La época de la navidad es un excelente momento para reflexionar sobre el gran amor que Dios mostró por nosotros al enviar a su hijo Jesús al mundo. También es un momento magnífico para compartir ese mensaje y ese amor con los que nos rodean. Recordemos que la Navidad es una de las fiestas más importantes que celebra el cristianismo, junto con la Pascua de Resurrección y Pentecostés: el Nacimiento de Jesucristo en Belén. En esta época solemos ser más receptivos y consientes sobre lo que tenemos y lo que sentimos también, seamos agradecidos con Dios por todo lo que nos regaló durante el año. Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. (Isaías 9:6) Que está navidad las promesas de Dios nos animen a vivir de una manera diferente, que apreciemos el valor de su sangre en la cruz, para rechazar toda tendencia secular mundana, y que florezca en nosotros el espíritu de bondad y generosidad, rico en amor y dotado de toda la paciencia que recibimos en el Bautismo. Recordemos que para estar de pie en la vida, tendremos que estar de rodillas ante Dios.
Cuando Jesús nació en Belén de Judea, en los días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos magosAl ver la estrella, se llenaron de gran alegríay cuando entraron en la casa vieron al niño con María, su madre, se postraron y lo adoraron. Luego abrieron sus tesoros y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.Pero como fueron avisados por revelación en sueños de que no volvieran a Jerusalén para informar a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Después de que partieron, un ángel del Señor apareció en sueños a José y le dijo: —Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Permanece allí hasta que yo te diga, porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.Entonces él se despertó, tomó de noche al niño y a su madre y se fue a Egipto.Estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi Hijo. Herodes, al verse burlado por los magos, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo indicado por los magos.Entonces se cumplió lo declarado por el profeta Jeremías: Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido: Raquel llora a sus hijos y no quiso ser consolada, porque perecieron.Pero muerto Herodes, un ángel del Señor apareció en sueños a José, en Egipto,que preguntaban: —¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo.
Entonces el ángel le dijo: —María, no tengas miedo, porque Dios te ha concedido su gracia.Vas a quedar embarazada y darás a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús.
También José, que era de la familia de David, subió de la ciudad de Nazaret, en la región de Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea,El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre él. Los padres de Jesús acudían todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.Cuando Jesús cumplió los doce años, fueron a la fiesta como tenían por costumbre.Concluida la celebración, los padres regresaron, pero Jesús se quedó en Jerusalén sin que ellos lo supieran.José y María, pensando que caminaba entre las personas que formaban la caravana, hicieron una jornada de camino mientras lo buscaban entre los parientes y conocidos,pero no le encontraron. Entonces volvieron a Jerusalén para buscarle.Al cabo de tres días le encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.Todos los que le oían se asombraban por su inteligencia y sus respuestas.Sus padres se quedaron atónitos al verle y María le dijo: —Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado con angustia.Él les respondió: —¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que me ocupe de los asuntos de mi Padre?para ser empadronado con María, su esposa, que estaba embarazada.
Y sucedió que estando allí se cumplió el tiempo de que ella diera a luz.Y tuvo a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Su morada está en medio del engaño; engañadores como son, no quisieron conocerme, dice el Señor.
Le respondió el ángel: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo Ser que va a nacer de ti será llamado Hijo de Dios.
Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta:Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emanuel (que significa: «Dios con nosotros»).
y cuando entraron en la casa vieron al niño con María, su madre, se postraron y lo adoraron. Luego abrieron sus tesoros y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
Y tuvo a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Pero el ángel les dijo: —No temáis, porque vengo a traeros una buena noticia, que será causa de gran alegría para todo el pueblo:os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo.
Pero cuando se cumplió el tiempo señalado, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,para redimir a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.
Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta:Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emanuel (que significa: «Dios con nosotros»).
Y la Palabra se encarnó y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, la gloria que le corresponde como Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre «Admirable consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Príncipe de paz».Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite sobre el trono de David y sobre su reino, pues será dispuesto y confirmado en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará esto.
También José, que era de la familia de David, subió de la ciudad de Nazaret, en la región de Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea,El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre él. Los padres de Jesús acudían todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.Cuando Jesús cumplió los doce años, fueron a la fiesta como tenían por costumbre.Concluida la celebración, los padres regresaron, pero Jesús se quedó en Jerusalén sin que ellos lo supieran.José y María, pensando que caminaba entre las personas que formaban la caravana, hicieron una jornada de camino mientras lo buscaban entre los parientes y conocidos,pero no le encontraron. Entonces volvieron a Jerusalén para buscarle.Al cabo de tres días le encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.Todos los que le oían se asombraban por su inteligencia y sus respuestas.Sus padres se quedaron atónitos al verle y María le dijo: —Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado con angustia.Él les respondió: —¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que me ocupe de los asuntos de mi Padre?para ser empadronado con María, su esposa, que estaba embarazada.Pero ellos no entendieron su respuesta.Jesús volvió con sus padres a Nazaret y permaneció sujeto a ellos. Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante la gente.Y sucedió que estando allí se cumplió el tiempo de que ella diera a luz.Y tuvo a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales que alababan a Dios y decían:—¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres que gozan de su buena voluntad!
Pero tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad.
El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba prometida en matrimonio con José, y antes que convivieran se halló que había concebido del Espíritu Santo.José, su marido, como era justo y no quería difamarla, determinó dejarla secretamente.
Sucedió que cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: —Vayamos, pues, hasta Belén y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer.Fueron apresuradamente y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre.
Cantad alegres al Señor, toda la tierra. Levantad la voz, aplaudid y cantad salmos. Cantad salmos al Señor con arpa; con arpa y voz de cántico.Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, delante del Rey, el Señor.
Saldrá una vara del tronco de Isaí; un vástago retoñará de sus raíces Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, se alzará como estandarte de los pueblos, a ella acudirán las naciones; y será gloriosa su morada.Asimismo, acontecerá en aquel tiempo que el Señor alzará otra vez su mano para recobrar al resto de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar.Levantará bandera a las naciones, juntará los desterrados de Israel y desde los cuatro confines de la tierra reunirá a los esparcidos de Judá.Se disipará la envidia de Efraín y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín,sino que se lanzarán contra los filisteos al occidente, y saquearán también a los de oriente. Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón les obedecerán.Secará el Señor la lengua del mar de Egipto y levantará su mano con el poder de su aliento sobre el río; lo herirá en sus siete brazos y hará que pasen por él con sandalias. Y habrá camino para el resto de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.y reposará sobre él el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
Vas a quedar embarazada y darás a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús.Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.Reinará sobre la casa de Jacob eternamente y su Reino no tendrá fin.
Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, pues todo había sucedido tal y como se les había dicho.
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; a los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
Simeón los bendijo y anunció a María, la madre del niño: —Este niño será motivo de caída y encumbramiento de muchos en Israel, y signo de contradicciónpues pondrá de manifiesto los pensamientos más íntimos de muchos corazones, y a ti te traspasará el alma como una espada.
Pero como fueron avisados por revelación en sueños de que no volvieran a Jerusalén para informar a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Así que, lo mismo que los hijos han compartido una misma carne y sangre, Jesús también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.De este modo liberó a todos los que, por el temor de la muerte, estaban durante toda la vida sometidos a esclavitud.
Cantad al Señor cántico nuevo; que cante al Señor toda la tierra.Decid entre las naciones: «¡El Señor reina! También afirmó el mundo, no será conmovido; juzgará a los pueblos con justicia».Alégrense los cielos y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud.Regocíjese el campo y todo lo que hay en él; entonces, todos los árboles del bosque rebosarán de contento delante del Señor, que vino, porque ha venido a juzgar la tierra. ¡Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su verdad!Cantad al Señor, bendecid su nombre. Anunciad de día en día su salvación;proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas,
Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo único para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Entonces María respondió: —Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y ha levantado para nosotros un poderoso salvador descendiente de la casa de David, su siervo.No tenían hijos, porque ambos eran de edad avanzada y Elisabet era estéril.Había anunciado por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio estas cosas:
Estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi Hijo.
¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti! Extranjeros edificarán tus muros y sus reyes estarán a tu servicio, porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. Tus puertas estarán de continuo abiertas: no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos hasta ti sus reyes,porque la nación o el reino que no quiera servirte, perecerá; del todo será asolado.La gloria del Líbano vendrá a ti: cipreses, pinos y bojes juntos, para embellecer el lugar de mi santuario; y yo glorificaré el lugar donde poso mis pies.Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las plantas de tus pies se encorvarán todos los que te despreciaban, y te llamarán «Ciudad del Señor», «Sion del Santo de Israel».En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie transitaba por ti, haré que tengas renombre eterno, que seas la alegría de todas las generaciones. Te alimentarás con la leche de las naciones, con la riqueza de los reyes te nutrirás; y sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Jacob.En vez de bronce traeré oro, y plata en lugar de hierro; bronce en lugar de madera, y hierro en lugar de piedras. Te daré la paz por magistrado, y la justicia por gobernante.Nunca más se hablará de violencia en tu tierra, ni de ruina o destrucción en tu territorio, sino que llamarás «Salvación» a tus muros, y a tus puertas «Alabanza». El sol nunca más te servirá de luz para el día ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que el Señor será tu luz eterna y tu Dios será tu esplendor. Porque las tinieblas cubrirán la tierra y la oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá el Señor y sobre ti será vista su gloria. No se pondrá jamás tu sol ni menguará tu luna, porque el Señor será tu luz eterna y los días de tu luto se habrán cumplido. Todo tu pueblo, todos ellos, serán justos. Para siempre heredarán la tierra; serán los renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme.El pequeño llegará a ser un millar; del menor saldrá un pueblo poderoso. Yo el Señor, a su tiempo haré que esto se cumpla pronto.Las naciones caminarán a tu luz y los reyes al resplandor de tu amanecer.
Cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió a su mujer.Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz a su hijo primogénito, a quien puso por nombre Jesús.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo porque irás delante del Señor para preparar sus caminos, para dar conocimiento de salvación a su pueblo mediante el perdón de sus pecados. Y por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará desde lo alto la aurorapara dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte y para guiar nuestros pies por caminos de paz.
Alabad al Señor desde los cielos; alabadle en las alturas.la bestia y todo animal, reptiles y volátiles.Los reyes de la tierra y todos los pueblos, los príncipes y todos los jueces de la tierra;los jóvenes y también las doncellas, los ancianos y los niños.Alaben el nombre del Señor, porque solo su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos.Él ha exaltado el poderío de su pueblo; ¡alábenlo todos sus santos, los hijos de Israel, el pueblo a él cercano! ¡Aleluya!Alabadle, vosotros todos sus ángeles; alabadle, vosotros todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; alabadle, todas vosotras, lucientes estrellas.Alabadle, cielos de los cielos y las aguas que están sobre los cielos.
Y otra vez dice Isaías: Estará la raíz de Isaí y el que se levantará para gobernar a las naciones, las naciones esperarán en él.
Por entonces había en Jerusalén un hombre justo y piadoso llamado Simeón que esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba sobre ély le había revelado que no vería la muerte antes de contemplar al Ungido del Señor.Impulsado por el Espíritu, Simeón fue al templo cuando los padres del niño Jesús llevaban a su hijo para hacer con él lo que establecía la ley.Y tomando al niño en sus brazos, alabó a Dios diciendo:Ahora, Señor, puedes dejar partir a tu siervo en paz, conforme a tu palabra,Todos iban a empadronarse a sus respectivas ciudades de origen.porque mis ojos han visto ya tu salvación,
De manera que todas las generaciones desde Abrahán hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.
Crecerá ante él como un renuevo, como raíz en tierra seca. No hay hermosura en él, ni esplendor; le veremos, mas sin atractivo alguno para que lo apreciemos.
Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones lo servirán.
En ese mismo instante Ana se presentó en el templo, y dio gracias a Dios y habló del niño a todos los que esperaban la salvación de Jerusalén.
Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel.
El Señor dijo a mi Señor: «Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies».
Este es mi siervo, yo lo sostendré; mi escogido, en quien me complazco. He puesto sobre él mi espíritu; él traerá justicia a las naciones.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
El ángel, acercándose a ella, le dijo: —¡Saludos, colmada de gracia! El Señor está contigo. Bendita tú entre las mujeres.
y le dijo: —Levántate, toma al niño y a su madre y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban matar al niño.Entonces él se levantó, tomó al niño y a su madre y se fue a tierra de Israel.
«Estad quietos y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra».
Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid al Señor con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que el Señor es Dios; él nos hizo, y le pertenecemos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!,porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones.
él dice: «Poco es para mí que solo seas mi siervo para levantar a las tribus de Jacob y restaurar al resto de Israel; también te he dado por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo último de la tierra».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para cerciorarse del tiempo exacto en que había aparecido la estrella,y los envió a Belén diciéndoles: —Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño y cuando lo halléis hacédmelo saber para que yo también vaya a adorarlo.
porque el Poderoso me ha hecho grandes cosas. ¡Santo es su nombre En los días de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, perteneciente a la clase sacerdotal de Abías. Su mujer se llamaba Elisabet y descendía de las hijas de Aarón.y su misericordia permanece de generación en generación para los que le temen!
Sin embargo, Dios demuestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
sino que se despojó a sí mismo, y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los seres humanos; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!,
Multitud de camellos te cubrirá, y dromedarios de Madián y de Efa. Vendrán todos los de Sabá cargados de oro e incienso, y publicarán las alabanzas del Señor.
Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emanuel (que significa: «Dios con nosotros»).
porque mis ojos han visto ya tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que se manifiesta a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.
Nuevamente, Jesús les habló en estos términos: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
porque todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús.Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
Aconteció en aquellos días que Augusto César promulgó un edicto disponiendo que todos los habitantes del Imperio romano fueran empadronados.Pero el ángel les dijo: —No temáis, porque vengo a traeros una buena noticia, que será causa de gran alegría para todo el pueblo:os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo.Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales que alababan a Dios y decían:—¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres que gozan de su buena voluntad! Sucedió que cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: —Vayamos, pues, hasta Belén y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer.Fueron apresuradamente y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre.Al verlo, contaron todo lo que el ángel les había dicho acerca del niño.Todos los que lo oyeron se maravillaron de lo que los pastores les decían,pero María guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón.Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, pues todo había sucedido tal y como se les había dicho.Al llegar el octavo día, circuncidaron al niño y le llamaron Jesús, nombre que le había sido puesto por el ángel antes que fuera concebido. Y cuando se cumplieron los días para que, según la ley de Moisés, ellos fueran purificados, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo ante el Señor,cumpliendo así lo que está escrito en la ley del Señor: Todo primer hijo varón será consagrado al Señor,y para ofrecer al mismo tiempo el sacrificio prescrito por la ley del Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones. Por entonces había en Jerusalén un hombre justo y piadoso llamado Simeón que esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba sobre ély le había revelado que no vería la muerte antes de contemplar al Ungido del Señor.Impulsado por el Espíritu, Simeón fue al templo cuando los padres del niño Jesús llevaban a su hijo para hacer con él lo que establecía la ley.Y tomando al niño en sus brazos, alabó a Dios diciendo:Ahora, Señor, puedes dejar partir a tu siervo en paz, conforme a tu palabra,Todos iban a empadronarse a sus respectivas ciudades de origen.
Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.
Socorrió a Israel, su siervo, y se acordó de su misericordia, de la cual habló con nuestros padres, con Abrahán y con toda su descendencia para siempre.
El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido el Señor. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a anunciar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel;
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte y para guiar nuestros pies por caminos de paz.
