El poder perdonar te da una libertad grande, es como quitarte un peso que no te deja avanzar, el perdón es hermoso y quien ha experimentado perdonar y ser perdonado lo sabe, Dios es nuestro mayor ejemplo de perdón, Dios nos enseña y nos manda a practicar el perdón en nuestro día a día, así que yo te animo a perdonar así como Cristo te perdona todos los días, así debes perdonar. Es momento de soltar y ser libre por medio del perdón, en esta vida siempre habrá alguien que te va a ofender o te va a lastimar, pero aún así debemos aprender a perdonar y volver amar, sacar el rencor de tu vida, y eso te hará avanzar y crecer, también mejorara tu relación con Dios. Los hijos de Dios nos regocijamos porque hemos recibido el perdón de nuestros pecados gracias al sacrificio de Jesús en la cruz. Sin embargo, es importante saber que dé la misma forma en la que hemos sido perdonados, nuestro corazón debe estar dispuesto a perdonar. (Marcos 11:25) Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados. Mientras nos arrepintamos y seamos fieles para perdonar a los demás, entonces Dios nos perdonará por completo, ¡y realmente podremos tener un nuevo comienzo!
Pero a vosotros digo, los oyentes: amad a vuestros enemigos; bellamente haced a los que os aborrecen; bendecid a los que os imprecan; orad por los que os dañan.
Empero, «si hambreare tu enemigo, aliméntale; si sed tuviere, dale de beber. Pues, esto haciendo, ascuas de fuego acumularás sobre su cabeza(l)».
Pues, si perdonareis a los hombres sus caídas, os perdonará también vuestro Padre el celestial; pero, si no perdonareis a los hombres, ni vuestro Padre perdonará las caídas vuestras.
Haceos, unos para con otros, buenos, entrañables, condonándoos, según también Dios en Cristo os ha condonado.
sobrellevando unos a otros y condonándoos, si alguno contra alguno tuviere queja; tal como también el Señor ha condonado a vosotros, así también vosotros;
Y Jesús dijo: «Padre, perdónales, pues no saben qué hacen». Y, repartiéndose, sus vestiduras, echaron suertes.
Entonces, acercándose Pedro, díjole: «Señor ¿cuántas veces pecará contra mí mi hermano y le perdonaré? ¿hasta siete veces?» Dícele Jesús: «No te digo: hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
A nadie mal por mal devolviendo; proveyendo lo bello a faz de todos los hombres; si posible, lo de vosotros(j), con todos los hombres paz teniendo;
no volviendo mal por mal o ultraje por ultraje; pero, al contrario, bendiciendo; pues a esto habéis sido llamados, para que bendición heredéis.
Cuando hambreare tu enemigo, aliméntale; cuando tuviere sed, abrévale. Que esto haciendo, ascuas de fuego juntarás sobre su cabeza(j), y el Señor te retribuirá bienes.
y demuestra su amor a nosotros, porque aún pecadores siendo nosotros, (según tiempo) Cristo por nosotros murió);
Si alguno dijere: que «amo a Dios», y a su hermano odiare, mentiroso es; porque el que no ama a su hermano, a quien está viendo, a Dios a quien no ha visto, no puede amar. Y este mandamiento tenemos de él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
Empero, amad a vuestros enemigos y bien haced, y prestad, nada esperando por ello; y será vuestro galardón mucho, y seréis hijos del Altísimo; porque él bueno es con los ingratos y malos.
Mandamiento nuevo os doy: que os améis; según os he amado, que también vosotros os améis. En esto conocerán todos que mis discípulos sois, si amor tuviereis entre vosotros».
La caridad longánima es, bondadosa es; la caridad no cela, no se jacta, no se infla; no avergüenza; no busca lo suyo; no se irrita; no piensa lo malo; no se goza en la injusticia; goza, empero, con la verdad; todo sufre, todo cree, todo espera; todo soporta.
Haceos, pues, imitadores de Dios, como hijos amados; y caminad en amor, así como también el Cristo nos amó y entregóse por nosotros ofrenda y hostia a Dios en olor de fragancia.
no vengándoos, amados; sino dad lugar(k) a la ira; pues escrito está: Prov. 25, 21-22. «A mí la venganza; yo retribuiré, dice Señor».
pero, ante todo, la entre vosotros caridad continua teniendo; porque la caridad cubre muchedumbre de pecados.
Toda amargura, y cólera, e ira, y vociferación y blasfemia quítese de vosotros, con toda malicia. Haceos, unos para con otros, buenos, entrañables, condonándoos, según también Dios en Cristo os ha condonado.
«Habéis oído que se ha dicho: Ojo por ojo y diente por diente. Mas yo os digo que no resistáis al mal: sino que quien te golpeare en tu mejilla derecha vuélvele también la otra;
Si confesáremos nuestros pecados, fiel es y justo para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.
Confesaos, pues, unos a otros los pecados y orad los unos por los otros; para que sanéis. —Mucho puede plegaria de justo asidua.
La paz seguid con todos, y la santificación; sin la cual nadie verá al Señor; mirando que nadie falte a la gracia de Dios; que ninguna raíz de amargura, subiendo, empezca y por ella se manchen los muchos;
Quien oculta agravios, busca amistad, y quien aborrece ocultar, divide amigos y domésticos.
Atended a vosotros: Si pecare tu hermano, intímale; y si se arrepintiere, perdónale. Y, si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces se volviere a ti, diciendo: «Arrepiéntome», perdonarásle».
Por lo cual acogeos unos a otros, según también el Cristo ha acogido a nosotros para gloria de Dios.
Y, cuando estéis parados orando, perdonad, si algo tenéis contra alguno, para que también vuestro Padre, el de los cielos, os perdone vuestros deslices».
Vestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, longanimidad; sobrellevando unos a otros y condonándoos, si alguno contra alguno tuviere queja; tal como también el Señor ha condonado a vosotros, así también vosotros;
Misericordioso varón se longanima; y la gloriación de él pasa sobre los inicuos(d).
Caridad «No juzguéis para que no se os juzgue; pues, con el juicio que juzgáis, se os juzgará; y, con la medida que medís, se os medirá.
(85:4) Porque tú, Señor, bueno y benigno; y misericordiosísimo para con todos los que te invocan.
Ved que nadie mal por mal a alguno retorne; sino, siempre tras lo bueno corred, y unos para con otros y para con todos.
En esto hemos conocido el amor: que aquél por nosotros su alma puso, y nosotros debemos por los hermanos las almas poner.
Quien busca al Señor, hallará ciencia con justicia; y los que rectamente lo buscan, hallarán paz.
Ninguna, pues, ahora condenación para los en Cristo Jesús, (que no según carne caminan).
¿no era necesario también apiadarte tú de tu consiervo, como yo también me apiadé de ti?
Ventajas de la prudencia y probidad Ira pierde hasta prudentes; y respuesta sumisa aparta furor; y palabra ofensiva despierta iras.
quien, siendo ultrajado, no a su vez ultrajaba; padeciendo, no conminaba; y entregábase al que juzga justamente;
porque no es para nosotros la lucha contra sangre y carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los mundipotentes de estas tinieblas, contra lo espiritual(e) de la malicia, en lo celeste.
Y todo, de Dios(l), del que nos ha reconciliado consigo por Cristo y dádonos el ministerio de la reconciliación; como que Dios estaba en Cristo, el mundo reconciliando consigo, no imputándoles las caídas de ellos, y poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación.
pero Dios, rico siendo en misericordia, por su mucho amor con que nos amó; y, estando nosotros muertos por las caídas, convivificónos en el Cristo (por gracia habéis sido salvados);
Así también mi Padre, el celestial, hará con vosotros si no perdonareis, cada cual a su hermano, de vuestros corazones.»
Y el siervo de Señor no debe reñir, sino suave ser para con todos, docente, paciente, en mansedumbre amaestrando a los contradictores; por si les dé Dios arrepentimiento para a conocimiento de verdad venir,
Y no juzguéis, y no se os juzgará, no. Y no condenéis, y no se os condenará, no. Perdonad, y se os perdonará.
Pues, si, enemigos siendo, reconciliados hemos sido con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más reconciliados nos salvaremos en su vida;
Y, como se quedaron preguntándole, desencorvándose, dijo a ellos: «El inculpable de vosotros primero la piedra sobre ella arroje»;
nada por emulación, nada por vanagloria; sino con humildad, el uno al otro considerando superior a sí;
y nos fatigamos, trabajando con las propias manos; injuriados, bendecimos; perseguidos, sufrimos;
Y tú ¿qué juzgas a tu hermano? O también tú ¿qué desprecias a tu hermano? Pues todos nos presentaremos al tribunal de Dios.
Admoniciones varias Hermanos, aunque sorprendido fuere un hombre en alguna caída, vosotros los espirituales, restituid al tal en espíritu de mansedumbre; mirándote a ti mismo, porque no también tú seas tentado.
Y, yendo, aprended qué es: «Misericordia quiero, y no sacrificio»; pues no he venido llamar a los justos, sino a los pecadores».
A su alma bien hace el varón misericordioso; y pierde su cuerpo el inmisericordioso.
Pero ahora ya deponedlo también vosotros todo: ira, enojo, malicia, blasfemia, torpe habla de la boca vuestra.
El buen hombre del buen tesoro del corazón saca lo bueno; y el malo de lo malo saca lo malo; pues de abundancia de corazón habla su boca.
El que dice en la luz estar y a su hermano odia, en las tinieblas está hasta ahora. El que ama a su hermano, en la luz permanece, y escándalo en él no hay; pero el que odia a su hermano en las tinieblas está y en las tinieblas anda y no sabe a donde va; pues las tinieblas han cegado sus ojos.
No tarda Dios la promesa, como algunos tardanza creen; sino que se longanima por nosotros; no queriendo que algunos perezcan, sino que todos a arrepentimiento se lleguen.
Por lo tanto, lo de la paz persigamos y lo de la edificación de los unos a los otros (guardemos).
Sabéis(i), hermanos míos amados. Y sea todo hombre pronto para el oír; tardo para el hablar; tardo para ira; pues ira de varón justicia de Dios no obra.
en quien tenemos la redención por su sangre: la remisión de las caídas, según la riqueza de su gracia;
Pues para esto habéis sido llamados; porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos dechado para que siguierais sus huellas; quien pecado no hizo, ni se halló dolo en su boca; quien, siendo ultrajado, no a su vez ultrajaba; padeciendo, no conminaba; y entregábase al que juzga justamente;
Culpa y castigo de los judíos Por lo cual indefendible eres, oh hombre, todo el que juzgas; pues, en lo que juzgas al otro, a ti te condenas; pues lo mismo obra el que juzgas.
He aquí que yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed pues, prudentes, como las serpientes y sencillos(g), como las palomas.
Y a vosotros, el Señor multiplique, y replete en la caridad a los unos para con los otros y para con todos; tal como también nosotros para con vosotros; para confirmar los corazones vuestros, irreprensibles, en santidad delante del Dios y Padre nuestro, en la parusia del Señor nuestro Jesucristo, con todos sus santos.
Exhorto, pues, ante todo, a que se hagan plegarias, oraciones, peticiones, agradecimientos por todos los hombres; por reyes y todos los que en eminencia están, para que placentera y tranquila vida pasen en toda piedad y honestidad.
(Sl. 33,13) Pues, el que quiere vida amar y ver días buenos, reprima su lengua de lo malo, y sus labios para que no hablen dolo; apártese de mal y haga bien; busque paz y corra en pos de ella;
Y, a quien algo condonáis, también yo; que también yo, lo que he condonado, si algo he condonado, por vosotros a faz de Cristo(d); para que no seamos suplantados por Satanás; pues sus pensamientos no desconocemos.
Dígoos que así gozo en el cielo habrá sobre un pecador arrepentido, que sobre noventa y nueve justos, los que necesidad no tienen de arrepentimiento».
Y, respondiendo el Rey les dirá: «En verdad os digo: en cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos, los más pequeños, a mí hicisteis».
El ejemplo de Cristo enseña tolerancia Pero debemos nosotros los potentes las flaquezas de los impotentes llevar, y no a nosotros mismos placer. Cada uno de nosotros al prójimo plazca para lo bueno, a edificación;
Por lo demás, hermanos, cuanto es verdadero; cuanto, honesto; cuanto, justo; cuanto, casto; cuanto, amable; cuanto, bien afamado; si alguna virtud y si alguna alabanza —esto pensad.
Y él, respondiendo dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, de todo tu corazón, y en toda tu alma y en toda tu fuerza y en toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo»
Si yo, pues, he lavado vuestros pies, el Maestro y el Señor, también vosotros debéis unos de otros lavar los pies; porque ejemplo os he dado, para que, según yo he hecho a vosotros, también vosotros hagáis.
Así luzca vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre el de los cielos.»
Asimismo, adolescentes, sujetaos a ancianos. Y todos, unos con otros, de humildad revestíos; porque Dios a soberbios resiste; pero a humildes da gracia. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios; para que os exalte en tiempo de visitación;
Exhortaciones La fraternidad persevere. De la hospitalidad no os olvidéis; que, por ésta, ocultóseles a algunos(a), que hospedaban a ángeles.
Pues toda la ley en una palabra cumplida está: en la de: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor de Dios es; y todo el que ama, de Dios ha nacido y conoce a Dios.
Por lo demás, hermanos, gozaos, consumaos, consolaos, lo mismo sentid, paz tened; y el Dios de la caridad y paz será con vosotros.
¿Quién nos apartará del amor del Cristo(h)? ¿tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro o cuchilla? Según está escrito: (Sl. 44,23) que por causa tuya se nos mata el día entero; considérasenos como ovejas de matanza. Mas en todo esto sobrevencemos(i) por el que nos ama.
De la caridad Hijitos míos, esto os escribo, para que no pequéis. Y, si alguno pecare, abogado tenemos para con el Padre: a Jesucristo justo;
¿O no sabéis que vuestro cuerpo y templo del en vosotros Santo Espíritu es; a quien tenéis de Dios; y que no sois vuestros? Pues comprados habéis sido por precio. Glorificad ya (y llevad) a Dios en vuestro cuerpo.
Hermanos, yo mismo no pienso haber(g) aprehendido; una cosa empero:(h) ya a lo de atrás olvidando, ya a lo de adelante tendiendo: tras la meta lánzome al premio de la suprema vocación de Dios, en Cristo Jesús.
Y sabemos que a los amantes de Dios, todo coopera en bien, a los que según propósito llamados son.
Con Cristo he sido crucificado; y vivo, no ya yo, pero vive en mí Cristo; y lo que ahora vivo en carne, en fe vivo la de Dios y Cristo; el que me amó y se entregó por mí.
Pues el juicio inmisericordioso al que no ha hecho misericordia; gloríase, empero, misericordia contra juicio.
diciendo: «Padre, si quieres, traspasa este cáliz de mí; empero, no mi voluntad, sino la tuya hágase».
De la paciencia, a ejemplo de Cristo Excelencia de la nueva alianza Por lo tanto; también nosotros, tanta teniendo, que nos cerca, nube de testigos, carga deponiendo toda y el cautivador pecado, por paciencia corramos la que se nos propone, lid, mirando al de la fe autor y consumador, Jesús; quien en vez del que se le proponía gozo, soportó cruz, vergüenza menospreciando; y a la diestra del trono de Dios está sentado.
Los justificados exentos están de la servidumbre del pecado; ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado, para que la gracia abunde? ¡No sea! Los que hemos muerto al pecado ¿cómo aún viviremos en él?
confiado de esto mismo: que, quien empezó en vosotros obra buena, perfeccionará hasta día de Jesucristo;
para que dé a vosotros, según la riqueza de su gloria, que con potencia seáis corroborados, por su Espíritu en el interior hombre; para que inhabite el Cristo, por la fe, en vuestros corazones;
¿Quién de estos tres, parécete prójimo haber sido del que cayó en bandidos?» Y él dijo: «El que hizo la misericordia con él». Y díjole Jesús: «Vete, y tú haz así mismo».
Al que no conocía pecado, por nosotros pecado hizo(m), para que nosotros nos hiciésemos justicia(n) de Dios en él.
«Vosotros sois la sal de la tierra; pero, si la sal se desvaneciere ¿con qué se la salará(b)? Para nada vale ya, sino para que arrojada fuera, sea hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede una ciudad ocultarse que sobre monte yaciere;
La bella lid he lidiado, la carrera consumado, la fe conservado. Por lo demás, guardada me está la de la justicia(c) corona, que me dará en aquél día, el justo juez; y no sólo a mí, sino también a todos los que han amado su aparición(d).
Y ésta la confianza que tenemos para con él: que, si algo pidiéremos, según su voluntad, nos oye. Y, si sabemos que nos oye lo que pidiéremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos pedido.
(Salmo 22) Dios es pastor de su pueblo; al que recrea con magnífico festín. (Salmo para David) El Señor me pastorea; y nada me faltará. En paraje de grama, allí me estableció; sobre agua de refrigerio me ha nutrido; a mi alma recreado; guiádome por sendas de justicia, por su nombre.
Vuestras almas habiendo vosotros purificado en la obediencia de la verdad, en fraternidad infingida; de corazón amaos entrañablemente;
Y al Señor, al Cristo santificad(e) en vuestros corazones, prontos siempre a defensa a todo el que os pidiere cuenta de la en vosotros esperanza;
Y he aquí que trajéronle un paralítico en una litera puesto. Y, viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «Confía, hijo; perdonados te están los pecados».
para caminar dignos del Señor, para toda complacencia, en toda obra buena fructificando
Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que el nacido de Dios se guarda a sí mismo(b); y el malo no le coge.
Pues erais un día tinieblas, pero ahora luz en Señor: como hijos de luz caminad (que el fruto de la luz(d), en toda benignidad, y justicia y verdad);
Y no sólo(a), sino que nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación paciencia obra; y la paciencia, probación, y la probación, esperanza;
Y, si a alguno de vosotros falta sabiduría, pida al que da: Dios, a todos sencillamente(c) y no enrostra; y darásele.
Y mi Dios llenará toda necesidad de vosotros, según su riqueza, en gloria, en Cristo Jesús.
Yo paz dejo a vosotros; paz, la mía, os doy; no, según el mundo da, yo os doy. No se conturbe vuestro corazón, ni se acobarde.
Está confiado, en todo tu corazón en Dios, y en tu sabiduría no te exaltes; para todos tus caminos conócela para que enderece tus caminos.
Pero ruégoos, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo: que lo mismo digáis todos y no haya en vosotros cismas, y seáis perfectos en el mismo sentir y en la misma sentencia.
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