La ofrenda es la acción de dar, la ofrenda es agradable ante los ojos de nuestro Dios. Cuando preparas tu ofrenda a Dios debes tomar en cuenta que debe ser lo mejor que tengas y sobre todo hacerlo con la mejor intención de corazón, debe ser gozoso y alegres pues Dios nos ha dado muchísimo más y aun cuando no lo merecemos, Dios ha bendecido en abundancia. Si das solamente lo que te sobra, ya sabes que la vida va a ser igual de generosa contigo. Debemos dar como si fuera para nosotros mismos, no con obligación ni tampoco para que nos sea devuelto. Debemos dar sin alardear, no buscando que se nos alabe por hacerlo. No debe saber nuestra mano izquierda lo que haga nuestra derecha. Nuestro señor ama al que da alegremente, porque Él conoce nuestros corazones. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 corintios 9:7) Ofrendar es dar como señal de adoración parte de lo que Dios nos dio primero. Cuando Dios da, lo hace de forma abundante y generosa. Así que cuando ofrendas de corazón abres las puertas para que Dios nos dé de forma sobreabundante. Mientras más das, más recibes.
he puesto mi arco iris en las nubes, y servirá como señal de la alianza que hago con la tierra.Cuando yo haga venir nubes sobre la tierra, mi arco iris aparecerá entre ellas.Entonces me acordaré de la alianza que he hecho con ustedes y con todos los animales, y ya no volverá a haber ningún diluvio que los destruya.
Aquel mismo día el Señor hizo una alianza con Abram y le dijo: —Esta tierra se la daré a tus descendientes, desde el río de Egipto hasta el río grande, el Éufrates.
La alianza que hago contigo, y que haré con todos tus descendientes en el futuro, es que yo seré siempre tu Dios y el Dios de ellos.A ti y a ellos les daré toda la tierra de Canaán, donde ahora vives, como su herencia para siempre; y yo seré su Dios.
Así que, si ustedes me obedecen en todo y cumplen mi alianza, serán mi pueblo preferido entre todos los pueblos, pues toda la tierra me pertenece.Ustedes me serán un reino de sacerdotes, un pueblo consagrado a mí.” Diles todo esto a los israelitas.
Después tomó el libro de la alianza y se lo leyó al pueblo, y ellos dijeron: —Pondremos toda nuestra atención en hacer lo que el Señor ha ordenado.Entonces Moisés tomó la sangre y, rociándola sobre la gente, dijo: —Esta es la sangre que confirma la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, sobre la base de todas estas palabras.
Reconozcan, pues, que el Señor su Dios es el Dios verdadero, que cumple fielmente su alianza generación tras generación, para con los que le aman y cumplen sus mandamientos;
No, no es por los méritos ni por la bondad de ustedes por lo que van a tomar posesión de su país; el Señor los arroja de la presencia de ustedes a causa de la maldad de ellos y para cumplir la promesa que hizo a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes.
9 (8) Por lo tanto, cumplan los términos de esta alianza y pónganlos en práctica, para que les vaya bien en todo lo que hagan.
»Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro.Si obedecen lo que hoy les ordeno, y aman al Señor su Dios, y siguen sus caminos, y cumplen sus mandamientos, leyes y decretos, vivirán y tendrán muchos hijos, y el Señor su Dios los bendecirá en el país que van a ocupar.
Aunque las montañas cambien de lugar y los cerros se vengan abajo, mi amor por ti no cambiará ni se vendrá abajo mi alianza de paz.» Lo dice el Señor, que se compadece de ti.
Porque el Señor ama la justicia, y odia el robo y el crimen. Él les dará fielmente su recompensa y hará con ellos una alianza eterna.
El Señor afirma: «Vendrá un día en que haré una nueva alianza con Israel y con Judá.Esta alianza no será como la que hice con sus antepasados, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto; porque ellos quebrantaron mi alianza, a pesar de que yo era su dueño. Yo, el Señor, lo afirmo.Esta será la alianza que haré con Israel en aquel tiempo: Pondré mi ley en su corazón y la escribiré en su mente. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo.Ya no será necesario que unos a otros, amigos y parientes, tengan que instruirse para que me conozcan, porque todos, desde el más grande hasta el más pequeño, me conocerán. Yo les perdonaré su maldad y no me acordaré más de sus pecados. Yo, el Señor, lo afirmo.»
Voy a hacer una alianza con ellas, para asegurarles una vida tranquila. Haré desaparecer las fieras del país, para que mis ovejas puedan vivir tranquilas en campo abierto y dormir en los bosques.
pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil.Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos;
«Mi alianza era vida y paz para Leví. Se las di para que me respetara y me temiera, y él me mostró temor y reverencia.
porque esto es mi sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada en favor de muchos para perdón de sus pecados.
Lo mismo hizo con la copa después de la cena, diciendo: —Esta copa es la nueva alianza confirmada con mi sangre, la cual es derramada en favor de ustedes.
Pero nuestro Sumo sacerdote, que ha recibido un ministerio sacerdotal mucho mejor, es mediador de una alianza mejor, basada en mejores promesas. Si la primera alianza hubiera sido perfecta, no habría sido necesaria una segunda alianza.
Por eso, Jesucristo es mediador de una nueva alianza y un nuevo testamento, pues con su muerte libra a los hombres de los pecados cometidos bajo la primera alianza, y hace posible que los que Dios ha llamado reciban la herencia eterna que él les ha prometido.
«La alianza que haré con ellos después de aquellos días, será esta, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente.Y no me acordaré más de sus pecados y maldades.»
Un día el Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te voy a mostrar.Por aquel entonces hubo una gran escasez de alimentos en toda aquella región, y Abram se fue a vivir a Egipto durante algún tiempo, pues no había nada de comer en el lugar donde vivía.Cuando ya estaba llegando a Egipto, Abram le dijo a su esposa Sarai: «Mira, yo sé bien que tú eres una mujer hermosa,y que cuando los egipcios te vean, van a decir: “Esta mujer es la esposa de ese hombre.” Entonces a mí me matarán, y a ti te dejarán con vida para quedarse contigo.Por eso, para que me vaya bien y no me maten por causa tuya, diles por favor que eres mi hermana.» Cuando Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que Sarai era muy hermosa.También la vieron los funcionarios del faraón, rey de Egipto, y le fueron a decir que aquella mujer era muy hermosa. Entonces la llevaron al palacio del faraón. Por causa de Sarai, el faraón trató muy bien a Abram. Le regaló ovejas, vacas, esclavos, esclavas, asnos y camellos.Pero también por causa de Sarai, el Señor castigó al faraón y a su familia con grandes plagas.Por eso el faraón mandó llamar a Abram, y le dijo: «¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué no me dijiste que esta mujer es tu esposa?Tú dijiste que era tu hermana, y yo pude haberla tomado por esposa. Anda, aquí la tienes. ¡Tómala y vete!»Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás una bendición para otros.Entonces el faraón ordenó a sus hombres que hicieran salir de Egipto a Abram, junto con su esposa y con todo lo que tenía.Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo.»
Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: —Yo soy el Dios todopoderoso; vive una vida sin tacha delante de mí,Esta es la alianza que hago con ustedes y que deberán cumplir también todos tus descendientes: todos los hombres entre ustedes deberán ser circuncidados.Deberán cortarse ustedes la carne de su prepucio, y eso servirá como señal de la alianza que hay entre ustedes y yo.De hoy en adelante, todo varón entre ustedes deberá ser circuncidado a los ocho días de nacido, lo mismo el niño que nazca en casa que el esclavo comprado por dinero a cualquier extranjero.Tanto el uno como el otro deberá ser circuncidado sin falta. Así mi alianza quedará señalada en la carne de ustedes como una alianza para toda la vida.Pero el que no sea circuncidado deberá ser eliminado de entre ustedes, por no haber respetado mi alianza.También Dios le dijo a Abraham: —Tu esposa Sarai ya no se va a llamar así. De ahora en adelante se llamará Sara.La voy a bendecir, y te daré un hijo por medio de ella. Sí, voy a bendecirla. Ella será la madre de muchas naciones, y sus descendientes serán reyes de pueblos.Abraham se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y se rió, mientras pensaba: «¿Acaso un hombre de cien años puede ser padre? ¿Y acaso Sara va a tener un hijo a los noventa años?»Entonces le dijo a Dios: —¡Ojalá Ismael pueda vivir con tu bendición!Y Dios le contestó: —Lo que yo he dicho es que tu esposa Sara te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Isaac. Con él confirmaré mi alianza, la cual mantendré para siempre con sus descendientes.y yo haré una alianza contigo: haré que tengas muchísimos descendientes.
y le dijo: —El Señor ha dicho: “Puesto que has hecho esto y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismoque te bendeciré mucho. Haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. Además, ellos siempre vencerán a sus enemigos,y todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de ellos, porque me has obedecido.”
El Señor le dijo a Moisés: «Escribe estas palabras, porque ellas son la base de la alianza que yo hago contigo y con los israelitas.»Moisés se quedó allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Allí escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez mandamientos.
»El Señor nuestro Dios hizo una alianza con nosotros en el monte Horeb.»”No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo. »”No codicies la mujer de tu prójimo. No ambiciones la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca.” »Estas son las palabras que el Señor pronunció en voz alta, de en medio del fuego y de una nube espesa, cuando todos estaban reunidos al pie del monte. Después ya no dijo más, y escribió estas palabras en dos tablas de piedra, y me las entregó.Pero cuando ustedes oyeron aquella voz que salía de entre las tinieblas, y vieron el monte en llamas, todos ustedes, los jefes de las tribus y los ancianos, vinieron a hablar conmigoy me dijeron: “Verdaderamente el Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su poder, y hemos oído su voz, que salía de en medio del fuego. Hoy hemos comprobado que Dios puede hablar con los hombres sin que estos mueran.Sin embargo, ¿para qué exponernos a morir consumidos por este terrible fuego? Si volvemos a escuchar la voz del Señor nuestro Dios, moriremos;pues, ¿qué hombre hay que pueda escuchar la voz del Dios viviente hablando de en medio del fuego, como la hemos oído nosotros, sin que le cueste la vida?Mejor acércate tú, y escucha todo lo que el Señor nuestro Dios te diga, y ya luego nos dirás lo que te haya comunicado, y nosotros cumpliremos lo que se nos diga.” »Mientras ustedes me hablaban, el Señor estaba escuchando lo que decían, y entonces me dijo: “He oído todo lo que ha dicho este pueblo, y me ha parecido muy bien.¡Ojalá piensen siempre de la misma manera, y me honren y cumplan mis mandamientos todos los días, para que tanto ellos como sus hijos tengan siempre una vida dichosa!No la hizo solamente con nuestros antepasados, sino también con todos nosotros, los que hoy estamos aquí reunidos.
«Reúnan a los que me son fieles, a los que han hecho una alianza conmigo ofreciéndome un sacrificio.»
Señor, tú eres mi Dios; yo te alabo y bendigo tu nombre, porque has realizado tus planes admirables, fieles y seguros desde tiempos antiguos.
Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.
Haré con ellos una alianza para asegurarles una vida tranquila. Será una alianza eterna. Haré que aumenten en número, y para siempre pondré mi santo templo en medio de ellos.
»No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor.Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento.
Pues Dios prometió a Abraham y a sus descendientes que recibirían el mundo como herencia; pero esta promesa no estaba condicionada al cumplimiento de la ley, sino a la justicia que se basa en la fe.
Hermanos, voy a hablarles en términos humanos: Cuando un hombre hace un pacto y lo respalda con su firma, nadie puede anularlo ni agregarle nada.Ahora bien, Dios hizo sus promesas a Abraham y a su descendencia. La Escritura no habla de «descendencias», en plural, sino en singular; dice: «y a tu descendencia», la cual es Cristo.
Y si son de Cristo, entonces son descendientes de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo.
Pero el amor del Señor es eterno para aquellos que lo honran; su justicia es infinita por todas las generaciones,
Porque el Señor dice: «Si los eunucos respetan mis sábados, y si cumplen mi voluntad y se mantienen firmes en mi alianza,yo les daré algo mejor que hijos e hijas; les concederé que su nombre quede grabado para siempre en mi templo, dentro de mis muros; les daré un nombre eterno, que nunca será borrado.
Este es un día que ustedes deberán recordar y celebrar con una gran fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán como una ley permanente que pasará de padres a hijos.
El Señor dijo: «Pongan atención: yo hago ahora una alianza ante todo tu pueblo. Voy a hacer cosas maravillosas que no han sido hechas en ninguna otra nación de la tierra, y toda la gente entre la que ustedes se encuentran verá lo que el Señor puede hacer, pues será maravilloso lo que yo haré con ustedes.
Pero tengan cuidado de no olvidarse de la alianza que el Señor su Dios ha hecho con ustedes. No se hagan ningún ídolo ni figura de las que el Señor su Dios les ha prohibido hacer,porque el Señor su Dios es un Dios celoso, ¡un fuego que todo lo consume!
»Si después de haber escuchado ustedes estos decretos, los cumplen y los ponen en práctica, entonces el Señor su Dios cumplirá fielmente su alianza y la promesa que hizo a los antepasados de ustedes.Los amará a ustedes, los bendecirá y los hará crecer en número; bendecirá a sus hijos, sus cosechas, su trigo, su vino y su aceite, y las crías de sus vacas y ovejas, en el país que a sus antepasados juró que les daría.
Él siempre procede con amor y fidelidad, con los que cumplen su alianza y sus mandamientos.
El Señor dice: «Vino el momento de mostrar mi bondad, y te respondí; llegó el día de la salvación, y te ayudé. Yo te protegí para establecer por ti mi alianza con el pueblo, para reconstruir el país, para hacer que tomen posesión de las tierras arrasadas,
Esta será la alianza que haré con Israel en aquel tiempo: Pondré mi ley en su corazón y la escribiré en su mente. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo.
Pero yo sí me acordaré de la alianza que hice contigo cuando eras joven, y haré contigo una alianza eterna.
Ahora pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Claro que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín.Que sus ojos se queden ciegos y no vean; que su espalda se les doble para siempre.» Ahora pregunto: ¿Será que los judíos, al tropezar, cayeron por completo? ¡De ninguna manera! Al contrario, al desobedecer los judíos, los otros han podido alcanzar la salvación, para que los israelitas se pongan celosos.Así que, si el tropiezo y el fracaso de los judíos han servido para enriquecer al mundo, a los que no son judíos, ¡ya podemos imaginarnos lo que será su plena restauración!Pero tengo algo que decirles a ustedes, que no son judíos. Puesto que Dios me ha enviado a los no judíos, yo tengo en gran estima este servicio.Quiero que algunos de mi propia raza sientan celos de ustedes, y así llevarlos a la salvación.Pues si el rechazo de los judíos ha traído al mundo la reconciliación con Dios, ¿qué no traerá el que sean aceptados? ¡Nada menos que vida para los que estaban muertos!Pues si el primer pan que se hace de la masa está consagrado a Dios, también lo está la masa entera. Y si la raíz del árbol está consagrada a Dios, también lo están las ramas. Al olivo, que son los judíos, se le cortaron algunas de las ramas, y en su lugar se le injertó el olivo silvestre, que eres tú. Así llegaste a tener parte en la misma raíz y en la misma vida del olivo.Pero no te gloríes, despreciando las ramas naturales. Si lo haces, recuerda que no eres tú quien sostiene a la raíz, sino que la raíz te sostiene a ti.Tal vez dirás: «Sí, pero se cortaron unas ramas para injertarme a mí en el olivo.»Desde el principio, Dios había reconocido a los israelitas como su pueblo; y ahora no los ha rechazado. ¿No saben ustedes que la Escritura dice en la historia del profeta Elías que este, en su oración a Dios, acusó al pueblo de Israel? Dijo:
Recuerda la palabra que diste a este siervo tuyo: en ella me hiciste poner la esperanza.
Esta es una lista de los antepasados de Jesucristo, que fue descendiente de David y de Abraham: Ezequías fue padre de Manasés, este lo fue de Amón y este de Josías.Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos, en el tiempo en que los israelitas fueron llevados cautivos a Babilonia. Después de la cautividad, Jeconías fue padre de Salatiel y este de Zorobabel.Zorobabel fue padre de Abihud, este lo fue de Eliaquim y este de Azor.Azor fue padre de Sadoc, este lo fue de Aquim y este de Eliud.Eliud fue padre de Eleazar, este lo fue de Matán y este de Jacob.Jacob fue padre de José, el marido de María, y ella fue madre de Jesús, al que llamamos el Mesías.De modo que hubo catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta la cautividad de los israelitas en Babilonia, y otras catorce desde la cautividad hasta el Mesías.
que tendría compasión de nuestros antepasados y que no se olvidaría de su santa alianza. Y este es el juramento que había hecho a nuestro padre Abraham: que nos permitiría
Ustedes son herederos de las promesas que Dios hizo por medio de los profetas, y son también herederos de la alianza hecha por Dios con los antepasados de ustedes. Pues Dios le dijo a Abraham: “Todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tus descendientes.”
Son descendientes de Israel, y Dios los adoptó como hijos. Dios estuvo entre ellos con su presencia gloriosa, y les dio las alianzas, la ley de Moisés, el culto y las promesas.Son descendientes de nuestros antepasados; y de su raza, en cuanto a lo humano, vino el Mesías, el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre. Amén.
pues en él se cumplen todas las promesas de Dios. Por esto, cuando alabamos a Dios, decimos «Amén» por medio de Cristo Jesús.
Quienes ponen su confianza en la ley están bajo maldición, porque la Escritura dice: «Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.»Por tanto, está claro que nadie es reconocido como justo en virtud de la ley; pues la Escritura dice: «El justo por la fe vivirá.»Pero la ley no se basa en la fe, sino que dice: «El que cumpla la ley, vivirá por ella.» Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: «Maldito todo el que muere colgado de un madero.»Esto sucedió para que la bendición que Dios prometió a Abraham alcance también, por medio de Cristo Jesús, a los no judíos; y para que por medio de la fe recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido.
Ahora bien, la primera alianza tenía sus reglas para el culto, pero en un santuario terrenal.
Con esto el Espíritu Santo nos da a entender que, mientras la primera parte de la tienda seguía existiendo, el camino al santuario todavía no estaba abierto.Todo esto es un símbolo para el tiempo presente; pues las ofrendas y sacrificios que allí se ofrecen a Dios no pueden hacer perfecta la conciencia de los que así lo adoran.
También el Señor ha declarado hoy que tú, Israel, eres el pueblo de su propiedad, tal como te lo había prometido, y que cumplirás todos sus mandamientos.
Él dio a conocer a Jacob, a Israel, su palabra, sus leyes y decretos. El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne a los dispersos de Israel.No hizo lo mismo con las otras naciones, las cuales nunca conocieron sus decretos. ¡Aleluya!
También veía que el Señor estaba de pie junto a él, y que le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tus descendientes les daré la tierra en donde estás acostado.Ellos llegarán a ser tantos como el polvo de la tierra, y se extenderán al norte y al sur, al este y al oeste, y todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de ti y de tus descendientes.Yo estoy contigo; voy a cuidarte por dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No voy a abandonarte sin cumplir lo que te he prometido.»
Y Dios le contestó: —Lo que yo he dicho es que tu esposa Sara te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Isaac. Con él confirmaré mi alianza, la cual mantendré para siempre con sus descendientes.
En este día pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes, de que les he dado a elegir entre la vida y la muerte, y entre la bendición y la maldición. Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descendientes;si se vuelven al Señor y lo obedecen de todo corazón y con toda su alma, ustedes y los hijos de ustedes, como yo se lo ordeno ahora,amen al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles, porque de ello depende la vida de ustedes y el que vivan muchos años en el país que el Señor juró dar a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes.»
eligió en cambio a la tribu de Judá y a su amado monte Sión.Construyó un santuario, alto como el cielo, y lo afirmó para siempre, como a la tierra.
El Señor dice: «Yo hago una alianza con ustedes y les prometo que mi poder y las enseñanzas que les he dado no se apartarán jamás de ustedes ni de sus descendientes por toda la eternidad.»
Pero les digo que no volveré a beber de este producto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.
«¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a rescatar a su pueblo! Nos ha enviado un poderoso salvador, un descendiente de David, su siervo.
Porque esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y también para todos los que están lejos; es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.
No hay diferencia entre los judíos y los no judíos; pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con abundancia a todos los que lo invocan.Porque esto es lo que dice: «Todos los que invoquen el nombre del Señor, alcanzarán la salvación.»
Pero ustedes son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios. Y esto es así para que anuncien las obras maravillosas de Dios, el cual los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa.
Mi alianza con ustedes no cambiará: no volveré a destruir a los hombres y animales con un diluvio. Ya no volverá a haber otro diluvio que destruya la tierra.
—Esta es la alianza que hago contigo: Tú serás el padre de muchas naciones,y ya no vas a llamarte Abram. Desde ahora te llamarás Abraham, porque te voy a hacer padre de muchas naciones.
Él hizo cielo, tierra y mar, y todo lo que hay en ellos. Él siempre mantiene su palabra.
Por eso Dios le dará un lugar entre los grandes, y con los poderosos participará del triunfo, porque se entregó a la muerte y fue contado entre los malvados, cuando en realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores.
«Yo, el Señor, digo: Es imposible que deje de cumplirse la alianza que he hecho con el día y con la noche, de manera que el día y la noche dejen de llegar a su debido tiempo.Del mismo modo, es imposible que deje de cumplirse mi alianza con mi siervo David, y que deje de haber un descendiente suyo que reine en su trono, o que deje de cumplirse mi alianza con mis ministros los sacerdotes descendientes de Leví.
Yo les quitaré ese corazón duro como la piedra, y les daré un nuevo corazón y un nuevo espíritu.
Por eso, para que la promesa hecha a Abraham conservara su valor para todos sus descendientes, fue un don gratuito, basado en la fe. Es decir, la promesa no es solamente para los que se basan en la ley, sino también para todos los que se basan en la fe, como Abraham. De esa manera, él viene a ser padre de todos nosotros,
Hermanos, voy a hablarles en términos humanos: Cuando un hombre hace un pacto y lo respalda con su firma, nadie puede anularlo ni agregarle nada.
Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés,para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios.
»No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor.
«La alianza que haré con ellos después de aquellos días, será esta, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente.
El Señor le dijo a Moisés: «Escribe estas palabras, porque ellas son la base de la alianza que yo hago contigo y con los israelitas.»
Él amó a los antepasados de ustedes y escogió a sus descendientes, liberándolos de Egipto por medio de su gran poder.Arrojó de la presencia de ustedes a naciones más numerosas y poderosas que ustedes, con el fin de que ustedes ocuparan sus países y los recibieran en propiedad, como ahora está sucediendo.
30 (31) »Pero si ellos abandonan mi enseñanza y no viven de acuerdo con mis mandatos,31 (32) si faltan a mis leyes y no obedecen mis mandamientos,32 (33) castigaré su rebelión y maldad con golpes de vara;
Señor, acuérdate del amor y la ternura que siempre nos has manifestado,pero no te acuerdes de mis pecados ni del mal que hice en mi juventud. Señor, acuérdate de mí, por tu gran amor y bondad.
Cuando esto suceda, todo Israel alcanzará la salvación, pues la Escritura dice: «El libertador vendrá de Sión y apartará de Jacob la maldad.Y esta será mi alianza con ellos cuando yo quite sus pecados.»
Al que hirió al primer hijo de toda familia egipcia, porque su amor es eterno.Al que sacó de Egipto a los israelitas, porque su amor es eterno;extendiendo su brazo con gran poder, porque su amor es eterno.
«Aquí está mi siervo, a quien he escogido, mi amado, en quien me deleito. Pondré sobre él mi Espíritu, y proclamará justicia a las naciones.
Pues Dios los ha rescatado a ustedes de la vida sin sentido que heredaron de sus antepasados; y ustedes saben muy bien que el costo de este rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro o la plata,sino con la sangre preciosa de Cristo, que fue ofrecido en sacrificio como un cordero sin defecto ni mancha.
¿Qué más podremos decir? ¡Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros!
El Señor quiso oprimirlo con el sufrimiento. Y puesto que él se entregó en sacrificio por el pecado, tendrá larga vida y llegará a ver a sus descendientes; por medio de él tendrán éxito los planes del Señor.Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos.
Vayan y aprendan el significado de estas palabras: “Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios.” Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
27 (28) Razas y naciones todas, gente de todos los rincones de la tierra: acuérdense del Señor, y vengan a él; ¡arrodíllense delante de él!
Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.Porque si Dios, cuando todavía éramos sus enemigos, nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya estamos reconciliados con él.Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, pues por Cristo hemos recibido ahora la reconciliación. Así pues, por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, y así la muerte pasó a todos porque todos pecaron.Antes que hubiera ley, ya había pecado en el mundo; aunque el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley.Sin embargo, desde el tiempo de Adán hasta el de Moisés, la muerte reinó sobre los que pecaron, aunque el pecado de estos no consistió en desobedecer un mandato, como hizo Adán, el cual fue figura de aquel que había de venir. Pero el delito de Adán no puede compararse con el don que Dios nos ha dado. Pues por el delito de un solo hombre, muchos murieron; pero el don que Dios nos ha dado gratuitamente por medio de un solo hombre, Jesucristo, es mucho mayor y en bien de muchos.El pecado de un solo hombre no puede compararse con el don de Dios, pues por un solo pecado vino la condenación; pero el don de Dios, a partir de muchos pecados, hace justos a los hombres.Pues si la muerte reinó como resultado del delito de un solo hombre, con mayor razón aquellos a quienes Dios, en su gran bondad y gratuitamente, hace justos, reinarán en la nueva vida mediante un solo hombre, Jesucristo.Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida.Es decir, que por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera, por la obediencia de un solo hombre, muchos serán hechos justos. Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe, para gozar de su favor, y estamos firmes, y nos gloriamos con la esperanza de tener parte en la gloria de Dios.
No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un collar. Grábatelos en la mente, No busques pelea con nadie, si nadie te ha hecho daño. No envidies al desalmado ni trates de imitar su conducta; porque al Señor le repugnan los malvados, pero a los buenos les brinda su confianza. El Señor maldice la casa del malvado, pero bendice el hogar del hombre justo. El Señor se burla de los burlones, pero trata con bondad a los humildes.La honra es el premio de los sabios, pero los necios se destacan por su deshonra.y tendrás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres.
El Señor dice: «Vino el momento de mostrar mi bondad, y te respondí; llegó el día de la salvación, y te ayudé. Yo te protegí para establecer por ti mi alianza con el pueblo, para reconstruir el país, para hacer que tomen posesión de las tierras arrasadas,para decir a los presos: “Queden libres”, y a los que están en la oscuridad: “Déjense ver.” Junto a todos los caminos encontrarán pastos, y en cualquier monte desierto tendrán alimento para su ganado.
Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos.
porque voy a hacer que corra agua en el desierto, arroyos en la tierra seca. Yo daré nueva vida a tus descendientes, les enviaré mi bendición.
5 (6) Porque su enojo dura un momento, pero su buena voluntad, toda la vida. Si lloramos por la noche, por la mañana tendremos alegría.
»Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá.Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre.
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los judíos en primer lugar, pero también los que no lo son.Pues el evangelio nos muestra de qué manera Dios nos hace justos: es por fe, de principio a fin. Así lo dicen las Escrituras: «El justo por la fe vivirá.»
Porque el Altísimo, el que vive para siempre y cuyo nombre es santo, dice: «Yo vivo en un lugar alto y sagrado, pero también estoy con el humilde y afligido, y le doy ánimo y aliento.
Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas.
Que el Dios de paz, que resucitó de la muerte a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, quien con su sangre confirmó su alianza eterna,los haga a ustedes perfectos y buenos en todo, para que cumplan su voluntad; y que haga de nosotros lo que él quiera, por medio de Jesucristo. ¡Gloria para siempre a Cristo! Amén.
Pues amo tus mandamientos y me alegro con ellos.Amo y anhelo tus mandamientos, y pienso mucho en tus leyes.
Me arrodillaré en dirección a tu santo templo para darte gracias por tu amor y tu verdad, pues has puesto tu nombre y tu palabra por encima de todas las cosas.
No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.
34 (35) No romperé mi alianza ni faltaré a mi palabra.35 (36) Una vez le he jurado por mi santidad, y no le mentiré:
Pero no es que las promesas de Dios a Israel hayan perdido su validez; más bien es que no todos los descendientes de Israel son verdadero pueblo de Israel.
El Señor afirma: «Ustedes son mis testigos, mis siervos, que yo elegí para que me conozcan y confíen en mí y entiendan quién soy. Antes de mí no ha existido ningún dios, ni habrá ninguno después de mí.
No dudó ni desconfió de la promesa de Dios, sino que tuvo una fe más fuerte. Alabó a Dios,
¡El Señor llevará a feliz término su acción en mi favor! Señor, tu amor es eterno; ¡no dejes incompleto lo que has emprendido!
¡Bendeciré al Señor con toda mi alma! ¡Cuán grande eres, Señor y Dios mío! Te has vestido de gloria y esplendor;Tú envías el agua de los manantiales a los ríos que corren por las montañas.De esa agua beben los animales salvajes; con ella apagan su sed los asnos del monte.A la orilla de los ríos anidan las aves del cielo; ¡allí cantan, entre las ramas de los árboles!Tú eres quien riega los montes desde tu casa, allá en lo alto; con los torrentes del cielo satisfaces a la tierra.Haces crecer los pastos para los animales, y las plantas que el hombre cultiva para sacar su pan de la tierra,el pan que le da fuerzas, y el vino, que alegra su vida y hace brillar su cara más que el aceite. Sacian su sed los árboles, los cedros del Líbano que el Señor plantó.En ellos anidan las aves más pequeñas, y en los pinos viven las cigüeñas.Los montes altos son para las cabras, y en las peñas se esconden los tejones.Hiciste la luna para medir el tiempo; el sol sabe cuándo debe ocultarse.te has envuelto en un manto de luz. ¡Tú extendiste el cielo como un velo!Tiendes el manto oscuro de la noche, y entonces salen los animales del bosque.Los leones rugen por la víctima; piden que Dios les dé su comida.Pero al salir el sol, se van y se acuestan en sus cuevas.Entonces sale el hombre a su labor y trabaja hasta la noche.¡Cuántas cosas has hecho, Señor! Todas las hiciste con sabiduría; ¡la tierra está llena de todo lo que has creado!Allí está el mar, ancho y extenso, donde abundan incontables animales, grandes y pequeños;allí navegan los barcos, allí está el Leviatán, el monstruo que hiciste para jugar con él.Todos ellos esperan de ti que les des su comida a su tiempo.Tú les das, y ellos recogen; abres la mano, y se llenan de lo mejor;si escondes tu rostro, se espantan; si les quitas el aliento, mueren y vuelven a ser polvo.¡Tú afirmaste sobre el agua los pilares de tu casa, allá en lo alto! Conviertes las nubes en tu carro; ¡viajas sobre las alas del viento!Pero si envías tu aliento de vida, son creados, y así renuevas el aspecto de la tierra. ¡La gloria del Señor es eterna! ¡El Señor se alegra en su creación!La tierra tiembla cuando él la mira; ¡echan humo los montes cuando él los toca!Mientras yo exista y tenga vida, cantaré himnos al Señor mi Dios. Quiera el Señor agradarse de mis pensamientos, pues solo en él encuentro mi alegría.¡Que desaparezcan de la tierra los pecadores! ¡Que dejen de existir los malvados! ¡Bendeciré al Señor con toda mi alma! ¡Aleluya!Los vientos son tus mensajeros, y las llamas de fuego tus servidores. Pusiste la tierra sobre sus bases para que nunca se mueva de su lugar.
En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,humildad y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley.
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