No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha.
Pero ahora que hemos muerto a su dominio, estamos libres de la ley, y de ese modo podemos servir en la vida nueva del Espíritu y no bajo el viejo régimen de la letra.
Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.
Disfruta de la presencia del Señor, y él te dará lo que de corazón le pidas.El Señor los ayuda y los pone a salvo; los libra y los pone a salvo de los impíos porque ellos pusieron en él su esperanza.Pon tu camino en las manos del Señor; confía en él, y él se encargará de todo;hará brillar tu justicia como la luz, y tu derecho como el sol de mediodía.
Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir.»
Por lo tanto, todos nosotros, que miramos la gloria del Señor a cara descubierta, como en un espejo, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
Tú, Señor, eres mi escudo y mi fuerza; en ti confía mi corazón, pues recibo tu ayuda. Por eso mi corazón se alegra y te alaba con sus cánticos.
No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias,y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Con todo, él llevará sobre sí nuestros males, y sufrirá nuestros dolores, mientras nosotros creeremos que Dios lo ha azotado, lo ha herido y humillado.
El Señor ha dicho: «Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos.
Por el contrario, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los ladrones no minan ni hurtan.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley.
Pero el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Ese día los cielos desaparecerán en medio de un gran estruendo, y los elementos arderán y serán reducidos a cenizas, y la tierra y todo lo que en ella se ha hecho será quemado.
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito.
pero los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan.
Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.La verdad es que nuestros padres terrenales nos disciplinaban por poco tiempo, y como mejor les parecía, pero Dios lo hace para nuestro beneficio y para que participemos de su santidad.Claro que ninguna disciplina nos pone alegres al momento de recibirla, sino más bien tristes; pero después de ser ejercitados en ella, nos produce un fruto apacible de justicia.Levanten, pues, las manos caídas y las rodillas entumecidas;enderecen las sendas por donde van, para que no se desvíen los cojos, sino que sean sanados.Procuren vivir en paz con todos, y en santidad, sin la cual nadie verá al Señor.Tengan cuidado. No vayan a perderse la gracia de Dios; no dejen brotar ninguna raíz de amargura, pues podría estorbarles y hacer que muchos se contaminen con ella.Que no haya entre ustedes ningún libertino ni profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.Ya ustedes saben que después, aunque deseaba heredar la bendición, fue rechazado y no tuvo ya la oportunidad de arrepentirse, aun cuando con lágrimas buscó la bendición.Ustedes no se han acercado a aquel monte que se podía tocar y que ardía en llamas, ni tampoco a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,ni al sonido de la trompeta, ni a la voz que hablaba, y que quienes la oyeron rogaban que no les hablara másFijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios.
Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar.Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma;para que le preguntaran: «¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?»porque mi yugo es fácil, y mi carga es liviana.»
De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!
Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!Amémonos unos a otros con amor fraternal; respetemos y mostremos deferencia hacia los demás.Si algo demanda diligencia, no seamos perezosos; sirvamos al Señor con espíritu ferviente.Gocémonos en la esperanza, soportemos el sufrimiento, seamos constantes en la oración.Ayudemos a los hermanos necesitados. Practiquemos la hospitalidad.Bendigamos a los que nos persiguen; bendigamos y no maldigamos.Gocémonos con los que se gozan y lloremos con los que lloran.Vivamos como si fuéramos uno solo. No seamos altivos, sino juntémonos con los humildes. No debemos creernos más sabios que los demás.No paguemos a nadie mal por mal. Procuremos hacer lo bueno a los ojos de todo el mundo.Si es posible, y en cuanto dependa de nosotros, vivamos en paz con todos.No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.»Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.
Y a Aquel que es poderoso para hacer que todas las cosas excedan a lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
De la misma manera, que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos.
Así que, si ustedes comen o beben, o hacen alguna otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve.
El que habita al abrigo del Altísimo y se acoge a la sombra del Omnipotente,no te sobrevendrá ningún mal, ni plaga alguna tocará tu casa.El Señor mandará sus ángeles a ti, para que te cuiden en todos tus caminos.Ellos te llevarán en sus brazos, y no tropezarán tus pies con ninguna piedra.Aplastarás leones y víboras; ¡pondrás tu pie sobre leones y serpientes!«Yo lo pondré a salvo, porque él me ama. Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre.Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en medio de la angustia. Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré.Le concederé muchos años de vida, y le daré a conocer mi salvación.»dice al Señor: «Tú eres mi esperanza, mi Dios, ¡el castillo en el que pongo mi confianza!»
¡Que el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en la fe, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo!
Te alabo porque tus obras son formidables, porque todo lo que haces es maravilloso. ¡De esto estoy plenamente convencido!
No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos.
Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Esta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios;ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie.
Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no como para la gente,porque ya saben que el Señor les dará la herencia como recompensa, pues ustedes sirven a Cristo el Señor.
Entonces yo, el Señor, te guiaré siempre, y en tiempos de sequía satisfaré tu sed; infundiré nuevas fuerzas a tus huesos, y serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas nunca faltarán.
Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre!No nos ha tratado como merece nuestra maldad, ni nos ha castigado como merecen nuestros pecados.Tan alta como los cielos sobre la tierra, es su misericordia con los que le honran.Tan lejos como está el oriente del occidente, alejó de nosotros nuestras rebeliones.El Señor se compadece de los que le honran con la misma compasión del padre por sus hijos,pues él sabe de qué estamos hechos; ¡él bien sabe que estamos hechos de polvo!Nuestros días son como la hierba: florecemos como las flores del campo,pero pasa el viento sobre nosotros y desaparecemos, sin dejar ninguna huella.Pero el Señor es eternamente misericordioso; él les hace justicia a quienes le honran, y también a sus hijos y descendientes,a quienes cumplen con su pacto y no se olvidan de sus mandamientos, sino que los ponen en práctica.El Señor ha afirmado su trono en los cielos, y su reino domina sobre todos los reinos.¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones!¡Bendigan al Señor, ustedes, ángeles poderosos que cumplen sus órdenes y obedecen su voz!¡Bendigan al Señor todos sus ejércitos, todos ustedes, sus siervos, que cumplen su voluntad!¡Bendigan al Señor ustedes, sus criaturas, en todos los lugares de su dominio! ¡Bendice, alma mía, al Señor!El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias.El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia.El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
Así, pues, justificados por la fe tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,
Háganlo todo sin murmuraciones ni peleas,para que sean irreprensibles y sencillos, e intachables hijos de Dios en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo,
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderán en ti.
»No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corroen, y donde los ladrones minan y hurtan.»Cuando tú des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que la gente los alabe. De cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa.Por el contrario, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los ladrones no minan ni hurtan.Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
«Yo te voy a hacer que entiendas. Voy a enseñarte el camino que debes seguir, y no voy a quitarte los ojos de encima.
El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece;no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso;no se alegra de la injusticia, sino que se une a la alegría de la verdad.Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
¿Qué más podemos decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros.
Manténganse, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.
Entonces dijo a sus discípulos: «Ciertamente, es mucha la mies, pero son pocos los segadores.Por tanto, pidan al Señor de la mies que envíe segadores a cosechar la mies.»
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir,ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Así ha dicho Dios el Señor, el Santo de Israel: «La salvación de ustedes depende de que mantengan la calma. Su fuerza radica en mantener la calma y en confiar en mí.» Pero ustedes no quisieron obedecer,
Pero yo, cuando tengo miedo, confío en ti.Confío en ti, mi Dios, y alabo tu palabra; confío en ti, mi Dios, y no tengo miedo; ¿qué puede hacerme un simple mortal?
pero él me ha dicho: «Con mi gracia tienes más que suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por eso, con mucho gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de Cristo repose en mí.
Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda.
para que vivan como es digno del Señor, es decir, siempre haciendo todo lo que a él le agrada, produciendo los frutos de toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
El espíritu de Dios el Señor está sobre mí. Sí, el Señor me ha ungido; me ha enviado a proclamar buenas noticias a los afligidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a anunciar libertad a los cautivos, y liberación a los prisioneros;
Presenta la buena batalla de la fe, aférrate a la vida eterna, a la cual también fuiste llamado cuando hiciste la buena profesión delante de muchos testigos.
Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Solo en Dios halla tranquilidad mi alma; solo de él viene mi salvación.No confíen en la violencia, ni pongan vanas esperanzas en la rapiña; si acaso llegan a acumular riquezas, no les entreguen su corazón.Dios habló una vez, y yo lo escuché dos veces: Tuyo, Dios mío, es el poder;tuya, Señor, es la misericordia; tú das a cada uno lo que merecen sus obras.Solo Dios es mi salvación y mi roca; porque él es mi refugio, jamás resbalaré.
¡Vean a Dios, mi salvador! Puedo estar confiado y sin temor alguno, porque el Señor es mi fortaleza y mi canción; ¡él es mi salvador!»
Al contrario, honren en su corazón a Cristo, como Señor, y manténganse siempre listos para defenderse, con mansedumbre y respeto, ante aquellos que les pidan explicarles la esperanza que hay en ustedes.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Yo amo al Señor porque él me escucha, porque oye mi voz cargada de súplicas.Yo tenía fe, aun cuando dije: «¡Es muy grande mi aflicción!»Era tal mi desesperación, que exclamé: «¡No hay nadie digno de confianza!»¿Con qué voy a pagarle al Señor tantas bendiciones que de él he recibido?¡Solo ofreciendo libaciones por su salvación, e invocando el nombre del Señor!¡Solo cumpliendo al Señor mis promesas en presencia de todo su pueblo!A los ojos del Señor es muy valiosa la muerte de quienes lo aman.Señor, yo soy tu siervo; mi madre fue tu sierva, y yo también lo soy, pues me libraste de mis cadenas.El sacrificio que te ofrezco es mi alabanza; voy, Señor, a proclamar tu nombre.Voy a cumplirte mis promesas en presencia de todo tu pueblo,en los atrios de tu templo, Señor; ¡en medio de ti, ciudad de Jerusalén! ¡Aleluya!El Señor se digna escucharme; por eso lo invocaré mientras viva.
Por tanto, vivan en el Señor Jesucristo de la manera que lo recibieron:arraigados y sobreedificados en él, confirmados en la fe y rebosantes de acciones de gracias, que es como fueron enseñados.
Por tanto, ¡cuidado con su manera de vivir! No vivan ya como necios, sino como sabios.Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos.
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree: en primer lugar, para los judíos, y también para los que no lo son.
Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió.
No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo.
Yo soy el Señor, tu Dios, que te sostiene por la mano derecha y te dice: «No tengas miedo, que yo te ayudo.
Jesús respondió: «Escrito está: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”»
Tú eres mi Dios; enséñame a hacer tu voluntad, y que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos.
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