La ofrenda es la acción de dar, la ofrenda es agradable ante los ojos de nuestro Dios. Cuando preparas tu ofrenda a Dios debes tomar en cuenta que debe ser lo mejor que tengas y sobre todo hacerlo con la mejor intención de corazón, debe ser gozoso y alegres pues Dios nos ha dado muchísimo más y aun cuando no lo merecemos, Dios ha bendecido en abundancia. Si das solamente lo que te sobra, ya sabes que la vida va a ser igual de generosa contigo. Debemos dar como si fuera para nosotros mismos, no con obligación ni tampoco para que nos sea devuelto. Debemos dar sin alardear, no buscando que se nos alabe por hacerlo. No debe saber nuestra mano izquierda lo que haga nuestra derecha. Nuestro señor ama al que da alegremente, porque Él conoce nuestros corazones. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 corintios 9:7) Ofrendar es dar como señal de adoración parte de lo que Dios nos dio primero. Cuando Dios da, lo hace de forma abundante y generosa. Así que cuando ofrendas de corazón abres las puertas para que Dios nos dé de forma sobreabundante. Mientras más das, más recibes.
yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra. Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas, me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales.
Aquel día, el Señor hizo una alianza con Abrám diciendo: 'Yo he dado esta tierra a tu descendencia desde el Torrente de Egipto hasta el Gran Río, el río Eufrates:
Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios'.
Ahora, si escuchan mi voz y observan mi alianza, serán mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación que me está consagrada'. Estas son las palabras que transmitirás a los israelitas'.
Luego tomó el documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual exclamó: 'Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho'. Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: 'Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas'.
Yo los miraré con bondad, los haré fecundos y numerosos, y mantendré mi alianza con ustedes. Comerán grano viejo largamente almacenado, y tendrán que tirar el grano viejo para dar lugar al nuevo. Yo pondré mi Morada en medio de ustedes y no les tendré aversión; siempre estaré presente entre ustedes: ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.
Reconoce, entonces, que el Señor, tu Dios, es el verdadero Dios, el Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones, mantiene su alianza y su fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos;
No son ni tu justicia ni la rectitud de tu corazón las que te harán tomar posesión de esa tierra. Todo lo contrario: es a causa de la maldad de esas naciones que el Señor las despoja ante ti, para cumplir la promesa que él juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.
Hoy todos ustedes han comparecido ante el Señor, su Dios: los jefes con sus tribus, sus ancianos y sus escribas, todos los hombres de Israel
Hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desdicha. Si escuchas los mandamientos del Señor, tu Dios, que hoy te prescribo, si amas al Señor, tu Dios, y cumples sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, entonces vivirás, te multiplicarás, y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde ahora vas a entrar para tomar posesión de ella.
El se acuerda eternamente de su alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac: él lo confirmó como norma para Jacob, como alianza eterna para Israel,
Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, mi alianza de paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti.
Porque yo, el Señor, amo el derecho y odio lo que se arrebata injustamente; les retribuiré con fidelidad y estableceré en favor de ellos una alianza eterna.
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que estableceré una nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la Alianza que establecí con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño -oráculo del Señor-. Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días -oráculo del Señor-: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: 'Conozcan al Señor '. Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande -oráculo del Señor-. Porque yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su pecado.
Yo estableceré para ellos una alianza de paz y haré desaparecer del país a las bestias feroces. Ellos habitarán seguros en el desierto y dormirán en los bosques.
Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes.
Mi alianza con él era vida y paz, y yo se las concedía; era temor, y él me temía y reverenciaba mi Nombre.
porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados.
Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: 'Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes.
Pero ahora, Cristo ha recibido un ministerio muy superior, porque es el mediador de una Alianza más excelente, fundada sobre promesas mejores. Porque si esta primera Alianza hubiera sido perfecta, no habría sido necesario sustituirla por otra.
Por eso, Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin de que, habiendo muerto para redención de los pecados cometidos en la primera Alianza, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida.
Esta es la Alianza que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Yo pondré mis leyes en su corazón y las grabaré en su conciencia, y no me acordaré más de sus pecados ni de sus iniquidades.
El Señor dijo a Abrám: 'Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra'.
Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: 'Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable. Yo haré una alianza contigo, y te daré una descendencia muy numerosa'.
y le dijo: 'Juro por mí mismo - oráculo del Señor - : porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos, y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz'.
Después el Señor dijo a Moisés: 'Consigna por escrito estas palabras, porque ellas son las cláusulas de la alianza que yo hago contigo y con Israel'. Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez Mandamientos.
El Señor, nuestro Dios, hizo una alianza con nosotros en el Horeb. No la hizo con nuestros padres, sino con nosotros, los que hoy estamos aquí, todos con vida.
del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac: él lo confirmó como norma para Jacob, como alianza eterna para Israel,
Señor, tú eres mi Dios, yo te exalto, doy gracias a tu Nombre. Porque tú has realizado designios admirables, firmemente establecidos desde tiempos antiguos.
El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados.
Estableceré para ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna. Los instalaré, los multiplicaré y pondré mi Santuario en medio de ellos para siempre.
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
En efecto, la promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe.
Hermanos, quiero ponerles un ejemplo de la vida cotidiana: cuando un hombre hace un testamento en debida forma, nadie puede anularlo o agregarle nada. Las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: 'y a los descendientes', como si se tratara de muchos, sino en singular: y a tu descendencia, es decir, a Cristo.
Y si ustedes pertenecen a Cristo, entonces son descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa.
Pero el amor del Señor permanece para siempre, y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
Porque así habla el Señor: A los eunucos que observen mis sábados, que elijan lo que a mí me agrada y se mantengan firmes en mi alianza, yo les daré en mi Casa y dentro de mis muros un monumento y un nombre más valioso que los hijos y las hijas: les daré un nombre perpetuo, que no se borrará.
Este será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua.
El Señor le respondió: 'Yo voy a establecer una alianza. A la vista de todo el pueblo, realizaré maravillas como nunca se han hecho en ningún país ni en ninguna nación. El pueblo que está contigo verá la obra del Señor, porque yo haré cosas tremendas por medio de ti.
Tengan cuidado, entonces, de no olvidar la alianza que el Señor, su Dios, ha establecido con ustedes, y no se fabriquen ningún ídolo que tenga la figura de todo aquello que el Señor les prohibe. Porque el Señor, tu Dios, es un fuego devorador, un Dios celoso.
Porque si escuchas estas leyes, las observas y las practicas, el Señor, tu Dios, mantendrá en tu favor la alianza y la fidelidad que juró a tus padres. El te amará, te bendecirá y te multiplicará. Bendecirá el fruto de tu seno, el fruto de tu suelo - tu trigo, tu vino y tu aceite - y las crías de tus ganados y rebaños, en la tierra que él te dará, porque así lo juró a tus padres.
El Señor hará de ti su pueblo santo, como te lo juró, si cumples sus mandamientos y sigues sus caminos. Entonces todos los pueblos de la tierra verán que tú eres llamado con el nombre del Señor, tu Dios, y te temerán.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad, para los que observan los preceptos de su alianza. Lámed
Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí. Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir las herencias devastadas,
Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días -oráculo del Señor-: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
Pero yo me acordaré de la alianza que hice contigo en los días de tu juventud y establecerá para ti una alianza eterna.
Entonces me pregunto: ¿Dios habrá rechazado a su Pueblo? ¡Nada de eso! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su Pueblo, al que eligió de antemano. ¿Ustedes no saben acaso lo que dice la Escritura en la historia de Elías? El se quejó de Israel delante de Dios, diciendo:
En cambio, Dios hizo al pueblo este reproche: Llegarán los días -dice el Señor- en que haré una Nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá, no como aquella que hice con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ya que ellos no permanecieron fieles a mi Alianza, yo me despreocupé de ellos -dice el Señor- : Y ésta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel después de aquellos días -dice el Señor- : Pondré mis leyes en su conciencia, las grabaré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza, del juramento que hizo a nuestro padre Abraham
Ustedes son los herederos de los profetas y de la Alianza que Dios hizo con sus antepasados, cuando dijo a Abraham: En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra.