Que el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Alabad al Señor, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Al que hirió a Egipto en sus primogénitos, porque para siempre es su misericordia.Al que sacó a Israel de en medio de ellos, porque para siempre es su misericordia,con mano fuerte y brazo extendido, porque para siempre es su misericordia.Al que partió en dos el mar Rojo, porque para siempre es su misericordia;e hizo pasar a Israel por en medio de él, porque para siempre es su misericordia;y arrojó a Faraón y a su ejército en el mar Rojo, porque para siempre es su misericordia.Al que pastoreó a su pueblo por el desierto, porque para siempre es su misericordia.Al que hirió a grandes reyes, porque para siempre es su misericordia;y mató a reyes poderosos, porque para siempre es su misericordia;a Sehón, rey amorreo, porque para siempre es su misericordia:Alabad al Dios de los dioses, porque para siempre es su misericordia.y a Og, rey de Basán, porque para siempre es su misericordia.Y dio la tierra de ellos en heredad, porque para siempre es su misericordia.En heredad a Israel su siervo, porque para siempre es su misericordia.Al que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, porque para siempre es su misericordia;y nos rescató de nuestros enemigos, porque para siempre es su misericordia.Al que da alimento a todo ser viviente, porque para siempre es su misericordia.¡Alabad al Dios de los cielos, porque para siempre es su misericordia!Alabad al Señor de los señores, porque para siempre es su misericordia:
Dios es mi salvación; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es el Señor, él es quien ha sido salvación para mí.
—¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres que gozan de su buena voluntad!
¡Bendito sea el Señor! ¡Cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación! Selah
¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: «¡Tu Dios reina!»!
¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian buenas noticias!
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!».
Mientras pensaba él en esto, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, hijo de David, no temas recibir a María, tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Decid entre las naciones: «¡El Señor reina! También afirmó el mundo, no será conmovido; juzgará a los pueblos con justicia».
Mas a todos los que la recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios,
Alabad al Señor desde los cielos; alabadle en las alturas.la bestia y todo animal, reptiles y volátiles.Los reyes de la tierra y todos los pueblos, los príncipes y todos los jueces de la tierra;los jóvenes y también las doncellas, los ancianos y los niños.Alaben el nombre del Señor, porque solo su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos.Él ha exaltado el poderío de su pueblo; ¡alábenlo todos sus santos, los hijos de Israel, el pueblo a él cercano! ¡Aleluya!Alabadle, vosotros todos sus ángeles; alabadle, vosotros todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; alabadle, todas vosotras, lucientes estrellas.Alabadle, cielos de los cielos y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre del Señor, porque él mandó, y fueron creados.
Amaos fraternalmente los unos a los otros, con respeto, estimando como superiores a los demás.
Doy gracias a mi Dios todas las veces que me acuerdo de vosotros.librando la misma batalla que habéis visto en mí y que ahora oís que aún mantengo.En todas mis oraciones siempre ruego con gozo por todos vosotros,pues habéis colaborado conmigo en la difusión del evangelio, desde el primer día hasta ahora.
¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti! Extranjeros edificarán tus muros y sus reyes estarán a tu servicio, porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. Tus puertas estarán de continuo abiertas: no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos hasta ti sus reyes,porque la nación o el reino que no quiera servirte, perecerá; del todo será asolado.La gloria del Líbano vendrá a ti: cipreses, pinos y bojes juntos, para embellecer el lugar de mi santuario; y yo glorificaré el lugar donde poso mis pies.Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las plantas de tus pies se encorvarán todos los que te despreciaban, y te llamarán «Ciudad del Señor», «Sion del Santo de Israel».En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie transitaba por ti, haré que tengas renombre eterno, que seas la alegría de todas las generaciones. Te alimentarás con la leche de las naciones, con la riqueza de los reyes te nutrirás; y sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Jacob.En vez de bronce traeré oro, y plata en lugar de hierro; bronce en lugar de madera, y hierro en lugar de piedras. Te daré la paz por magistrado, y la justicia por gobernante.Nunca más se hablará de violencia en tu tierra, ni de ruina o destrucción en tu territorio, sino que llamarás «Salvación» a tus muros, y a tus puertas «Alabanza». El sol nunca más te servirá de luz para el día ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que el Señor será tu luz eterna y tu Dios será tu esplendor. Porque las tinieblas cubrirán la tierra y la oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá el Señor y sobre ti será vista su gloria.
Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
Y por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará desde lo alto la aurorapara dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte y para guiar nuestros pies por caminos de paz.
Pues bien, será el propio Señor quien os dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel.
Entonces María respondió: —Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva. Desde ahora me llamarán dichosa por todas las generaciones;
Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Pero el ángel les dijo: —No temáis, porque vengo a traeros una buena noticia, que será causa de gran alegría para todo el pueblo:
Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre «Admirable consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Príncipe de paz».
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: