Pondré mi arco que coloqué en las nubes, y será señal de la alianza entre mí y la tierra. Y cuando yo cubriere el cielo de nubes, aparecerá mi arco en ellas. Y me acordaré de mi alianza con vosotros, y con toda alma viviente que vivifica la carne; y ya no habrá más aguas de diluvio que destruyan todos los vivientes.
Entonces el Señor firmó alianza con Abram, diciendo: A tu posteridad daré esta tierra desde el río del Egipto o Nilo hasta el grande río Eufrates.
Y estableceré mi pacto entre mí y entre ti, y entre tu posteridad después de ti en la serie de sus generaciones, con alianza sempiterna; para ser yo el Dios tuyo, y de la posteridad después de ti. A este fin te daré a ti y a tus descendientes la tierra en que estás ahora como peregrino, toda la tierra de Canaán en posesión perpetua y seré el Dios de ellos.
Ahora bien, si escuchareis mi voz y observareis mi pacto seréis para mí, entre todos los pueblos la porción escogida, ya que mía es toda la tierra. Y seréis vosotros para mí un reino sacerdotal, y nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.
Y tomando el libro en que estaba escrita la alianza, lo leyó delante del pueblo; el cual dijo: Haremos todas las cosas que ha ordenado el Señor, y seremos obedientes. Tomando entonces Moisés la sangre, roció con ella al pueblo, diciendo: Esta es la sangre de la alianza, que el Señor ha contraído con vosotros, mediante todo lo tratado.
Echaré sobre vosotros una mirada benigna, y os haré crecer, y seréis multiplicados, y confirmaré mi alianza con vosotros. Comeréis los frutos añejos de mucho tiempo y al fin arrojaréis los añejos por la abundancia de los nuevos. Fijaré mi Tabernáculo en medio de vosotros y no os desechará mi alma. Andaré entre vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis el pueblo mío.
Por donde conocerás que el Señor Dios tuyo, él mismo es el Dios fuerte y fiel que guarda el pacto y conserva su misericordia por mil generaciones para con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos;
Porque no por tus virtudes, ni por la rectitud de corazón entrarás a poseer sus tierras; sino porque aquéllas obraron impíamente, por eso al entrar tú han sido destruidas; y a fin de cumplir Dios su palabra, que confirmó con juramento a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob .
Ahora, pues, guardad las palabras o condiciones de esta alianza y cumplidlas, a fin de que os salga bien cuanto emprendáis.
Considera que hoy he puesto a tu vista la vida y el bien de una parte, y de otra la muerte y el mal. Con el fin de que ames al Señor tu Dios, y sigas sus caminos, y guardes sus mandamientos, y ceremonias y ordenanzas, para que vivas y el Señor te multiplique y bendiga en la tierra, en cuya posesión entrarás.
Nunca jamás ha puesto en olvido su alianza, aquella palabra que dijo para miles de generaciones, la promesa hecha a Abrahán y su juramento a Isaac; juramento que confirmó a Jacob como una ley, y a Israel como un pacto sempiterno,
Aun cuando los montes sean conmovidos, y se estremezcan los collados, mi misericordia no se apartará de ti, y será firme la alianza de paz que he hecho contigo, dice el Señor, compadecido de ti.
Porque soy yo el Señor que amo la justicia, y que aborrezco el robo consagrado en holocausto; y yo recompensaré fielmente sus obras; y asentaré con ellos eterna alianza.
He aquí que viene el tiempo, dice el Señor, en que yo haré una nueva alianza con la casa de Israel y con la casa de Judá. Alianza, no como aquella que contraje con sus padres el día que los cogí por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; alianza que ellos invalidaron, y por tanto ejercí sobre ellos mi soberano dominio, dice el Señor. Mas ésta será la nueva alianza que yo haré, dice el Señor, con la casa de Israel, después que llegue aquel tiempo: Imprimiré mi ley en sus entrañas, y la grabaré en sus corazones; y yo seré su Dios, y ellos serán el pueblo mío. Y no tendrá ya el hombre que hacer de maestro de su prójimo, ni el hermano de su hermano, diciendo: Conoce al Señor. Pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande, dice el Señor, porque yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado.
Y haré con ellas alianza de paz; y exterminaré de la tierra o país las bestias malignas; y aquellos que habitan en los desiertos dormirán sosegadamente en medio de los bosques.
Y os daré un nuevo corazón, y pondré en medio de vosotros un nuevo espíritu, y quitaré de vuestro cuerpo el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré el espíritu mío en medio de vosotros, y haré que guardéis mis preceptos, y observéis mis leyes, y las practiquéis.
Mi alianza con él fue alianza de vida y de paz; y yo le di el santo temor mío, y él me temió, y temblaba de respeto al pronunciar el Nombre mío.
Porque ésta es mi sangre, que será el sello del nuevo testamento , la cual será derramada por muchos para remisión de los pecados.
Del mismo modo tomó el cáliz después que hubo cenado, diciendo: Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derramará por vosotros.
Pues si aquel primero fuera sin imperfección, de ningún modo se trataría de sustituirle otro. Sin embargo, culpándolos dice a los prevaricadores de la ley antigua: He aquí que vendrán días, dice el Señor, en que otorgaré a la casa de Israel y a la casa de Judá un Testamento o alianza nueva;
añade en seguida: Y ya nunca jamás me acordaré de sus pecados, ni de sus maldades. Cuando quedan, pues, perdonados los pecados, ya no es necesario la oblación por el pecado.
y entonces tendrá efecto la alianza que he hecho con ellos, habiendo yo borrado sus pecados.
Y dijo el Señor a Abram: Sal de tu tierra, y de tu parentela, y de la casa de tu padre, y ven a la tierra que te mostraré. Y yo te haré cabeza de una nación grande, y bendecirte he, y ensalzaré tu nombre, y tú serás bendito o serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan, y En TI (en uno de tus descendientes) serán benditas todas las naciones de la tierra.
Mas después que hubo entrado en los noventa y nueve años, le apareció el Señor, y le dijo: Yo soy el Dios todopoderoso: camina como siervo fiel delante de mí, y sé perfecto. Y yo confirmaré mi alianza entre mí y entre ti, y te multiplicaré más y más en gran manera.
Por mí mismo he jurado, dice el Señor, que en vista de que has hecho esta acción, y no has perdonado a tu hijo único por amor de mí, Yo te llenaré de bendiciones, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y como la arena que está en la orilla del mar; tu posteridad poseerá las ciudades de sus enemigos, y en un descendiente tuyo SERAN BENDITAS todas las naciones de la tierra, porque has obedecido a mi voz.
Añadió el Señor a Moisés: Pon por escrito estas cosas, mediante las cuales he contraído alianza contigo, y con los hijos de Israel. Se mantuvo, pues, allí con el Señor por espacio de cuarenta días y cuarenta noches: todo ese tiempo estuvo sin comer ni beber cosa alguna: y escribió el Señor en las tablas de los diez mandamientos de la alianza.
Dios nuestro Señor hizo alianza con nosotros en Horeb: alianza que no la hizo solamente con nuestros padres, sino con nosotros también que al presente somos y vivimos.
la promesa hecha a Abrahán y su juramento a Isaac; juramento que confirmó a Jacob como una ley, y a Israel como un pacto sempiterno,
Congregad ante él a sus santos, los cuales hicieron con él alianza por medio de los sacrificios.
Bendito seas, porque has convertido en escombros la ciudad: La ciudad poderosa, el alcázar de hombres extranjeros en un montón de ruinas, para que cese de ser ciudad, y nunca jamás será reedificada.
siendo así que por causa de nuestras iniquidades fue él llagado, y despedazado por nuestras maldades; el castigo de que debía nacer nuestra paz con Dios, descargó sobre él, y con sus moretones fuimos nosotros curados.
Y haré con ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza sempiterna; y les daré firme estabilidad, y los multiplicaré, y colocaré en medio de ellos mi santuario para siempre.
No penséis que yo he venido a destruir la doctrina de la ley ni de los profetas: No he venido a destruirla, sino a darle su cumplimiento. Que con toda verdad os digo que antes faltarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse perfectamente cuanto contiene la ley, hasta una sola letra o ápice de ella.
Y así no fue en virtud de la ley, sino en virtud de la justicia de la fe, la promesa hecha a Abrahán, o a su posteridad, de tener al mundo por herencia suya.
Hermanos míos después que un hombre ha otorgado en debida forma un testamento, nadie puede ni anularlo, ni alterarlo; las promesas se hicieron a Abrahán y al descendiente de él. No dice: y a los descendientes, como si fuesen muchos; sino como uno precisamente: y al desciendiente de ti, el cual es Cristo .
Y siendo vosotros miembros de Cristo , sois por consiguiente hijos de Abrahán, y los herederos según la promesa.
Da la mano a tu siervo para obrar el bien; no me opriman con calumnias los soberbios.
Pero la misericordia del Señor permanece desde siempre y para siempre sobre aquellos que le temen. Su justicia no abandonará jamás a los hijos y nietos
Porque esto dice el Señor a los eunucos: A los que observaren mis sábados o fiestas, y practicaren lo que yo quiero, y se mantuvieren firmes en mi alianza, les daré un lugar distinguido en mi casa, y dentro de mis muros, y un nombre más apreciable que el que les darían los hijos e hijas: Les daré yo un nombre sempiterno que jamás se acabará.
Tendréis a este día por memorable; y le celebraréis como fiesta solemne al Señor con perpetuo culto, de generación en generación.
Respondió el Señor: Yo estableceré alianza con este pueblo en presencia de todos; haré prodigios nunca vistos sobre la tierra, ni en nación alguna; para que vea ese pueblo que tú conduces la obra terrible que yo, el Señor, he de hacer.
Guárdate, ¡oh Israel!, de olvidarte jamás del pacto que hizo contigo el Señor Dios tuyo; ni te formes imagen esculpida de las cosas que ha prohibido hacer el Señor; pues el Señor Dios tuyo es un fuego devorador, un Dios celoso.
Si después de oídas estas leyes las guardares y cumplieres, también el Señor Dios tuyo te guardará el pacto y la misericordia que juró a tus padres; y te amará, y multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu labranza, tus granos y el aceite y las vacadas, y los rebaños de tus ovejas en la tierra que juró a tus padres que te daría.
El Señor te constituirá por pueblo santo suyo, conforme te lo ha jurado; con tal que observes los mandamientos de tu Señor Dios, y sigas sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que eres llamado con verdad Pueblo de Dios; y te respetarán.
Todos los caminos del Señor son misericordia y verdad para los que buscan su santa alianza y sus mandamientos.
Esto dice también el Señor: En el tiempo de mi beneplácito otorgué tu petición, y en el día de la salvación te auxilié y te conservé y te constituí reconciliador de mi pueblo, a fin de que tú restaurases la tierra, y entrases en posesión de las heredades devastadas;
Mas ésta será la nueva alianza que yo haré, dice el Señor, con la casa de Israel, después que llegue aquel tiempo: Imprimiré mi ley en sus entrañas, y la grabaré en sus corazones; y yo seré su Dios, y ellos serán el pueblo mío.
Con todo yo me acordaré aún del pacto hecho contigo en los días de tu mocedad, y haré revivir contigo la alianza sempiterna.
Pues, según esto, digo yo ahora: ¿Por ventura ha desechado Dios a su pueblo? No por cierto. Porque yo mismo soy israelita del linaje de Abrahán y de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios al pueblo suyo , al cual conoció de antemano. ¿No sabéis vosotros lo que de Elías refiere la Escritura, de qué manera dirige él a Dios sus quejas contra Israel, diciendo:
Además aquellos sacerdotes fueron muchos porque la muerte les impedía que durasen siempre;
no como el Testamento o pacto que hice con sus padres cuando los tomé como por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; por cuanto ellos no guardaron mi alianza, y así yo los deseché, dice el Señor. El Testamento que he de disponer, dice el Señor, para la casa de Israel, después de aquellos días, es el siguiente: Imprimiré mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones; y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo; ya no será menester que enseñe cada uno a su prójimo y a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque con la luz de la fe todos me conocerán desde el menor de ellos hasta el mayor;
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac. Isaac engendró a Jacob . Jacob engendró a Judas y a sus hermanos. Judas engendró de Tamar a Farés y a Zara. Farés engendró a Esrón. Esrón engendró a Arán. Arán engendró a Aminadab. Aminadab engendró a Naasón. Nassón engendró a Salmón. Salmón engendró de Rahab a Booz. Booz engendró de Rut a Obed. Obed engendró a Jesé. Jesé engendró al rey David. El rey David engendró a Salomón , de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam. Roboam engendró a Abías. Abías engendró a Asá. Asá engendró a Josafat. Josafat engendró a Joram. Joram engendró a Ozías. Ozías engendró a Joatam. Joatam engendró a Acaz. Acaz engendró a Ezequías . Ezequías engendró a Manasés. Mana-sés engendró a Amón. Amón engendró a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos cerca del tiempo de la transportación de los judíos a Babilonia. Y después que fueron transportados a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel. Salatiel engendró a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud. Abiud engendró a Eliacim. Eliacim engendró a Azor. Azor engendró a Sadoc. Sadoc engendró a Aquim. Aquim engendró a Eliud. Eliud engendró a Eleazar. Eleazar engendró a Matán. Matán engendró a Jacob . Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús , el llamado Cristo . Así son catorce todas las generaciones desde Abrahán hasta David; y las de David hasta la transportación de los judíos a Babilonia catorce generaciones; y también catorce las generaciones desde la transportación a Babilonia hasta Cristo .
ejerciendo su misericordia con nuestros padres, y teniendo presente su alianza santa, conforme al juramento con que juró a nuestro padre Abrahán que nos otorgaría
Vosotros, ¡oh israelitas!, sois hijos de los profetas, y los herederos de la alianza que hizo Dios con nuestros padres, diciendo a Abrahán: En uno de tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra.
los cuales son los israelitas, de quienes es la adopción de hijos de Dios, y la gloria y la alianza, y la legislación, y el culto, y las promesas, cuyos padres son los patriarcas, y de quienes desciende el mismo Cristo según la carne, el cual es Dios, bendito sobre todas las cosas por siempre jamás. Amén.
Pues todas cuantas promesas hay de Dios, tienen en éste sí su verdad; y también por él mismo todo tiene su infalible cumplimiento para honra y gloria de Dios, lo cual hace también la gloria de nuestro ministerio.
En lugar de que todos los que se apoyan en las obras de la ley, están sujetos a maldición. Pues está escrito: Maldito es cualquiera que no observare constantemente todo lo que está escrito en el libro de la ley. Por lo demás, el que nadie se justifica delante de Dios por la ley, está claro, porque el justo vive por la fe. La ley no tiene el ser, o no se deriva, de la fe; sólo, sí, el que la cumpliere vivirá en ella. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho por nosotros objeto de maldición; pues está escrito: Maldito todo aquel que es colgado en un madero. Y todo esto, para que la bendición de Abrahán cupiese a los gentiles por Jesucristo, a fin de que así por medio de la fe recibiésemos la promesa del Espíritu Santo.
Porque se hizo un primer Tabernáculo, en el cual estaban los candeleros, y la mesa y los panes de la proposición y esta parte es la que se llama lugar santo, o santuario.
Todo lo cual era figura de lo que pasa ahora, y pasaba en aquel tiempo en los dones y sacrificios que se ofrecían, los cuales no podían purificar la conciencia de los que tributaban a Dios este culto, pues no consistía sino en viandas, y bebidas, y diferentes abluciones, y ceremonias carnales, que no fueron establecidas sino hasta el tiempo en que la ley sería corregida o reformada.
Y asimismo el Señor te ha escogido hoy nuevamente para que seas un pueblo peculiar suyo, como te lo tiene dicho, y guardes todos sus mandamientos;
El anuncia su palabra a Jacob , sus preceptos y ocultos juicios a Israel. No ha hecho otro tanto con las demás naciones, ni les ha manifestado a todas ellas sus juicios o preceptos. ¡Aleluya!
y al Señor apoyado sobre la escala, que le decía: Yo soy el Señor Dios de Abrahán tu padre, y el Dios de Isaac. La tierra, en que duermes, te la daré a ti y a tu descendencia. Y será tu posteridad tan numerosa como los granitos del polvo de la tierra: extenderte has al Occidente, y al Oriente, y al Septentrión, y al Mediodía: y SERAN BENDITAS EN TI y en el que saldrá o descenderá de ti todas las tribus o familias de la tierra. Yo seré tu guarda o custodio doquiera que fueres, y te restituiré a esta tierra; y no te dejaré de mi mano hasta que cumpla todas las cosas que tengo dichas.
Y Dios respondió a Abrahán: Sí por cierto: Sara te ha de parir un hijo, y le pondrás por nombre Isaac, y con él confirmaré mi pacto en alianza sempiterna, y con su descendencia después de él.
Yo invoco hoy por testigos al cielo y a la tierra, de que te he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge desde ahora la vida, para que vivas tú, y tu posteridad, y ames al Señor Dios tuyo, y obedezcas a su voz y te unas íntimamente a él (siendo él mismo, como es, vida tuya, y el que ha de darte larga vida), a fin de que habites en la tierra que juró el Señor a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob , que les había de dar.
Sino que eligió la tribu de Judá, el monte Sión, al cual amó. Aquí, en esta tierra que había asegurado por todos los siglos, edificó su santuario único y fuerte como asta de unicornio.
Y éste es mi nuevo pacto con ellos, dice el Señor: El espíritu mío que está en ti, y las palabras mías que puse yo en tu boca, no se apartarán de tus labios, dice el Señor, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de tus nietos, desde ahora para siempre.
Yo el Señor seré su Dios, y el siervo mío David será el príncipe en medio de ellas, yo el Señor lo he dicho.
Y os declaro que no beberé ya más desde ahora de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con vosotros el nuevo cáliz de delicias en el reino de mi Padre.
Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo; y nos ha suscitado un poderoso salvador en la casa de David su siervo,
porque la promesa de este don es para vosotros, y para vuestros hijos, y para todos los que ahora están lejos de la salud, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro.
Puesto que no hay distinción de judío y de gentil; por cuanto uno mismo es el Señor de todos, rico para con todos aquellos que le invocan. Porque todo aquel que invocare de veras el nombre del Señor, será salvo.
Vosotros que antes no erais tan siquiera pueblo, y ahora sois el pueblo de Dios; que no habíais alcanzado misericordia, y ahora la alcanzasteis.
Estableceré mi pacto con vosotros, y no perecerá ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá en lo venidero diluvio que destruya la tierra.
Y le dijo Dios: Yo soy, y mi pacto será contigo, y vendrás a ser padre de muchas naciones. Ni de hoy más será tu nombre Abram: sino que serás llamado Abrahán: porque te tengo destinado por padre de muchas naciones.
Observa, oh Israel, este mandato, que ha de ser como una ley inviolable para ti, y para tus hijos perpetuamente.
Por tanto, le daré como porción, o en herencia suya, una gran cantidad de naciones: y repartirá los despojos de los fuertes; pues ha entregado su vida a la muerte, y ha sido confundido con los facinerosos, y ha tomado sobre sí los pecados de todos, y ha rogado por los transgresores.
Esto dice el Señor: Si puede faltar el orden que tengo establecido para el día, y el orden que tengo establecido para la noche, de modo que no venga el día ni la noche a su debido tiempo, podrá también ser nula la alianza mía con David, mi siervo, de suerte que no nazca de él un hijo que reine en su trono, y no haya levitas y sacerdotes ministros míos.
Y yo les daré un corazón unánime, e infundiré un nuevo espíritu en sus entrañas, y les quitaré el corazón que tienen de piedra, y les daré un corazón de carne,
La fe, pues, es por la cual nosotros somos herederos, a fin de que lo seamos por gracia, y permanezca firme la promesa para todos los hijos de Abrahán, no solamente para los que han recibido la ley, sino también para aquellos que siguen la fe de Abrahán, que es el padre de todos,
Hermanos míos después que un hombre ha otorgado en debida forma un testamento, nadie puede ni anularlo, ni alterarlo;
Mas cumplido que fue el tiempo, envió Dios a su Hijo, formado de una mujer, y sujeto a la ley, para redimir a los que estaban debajo de la ley y a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
de aquellos que observan su alianza, y conservan la memoria de sus mandamientos, para ponerlos en práctica.
No penséis que yo he venido a destruir la doctrina de la ley ni de los profetas: No he venido a destruirla, sino a darle su cumplimiento.
Añadió el Señor a Moisés: Pon por escrito estas cosas, mediante las cuales he contraído alianza contigo, y con los hijos de Israel.
Por cuanto amó a tus padres, y eligió para sí su descendencia después de ellos. Y te sacó de Egipto, yendo delante de ti con su gran poder para exterminar a tu entrada naciones populosísimas y más valientes que tú, y para introducirte y darte la posesión de su tierra, como lo estás viendo al presente.
Que si sus hijos abandonaren mi ley, y no procedieren conforme a mis preceptos; si violaren mis justas disposiciones, y dejaren de observar mis mandamientos, yo castigaré con la vara de mi justicia sus maldades, y con el azote sus pecados.
Acuérdate Señor, de tu piedad y de tu misericordia usadas en los siglos pasados. Echa en olvido los delitos o flaquezas de mi mocedad, y mis necedades. Acuérdate de mí, según tu misericordia; acuérdate de mí, ¡oh Señor!, por tu bondad.
entonces se salvará todo Israel, según está escrito: Saldrá de Sión el Libertador o Salvador , que desterrará de Jacob la impiedad; y entonces tendrá efecto la alianza que he hecho con ellos, habiendo yo borrado sus pecados.
Mas aquella Jerusalén de arriba, figurada en Sara, es libre, la cual es madre de todos nosotros.
Al que hirió de muerte a Egipto en sus primogénitos, porque es eterna su misericordia. Al que sacó a Israel de Egipto, porque es eterna su misericordia. Ejecutándolo con mano poderosa y brazo levantado, porque es eterna su misericordia.
Ved ahí el siervo mío, a quien yo tengo elegido, el amado mío, en quien mi alma se ha complacido plenamente. Pondré sobre él mi espíritu y anunciará la justicia a las naciones.
sino con la sangre preciosa de Cristo como de un cordero inmaculado y sin tacha, predestinado sí ya de antes de la creación del mundo, pero manifestado en los últimos tiempos por amor de vosotros,
Después de esto, ¿qué diremos ahora? Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?
Envió la redención a su pueblo; estableció para siempre su alianza. Santo y terrible es el Nombre del Señor.
Y quiso el Señor consumirle con trabajos; mas luego que él ofrezca su vida como hostia por el pecado, verá una descendencia larga y duradera, y cumplida será por medio de él la voluntad del Señor. Verá el fruto de los afanes de su alma, y quedará saciado. Este mismo Justo, mi siervo, dice el Señor, justificará a muchos con su doctrina o predicación; y cargará sobre sí los pecados de ellos.
Id, pues, a aprender lo que significa: Mas estimo la misericordia que el sacrificio; porque los pecadores son, y no los justos, a quienes he venido yo a llamar a penitencia.
Se acordará de los beneficios recibidos, y se convertirá al Señor toda la extensión de la tierra; y se postrarán ante su acatamiento las familias todas de las gentes.
Justificados, pues, por la fe, mantengamos la paz con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, por el cual así mismo, en virtud de la fe, tenemos cabida en esta gracia, en la cual permanecemos firmes, y nos gloriamos esperando la gloria de los hijos de Dios.
Nunca jamás ha puesto en olvido su alianza, aquella palabra que dijo para miles de generaciones,
No se aparte de ti la misericordia y la verdad; ponlas como collar en tu garganta, y estámpalas en tu corazón, y hallarás gracia y buena opinión delante de Dios y de los hombres.
Esto dice también el Señor: En el tiempo de mi beneplácito otorgué tu petición, y en el día de la salvación te auxilié y te conservé y te constituí reconciliador de mi pueblo, a fin de que tú restaurases la tierra, y entrases en posesión de las heredades devastadas; para que dijeses a los que están encarcelados: Salid fuera; y a los que están entre tinieblas: Venid a ver la luz. En medio de los caminos hallarán con qué alimentarse, y en toda la llanura habrá qué comer para ellos.
Y habitaréis en la tierra que yo di a vuestros padres, y vosotros seréis el pueblo mío, y yo seré vuestro Dios.
porque es un Señor lleno de bondad, es eterna su misericordia, y su verdad resplandecerá de generación en generación.
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque si perseveramos, a su tiempo recogeremos el fruto.
Porque de su indignación procede el castigo; y de su buena voluntad pende la vida. Hasta la tarde durará el llanto, y al salir la aurora será la alegría.
Pedid, y se os dará; ¡buscad, y hallaréis!: llamad, y os abrirán. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
que no me avergüenzo yo de la buena nueva, siendo él como es la virtud de Dios para salvar a todos los que creen, a los judíos primero, y después a los gentiles. Y en la buena nueva es en donde se nos ha revelado la justicia que viene de Dios la cual nace de la fe, y se perfecciona en la fe, según aquello que está escrito: El justo vive por la fe.
Pues esto dice el excelso y el sublime Dios que mora en la eternidad, y cuyo nombre es Santo: El que habita en las alturas y en el santuario, y en el corazón contrito y humillado, para vivificar el espíritu de los humildes y dar vida al corazón de los contritos.
La ley del Señor es inmaculada, y ella convierte a sí las almas; el testimonio del Señor es fiel, y da sabiduría a los pequeños. Los mandamientos del Señor son rectos, y alegran los corazones; el luminoso precepto del Señor es el que alumbra los ojos. El puro y santo temor del Señor permanece por todos los siglos; los juicios del Señor son verdad; en sí mismos están justificados. Son más codiciables que la abundancia de oro y de piedras preciosas; más dulces que la miel y el panal.
Así que buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os darán por añadidura.
os haga aptos para todo bien, a fin de que hagáis siempre su voluntad, obrando él en vosotros lo que sea agradable a sus ojos por los méritos de Jesucristo, al cual sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Ahora, hermanos, os ruego que llevéis a bien todo lo dicho para exhortaros y consolaros, aunque os he escrito brevemente.
Y me recrearé en tus preceptos, objeto de mi amor. Y alzaré mis manos hacia tus mandamientos, que he amado siempre; y meditaré tus justas disposiciones.
Te adoraré en tu santo templo, y tributaré alabanzas a tu Nombre, por la misericordia y verdad de sus promesas, con que has engrandecido sobre todas las cosas tu Nombre santo.
Sábete que quedarán confundidos y avergonzados todos aquellos que te hacen guerra; serán como si no fuesen, y perecerán los que te contradicen.
Venid a contemplar las obras de Dios, y cuán terribles son sus designios sobre los hijos de los hombres.
Partido de aquí Jesús , vio a un hombre sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma, llamado Mateo, y le dijo: Sígueme; y él levantándose, le siguió. Y sucedió que estando Jesús a la mesa en la casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y gentes de mala vida que se pusieron a la mesa a comer con él y con sus discípulos.
No violaré mi alianza, ni retractaré las promesas que han salido de mi boca. Una vez para siempre juré por mi santo Nombre, que no faltaré a lo que he prometido a David:
Durante la noche me acordaba de invocar tu Nombre, oh Señor; y así guardaba exactamente tu ley.
Pero no por eso la palabra de Dios deja de tener su efecto. Porque no todos los descendientes de Israel son verdaderos israelitas;
Más apreciable es que mil vidas tu misericordia; por tanto se ocuparán mis labios en tu alabanza.
No dudó él ni tuvo la menor desconfianza de la promesa de Dios, antes se fortaleció en la fe, dando a Dios la gloria,
El Señor tomará mi defensa. Eterna es, ¡oh Señor!, tu misericordia, no deseches las obras de tus manos.
¡Oh alma mía!, bendice al Señor. Señor Dios mío, tú te has engrandecido mucho y en gran manera. Te has revestido de gloria y de majestad; cubierto estás de luz, como de un ropaje. Extendiste los cielos como un pabellón o cortina, y cubriste de aguas la parte superior de ellos. Tú haces de las nubes tu carroza; corres sobre las alas de los vientos. Haces que tus ángeles sean veloces como los vientos, y tus ministros activos como fuego abrasador. Cimentaste la tierra sobre sus propias bases; no se desnivelará jamás.
Al contrario, los frutos del espíritu son caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, o fidelidad, modestia, continencia, castidad. Para los que viven de esta suerte no hay ley que sea contra ellos.
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