Por cuanto el Señor es grande y digno de ser siempre alabado; es más temible que todos los dioses.
¡Señor, Dios nuestro, sálvanos! Vuelve a recogernos de entre las naciones para que podamos dar gracias a tu santo nombre, regocijarnos y alabarte.
Pero la hora se acerca, y ya está aquí, cuando los que verdaderamente adoran al Padre lo harán guiados por el Espíritu y en forma verdadera, porque el Padre así quiere que sean los que lo adoren.
¡Oh Señor, te alabaré con todo el corazón, y le contaré a todo el mundo las maravillas que haces!Todos los que conocen tu misericordia, Señor, contarán contigo para que los auxilies, pues jamás has abandonado a quienes en ti confían.Canten salmos al Señor, el rey de Sion, cuéntenle al mundo sus hechos inolvidables.El que castiga a los homicidas tiene cuidado de los desvalidos. No olvida las súplicas de los atribulados que le piden ayuda.Y ahora, Señor, ten misericordia de mí; mira como padezco a manos de quienes me odian. Señor, sácame de las fauces de la muerte.Sálvame, para que pueda alabarte públicamente en presencia del pueblo en las puertas de Jerusalén, y pueda regocijarme porque me has rescatado.Las naciones caen en las trampas que cavaron para otros; la trampa que pusieron los ha atrapado.El Señor es célebre por la forma en que hace caer a los malvados en sus propios lazos.Los malvados serán enviados al sepulcro; este es el destino de las naciones que olvidan al Señor.Pero no se olvidará para siempre al necesitado y las esperanzas del pobre no se verán eternamente burladas.¡Oh Señor, levántate! No dejes que el hombre domine. ¡Haz que las naciones se presenten delante de ti!Me alegraré, sí; por ti estaré lleno de gozo. Cantaré tus alabanzas, oh Altísimo.
Ya que es así, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza por medio de Jesucristo; es decir, confesemos su nombre con nuestros labios.
Así hablarán entre ustedes con salmos e himnos y cantos espirituales, y elevarán al Señor alabanzas y cantos de todo corazón.
Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, el que ha hecho los milagros grandiosos que has visto.
Y todas las criaturas del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, exclamaron: «¡Que la alabanza, la honra, la gloria y el poder sean por siempre para el que está sentado en el trono y para el Cordero!».
Cantaban esto a gran voz: «El Cordero que fue sacrificado es digno de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza».
Él es mi fuerza, el escudo que me protege de todo peligro. En él confié y él me ayudó. En mi corazón hay tanto gozo que prorrumpo en un cántico de alabanza a él.
Alabaré al Señor, pase lo que pase. Constantemente hablaré de sus glorias y de su gracia.
Dichosos aquellos que escuchan el alegre llamado a la adoración; porque ellos caminarán en la luz de tu presencia, Señor.
¿Por qué voy a desarmarme y estar tan triste? Volveré y lo alabaré. ¡Es mi Dios y mi Salvador!
Cuando el pueblo oyó el sonido de las trompetas, gritaron lo más fuerte que pudieron. Repentinamente las murallas de Jericó se derrumbaron delante de ellos, y el pueblo de Israel entró en la ciudad desde todas direcciones y la capturaron.
Llenos de júbilo, Moisés y el pueblo de Israel cantaron este himno al Señor: Cantaré al Señor, porque obtuvo un triunfo extraordinario, pues arrojó caballos y jinetes al mar.
¡Vengan todos, y den palmadas de júbilo! ¡Griten triunfantes alabanzas al Señor!Porque el Señor, el Altísimo es imponente; es el gran rey de toda la tierra.
¡Qué grande es el Señor! Cuánto debemos alabarlo en su monte santo en la ciudad de nuestro Dios.
Pero el que me ofrenda su gratitud, me honra. Los que andan por mis sendas recibirán salvación del Señor.
Dios mío, tengo el corazón tranquilo y confiado. Con razón puedo cantar tus alabanzas.¡Despierta, alma mía! ¡Despierten, arpa y lira! Haré despertar con mis cantos al amanecer.Públicamente te expresaré mi gratitud por toda la tierra. Cantaré tus alabanzas entre las naciones.
porque tu amor y bondad son para mí mejor que la vida misma! ¡Cuánto te alabo!Te bendeciré mientras viva, alzando a ti mis manos en oración.
¡Aclamen alegres a Dios, habitantes de toda la tierra!Nos has puesto a prueba, nos has purificado, oh Señor, como a plata en el crisol.Nos apresaste en tu red y pusiste grandes cargas a nuestra espalda.Has enviado la caballería a pisotear nuestros cuerpos quebrantados; por incendio y por inundación hemos pasado. Pero al final nos has dado gran abundancia.Ahora he acudido a tu templo con ofrendas quemadas para cumplir los votos que te hice.Sí, los votos que me escuchaste pronunciar cuando estuve en tribulación.Por eso es que te traigo ofrendas quemadas de carneros, chivos y becerros gordos. El humo de su sacrificio se elevará ante ti.Vengan y escuchen todos los que temen a Dios, y yo les contaré lo que él hizo en favor mío.Pues clamé pidiéndole ayuda, y tenía las alabanzas listas en mi lengua.Él no habría escuchado si yo no hubiera confesado mis pecados.¡Pero él escuchó! ¡Oyó mis súplicas! ¡Les puso atención!¡Canten salmos a su glorioso nombre! Cuenten al mundo cuán admirable es él.
Bueno es darle gracias al Señor, cantarle alabanzas al Dios Altísimo.Tú me has dado vigor como de toro salvaje. ¡Cómo me han reconfortado tus bendiciones!Mis ojos han visto la caída de mis enemigos y mis oídos han escuchado la derrota de los malvados que están en contra mía.Pero los justos florecerán como la palmera, y crecerán como los cedros del Líbano.Porque son transplantados al huerto del Señor, y están en los atrios de nuestro Dios.Aun en su vejez producirán fruto y estarán llenos de vida y verdor.Ellos proclamarán: «El Señor es justo; él es mi Roca y en él no hay injusticia».Proclamar tu gran amor por la mañana y tu fidelidad por la noche,
Canten al Señor un cántico nuevo. Canten al Señor habitantes de toda la tierra.Digan a todas las naciones: ¡El Señor es rey! Él ha formado el mundo con firmeza; jamás será removido. Él juzga a todos los pueblos con justicia.¡Alégrense los cielos, gócese la tierra; que ruja de alabanza el mar con todo lo que hay en él.¡Canten alegres los campos y sus cosechas! ¡Canten jubilosos los árboles del bosque!Porque el Señor viene a juzgar la tierra. Con justicia y verdad juzgará a las naciones.Cantemos sus alabanzas. Bendigamos su nombre, cada día proclamemos las buenas noticias de que él salva.
Entremos por sus puertas con canciones de alabanza y gratitud. Démosle gracias y bendigamos su nombre.
Alaba, alma mía al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre.No nos ha castigado conforme a lo que merecemos por todos nuestros pecados,porque su misericordia para los que le temen es tan grande como la altura de los cielos sobre la tierra.Ha arrojado nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente.El Señor es para nosotros como un padre, compasivo para con los que le temen.Porque él sabe lo débiles que somos, sabe que somos polvo.Nuestros días en esta tierra son como la hierba, como la flor del campo que florece y muere,y que el viento se lleva y desaparece para siempre.Pero el amor del Señor permanece para siempre con aquellos que le temen. Su salvación está con los hijos de sus hijos,con los que cumplen su pacto y se acuerdan de cumplir sus mandamientos.El Señor ha hecho de los cielos su trono; desde allí gobierna sobre cuanto existe.Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de las cosas buenas que él te da.
Den gracias al Señor por todas las maravillas que hace; proclámenlo a todas las naciones.Se lo confirmó a Jacob como una ley, al pueblo de Israel como un pacto eterno,cuando dijo: «Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te toca».Él dijo esto cuando sólo eran unos cuantos en número, un grupo muy pequeño en la tierra de Canaán.Andaban siempre de nación en nación y de reino en reino,pero en todo a nadie permitió que los oprimiera, por ellos reprendió a los reyes:«No toquen a mis ungidos; no hagan daño a mis profetas», advirtió.Hizo venir el hambre sobre la tierra de Canaán, cortando su fuente de alimento.Luego, envió delante de ellos a José, al que vendieron como esclavo a Egipto.Allá en la cárcel le sujetaron los pies con grilletes y le pusieron la cabeza en cepo de hierro,hasta que llegó el tiempo de que se cumpliera lo que él predijo y el Señor probó el carácter de José. ¡Cómo le probó Dios su paciencia!Cántenle, sí, cántenle alabanzas; y hablen a todos de sus milagros.
La gloria, Señor, no es para nosotros, sino para ti; por causa de tu gran amor y tu fidelidad.
Alaben al Señor, naciones todas. Alábenlo todos los pueblos de la tierra.Porque grande es su amor por nosotros; la fidelidad del Señor es para siempre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Señor, te doy gracias de todo corazón. Cantaré tus alabanzas delante de los dioses.Al adorarte me inclino ante tu santo templo. Agradeceré a tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas.
Te alabaré, Dios y rey mío,Todas tus obras, Señor, te alabarán, y tus fieles te bendecirán.Conversarán entre ellos de la gloria de tu reino y celebrarán tu poder.Contarán de tus milagros y de la majestad y gloria de tu reino.Porque tu reino no termina jamás. Tú gobiernas generación tras generación. El Señor es fiel en todo lo que dice, él es bueno en todo lo que hace.El Señor levanta a los caídos y sostiene a los agobiados.Los ojos de toda la humanidad te buscan esperando auxilio; tú les das el alimento que necesitan.Abres la mano y satisfaces el hambre y la sed de toda criatura viviente.El Señor es justo en todo lo que hace, y lleno de bondad.El Señor está cerca de cuantos lo llaman, sí, de todos los que llaman sinceramente.Él cumple los deseos de quienes le temen; escucha su clamor de auxilio y los rescata.y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.El Señor protege a todos los que lo aman, pero destruye a los malvados.Alabaré al Señor, todo el mundo bendiga su santo nombre por siempre y para siempre.¡Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza no se puede comprender!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaba alma mía al Señor.¡El Señor reinará por siempre! ¡Oh Sion, que tu Dios reine por todas las generaciones! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!Yo lo alabaré mientras viva; sí, hasta el último suspiro de mi vida.
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Qué bueno es cantar sus alabanzas! ¡Qué agradable y justo es alabarle!
¡Aleluya! Alaben a Dios en su santuario, alábenlo en la enormidad del firmamento.Alábenlo por sus poderosas obras. Alaben su sin igual grandeza.Alábenlo con sonido de trompeta, alábenlo con el arpa y la lira.Alábenlo con pandero y danza, alábenlo con cuerdas y flautas.Alábenlo con címbalos sonoros, alábenlo con címbalos resonantes.¡Todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
El Señor es mi fortaleza, mi cántico y mi salvación. Lo alabaré, porque él es mi Dios. Lo exaltaré, porque él es el Dios de mis padres.
»¡Que toda la tierra cante al Señor! ¡Declaren todos los días que el Señor es quien salva!¡Muestren su gloria a las naciones! Proclamen a todos sus maravillas.Por cuanto el Señor es grande y digno de ser siempre alabado; es más temible que todos los dioses.
»Den gracias al Señor, porque él es bueno; su amor y su bondad continúan para siempre.
Mientras permanecía todavía en presencia de toda la asamblea, David dirigió así sus alabanzas al Señor: «¡Señor, Dios de nuestro padre Israel, alabamos tu nombre ahora y para siempre!Tuyos son la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo cuanto hay en los cielos y en la tierra es tuyo. También el reino te pertenece, y tienes el control de todo lo que existe.La riqueza y el honor provienen de ti, y tú eres el gobernador de toda la humanidad; tu mano controla el poderío y la potestad, y de acuerdo con tu voluntad es que los hombres adquieren la fama y reciben de ti el vigor.Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre.
los trompetistas y los cantores comenzaron a alabar y a dar gracias al Señor, acompañados de trompetas, címbalos y demás instrumentos musicales. Y cuando entonaron a una voz el coro: «Den gracias al Señor, porque él es bueno, y su amor y su bondad son para siempre», una nube cubrió el templo del Señor. Debido a esta nube, los sacerdotes no pudieron continuar la ceremonia.
Después de consultar con los jefes del pueblo, determinó que un coro abriera la marcha, luciendo sus vestidos sagrados. Irían alabando y dando gracias al Señor y cantando la canción: «Den gracias al Señor, porque su amor y bondad son para siempre».Cuando comenzaron a entonar este coro, el Señor hizo que los hijos de Amón, Moab y de Seír comenzaran a pelear entre sí, y se mataran unos a otros.
Cantaban y alababan a Dios dando gracias, y entonaban esta canción: «Dios es bueno, porque para siempre es su misericordia con Israel». Entonces todo el pueblo gritó con gran júbilo y alabó al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo.
Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron: «Pónganse de pie y adoren al Señor nuestro Dios, porque él vive desde la eternidad y hasta la eternidad. ¡Alaben su glorioso Nombre! Su gloria excede a cualquier bendición o alabanza.»Señor, tú eres el único Dios. Tú has hecho los cielos de los cielos, la tierra y los mares, y todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todo cuanto has creado, y todos los ángeles de los cielos te adoran.
Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y nada tendré cuando muera. El Señor me dio cuanto yo tenía; suyo era, y tenía derecho de llevárselo. Bendito sea el nombre del Señor».
En aquel admirable día dirán: ―¡Den gracias al Señor! ¡Alaben su nombre! Cuéntenle al mundo de su maravilloso amor. ¡Cuán poderoso es!¡Cántenle al Señor, pues ha realizado maravillas! Den a conocer su alabanza en la redondez del mundo.
¡Oh Señor, honraré y alabaré tu nombre, porque tú eres mi Dios, tú haces grandes maravillas! Hace tiempo las planeaste y ahora las has ejecutado, tal como dijiste.
Entonen un canto nuevo al Señor; entonen sus alabanzas, todos los que habitan en los más remotos rincones de la tierra. ¡Canta, oh mar! ¡Canten todos los que moran en tierras distantes de ultramar!
A todos los que guardan luto en Israel les dará: belleza en vez de cenizas, júbilo en vez de llanto, y alabanza en vez de abatimiento. Porque para gloria de Dios, él mismo los ha plantado como vigorosos y esbeltos robles.
De la amorosa bondad de Dios hablaré. Lo elogiaré por todo lo que ha hecho; me regocijaré por su gran bondad para con Israel, otorgada según su misericordia y amor.
Con esta confianza que me inspiras, cantaré de alegría y agradecimiento al Señor. ¡Cantemos, pues pobre y menesteroso como yo era, él me ha liberado de mis perseguidores!
»Aun después de tanta destrucción; cuando la higuera se seque y no haya flores ni fruto; cuando los olivos no produzcan y los campos permanezcan estériles; cuando el ganado muera en el campo y los corrales estén sin vacas,yo me regocijaré en el Señor y me alegraré en el Dios que nos salva.
¡Regocíjate grandemente, pueblo mío! ¡Grita de alegría, Jerusalén! ¡Tu rey viene montado sobre un burrito! ¡Es un rey justo y humilde, y viene a salvarte!
Y delante y detrás del cortejo, el pueblo lo aclamaba: ―¡Viva el Hijo del rey David! ¡Alábenlo! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Gloria a Dios!
―¿No oyes lo que están diciendo esos niños? ―Sí —respondió Jesús—. ¿No dicen acaso las Escrituras que “aun los recién nacidos lo adoran”?
Entonces María dijo: ―Mi alma alaba al Señor,mi espíritu se llena de alegría porque Dios es mi Salvador.
De repente aparecieron muchos ángeles del cielo que alababan a Dios y decían:«Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra para los que gozan de su buena voluntad».
Cuando ya estaban cerca de la bajada del monte de los Olivos, todos sus seguidores se llenaron de alegría y comenzaron a alabar a Dios por todos los milagros que habían visto. Y gritaban:―¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! ―¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
Pero la hora se acerca, y ya está aquí, cuando los que verdaderamente adoran al Padre lo harán guiados por el Espíritu y en forma verdadera, porque el Padre así quiere que sean los que lo adoren.Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo guiados por el Espíritu y en forma verdadera.
Todos los días se reunían en el templo y en los hogares, compartían los alimentos con regocijo y sencillez de corazóny alababan a Dios. Todo el mundo simpatizaba con ellos y todos los días el Señor añadía a la comunidad a los que habían de ser salvos.
Era ya media noche. Pablo y Silas todavía estaban orando y cantando himnos al Señor. Los demás prisioneros escuchaban.De pronto, un gran terremoto sacudió los cimientos de la cárcel y las puertas se abrieron y las cadenas de todos los presos se soltaron.
Recuerden que él vino también para que los gentiles glorifiquen a Dios por sus mercedes hacia ellos. Así está escrito: «Te alabaré entre las naciones, cantaré himnos a tu nombre».
Bien, hermanos míos, resumamos. Cuando se reúnan, unos canten, otros enseñen o comuniquen lo que Dios les haya revelado o hablen en lenguas extrañas o interpreten lo que los otros dijeron en lenguas; pero que todo sirva para la edificación de la iglesia.
¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación!Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos consolar a todos los que sufren, con el mismo consuelo que él nos prodigó.
Esto fue para que le demos la gloria a Dios por la extraordinaria gracia que nos mostró por medio de su amado Hijo.
Lo hizo porque desea que nosotros, que fuimos los primeros en esperar al Mesías, celebremos su gloria.
No se embriaguen, pues no se podrán controlar; más bien dejen que el Espíritu Santo los llene y controle.Así hablarán entre ustedes con salmos e himnos y cantos espirituales, y elevarán al Señor alabanzas y cantos de todo corazón.Y vivan amando a los demás, siguiendo el ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros en sacrificio, como ofrenda de perfume agradable a Dios.También le darán gracias siempre y por todo a Dios, nuestro Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
también para que estén llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para que le den la gloria y la alabanza a Dios.
Por último, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, todo lo que es respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es digno de admiración; piensen en todo lo que se reconoce como virtud o que merezca elogio.
y con gozo darán gracias al Padre, que nos ha capacitado para participar de la herencia que pertenece a los que viven en el reino de la luz.
Mantengan vívidas en su memoria las enseñanzas de Cristo en toda su abundancia, y enséñense y aconséjense unos a otros con toda sabiduría. Transmítanlas a otros, con salmos, himnos y cánticos espirituales elevados al Señor con corazones agradecidos.Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, y por medio de él acérquense a la presencia de Dios con acción de gracias.
Estén siempre contentos.Oren en todo momento.Den gracias a Dios en cualquier situación, porque esto es lo que Dios quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús.
Por eso, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.
Por eso, amados hermanos, gracias a la sangre de Jesucristo podemos entrar libremente en el Lugar Santísimo.Si hubiera podido, ya habrían dejado de ofrecerse sacrificios, pues los que adoran, purificados de una vez por todas, ya no se sentirían culpables de pecado.Jesús nos ha abierto un camino nuevo y vivo a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo.Además, en él tenemos un gran sacerdote que está al frente de la familia de Dios.Y puesto que es así, acerquémonos a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, ya que en nuestro interior hemos sido purificados de una mala conciencia y exteriormente hemos sido lavados con agua pura.
Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino que no se puede alterar, seamos agradecidos. Y porque estamos agradecidos, adoremos a Dios como a él le gusta, con honra y reverencia.
¡Alabemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!, porque su misericordia es grande y nos ha hecho nacer de nuevo por medio de la resurrección de Jesucristo. Esto fue así para que tengamos una esperanza viva
Pero ustedes son una familia escogida, son sacerdotes reales y son una nación santa. Son un pueblo que Dios compró para que anuncien sus obras extraordinarias; él fue quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
El que habla, que lo haga como el que habla las palabras mismas de Dios. El que presta algún servicio, que lo haga como el que tiene la fuerza de Dios para hacerlo. Así, en todo lo que ustedes hagan, Dios será alabado por medio de Jesucristo, a quien le pertenece la gloria y el poder para siempre. Amén.
Más bien, crezcan en el amor y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea dada la gloria ahora y hasta la eternidad! Amén.
Miren cuánto nos ama el Padre que somos llamados hijos de Dios. ¡Y de veras lo somos! Como la mayoría de la gente no conoce a Dios, tampoco reconoce lo que somos.
Y ahora, que la gloria, la majestad, el imperio y la potencia sean eternamente del único Dios, Salvador nuestro por medio de Jesucristo, quien tiene poder para conservarlos sin caída y, con gran alegría, presentarlos sin tacha ante su gloriosa presencia. Amén.
y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡sean eternamente la gloria y el poder! ¡Amén!
Cantaban esto a gran voz: «El Cordero que fue sacrificado es digno de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza».Y todas las criaturas del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, exclamaron: «¡Que la alabanza, la honra, la gloria y el poder sean por siempre para el que está sentado en el trono y para el Cordero!».
diciendo: «Te damos las gracias, Señor, Dios Todopoderoso, que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar.
Escuché entonces que una potente voz proclamaba en el cielo: «¡Al fin llegó la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo!, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante Dios, ha sido expulsado del cielo.Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y por el mensaje del que dieron testimonio, pues teniendo en poco sus vidas, no evitaron la muerte.
y cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero: «Formidables y maravillosas son tus obras, Señor, Dios Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones.¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Porque sólo Tú eres santo. Las naciones vendrán y te adorarán, porque tus obras de justicia ya se han manifestado».
Después de esto escuché que una multitud inmensa gritaba a viva voz en el cielo: «¡Aleluya! ¡La gloria, el poder y la salvación proceden de nuestro Dios!,
Y del trono brotó una voz que decía: «Alaben al Dios nuestro los siervos del Señor que le temen, pequeños y grandes».Entonces escuché algo así como las voces de una gran multitud o el estruendo de una catarata, o como el retumbar de grandes truenos. Y aquella voz gritaba: «¡Alabado sea Dios! ¡El Señor, nuestro Dios Todopoderoso, reina!
¡Vengan, cantemos al Señor con júbilo! Aclamaremos a la roca de nuestra salvación.«Cuarenta años estuve enojado con ellos, y dije: “Son un pueblo cuyo corazón está muy lejos de mí. No quieren hacer lo que les digo”.Así que, en mi enojo, hice un juramento: “Jamás entrarán en mi reposo”».Vayamos ante él con corazón agradecido. Cantémosle salmos de alabanza.
¡Aclamen al Señor toda la tierra! ¡Exalten al Señor con alabanzas y alegres cantos!Entonemos nuestra alabanza al son del arpa y de coros melodiosos.Resuenen los clarines y trompetas. ¡Hagan una jubilosa sinfonía ante el Señor, el Rey!
¡El Señor reinará por siempre! ¡Oh Sion, que tu Dios reine por todas las generaciones! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Cuando los israelitas vieron que el fuego caía y que la gloria del Señor llenaba su templo, se arrodillaron hasta tocar el piso con la frente y adoraron al Señor, diciendo: «¡El Señor es bueno, y su amor y bondad son para siempre!».
diciendo: ―Digno de elogio sea el nombre de Dios en todos los tiempos, pues sólo él tiene toda la sabiduría y todo el poder.
Entonces tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando: ―¡Hosanna! ―¡Bendito el que viene de parte del Señor! ―¡Bendito el Rey de Israel!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Canten al Señor un cántico nuevo. Canten sus alabanzas en la comunidad de los fieles.Que se alegre Israel por su Creador; que se regocijen los hijos de Sion por su rey.Alaben su nombre con danzas, con acompañamiento de tambores y lira.
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