La ofrenda es la acción de dar, la ofrenda es agradable ante los ojos de nuestro Dios. Cuando preparas tu ofrenda a Dios debes tomar en cuenta que debe ser lo mejor que tengas y sobre todo hacerlo con la mejor intención de corazón, debe ser gozoso y alegres pues Dios nos ha dado muchísimo más y aun cuando no lo merecemos, Dios ha bendecido en abundancia. Si das solamente lo que te sobra, ya sabes que la vida va a ser igual de generosa contigo. Debemos dar como si fuera para nosotros mismos, no con obligación ni tampoco para que nos sea devuelto. Debemos dar sin alardear, no buscando que se nos alabe por hacerlo. No debe saber nuestra mano izquierda lo que haga nuestra derecha. Nuestro señor ama al que da alegremente, porque Él conoce nuestros corazones. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 corintios 9:7) Ofrendar es dar como señal de adoración parte de lo que Dios nos dio primero. Cuando Dios da, lo hace de forma abundante y generosa. Así que cuando ofrendas de corazón abres las puertas para que Dios nos dé de forma sobreabundante. Mientras más das, más recibes.
he puesto mi arco en las nubes como un signo de mi alianza con la tierra.Cuando yo cubra la tierra de nubes y en ellas aparezca el arco,me acordaré de la alianza que he establecido con ustedes y con todos los animales, y las aguas del diluvio no los volverán a aniquilar.
En aquel día hizo el Señor una alianza con Abrán en estos términos: —A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates:
Establezco mi alianza contigo y, después de ti, con todas las generaciones que desciendan de ti. Será una alianza perpetua: yo seré tu Dios y el de tus descendientes.A ti y a los descendientes que te sucedan les daré en posesión perpetua la tierra que ahora recorres como inmigrante, toda la tierra de Canaán. Y yo seré su Dios.
por tanto, si a partir de ahora me obedecen y guardan mi alianza, ustedes serán mi pueblo predilecto entre todos los pueblos, pues toda la tierra me pertenece;serán para mí un reino de sacerdotes, una nación consagrada. Esto es lo que has de decir a los israelitas.
Seguidamente, tomó el libro de la alianza y lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió: —Nosotros obedeceremos al Señor y seguiremos sus órdenes.Entonces Moisés tomó el resto de la sangre y roció con ella al pueblo diciendo: —Esta es la sangre que confirma la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, de acuerdo con todas las cláusulas leídas.
Reconoce, entonces, que el Señor tu Dios es realmente Dios. Él es Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones mantiene su alianza y tiene misericordia de aquellos que lo aman y cumplen sus mandamientos,
Si vas a tomar posesión de esta tierra no es por tus méritos ni porque seas mejor, sino que el Señor los expulsará delante de ti a causa de la propia maldad de ellos y para cumplir la alianza que juró a tus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob.
Hoy todos ustedes están aquí, delante del Señor su Dios: sus jefes de tribu, sus ancianos, sus oficiales y todos los hombres de Israel;
Hoy te propongo que escojas entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal.Si cumples los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te prescribo hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos y poniendo en práctica sus estatutos, normas y preceptos, vivirás, crecerás y te bendecirá en la tierra que vas a entrar para tomar posesión de ella.
Aunque se muevan las montañas y se vengan abajo las colinas, mi cariño por ti no menguará, mi alianza de paz se mantendrá dice el Señor, que te quiere.
Yo, el Señor, amo la justicia, detesto el pillaje y el crimen; les daré cumplida recompensa, haré con ellos una alianza eterna.
Ya llegan días —oráculo del Señor— en que pactaré una nueva alianza con Israel y con Judá,no como la alianza que pacté con sus antepasados el día que los tomé de la mano para sacarlos del país de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo los había desposado —oráculo del Señor—.Esta es la alianza que voy a pactar con Israel después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.Nadie enseñará a nadie diciendo: «Conozcan al Señor», porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande —oráculo del Señor—; perdonaré sus culpas y ya no me acordaré de sus pecados.
Haré con ellos una alianza de paz y expulsaré para siempre del país a las fieras salvajes. Habitarán tranquilamente en la estepa y dormirán en los bosques.
Les daré un corazón nuevo y derramaré un espíritu nuevo en medio de ustedes; les arrancaré del cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.Derramaré mi espíritu en medio de ustedes y haré que se porten conforme a mis normas: respetarán y cumplirán mis leyes.
Mi alianza le ofrecía vida y paz, y se las otorgué para que me respetara; y, en efecto, respetó y reverenció mi nombre.
porque esto es mi sangre, con la que Dios confirma la alianza, y que va a ser derramada en favor de todos para perdón de los pecados.
Lo mismo hizo con la copa después de haber cenado, diciendo: —Esta copa es la nueva alianza, confirmada con mi sangre, que va a ser derramada en favor de ustedes.
En realidad, ahora Cristo ha recibido un ministerio tanto más excelso cuanto mayor es la alianza de la que es mediador y cuanto de más valor son las promesas en que está cimentada.No habría habido, en efecto, lugar para una segunda alianza, de haber sido perfecta la primera.
Precisamente por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte ha obtenido el perdón de los pecados cometidos durante la antigua alianza, haciendo posible que los elegidos reciban la herencia eterna prometida.
Esta es la alianza que sellaré con ellos cuando llegue aquel tiempo —dice el Señor—: inculcaré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente. Y añade: No me acordaré más de sus pecados, ni tampoco de sus iniquidades.
El Señor dijo a Abrán: —Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y dirígete a la tierra que yo te mostraré.Pero sobrevino una hambruna en aquella región y, como el hambre apretaba, Abrán bajó a Egipto para establecerse allí.Cuando ya estaba llegando a Egipto, Abrán dijo a Saray, su mujer: —Es evidente que eres una mujer muy bella;cuando te vean los egipcios, dirán: «Es su mujer», por lo que a mí me matarán y a ti te dejarán con vida.Di, por favor, que eres mi hermana; de este modo me tratarán bien por consideración a ti, y podré salvar la vida.Cuando Abrán llegó a Egipto, los egipcios descubrieron, en efecto, lo hermosa que era Saray.También la vieron algunos oficiales del faraón y se la ponderaron tanto al faraón que la mujer fue llevada a su palacio.Por consideración a ella, Abrán recibió un excelente trato, además de ovejas, vacas y asnos, siervos y siervas, asnas y camellos.Pero el Señor castigó al faraón y a su corte con grandes plagas por lo de Saray, la mujer de Abrán.Así que el faraón llamó a Abrán y le dijo: —¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me dijiste que era tu mujer?¿Por qué dijiste que era tu hermana, dando lugar a que yo la tomara por esposa? Ahí tienes a tu mujer; tómala y márchate.Te convertiré en una gran nación, te bendeciré y haré famoso tu nombre, y servirás de bendición para otros.Acto seguido el faraón ordenó a los suyos que expulsaran a aquel hombre junto con su mujer y sus posesiones.Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. ¡En ti serán benditas todas las familias de la tierra!
Cuando Abrán tenía noventa y nueve años se le apareció el Señor y le dijo: —Yo soy el Todopoderoso. Tenme presente en tu vida y vive rectamente.Esta será la señal de la alianza que establezco con ustedes y con tu descendencia, y que deberán cumplir: circunciden a todos sus varones.Circuncidarán la carne de su prepucio y esa será la señal de mi alianza con ustedes.De generación en generación, todos sus varones serán circuncidados a los ocho días de nacer; también los esclavos nacidos en casa o comprados por dinero a cualquier extranjero que no sea de la raza de ustedes.Todos sin excepción, tanto el esclavo nacido en casa como el comprado por dinero, deberán ser circuncidados. Así mi alianza estará marcada en la carne de ustedes como una alianza perpetua.Pero el varón incircunciso, a quien no se haya cortado la carne de su prepucio, será extirpado del pueblo, porque habrá quebrantado mi alianza.Dijo Dios a Abrahán: —A Saray, tu mujer, ya no la llamarás Saray, sino Sara.Yo la bendeciré y ella te dará un hijo. La bendeciré y será madre de naciones; de ella saldrán reyes de pueblos.Cayó Abrahán rostro en tierra y se puso a reír pensando para sí: «¿Cómo va un centenario a engendrar un hijo, y Sara dar a luz a los noventa?».Entonces Abrahán dijo a Dios: —Me contento con que Ismael viva bajo tu protección.Dios le replicó: —Te digo que Sara te dará un hijo, al que llamarás Isaac. Con él y con sus descendientes mantendré perpetuamente mi alianza.Yo haré una alianza contigo y multiplicaré tu descendencia inmensamente.
y le dijo: —Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu único hijo,te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigosy, puesto que me has obedecido, todas las naciones de la tierra serán bendecidas por medio de tu descendencia.
Después el Señor ordenó a Moisés: —Pon por escrito todos estos mandatos, porque ellos son las cláusulas de la alianza que yo sello contigo y con los israelitas.Y allí permaneció Moisés con el Señor durante cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las cláusulas de la alianza, es decir, las Diez Palabras.
El Señor nuestro Dios hizo con nosotros una alianza en Horeb.No darás testimonio falso en perjuicio de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo suyo. Estos son los mandamientos que el Señor promulgó con potente voz, desde el fuego y la densa oscuridad, ante toda la asamblea de ustedes, en la montaña. No añadió nada más. Los escribió en dos tablas de piedra y me las entregó.Al oír la voz que salía de las tinieblas, mientras la montaña ardía envuelta en llamas, todos ustedes, jefes de tribu y ancianos, vinieron a hablar conmigo,para decirme: «El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede hablar con Dios y continuar con vida.Pero ¿por qué tenemos que arriesgarnos de nuevo a morir devorados por este terrible fuego? Si seguimos oyendo la voz del Señor nuestro Dios, moriremos.Pues ¿qué mortal existe, que habiendo oído la voz del Dios vivo hablándole desde el fuego, como la hemos oído nosotros, haya vivido para contarlo?Por eso, acércate tú al Señor nuestro Dios, escucha todo lo que él te diga, y luego tú nos lo transmites. Nosotros lo escucharemos y lo obedeceremos».El Señor los escuchó cuando me hablaban, y me dijo: He oído lo que te decía este pueblo, y me parece muy bien todo lo que han dicho.¡Ojalá conserven siempre esa actitud, respetándome y cumpliendo mis mandamientos todos los días, para que tanto ellos como sus hijos tengan siempre una vida dichosa!No la hizo solamente con nuestros antepasados, sino también con todos nosotros que hoy estamos vivos.
Señor, tú eres mi Dios, te ensalzo y te doy gracias, pues hiciste cosas admirables, planes fieles y firmes.
Pero fue herido por nuestras faltas, triturado por nuestros pecados; aguantó el castigo que nos salva, con sus heridas fuimos curados.
Haré con ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna, y haré que se multipliquen. Pondré mi santuario en medio de ellos para siempre;
No piensen que yo he venido a anular la ley de Moisés o las enseñanzas de los profetas. No he venido a anularlas, sino a darles su verdadero significado.Y les aseguro que, mientras existan el cielo y la tierra, la ley no perderá ni un punto ni una coma de su valor. Todo se cumplirá cabalmente.
Dios prometió a Abrahán y a sus descendientes que recibirían en herencia el mundo entero. Y no vinculó tal promesa a ley alguna, sino a la justicia de la fe.
Hermanos, voy a explicarme con un ejemplo tomado de la vida humana. Incluso según las normas humanas, nadie puede anular o modificar un testamento legalmente otorgado.Ahora bien, Dios hizo las promesas a Abrahán y a su descendencia. No se dice «y a tus descendientes», como si fueran muchos, sino «y a tu descendencia», refiriéndose a Cristo solamente.
Mas el amor del Señor dura por siempre, nunca abandona a quienes le honran; su justicia llega a los hijos de sus hijos,
Porque así dice el Señor: A los eunucos que observan mis sábados, que deciden cumplir mis deseos y se aferran con fuerza a mi alianza,les concedo en mi Templo y mi ciudad un apellido memorable, mejor que hijos e hijas; les daré un renombre perpetuo, que nadie podrá destruir.
Ese será para ustedes un día memorable; en él celebrarán fiesta en honor del Señor, y esto quedará como institución perpetua para las generaciones futuras.
El Señor le respondió: —Mira, voy a sellar una alianza. A la vista de todo el pueblo realizaré maravillas como no se han hecho en ningún país ni en ninguna nación. El pueblo que está contigo verá la obra del Señor, porque yo haré cosas impresionantes contigo.
Tengan mucho cuidado de no olvidar la alianza que el Señor su Dios ha pactado con ustedes. No se fabriquen ningún ídolo, ninguna imagen de aquello que el Señor te ha prohibido,ya que el Señor tu Dios es fuego devorador, es un Dios celoso.
Si ustedes prestan atención a estas normas, las cumplen y las ponen en práctica, entonces el Señor tu Dios mantendrá la alianza y la fidelidad que prometió a tus antepasados.Te amará, te bendecirá y te multiplicará. Bendecirá el fruto de tus entrañas y el fruto de tu tierra —tu trigo, tu vino y tu aceite— y las crías de tus vacas y tus ovejas, en la tierra que te dará como juró a tus antepasados.
Así dice el Señor: Te he respondido en el momento adecuado, te he auxiliado el día de la victoria; te formo, te convierto en alianza del pueblo, para que restaures el país y repartas heredades devastadas;
Esta es la alianza que voy a pactar con Israel después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Pero yo me acordaré de la alianza que sellé contigo cuando eras joven y estableceré contigo una alianza eterna.
Y ahora pregunto: ¿Habrá repudiado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Que también yo soy israelita, descendiente de Abrahán y originario de la tribu de Benjamín.que se nublen sus ojos y no vean, que su espalda se les doble para siempre. Y pregunto todavía: ¿Habrán caído los israelitas de manera que ya no puedan levantarse? ¡De ningún modo! Su caída ha servido para que las demás naciones puedan salvarse, provocando así la emulación de los judíos.Y si su caída ha sido provechosa para el mundo, si su fracaso ha beneficiado a las demás naciones, el beneficio será mucho mayor cuando también ellos alcancen la plenitud. Me dirijo ahora a ustedes, los paganos. Precisamente porque soy apóstol de los paganos, tengo que poner todo mi empeño en este ministerio,a ver si provoco la emulación de los de mi raza y consigo salvar a algunos de ellos.Porque si el rechazo momentáneo de los judíos ha servido para que el mundo vuelva a estar en paz con Dios, su readmisión ¿no será como un volver de los muertos a la vida?Y si los primeros panes están consagrados a Dios, lo está toda la masa; si está consagrada la raíz, lo están también las ramas.Es verdad que algunas ramas fueron desgajadas y que entre las que quedaban has sido injertado tú, que eras olivo silvestre, compartiendo así la raíz y la savia del olivo.Pero no vayas a creerte mejor que las ramas originales; en cualquier caso, a la hora de presumir, recuerda que no eres tú quien sostiene a la raíz, sino ella la que te sostiene a ti.Bien, dirás, «pero las ramas fueron desgajadas para injertarme a mí».Dios no ha repudiado al pueblo que de antemano había reservado para sí. ¿Es que no conocen lo que narra la Escritura a propósito del profeta Elías cuando interpelaba a Dios en contra de Israel:
Esta es la lista de los antepasados de Jesucristo, descendiente de David y de Abrahán:Ezequías fue el padre de Manasés; Manasés lo fue de Amón, y Amón, de Josías.Josías fue el padre de Jeconías y de sus hermanos en tiempos de la deportación a Babilonia. Después de la deportación, Jeconías fue el padre de Salatiel; Salatiel, de Zorobabel;Zorobabel, de Abiud; Abiud, de Eliakín, y Eliakín lo fue de Azor.Azor fue el padre de Sadoc; Sadoc lo fue de Ajín, y Ajín, de Eliud.Eliud fue el padre de Eleazar; Eleazar, de Matán, y Matán lo fue de Jacob.Por último, Jacob fue el padre de José, el marido de María. Y María fue la madre de Jesús, que es el Mesías.De modo que desde Abrahán a David hubo catorce generaciones; otras catorce desde David a la deportación a Babilonia, y otras catorce desde la deportación hasta el Mesías.
mostrando así su compasión con nuestros antepasados y acordándose de cumplir su santa alianza.Y este es el firme juramento que hizo a nuestro padre Abrahán:
Y ustedes son los herederos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con sus antepasados cuando dijo a Abrahán: Tu descendencia será fuente de bendición para toda la humanidad.
Son descendientes de Israel; Dios los ha adoptado como hijos y se ha hecho gloriosamente presente en medio de ellos. Les pertenecen la alianza, la ley, el culto y las promesas;son suyos los patriarcas y de ellos, en cuanto hombre, procede Cristo, que es Dios sobre todas las cosas, bendito por siempre. Amén.
pues todas las promesas de Dios se han hecho realidad en él. Precisamente por eso, él sustenta el «Amén» con que nosotros glorificamos a Dios.
Por el contrario, cuantos viven pendientes de cumplir la ley están bajo el peso de una maldición. Así lo dice la Escritura: Maldito sea quien no cumpla constantemente todo lo escrito en el libro de la ley.Y es evidente que, por cumplir la ley, nadie será justificado ante Dios, ya que también dice la Escritura: El justo por la fe vivirá.Pero la ley no se nutre de la fe, sino que: quien cumpla estos preceptos, por ellos vivirá.Fue Cristo quien nos libró de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros maldito. Pues dice la Escritura: Maldito sea todo el que muera colgado de un madero.La bendición de Abrahán alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu prometido.
Ciertamente la primera alianza disponía de un ritual para el culto y de un santuario terrestre.
Con esto quiere dar a entender el Espíritu Santo que, mientras ha estado en pie la primera Tienda de la presencia, el camino del verdadero santuario ha permanecido cerrado.Todo lo cual tiene un alcance simbólico referido a nuestro tiempo. En efecto, las ofrendas y sacrificios presentados allí eran incapaces de perfeccionar interiormente a quien los presentaba.
También el Señor ha declarado hoy que tú serás el pueblo de su propiedad, tal como te había prometido; y tú cumplirás todos sus mandamientos.
El Señor anunció su palabra a Jacob, sus normas y decretos a Israel.El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los dispersos de Israel; Con ninguna nación hizo esto, no les dio a conocer sus decretos. ¡Aleluya!
El Señor estaba en pie sobre ella y le decía: —Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abrahán y el Dios de Isaac; yo te daré a ti y a tu descendencia la tierra sobre la que estás acostado.Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra: te extenderás a oriente y a occidente, al norte y al sur. Por ti y tu descendencia todos los pueblos de la tierra serán benditos.Yo estoy contigo; te protegeré adondequiera que vayas y te traeré de vuelta a esta tierra, porque no te abandonaré hasta que haya cumplido lo que te he prometido.
Dios le replicó: —Te digo que Sara te dará un hijo, al que llamarás Isaac. Con él y con sus descendientes mantendré perpetuamente mi alianza.
Pongo hoy como testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige la vida y vivirán tú y tu descendencia.si te vuelves al Señor tu Dios, tú y tus hijos, con todo tu corazón y toda tu alma, tal como hoy te lo ordeno,Ama al Señor tu Dios, obedécele y sé fiel a él; de esto depende la vida, y el Señor te concederá muchos años de vida para habitar en la tierra que él te había prometido según juró a tus antepasados, a Abrahán, Isaac y Jacob.
eligió a la tribu de Judá, al monte Sion que él ama.Erigió su santuario como el cielo, como la tierra que asentó para siempre.
Por mi parte, esta es mi alianza con ellos, dice el Señor: el espíritu que derramé sobre ti y las palabras que puse en tu boca, no desaparecerán de tu boca, ni de la boca de tus descendientes, ni de la boca de los descendientes de tus descendientes. Lo dice el Señor desde ahora y para siempre.
Les digo que no volveré a beber de este fruto de la vid hasta el día aquel en que beba con ustedes un vino nuevo en el reino de mi Padre.
¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que ha venido a auxiliar y a dar la libertad a su pueblo! Nos ha suscitado un poderoso salvador de entre los descendientes de su siervo David.
Porque la promesa les corresponde a ustedes y a sus hijos, e incluso a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor, nuestro Dios.
Y no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos, y su generosidad se desborda con todos los que lo invocan.Por tanto, todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.
Pero ustedes son raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada , pueblo de su posesión, destinado a proclamar las grandezas de quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
Esta es mi alianza con ustedes: la vida no volverá a ser exterminada por las aguas del diluvio, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.
—Mira, esta es la alianza que yo hago contigo: tú serás padre de una muchedumbre de pueblos.No te llamarás ya Abrán, sino que tu nombre de ahora en adelante será Abrahán porque yo te hago padre de una muchedumbre de pueblos.
el que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto lo llena. El Dios que siempre permanece fiel,
Le daré a todos en posesión, tendrá como botín una multitud, pues expuso su vida a la muerte y fue contado entre los rebeldes, cargó con las culpas de muchos e intercedió por los rebeldes.
—Así dice el Señor: Si son capaces de romper mi pacto con el día y con la noche, de modo que no haya día ni noche cuando corresponde,también podrá romperse mi alianza con mi siervo David, de modo que ya no tenga quien le suceda en el trono, y con mis servidores los sacerdotes de la tribu de Leví.
Les daré otro corazón y derramaré en medio de ellos un espíritu nuevo; les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
Por eso, la promesa está vinculada a la fe, de manera que, al ser gratuita, quede asegurada para todos los descendientes de Abrahán, no solo para los que pertenecen al ámbito de la ley, sino también para los que pertenecen al de la fe de Abrahán que es nuestro padre común,
Hermanos, voy a explicarme con un ejemplo tomado de la vida humana. Incluso según las normas humanas, nadie puede anular o modificar un testamento legalmente otorgado.
Pero al llegar el momento cumbre de la historia, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley,para liberarnos del yugo de la ley y concedernos la condición de hijos adoptivos de Dios.
No piensen que yo he venido a anular la ley de Moisés o las enseñanzas de los profetas. No he venido a anularlas, sino a darles su verdadero significado.
Esta es la alianza que sellaré con ellos cuando llegue aquel tiempo —dice el Señor—: inculcaré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente.
Después el Señor ordenó a Moisés: —Pon por escrito todos estos mandatos, porque ellos son las cláusulas de la alianza que yo sello contigo y con los israelitas.
Por amor a tus antepasados y porque escogió a su descendencia después de ellos, el Señor en persona te sacó de Egipto con gran poder;expulsó delante de ti a naciones más numerosas y fuertes que tú, te condujo a su tierra y te la dio en posesión, como está hoy a la vista.
Mas si abandonan sus hijos mi ley, si no caminan según mis decretos,si quebrantan mis preceptos y no guardan mis mandatos,castigaré con la vara su pecado y con azotes sus culpas.
Recuerda, Señor, tu misericordia y tu amor que desde siempre existen;olvida mis faltas de juventud y mis pecados, recuérdame en tu amor, por tu bondad, Señor.
Entonces todo Israel se salvará, según dice la Escritura: De Sion vendrá el libertador que alejará la iniquidad del pueblo de Jacob. Yo borraré sus pecados, y mi alianza quedará así restablecida.
Al que mató a los primogénitos de Egipto, porque es eterno su amor; al que sacó a Israel de en medio de ellos, porque es eterno su amor,con mano fuerte y brazo extendido, porque es eterno su amor.
Este es mi siervo, a quien yo he elegido; lo amo y me complazco en él. Le daré mi espíritu y llevará mi enseñanza a todos los pueblos.
Deben saber que han sido liberados de la estéril situación heredada de los mayores, no con bienes caducos como son el oro y la plata,sino con la sangre preciosa de Cristo, cordero sin mancha y sin tacha,
¿Qué añadir a todo esto? Si Dios está a nuestro favor, ¿quién podrá estar contra nosotros?
Dio la libertad a su pueblo, estableció para siempre su alianza, santo y venerable es su nombre.
el Señor quiso machacarlo con males. Por entregar su vida como ofrenda expiatoria, verá su descendencia, vivirá muchos años, por su mano triunfará el designio del Señor.Después del sufrimiento verá la luz, el justo se saciará de su conocimiento. Mi siervo hará justos a muchos, pues cargó con los pecados de ellos.
A ver si aprenden lo que significa aquello de: Yo no quiero que me ofrezcan sacrificios, sino que sean compasivos. Yo no he venido a llamar a los buenos, sino a los pecadores.
Recordarán al Señor y volverán hacia él desde todos los confines de la tierra; se postrarán ante ti todas las naciones.
Justificados, pues, por medio de la fe, Jesucristo, nuestro Señor, nos mantiene en paz con Dios.Y si, siendo enemigos, Dios nos reconcilió consigo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón, ya reconciliados, nos liberará y nos hará participar de su vida.Más aún: el mismo Jesucristo, Señor nuestro, artífice de la obra reconciliadora en el momento presente, hace que nos sintamos orgullosos de Dios.Fue el ser humano el que introdujo el pecado en el mundo, y con el pecado la muerte. Y como todos pecaron, de todos se adueñó la muerte.Antes que se promulgara la ley, ya existía el pecado en el mundo, pero al no haber ley, tampoco el pecado podía ser sancionado.Y, sin embargo, la muerte ejerció su imperio desde Adán hasta Moisés, incluso sobre quienes no pecaron con una transgresión como la de Adán, que es figura del que había de venir.Por más que no hay comparación entre el delito y el don. Porque si el pecado de uno solo acarreó a todos la muerte, la gracia de Dios, es decir, el don gratuito de otro hombre, Jesucristo, se volcó mucho más abundantemente sobre todos.Y existe otra diferencia entre el pecado del uno y el don del otro, ya que el juicio a partir de un solo delito terminó en sentencia condenatoria, mientras que el don, a partir de muchos delitos, terminó en sentencia absolutoria.Si, pues, por el delito de uno, de solamente uno, la muerte implantó su reinado, con mucha mayor razón vivirán y reinarán a causa de uno solo, Jesucristo, los que han recibido con tanta abundancia el don gratuito de la justicia. En resumen, si el delito de uno acarreó a todos la condena, así también la fidelidad de uno es para todos fuente de salvación que produce vida.Y si la desobediencia de uno solo hizo a muchos pecadores, también la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.Ha sido, en efecto, Cristo quien nos ha facilitado, mediante la fe, esta apertura a la gracia en la que estamos firmemente instalados a la vez que nos sentimos orgullosos abrigando la esperanza de participar en la gloria de Dios.
Que el amor y la verdad no se separen de ti: átalos a tu cuello, grábalos en tu corazón;No pleitees contra cualquiera sin motivo, si no te ha hecho ningún daño.No envidies a la persona violenta, ni trates de imitar su proceder; porque el Señor aborrece al desalmado y brinda su confianza a los honrados.El Señor maldice la casa del malvado y bendice el hogar de los justos;se burla de los burlones y concede su favor a los humildes. Los sabios heredan honores, los necios cargan con la deshonra.así obtendrás estima y favor ante Dios y ante los hombres.
Así dice el Señor: Te he respondido en el momento adecuado, te he auxiliado el día de la victoria; te formo, te convierto en alianza del pueblo, para que restaures el país y repartas heredades devastadas; para que digas a los prisioneros: «Salgan», y a los que están en tinieblas: «Aparezcan». Pastarán por todos los caminos, tendrán pasto en todas las dunas.
No nos cansemos de hacer el bien, ya que, si no desfallecemos, a su tiempo recogeremos la cosecha.
Voy a derramar agua en secano, arroyos regarán la tierra seca; derramaré mi espíritu en tu linaje, mi bendición llegará a tus retoños;
pues es pasajera su ira y eterna su bondad: quien de noche se retira llorando, por la mañana es un clamor de alegría.
Pidan, y Dios los atenderá; busquen, y encontrarán; llamen, y Dios les abrirá la puerta.Pues todo el que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, Dios le abrirá la puerta.
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder salvador de Dios para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es.Por él, en efecto, se nos revela la justicia de Dios por medio de una fe en continuo crecimiento. Así lo dice la Escritura: El justo por la fe vivirá.
Pues esto dice el Alto y Excelso, el que vive por siempre, de nombre Santo: Yo habito en las alturas sagradas, pero miro por humildes y abatidos, para reanimar el espíritu abatido, para reanimar el corazón humillado.
Ustedes, antes que nada, busquen el reino de Dios y todo lo justo y bueno que hay en él, y Dios les dará, además, todas esas cosas.
Que el Dios de la paz, el que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, y lo constituyó supremo pastor del rebaño mediante la sangre de una alianza eterna,los ponga a punto para que cumplan su voluntad en toda clase de buenas obras. Que él lleve a cabo en nosotros, por medio de Jesucristo, aquello que le agrada. A él sea la gloria por siempre jamás. Amén.
Me deleitaré en tus mandamientos porque los amo intensamente;hacia ellos alzaré mis manos, meditando tus normas.
Me postraré ante tu santo Templo, por tu amor y tu verdad te alabaré, pues haces que tu promesa supere tu fama.
No temas, que estoy contigo; no te angusties, que soy tu Dios. Te doy fuerza y voy a ayudarte, te sostiene mi diestra salvadora.
no romperé mi pacto, no cambiarán mis palabras.Por mi santidad juré una vez y no mentiré a David.
Y no es que Dios haya sido infiel a sus promesas. Lo que sucede es que no todos los que descienden de Israel son israelitas de verdad.
Ustedes son mis testigos —oráculo del Señor—, mi siervo, a quien he elegido, para que comprendan y crean en mí, para que entiendan que yo soy. Antes de mí no fue formado ningún dios, y ninguno habrá después de mí.
Lejos de hacerle caer en la incredulidad, la promesa de Dios robusteció su fe. Reconoció así la grandeza de Dios y
El Señor acabará lo que ha hecho por mí. ¡Señor, tu amor es eterno! ¡No abandones la obra de tus manos!
¡Bendice, alma mía, al Señor! Señor, Dios mío, qué grande eres; de gloria y majestad te vistes.Tú conviertes a los manantiales en ríos que serpentean entre montañas,proporcionan bebida a las bestias del campo y apagan la sed de los asnos salvajes;en sus orillas moran las aves del cielo que entre las ramas andan trinando.Desde tus aposentos riegas los montes, se sacia la tierra del fruto de tus obras. Tú haces brotar la hierba para el ganado, y las plantas que cultiva el ser humano para sacar el pan de la tierra; y también el vino que alegra a los humanos, dando a su rostro más brillo que el aceite, junto con el alimento que los reconforta. Reciben su riego los árboles del Señor, los cedros del Líbano que él plantó.En ellos las aves ponen sus nidos mientras la cigüeña lo pone en los cipreses;los altos montes son de los ciervos, las rocas, refugio de los tejones.Para marcar los tiempos hiciste la luna y el sol que sabe cuándo ocultarse. Como un manto te envuelve la luz, como un tapiz extiendes el cielo. Dispones la oscuridad y cae la noche: bullen en ella los seres del bosque,rugen los leones ante la presa y piden a Dios su alimento. Sale el sol y ellos se esconden, descansan en sus madrigueras.Entonces sale el ser humano a su trabajo, a su labor que dura hasta la tarde.¡Qué abundantes son tus obras, Señor! Con tu sabiduría las hiciste todas, la tierra está llena de tus criaturas. Aquí está el inmenso y ancho mar, allí un sinfín de animales marinos, seres pequeños y grandes;allí se deslizan los barcos y Leviatán, a quien formaste para jugar con él.Todos ellos te están esperando para tener la comida a su tiempo. Tú se la das y ellos la atrapan, abres tu mano, los sacias de bienes.Pero si ocultas tu rostro se aterran, si les quitas el aliento agonizan y regresan al polvo. Alzas tus aposentos sobre las aguas, haces de las nubes tu carroza, en alas del viento caminas; Les envías tu aliento y los creas, renuevas la faz de la tierra. Que la gloria del Señor sea eterna, que el Señor se goce en sus obras. Él mira la tierra y ella tiembla, toca las montañas y echan humo.Mientras viva cantaré al Señor, alabaré al Señor mientras exista. Que mi poema le agrade, que yo en el Señor me alegre. Que sean los pecadores extirpados de la tierra, que los malvados no existan más. ¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Aleluya!a los vientos haces mensajeros tuyos, a las llamas ardientes, tus servidores.Afirmaste la tierra sobre sus cimientos y nunca jamás podrá derrumbarse.
En cambio, el Espíritu produce amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, lealtad,humildad y dominio de sí mismo. Ninguna ley existe en contra de todas estas cosas.
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