Es responsabilidad de cada creyente obedecer los mandamientos de Dios que se encuentran en las escrituras. Parte de esta obediencia implica someterse a las autoridades, es decir, a aquellas personas que están en nuestras vidas para enseñarnos y guiarnos, ya sea en la iglesia, en casa, en el trabajo o en el país. Al hacerlo, estamos aplicando un principio importante establecido por Dios en su palabra, ya que la obediencia es más valiosa para nuestro Señor que cualquier otra acción. La obediencia a nuestras autoridades traerá bendiciones a nuestras vidas, y nos ayudará a crecer en todas las áreas, porque nuestro carácter se fortalecerá y estaremos preparados para recibir más de lo que hemos experimentado hasta ahora. Dios premia a quienes deciden seguir su voluntad y respetar sus principios y leyes. Por lo tanto, es importante honrar a nuestras autoridades a través de la oración o alguna otra forma de reconocimiento.
Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.
Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
Camino a la vida es guardar la instrucción; Pero quien desecha la reprensión, yerra.
Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.
Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.
Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos;
Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar.