He puesto mi arco en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra.Cuando yo haga venir nubes sobre la tierra, entonces mi arco se dejará ver en las nubesy me acordaré de mi pacto, el pacto que he hecho con ustedes y con todo ser vivo, de cualquier especie; no volverá a haber un diluvio de aguas que destruya a todo ser vivo.
En aquel día el Señor hizo un pacto con Abrán. Le dijo: «A tu descendencia le daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates,
Estableceré mi pacto contigo y con tus descendientes. Será un pacto perpetuo, y yo seré tu Dios y el de tu descendencia.A ti y a tu descendencia les daré toda la tierra donde ahora habitas, la tierra de Canaán, como herencia perpetua, y yo seré el Dios de ellos.»
Si ahora ustedes prestan oído a mi voz, y cumplen mi pacto, serán mi tesoro especial por encima de todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece.Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y un pueblo santo. Estas mismas palabras les dirás a los hijos de Israel.”»
Tomó entonces el libro del pacto y lo leyó ante todo el pueblo, y ellos dijeron: «Acataremos todas las cosas que el Señor ha dicho, y las obedeceremos.»Luego, Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, mientras decía: «Esta es la sangre del pacto que el Señor hace con ustedes al darles todas estas cosas.»
Sábelo bien: el Señor tu Dios es Dios, el Dios fiel que cumple con su pacto y su misericordia con aquellos que lo aman y cumplen sus mandamientos, hasta mil generaciones;
No es por causa de tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón, por lo que entras a tomar posesión del territorio de estas naciones. El Señor tu Dios las arroja de tu presencia por causa de su impiedad, y para confirmar la promesa que él mismo les hizo a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob.
Así que ustedes deben cumplir con las palabras de este pacto, y ponerlas por obra, para que prosperen en todo lo que hagan.
»Fíjate bien: hoy he puesto delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal.Lo que yo te mando hoy es que ames al Señor tu Dios, que vayas por sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y para que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra de la cual vas a tomar posesión.
Podrán moverse los montes, podrán temblar las colinas, pero mi misericordia jamás se apartará de ti, ni se romperá mi pacto de paz contigo. Lo digo yo, el Señor, quien tiene de ti misericordia.
Yo, el Señor, amo la justicia y aborrezco el robo y la maldad; así que afirmaré en verdad sus obras y haré con ellos un pacto perpetuo.
»Vienen días en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. —Palabra del Señor.»No será un pacto como el que hice con sus padres cuando los tomé de la mano y los saqué de la tierra de Egipto. Porque yo fui para ellos como un marido, pero ellos quebrantaron mi pacto. —Palabra del Señor.»Cuando hayan pasado esos días, el pacto que haré con la casa de Israel será el siguiente: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. —Palabra del Señor.»Nadie volverá a enseñar a su prójimo ni a su hermano, ni le dirá: “Conoce al Señor”, porque todos ellos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán. Y yo perdonaré su maldad, y no volveré a acordarme de su pecado.» —Palabra del Señor.
»Haré con mis ovejas un pacto de paz, y quitaré de la tierra a las fieras salvajes; así mis ovejas podrán habitar seguras en el desierto y dormir en los bosques.
Les daré un corazón nuevo, y pondré en ustedes un espíritu nuevo; les quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y les daré un corazón sensible.Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis estatutos, y que obedezcan y pongan en práctica mis preceptos.
»Mi pacto con Leví fue un pacto de vida y paz, y lo hice para que me honrara; y él me honró y se humilló delante de mí.
porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos, para perdón de los pecados.
De igual manera, después de haber cenado tomó la copa y les dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por ustedes va a ser derramada.
Pero nuestro Sumo Sacerdote ha recibido un ministerio mucho mejor, pues es mediador de un pacto mejor, establecido sobre mejores promesas.Si el primer pacto hubiera sido perfecto, no habría sido necesario un segundo pacto.
Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la promesa de la herencia eterna, pues con su muerte libera a los hombres de los pecados cometidos bajo el primer pacto.
«El Señor ha dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente.»Y luego añade: «Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.»
Pero el Señor le había dicho a Abrán: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.Sucedió que hubo hambre en la tierra, y Abrán descendió a Egipto para vivir allá, pues arreció el hambre en la tierra.Cuando ya estaba él por entrar en Egipto, le dijo a Saraí, su mujer: «Mira, yo sé bien que eres una mujer de hermoso aspecto,así que, cuando los egipcios te vean, dirán: “Esta es su mujer.” Entonces me matarán a mí, y a ti te dejarán con vida.Por favor, di que eres mi hermana, para que por ti me vaya bien a mí, y por ti también quede yo con vida.»Y así sucedió. Cuando Abrán entró en Egipto, los egipcios vieron que su mujer era muy hermosa.También la vieron los príncipes del faraón, y la alabaron ante él, así que la mujer fue llevada a la casa del faraón,quien por causa de ella trató bien a Abrán, pues le dio ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos.Pero el Señor hirió al faraón y a su casa con grandes plagas, también por causa de Saraí, la mujer de Abrán.Entonces el faraón llamó a Abrán y le dijo: «¿Qué es lo que me has hecho? ¿Por qué no me aclaraste que ella era tu mujer?¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”? ¡Pude haberla tomado como mi mujer! Así que aquí está tu mujer; tómala, y vete de aquí.»Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.Entonces el faraón dio órdenes a su gente acerca de Abrán, y ellos lo echaron de allí junto con su mujer y con todo lo que él tenía.Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.»
Abrán tenía noventa y nueve años de edad cuando el Señor se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda siempre delante de mí y sé perfecto.Este es el pacto que yo hago con ustedes, y que ustedes guardarán; es decir, tú y tu descendencia: Todo varón que haya entre ustedes será circuncidado.Ustedes circuncidarán la carne de su prepucio, como señal del pacto entre nosotros.A los ocho días de nacido será circuncidado todo varón que haya entre ustedes, en todas sus generaciones; lo mismo los nacidos en casa como los comprados por dinero a cualquier extranjero, y que no sean de su linaje.Será circuncidado el que nazca en tu casa, y el que compres con tu dinero; mi pacto estará en la carne de ustedes como pacto perpetuo.Todo hombre incircunciso, que no haya circuncidado la carne de su prepucio, será eliminado de su pueblo por haber violado mi pacto.»Dios también le dijo a Abrahán: «A Saraí, tu mujer, ya no la llamarás Saraí. Ahora su nombre será Sara.Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Sí, yo la bendeciré, y ella será la madre de las naciones, los reyes y los pueblos que de ella nacerán.»Abrahán se postró entonces sobre su rostro, y riéndose dijo en su corazón: «¿Acaso a un hombre de cien años le va a nacer un hijo? ¿Y acaso Sara, que tiene noventa años, va a concebir?»Y Abrahán le dijo a Dios: «¡Dígnate permitir que Ismael viva!»Pero Dios le respondió: «Lo que he dicho es que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Isaac. Yo confirmaré mi pacto con él como un pacto perpetuo para sus descendientes.Yo estableceré mi pacto contigo, y haré que te multipliques en gran manera.»
y le dijo: «Yo, el Señor, he jurado por mí mismo que, por esto que has hecho, de no negarme a tu único hijo,ciertamente te bendeciré; multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar; ¡tu descendencia conquistará las ciudades de sus enemigos!En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, por cuanto atendiste a mi voz.»
El Señor le dijo a Moisés: «Pon estas palabras por escrito, porque el pacto que he hecho contigo y con Israel tiene como base estas palabras.»Y Moisés estuvo allí, con el Señor, cuarenta días y cuarenta noches. No comió pan, ni bebió agua, pero sí escribió en las tablas de piedra las palabras del pacto, es decir, los diez mandamientos.
El Señor nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb.»”No presentarás falso testimonio contra tu prójimo.»”No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni su tierra, ni su siervo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.”»El Señor dirigió estas palabras a toda su congregación en el monte, desde el fuego, la nube y la oscuridad. Las pronunció con voz potente, y no añadió más. Las escribió en dos tablas de piedra, que me entregó a mí.Y cuando todos ustedes, los príncipes y ancianos de sus tribus, oyeron la voz, que salía de en medio de las tinieblas, y vieron que el monte estaba envuelto en llamas, vinieron a vermey dijeron: “Ya hemos visto que el Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza. También hemos oído su voz salir desde el fuego. Hoy hemos visto que el Señor habla a los mortales, y que estos aún siguen con vida.Ahora bien, este gran fuego podría consumirnos; y si oímos otra vez la voz de nuestro Señor y Dios, seguramente moriremos. ¿Por qué tenemos que morir?Y además, ¿qué somos los mortales, para oír la voz del Dios viviente hablar de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún seguir con vida?Acércate tú al Señor nuestro Dios, y atiende todo lo que él te diga, y luego tú nos repetirás todo lo que el Señor nuestro Dios te diga, y nosotros oiremos y actuaremos.”»El Señor oyó la voz de sus palabras, cuando ustedes me hablaban, y me dijo: “Ya he oído la voz de este pueblo, y las palabras que ellos te han dicho. Y todo lo que han dicho está bien.¡Cómo quisiera yo que tuvieran tal corazón, que me temieran y cumplieran siempre todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuera siempre bien!Este pacto no lo hizo el Señor con nuestros padres, sino con todos nosotros, los que hoy estamos aquí con vida.
«Reúnan a mi pueblo santo, a los que han hecho un pacto conmigo y me han ofrecido un sacrificio.»
Tú, Señor, eres mi Dios; yo te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas; tus consejos siempre han sido verdaderos y firmes.
Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados.
Yo haré con ellos un pacto perpetuo de paz; haré que se establezcan y se multipliquen, y para siempre pondré mi santuario entre ellos.
»No piensen ustedes que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir.Porque de cierto les digo que, mientras existan el cielo y la tierra, no pasará ni una jota ni una tilde de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
Porque la promesa dada a Abrahán y a su descendencia en cuanto a que recibiría el mundo como herencia, no le fue dada por la ley sino por la justicia que se basa en la fe.
Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto nadie puede invalidarlo, ni tampoco se le puede añadir nada, aunque sea un pacto humano.Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abrahán y a su simiente. No dice: «Y a las simientes», como si hablara de muchos, sino: «Y a tu simiente», como de uno, que es Cristo.
Y si ustedes son de Cristo, ciertamente son linaje de Abrahán y, según la promesa, herederos.
Pero el Señor es eternamente misericordioso; él les hace justicia a quienes le honran, y también a sus hijos y descendientes,
Porque yo, el Señor, digo a los eunucos que observen mis días de reposo, y opten por hacer lo que yo quiero, y se aferren a mi pacto.En mi casa, y dentro de los muros de mi ciudad, los haré más famosos que si hubieran tenido hijos e hijas; les daré un nombre perpetuo, que jamás será olvidado.
»Este día deberán recordarlo y celebrarlo generación tras generación, como fiesta solemne en honor del Señor. Es un estatuto perpetuo que deben celebrar.
El Señor contestó: «Mira, yo hago un pacto delante de todo tu pueblo. Voy a realizar maravillas nunca antes vistas en toda la tierra, ni en nación alguna. Todo el pueblo, en medio del cual tú estás, verá las obras tan sorprendentes que yo, el Señor, haré contigo.
Tengan cuidado de no olvidarse del pacto que el Señor su Dios estableció con ustedes. No se hagan ninguna escultura ni imagen de todo lo que el Señor su Dios les ha prohibido,pues el Señor su Dios es un fuego consumidor; es un Dios celoso.
»Si después de oír estos decretos, los cumples y los pones por obra, el Señor tu Dios cumplirá contigo el pacto que hizo con tus padres y te mostrará su misericordia.Te amará y te bendecirá; te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre, y en la tierra que juró dar a tus padres bendecirá el fruto de tu tierra: tu trigo, tu mosto, tu aceite, y las crías de tus vacas y tus rebaños de ovejas.
Misericordia y verdad son los caminos del Señor para quienes cumplen fielmente su pacto.
Así ha dicho el Señor: «En el momento favorable te responderé; en el día de salvación te ayudaré. Yo te protegeré, y tú representarás mi pacto con el pueblo, para que restaures la tierra y heredes las propiedades asoladas;
»Cuando hayan pasado esos días, el pacto que haré con la casa de Israel será el siguiente: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. —Palabra del Señor.
No, porque yo sí me acuerdo del pacto que hice contigo cuando aún eras joven, así que estableceré contigo un pacto sempiterno.
Por lo tanto, pregunto: ¿Acaso Dios desechó a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque también yo soy israelita, descendiente de Abrahán y de la tribu de Benjamín.que sus ojos se nublen para que no vean, y sus espaldas se encorven para siempre.»Pregunto entonces: «¿Será que los de Israel tropezaron para caer?» ¡De ninguna manera! Más bien, su transgresión redundó en la salvación de los no judíos, para que los israelitas se pongan celosos.Pues si su transgresión ha enriquecido al mundo, y su fracaso ha enriquecido a los no judíos, ¡mucho más será lo que logre su plena restauración!Ahora les hablo a ustedes, a los que no son judíos. Por cuanto yo soy el apóstol de ustedes, honro mi ministerio.Yo quisiera poner celosos a los de mi sangre, y de esa manera salvar a algunos de ellos.Porque si su exclusión trajo como resultado la reconciliación del mundo, ¿qué resultará de su admisión, sino vida de entre los muertos?Si la primera parte de la masa es santa, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.Si algunas de las ramas fueron cortadas, y tú, que eras un olivo silvestre, fuiste injertado en su lugar y has venido a participar de la raíz y de la rica savia del olivo,no te jactes contra las ramas; y si te jactas, conviene que sepas que no eres tú el que sustenta a la raíz, sino que es la raíz la que te sustenta a ti.Tal vez digas: «Las ramas fueron cortadas para que yo fuera injertado.»Dios no desechó a su pueblo, al cual conoció desde un principio. ¿No saben ustedes lo que dice la Escritura acerca de Elías, de cómo invocó a Dios contra Israel, cuando dijo:
Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías.En el tiempo de la deportación a Babilonia, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos.Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquín, y Eliaquín a Azor.Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquín, y Aquín a Eliud.Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob;y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.De manera que todas las generaciones, desde Abrahán hasta David, son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.
Mostró su misericordia a nuestros padres, y se acordó de su santo pacto,de su juramento a nuestro padre Abrahán: Prometió que nos concedería
Ustedes son los descendientes de los profetas; son herederos del pacto que Dios hizo con nuestros antepasados, cuando le prometió a Abrahán: “En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra.”
que son israelitas. De ellos son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas.De ellos son los patriarcas, y de ellos, desde el punto de vista humano, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas. ¡Bendito sea por siempre! Amén.
Porque todas las promesas de Dios en él son «Sí». Por eso, por medio de él también nosotros decimos «Amén», para la gloria de Dios.
Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: «Maldito sea todo aquel que no se mantenga firme en todas las cosas escritas en el libro de la ley, y las haga.»Y es evidente que por la ley ninguno se justifica para con Dios, porque «El justo por la fe vivirá»;y la ley no es de fe, sino que dice: «El que haga estas cosas vivirá por ellas.»Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero» ),para que en Cristo Jesús la bendición de Abrahán alcanzara a los no judíos, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.
Con esto el Espíritu Santo nos da a entender que, mientras la primera parte del tabernáculo siga en pie, el camino que lleva al Lugar Santísimo aún no estará abierto.Todo esto es un símbolo para el tiempo presente, de que las ofrendas y sacrificios que allí se presentan no pueden perfeccionar la conciencia de los que adoran así,
Este día el Señor declara que tú eres su pueblo, su posesión exclusiva, tal y como te lo ha prometido. Así que cumple todos sus mandamientos;
El Señor comunicó a Jacob, que es Israel, sus estatutos y sus sentencias.El Señor reconstruye a Jerusalén, y hace volver a los israelitas desterrados.No hizo lo mismo con ninguna otra nación; nadie más conoció sus mandamientos. ¡Aleluya!
En lo alto de la escalera, veía al Señor, que le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra donde ahora estás acostado.Tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te esparcirás hacia el occidente y el oriente, hacia el norte y el sur. En ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra.Date cuenta de que yo estoy contigo. Yo te protegeré por dondequiera que vayas, y volveré a traerte a esta tierra. No te dejaré ni un momento, hasta que haya hecho lo que te he dicho.»
Pero Dios le respondió: «Lo que he dicho es que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Isaac. Yo confirmaré mi pacto con él como un pacto perpetuo para sus descendientes.
Hoy pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan;y con todo tu corazón y con toda tu alma te vuelves al Señor tu Dios, lo mismo que tus hijos, y prestas atención a su voz conforme a todo lo que hoy te mando cumplir,y para que ames al Señor tu Dios, y atiendas a su voz, y lo sigas, pues él es para ti vida y prolongación de tus días. Así habitarás la tierra que el Señor juró a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob, que les daría a ustedes.»
sino que prefirió a la tribu de Judá y al monte Sión, que tanto ama.Edificó su santuario semejante a las alturas, y semejante a la tierra, que afirmó para siempre.
El Señor ha dicho: «Este será el pacto que haré con ellos: Mi espíritu está sobre ti, y desde ahora y para siempre las palabras que puse en tu boca nunca se apartarán de tus labios, ni de los labios de tus hijos, ni de los labios de tus nietos.»
Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho.
Yo les digo que, desde ahora, no volveré a beber de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.»
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.Nos ha levantado un poderoso Salvador en la casa de David, su siervo,
Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame.»
Porque no hay diferencia entre el que es judío y el que no lo es, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que lo invocan,porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Estableceré mi pacto con ustedes, y no volveré a exterminar a ningún ser con aguas de diluvio, ni habrá otro diluvio que destruya la tierra.»
«Este es el pacto que hago contigo: Tú serás el padre de muchísima gente.Tu nombre ya no será Abrán, sino que ahora te llamarás Abrahán, porque te he puesto como padre de muchísima gente.
El Señor creó los cielos y la tierra, y el mar y todos los seres que contiene. El Señor siempre cumple su palabra;
Por eso yo le daré parte con los grandes, y él repartirá despojos con los fuertes. Porque él derramará su vida hasta la muerte y será contado entre los pecadores; llevará sobre sí mismo el pecado de muchos, y orará en favor de los pecadores.
«Yo, el Señor, declaro: Si mi pacto con el día y con la noche llegara a su fin, de tal manera que no volviera a haber día ni noche,también llegaría a su fin mi pacto con mi siervo David para que sus descendientes reinen sobre su trono, lo mismo que mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros.
Pondré en ellos un corazón y un espíritu nuevo. Les quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y les daré un corazón sensible,
Por tanto, la promesa se recibe por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia, tanto para los que son de la ley como para los que son de la fe de Abrahán, el cual es padre de todos nosotros.
Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto nadie puede invalidarlo, ni tampoco se le puede añadir nada, aunque sea un pacto humano.
Pero cuando se cumplió el tiempo señalado, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer y sujeto a la ley,para que redimiera a los que estaban sujetos a la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.
a quienes cumplen con su pacto y no se olvidan de sus mandamientos, sino que los ponen en práctica.
»No piensen ustedes que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir.
«El Señor ha dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente.»
El Señor le dijo a Moisés: «Pon estas palabras por escrito, porque el pacto que he hecho contigo y con Israel tiene como base estas palabras.»
Fue tal su amor por tus padres que los escogió a ustedes, la descendencia de ellos, y con su presencia y gran poder los sacó de Egipto,y delante de ustedes expulsó a naciones más grandes y fuertes que ustedes, para introducirlos en la tierra de la que hoy les da posesión.
»Pero si sus hijos se apartan de mi ley y no andan conforme a mis decretos,si transgreden mis estatutos y no cumplen mis mandamientos,yo los castigaré por su rebelión; ¡los azotaré por sus iniquidades!
Recuerda, Señor, que en todo tiempo me has mostrado tu amor y tu misericordia.Tú, Señor, eres todo bondad. Por tu misericordia, acuérdate de mí; pero olvídate de que en mi juventud pequé y fui rebelde contra ti.
y después de eso todo Israel será salvo. Como está escrito: «El Libertador vendrá de Sión, y apartará de Jacob la impiedad.Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.»
El Señor hirió de muerte a los primogénitos egipcios. ¡Su misericordia permanece para siempre!El Señor sacó de Egipto a los israelitas. ¡Su misericordia permanece para siempre!Lo hizo con mano fuerte y brazo extendido. ¡Su misericordia permanece para siempre!
«Este es mi siervo, a quien he escogido; mi Amado, en quien se complace mi alma. Pondré mi Espíritu sobre él, y a las naciones anunciará juicio.
Ustedes saben que fueron rescatados de una vida sin sentido, la cual heredaron de sus padres; y que ese rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro y la plata,sino con la sangre preciosa de Cristo, sin mancha y sin contaminación, como la de un cordero,
¿Qué más podemos decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros.
El Señor rescató a su pueblo, y estableció su pacto para siempre. El nombre del Señor es santo y temible.
Pero al Señor le pareció bien quebrantarlo y hacerlo padecer. Cuando se haya presentado a sí mismo como ofrenda para la expiación de pecado, verá a su descendencia, tendrá una larga vida, y por medio de él se verá prosperada la voluntad del Señor.Verá el fruto de su propia aflicción, y se dará por satisfecho. Mi siervo justo justificará a muchos por medio de su conocimiento, y él mismo llevará las iniquidades de ellos.
Vayan y aprendan lo que significa: “Misericordia quiero, y no sacrificio”. Porque no he venido a llamar a los justos al arrepentimiento, sino a los pecadores.»
Todos los rincones de la tierra invocarán al Señor, y a él se volverán; ¡ante él se inclinarán todas las naciones!
Así, pues, justificados por la fe tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, mucho más ahora, que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.Y no solo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación.Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un solo hombre, y por medio del pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.Antes de la ley ya había pecado en el mundo, aunque el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley.No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun para aquellos que no pecaron del mismo modo que Adán, el cual es figura de aquel que había de venir.Pero el pecado de Adán no puede compararse con el don de Dios. Pues si por el pecado de un solo hombre muchos murieron, la gracia y el don que Dios nos dio por medio de un solo hombre, Jesucristo, abundaron para el bien de muchos.El don de Dios no puede compararse con el pecado de Adán, porque por un solo pecado vino la condenación, pero el don de Dios vino por muchas transgresiones para justificación.Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia mediante un solo hombre, Jesucristo.Así que, como por la transgresión de uno solo vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno solo vino la justificación de vida a todos los hombres.Porque así como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.por quien tenemos también, por la fe, acceso a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Pero tú, Señor, eres un Dios compasivo y clemente, lento para la ira, pero grande en misericordia y verdad.
No te apartes de la misericordia y la verdad; átalas alrededor de tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón.No entables sin motivo pleitos contra nadie, mucho menos si no te han agraviado.No envidies a la gente violenta, ni escojas ninguno de sus caminos,porque al Señor le repugnan los perversos, pero es amigo de los hombres honrados.Sobre la casa de los malvados recae la maldición del Señor; sobre la habitación de los justos permanece su bendición.El Señor se burla de los burlones, pero brinda su favor a los humildes.La herencia de los sabios es la honra; la de los necios, la deshonra.Así contarás con el favor de Dios, y con una buena opinión ante los hombres.
Así ha dicho el Señor: «En el momento favorable te responderé; en el día de salvación te ayudaré. Yo te protegeré, y tú representarás mi pacto con el pueblo, para que restaures la tierra y heredes las propiedades asoladas;para que digas a los presos, a los que están en tinieblas: “Salgan de ahí; déjense ver.” En los caminos y en todas las alturas tendrán pastos y allí serán alimentados.
Y ustedes habitarán en la tierra que les di a sus padres, y serán mi pueblo, y yo seré su Dios.
No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos.
Y voy a derramar aguas sobre el desierto y ríos sobre la tierra seca, y también voy a derramar mi espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.
Su enojo dura solo un momento, pero su bondad dura toda la vida. Tal vez lloremos durante la noche, pero en la mañana saltaremos de alegría.
»Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá.Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre.
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree: en primer lugar, para los judíos, y también para los que no lo son.Porque en el evangelio se revela la justicia de Dios, que de principio a fin es por medio de la fe, tal como está escrito: «El justo por la fe vivirá.»
Tu fidelidad es la misma por todas las edades; tú afirmaste la tierra, y esta permanece firme.
Porque así ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es santo: “Yo habito en las alturas, en santidad, pero también doy vida a los de espíritu humilde y quebrantado, y a los quebrantados de corazón.”
Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Que el Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,los capacite para toda buena obra, para que hagan su voluntad, y haga en ustedes lo que a él le agrada, por medio de Jesucristo. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Tus mandamientos son mi alegría, porque los amo profundamente.Con amor levanto mis manos hacia tus mandamientos, y medito en tus estatutos. Záyin
De rodillas, y en dirección a tu santo templo, alabaré tu nombre por tu misericordia y fidelidad, por la grandeza de tu nombre y porque tu palabra está por encima de todo.
No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha.
No me olvidaré de mi pacto, ni me retractaré de lo que he prometido.Una vez he jurado por mi santidad, y no le mentiré a David.
Ahora bien, no estoy diciendo que la palabra de Dios haya fallado, porque no todos los que descienden de Israel son israelitas;
Ustedes son mis testigos. Son el siervo que yo escogí, para que ustedes me conozcan y crean y entiendan que yo soy el Señor. No ha habido ningún dios antes de mí, ni lo habrá después. —Palabra del Señor.
Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en la fe y dio gloria a Dios,
Tú, Señor, cumplirás en mí tus planes; tu misericordia, Señor, permanece para siempre. Yo soy creación tuya. ¡No me desampares!
¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Cuán grande eres, Señor mi Dios! ¡Estás rodeado de gloria y de esplendor!Tú llenas las fuentes con los arroyos que corren ligeros entre los montes;allí apagan su sed los animales salvajes; allí los asnos monteses mitigan su sed.En sus riberas anidan las aves del cielo, y entre las ramas se escuchan sus trinos.Desde las alturas riegas los montes, y la tierra se sacia con el fruto de tus obras.Haces crecer la hierba para los ganados, y las plantas que el hombre cultiva para sacar de la tierra el pan que comey el vino que le alegra el corazón, el aceite que da brillo a su rostro, y el pan que sustenta su vida.Se llenan de savia los árboles del Señor, los cedros del Líbano que él mismo plantó.En sus ramas anidan las aves; en las hayas hacen su nido las cigüeñas;en las altas montañas retozan las cabras monteses; en las peñas se resguardan los damanes.Tú hiciste la luna para medir los tiempos; el sol sabe cuándo debe ocultarse.¡Te has revestido de luz, como de una vestidura! ¡Extiendes los cielos como una cortina!Dejas caer las sombras, y anochece; y entonces corretean los animales salvajes.Rugen los leones que van tras su presa, y reclaman la comida que Dios les provee.Cuando sale el sol, corren a sus cuevas y satisfechos se tienden a descansar.Sale entonces el hombre a sus labores, y trabaja hasta que cae la noche.¡Tus obras, Señor, son innumerables! ¡Todas las hiciste con gran sabiduría! ¡La tierra está llena de tus criaturas!¡Vean el vasto mar! ¡Contemplen su grandeza! En él se mueven incontables seres vivos, lo mismo grandes que pequeños.Allí navegan las grandes naves; allí está Leviatán, que creaste para jugar con él.Todos los seres esperan de ti que a su tiempo les des de comer.Si abres tu mano y les das su pan, ellos lo toman y quedan satisfechos.Si te escondes de ellos, se desconciertan; si les retiras su espíritu, mueren y vuelven al polvo.¡Dispones tus mansiones sobre las aguas! ¡Las nubes son tu lujoso carruaje, y te transportas sobre las alas del viento!Pero si envías tu espíritu, vuelven a la vida, y así renuevas la faz de la tierra.¡Sea tu gloria eterna, Señor! ¡Que te regocijen las obras que has hecho!Si miras la tierra, esta tiembla; si tocas los montes, estos echan humo.Señor, ¡toda mi vida te cantaré! Dios mío, ¡yo te cantaré salmos mientras viva!Señor, dígnate agradarte de mis pensamientos, pues yo hallo en ti mi alegría.Que sean borrados de la tierra los malvados; ¡que dejen de existir los malhechores! ¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Aleluya!¡Los vientos son tus mensajeros! ¡Las llamas de fuego están a tu servicio!Tú afirmaste la tierra sobre sus cimientos, y de allí nada la moverá.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley.
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: