La palabra de Dios nos habla de muchos líderes llenos de poder y unción, pero sobre todo caracterizados por tener un corazón recto y humilde. Lo que verdaderamente agrada al Señor no es la cantidad de obras realizadas en su nombre, sino la sinceridad de las intenciones del alma al hacerlas. En este tiempo, Dios desea líderes íntegros que guarden su palabra y teman su presencia, es decir, que tengan temor de fallarle al amor que él tiene por ellos. A pesar de las fallas que Dios sabía que cometerían, los bendijo por su trabajo y obediencia, eligiéndolos por las intenciones puras que vio en su interior. En nuestra iglesia y en nuestros hogares, existen grandes líderes cristianos a quienes necesitamos animar y por quienes orar. A continuación encontrarás versículos para honrarles por su gran servicio.
Jehová te bendiga, y te guarde;
Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.
Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.
Abominación es a los reyes hacer impiedad, Porque con justicia será afirmado el trono.
Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos.
Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío, el pueblo gime.
Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.
Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.