Ellos son israelitas: a ellos pertenecen la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto y las promesas. A ellos pertenecen también los patriarcas, y de ellos desciende Cristo según su condición humana, el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente. Amén.
En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su 'sí' en Jesús, de manera que por él decimos 'Amén' a Dios, para gloria suya.
En efecto, todos los que confían en las obras de la Ley están bajo una maldición, porque dice la Escritura: Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la Ley. Es evidente que delante de Dios nadie es justificado por al Ley, ya que el justo vivirá por la fe. La Ley no tiene en cuenta la fe, antes bien, el que observa sus preceptos vivirá por ellos. Cristo nos liberó de esta maldición de la Ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, porque también está escrito: Maldito el que está colgado en el patíbulo. Y esto, para que la bendición de Abraham alcanzara a todos los paganos en Cristo Jesús, y nosotros recibiéramos por la fe el Espíritu prometido.
El Espíritu Santo da a entender con esto que el camino del Santuario no es accesible mientras subsista el primer recinto. Esto es un símbolo para el tiempo presente: en efecto, allí se ofrecen dones y sacrificios que no pueden hacer perfecto en su conciencia al que practica el culto.
Y el Señor hoy te ha hecho declarar que tu serás el pueblo de su propiedad exclusiva, como él te lo ha prometido, y que tú observarás todos sus mandamientos;
Revela su palabra a Jacob, sus preceptos y mandatos a Israel: a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos. ¡Aleluya!
Y el Señor, de pie junto a él, le decía: «Yo soy el señor, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra donde estás acostado. Tu descendencia será numerosa como el polvo de la tierra; te extenderás hacia el este y el oeste, el norte y el sur; y por ti y tu descendencia, se bendecirán todas las familias de la tierra. Yo estoy contigo: te protegeré dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta haber cumplido todo lo que te prometo».
Pero Dios le respondió: 'No, tu esposa Sara te dará un hijo, a quien pondrás el nombre de Isaac. Yo estableceré mi alianza con él y con su descendencia como una alianza eterna.
Hoy tomo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra; yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes, con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel. Porque de ello depende tu vida y tu larga permanencia en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.
eligió a la tribu de Judá, a la montaña de Sión, su predilecta. Construyó su Santuario como el cielo en lo alto, como la tierra, que cimentó para siempre;
Por mi parte, dice el Señor, esta es mi alianza con ellos: mi espíritu que está sobre ti y mis palabras que yo he puesto en tu boca, no se apartarán de tu boca, ni de la boca de tus descendientes, desde ahora y para siempre, dice el Señor.
Yo, el Señor, seré su Dios, y mi servidor David será príncipe en medio de ellas. Yo, el Señor, he hablado.
Les aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre'.
'Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo, y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor,
Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquellos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar'.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz:
Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra'.
'Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones.
él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. El mantiene su fidelidad para siempre,
Por eso le daré una parte entre los grandes y él repartirá el botín junto con los poderosos. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables.
Así habla el Señor: Si ustedes pueden romper mi alianza con el día y mi alianza con la noche, de manera que el día y la noche no aparezcan más a su tiempo, entonces también se romperá mi alianza con mi servidor David, de manera que no tenga más un hijo que reine sobre su trono, y mi alianza con los sacerdotes levitas, mis ministros.
Yo les daré otro corazón y pondré dentro de ellos un espíritu nuevo: arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común,
Hermanos, quiero ponerles un ejemplo de la vida cotidiana: cuando un hombre hace un testamento en debida forma, nadie puede anularlo o agregarle nada.
Pero cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.
de los que lo temen y observan su alianza, de los que recuerdan sus preceptos y los cumplen.
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Esta es la Alianza que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Yo pondré mis leyes en su corazón y las grabaré en su conciencia,
Después el Señor dijo a Moisés: 'Consigna por escrito estas palabras, porque ellas son las cláusulas de la alianza que yo hago contigo y con Israel'.
Por amor a tus padres, y porque eligió a la descendencia que nacería de ellos, el Señor te hizo salir de Egipto con su presencia y su gran poder; desposeyó a naciones más numerosas y fuertes que tú, te introdujo en sus territorios y te los dio como herencia, hasta el día de hoy.
le daré una descendencia eterna y un trono duradero como el cielo. Si sus hijos abandonan mi enseñanza y no proceden de acuerdo con mis juicios; si profanan mis preceptos y no observan mis mandamientos,
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. Jet No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud: Por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad. Tet
Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: De Sión vendrá el Libertador. El apartará la impiedad de Jacob. Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados.
Canto de peregrinación. De David. ¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!
Al que hirió a los primogénitos de Egipto, ¡porque es eterno su amor! y sacó de allí a su pueblo, ¡porque es eterno su amor! con mano fuerte y brazo poderoso, ¡porque es eterno su amor!
Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones.
Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto,
¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
Pagó el precio del rescate de su puebloy estableció su pacto para siempre.¡Su nombre es santo e imponente!
El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores'.
los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán. ¡Que sus corazones vivan para siempre!
Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Pero tú, Señor, Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarte, rico en amor y fidelidad,
Que nunca te abandonen la buena fe y la lealtad: átalas a tu cuello. escríbelas sobre la tabla de tu corazón, y encontrarás favor y aprobación a los ojos de Dios y de los hombres.
Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí. Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir las herencias devastadas, para decir a los cautivos: '¡Salgan!', y a los que están en las tinieblas: '¡Manifiéstense!'. Ellos se apacentarán a lo largo de los caminos, tendrán sus pastizales hasta en las cumbres desiertas.
Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones.
No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no desfallecemos.
Porque derramaré agua sobre el suelo sediento y torrentes sobre la tierra seca; derramaré mi espíritu sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus vástagos.
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar, y después de los que no lo son. En el Evangelio se revela la justicia de Dios, por la fe y para la fe, conforme a lo que dice la Escritura: El justo vivirá por la fe.
Tu verdad permanece por todas las generaciones; tú afirmaste la tierra y ella subsiste.
Porque así habla el que es alto y excelso, el que habita en una morada eterna, aquel cuyo Nombre es santo: Yo habito en una altura santa, pero estoy con el contrito y humillado, para reavivar los espíritus humillados, para reavivar los corazones contritos.
El sale de un extremo del cielo, su órbita llega hasta el otro extremo, y no hay nada que escape a su calor. La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón; los mandamientos del Señor son claros, iluminan los ojos. La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos.
Que el Dios de la paz -el mismo que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre de una Alianza eterna- los capacite para cumplir su voluntad, practicando toda clase de bien. Que él haga en nosotros lo que es agradable a sus ojos, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Me deleitaré en tus mandamientos que yo amo tanto. Elevaré mis manos hacia tus mandamientos y meditaré tus preceptos. Zain
Me postraré ante tu santo Templo, y daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre.
No temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes, porque yo soy tu Dios; yo te fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.
Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: 'Sígueme'. El se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
Pero a él no le retiraré mi amor ni desmentiré mi fidelidad; no quebrantaré mi alianza ni cambiaré lo que salió de mis labios.
No es cierto que la palabra de Dios haya caído en el vacío. Porque no todos los que descienden de Israel son realmente israelitas.
Ustedes son mis testigos y mis servidores -oráculo del Señor-: a ustedes los elegí para que entiendan y crean en mí, y para que comprendan que Yo Soy. Antes de mí no fue formado ningún dios ni habrá otro después de mí.
El no dudó de la promesa de Dios, por falta de fe, sino al contrario, fortalecido por esa fe, glorificó a Dios,
El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos!
Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres! Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz. Tú extendiste el cielo como un toldo y construiste tu mansión sobre las aguas. Las nubes te sirven de carruaje y avanzas en alas del viento. Usas como mensajeros a los vientos, y a los relámpagos, como ministros. Afirmaste la tierra sobre sus cimientos: ¡no se moverá jamás!
Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más,
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: