El sentimiento de odio representa una actitud peligrosa, y es por ello que la palabra de Dios nos advierte sobre sus consecuencias. En las escrituras encontramos versículos que abordan este tema. En el sermón del monte, el Señor menciona el odio de la siguiente manera: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego" (Mateo 5:22). A medida que nos acercamos más al Señor y cultivamos una mayor comunión con Él, nos volvemos más conscientes del pecado, tanto en nuestro interior como en nuestro exterior. Debemos renunciar a la hipocresía y al rencor, ya que podríamos estar albergando sentimientos de odio mientras hacemos creer a los demás que no es así. Debemos alejarnos de este espíritu y buscar el perdón de Dios, liberándonos en nombre de Jesús, ya que el odio puede dañar no solo nuestro corazón, sino también nuestra mente y nuestro cuerpo.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.
No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado.
Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.
De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.
Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.