El matrimonio es algo creado por Dios, para que el hombre no este solo. Es una relación única y maravillosa que requiere mucha dedicación y perseverancia. Cómo hijos de Dios debemos mostrar su amor y el matrimonio te da a diario una oportunidad para mostrarlo. Aquí tenemos muchos versos bíblicos, que te ayudaran a mejorar tu matrimonio si lo colocas en práctica. Una de las primeras prioridades que el Señor nos demanda al casarnos o contraer el matrimonio, es dejar a Papá y Mamá físicamente para formar una familia, un nuevo hogar. Claro que debemos honrar a nuestros padres, pero las decisiones que se tomen ya es con tu pareja, tu familia. El matrimonio debe ser consagrado a Dios, deben tomar cada uno la posición que Dios manda dentro de esa unión, y poner su amor en manos de Dios, fortalecer su amor cada día con la oración y la palabra de Dios. El matrimonio es para siempre, el diseño que Dios creo para el matrimonio es para siempre, el divorcio no forma parte de su plan, Dios desea que estén juntos hasta la muerte. Existen medidas drásticas como lo es la infidelidad o el límite de abuso, pero el plan original de Dios es que el hombre y la mujer estén juntos hasta la muerte.
Las casadas estén sujetas á sus propios maridos, como al Señor.
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.
Mas á los que están juntos en matrimonio, denuncio, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se aparte del marido;
ASIMISMO vosotras, mujeres, sed sujetas á vuestros maridos; para que también los que no creen á la palabra, sean ganados sin palabra por la conversación de sus mujeres,
Considerando vuestra casta conversación, que es en temor.
A ser templadas, castas, que tengan cuidado de la casa, buenas, sujetas á sus maridos: porque la palabra de Dios no sea blasfemada.
La casa y las riquezas herencia son de los padres: Mas de Jehová la mujer prudente.
Que enseñen á las mujeres jóvenes á ser predentes, á que amen á sus maridos, á que amen á sus hijos,
Tu mujer será como parra que lleva fruto á los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivas alrededor de tu mesa.
ASIMISMO vosotras, mujeres, sed sujetas á vuestros maridos; para que también los que no creen á la palabra, sean ganados sin palabra por la conversación de sus mujeres,
Porque la mujer que está sujeta á marido, mientras el marido vive está obligada á la ley; mas muerto el marido, libre es de la ley del marido.
Así que, viviendo el marido, se llamará adúltera si fuere de otro varón; mas si su marido muriere, es libre de la ley; de tal manera que no será adúltera si fuere de otro marido.
Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo.
La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
Porque no permito á la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio.
Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley dice.
Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa á sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación.
Y dijo Adam: Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne: ésta será llamada Varona, porque del varón fué tomada.
Por tanto, dejará el hombre á su padre y á su madre, y allegarse ha á su mujer, y serán una sola carne.
Pues qué ¿no hizo él uno solo aunque tenía la abundancia del espíritu? ¿Y por qué uno? Para que procurara una simiente de Dios. Guardaos pues en vuestros espíritus, y contra la mujer de vuestra mocedad no seáis desleales.
Mejor es estar en un rincón de casa, Que con la mujer rencillosa en espaciosa casa.
Dolor es para su padre el hijo necio; Y gotera continua las contiendas de la mujer.
La mujer casada está atada á la ley, mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es: cásese con quien quisiere, con tal que sea en el Señor.
Empero más venturosa será si se quedare así, según mi consejo; y pienso que también yo tengo Espíritu de Dios.
Y el mandamiento que hará el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán honra á sus maridos, desde el mayor hasta el menor.
Cada uno empero de vosotros de por sí, ame también á su mujer como á sí mismo; y la mujer reverencie á su marido.
A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos; y á tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti.