza. Tú solo eres el Señor. Tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos. Tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor dio y el Señor quitó: ¡Bendito sea el nombre del Señor!
Y diréis en aquel día: Cantad al Señor, aclamad su nombre, dad a conocer entre los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos al Señor, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra.
Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos siempre han sido verdaderos y firmes.
Cantad al Señor un nuevo cántico, su alabanza desde el extremo de la tierra; los que descendéis al mar y cuanto hay en él, las costas y sus habitantes.
a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado. Serán llamados «Árboles de justicia», «Plantío del Señor», para gloria suya.
De las misericordias del Señor haré memoria, de las alabanzas del Señor conforme a todo lo que el Señor nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias y según la abundancia de sus piedades.
¡Cantad al Señor, alabad al Señor, porque ha librado la vida del pobre de mano de los malignos!
Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales,con todo, yo me alegraré en el Señor, me gozaré en el Dios de mi salvación.
¡Alégrate mucho, hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.
Y la gente que iba delante y la que iba detrás le aclamaba diciendo: —¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!
Y le dijeron: —¿Oyes lo que estos dicen? Jesús les respondió: —Sí. ¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman haces salir la alabanza?
Entonces María respondió: —Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales que alababan a Dios y decían:—¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres que gozan de su buena voluntad!
Cuando ya se acercaba a la bajada del monte de los Olivos, los discípulos de Jesús, que eran muchos, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto.Decían: —¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
Pero el momento ha llegado: ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre busca tales adoradores.Dios es Espíritu y es necesario que quienes le adoran lo hagan en espíritu y en verdad.
Todos los días, con perseverancia y unánimes, se reunían en el templo, y partían el pan en las casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón,alababan a Dios y tenían el aprecio de todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la iglesia a quienes habían de ser salvos.
Hacia la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, mientras los otros presos los oían.De repente sobrevino un gran terremoto y los cimientos de la cárcel se conmovieron, se abrieron de golpe todas las puertas y todas las cadenas se soltaron.
y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles y cantaré a tu nombre.
Entonces, hermanos, ¿qué podemos decir? Pues que cuando os reunáis, cada uno de vosotros puede tener un salmo, una enseñanza, una revelación, un mensaje en lenguas, o una interpretación; pero todo debéis hacerlo para edificación.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de todo consuelo.Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros también podamos consolar a los que están sufriendo, con el mismo consuelo con que nosotros somos consolados por Dios.
Así, nosotros, los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, nos convertimos en alabanza de su gloria.
No os embriaguéis con vino, lo cual lleva al desenfreno; llenaos, más bien, del Espíritu.Hablad entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.Y vivid en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, como ofrenda y sacrificio de olor agradable a Dios. Dad siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
llenos de los frutos de justicia que provienen de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Por lo demás, hermanos, pensad en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es de buen nombre: si hay en ello alguna virtud, si hay algo loable, pensad en ello.
y, con alegría, deis gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en la luz.
La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad al Señor salmos, himnos y cánticos espirituales, con corazones agradecidos.Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, y dad gracias a Dios Padre por medio de él.
Estad siempre gozosos.Orad sin cesar.Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
cuando dice: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré.
Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo por la sangre de Jesucristo,Si fuera de otro modo cesarían de ofrecerse, pues los que rinden este culto, una vez limpios, ya no tendrían más conciencia de pecado.por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su cuerpo.También tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios.Acerquémonos, pues, con corazón sincero, llenos de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura.
Así que, puesto que recibimos nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios y agradémosle con temor y reverencia,
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia y por la resurrección de Jesucristo de los muertos, nos hizo renacer a una esperanza viva,
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme a las fuerzas que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Mirad cuánto nos ama el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo ha conocido a él.
A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin pecado y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y poder, ahora y por todos los siglos. Amén.
y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio para siempre jamás. Amén.
y decían a gran voz: —El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.Y a todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todo cuanto hay en ellos, oí decir: —Al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, para siempre jamás.
diciendo: —Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres, que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder y has establecido tu reinado.
Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: —Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.Ellos mismos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra de testimonio que dieron; pues menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, que dice: —Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.¿Quién no te temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Solo tú eres santo. Por eso todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han hecho manifiestos.
Después de esto, oí una gran voz, como de una inmensa multitud en el cielo, que decía: —¡Aleluya! Salvación, honra, gloria y poder son del Señor Dios nuestro,
Y del trono salió una voz que decía: —Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que lo teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de un gran caudal de agua y como el retumbar de potentes truenos, que decía: —¡Aleluya!, porque el Señor, nuestro Dios Todopoderoso, reina.
¡Venid, aclamemos alegremente al Señor! ¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!Cuarenta años estuve disgustado con la nación, y dije: “Son un pueblo de corazón extraviado, no conocen mis caminos”. Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo».¡Lleguemos ante su presencia con alabanza! ¡Aclamémosle con cánticos!,
Cantad alegres al Señor, toda la tierra. Levantad la voz, aplaudid y cantad salmos. Cantad salmos al Señor con arpa; con arpa y voz de cántico.Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, delante del Rey, el Señor.
Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria del Señor sobre la Casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron al Señor: «Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre».
con estas palabras: Sea bendito el nombre de Dios para siempre jamás, porque suyos son el poder y la sabiduría.
tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle clamando: —¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
Cantad al Señor un cántico nuevo; su alabanza sea en la congregación de los santos.Alégrese Israel en su Hacedor; los hijos de Sion se gocen en su Rey. Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten,
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