Dios está llamando a un ejército de hombres y mujeres guerreros que estén dispuestos a luchar por su Nación, capaces de establecer su reino en la tierra y no ceder ante el sistema de este mundo. Para orar por tu Nación, es crucial conocer la voluntad de Dios para ella. Debes tener presente cuáles son los pensamientos de Dios y su diseño glorioso. Una vez que lo sepas, estarás completamente preparado para ver el resultado de tu oración, ya que la única forma de tener una oración eficaz es cuando eres completamente guiado por la voz de su espíritu. Ante cualquier súplica por tu nación en medio de sus muchas necesidades, toma un momento en silencio para conocer la voluntad de Dios en el asunto. Una vez que su voz en tu interior te guíe, prosigue a orar a la manera de Dios. Él quiere que te levantes como un intercesor en este tiempo, y que puedas orar en su presencia pidiendo perdón ante tanta maldad y perversión de la humanidad. Pide perdón por la inmoralidad, las injusticias, la idolatría y todo tipo de prácticas que van en contra de los estatutos y mandamientos del eterno. No puedes abandonar la oración, si lo haces, estás permitiendo que el mal continúe afectando a tu país. Dios te ha colocado en un lugar donde vives con una asignación hermosa: que por medio de ti sea vista su gloria. Sé un instrumento en sus manos, abre tu boca para bendecir, levanta tus manos para proclamar cambios y busca la unidad del cuerpo de Cristo para que todos oren por un mismo objetivo y vean más rápido los resultados de tanto tiempo de intercesión. La Biblia recomienda que debemos orar sin cesar, y tu nación amerita que ayunes, vigiles y busques continuamente el favor de Dios para que así sea libre del yugo del enemigo y descanse de tanta opresión. De esta manera, los habitantes gozarán de una estadía plena, segura y de completa paz.
Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas,
sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.
si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.
Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.
Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina.
Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.
Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.
Él multiplica las naciones, y él las destruye; Esparce a las naciones, y las vuelve a reunir.
Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra.
Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor.
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.