La intercesión es poderosa cuando lo hacemos con el poder de Dios, la intercesión es ponerse en el lugar del otro, para interceder debes tener perseverancia, fe, oración santa ante Dios, suplicar por la necesidad de tu hermano, para que venga esa intervención divina dada por Dios. El intercesor no debe descuidar la lectura de la palabra, debe velar en todo momento, el intercesor no debe ser rebelde, no debe descuidar los diezmos y la ofrenda, el intercesor no debe ser arrogante u orgulloso. La intercesión es un acto que se hace con amor, con súplica y gemidos ante Dios, rogando por la vida de alguien más, cuando intercedes puedes llegar a sentir su dolor, su necesidad. Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos (Efesios 6:18)
Es verdad que aún somos seres humanos, pero no luchamos como los seres humanos.Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas
La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tú no conoces.
Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas
La noche ha avanzado, y se acerca el día. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz.Vivamos con honestidad, como a la luz del día, y no andemos en glotonerías ni en borracheras, ni en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias.Más bien, revistámonos del Señor Jesucristo, y no busquemos satisfacer los deseos de la carne.
Por lo demás, hermanos míos, manténganse firmes en el Señor y en el poder de su fuerza.Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo.La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!
Una vez más les digo, que si en este mundo dos de ustedes se ponen de acuerdo en lo que piden, mi Padre, que está en los cielos, se lo concederá.
Y volvió Moisés para hablar con el Señor, y le dijo: «Este pueblo ha cometido un gran pecado, pues se hicieron dioses de oro. Te ruegoque les perdones su pecado. De lo contrario, ¡bórrame ya del libro que has escrito!»
No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias,
Es verdad que aún somos seres humanos, pero no luchamos como los seres humanos.Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezasy de desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
Sean prudentes y manténganse atentos, porque su enemigo es el diablo, y él anda como un león rugiente, buscando a quien devorar.Pero ustedes, manténganse firmes y háganle frente. Sepan que en todo el mundo sus hermanos están enfrentando los mismos sufrimientos,
Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres;
Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda.
Hijitos, ustedes son de Dios, y han vencido a esos falsos profetas, porque mayor es el que está en ustedes que el que está en el mundo.
pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando hayas vuelto, deberás confirmar a tus hermanos.»
Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes.Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de justicia,y con los pies calzados con la disposición de predicar el evangelio de la paz.Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno.Cúbranse con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que las espadas de dos filos, pues penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
si ustedes nos apoyan con sus oraciones por nosotros. Si muchos oran por nosotros, también serán muchos los que den gracias a Dios por el don concedido a nosotros por tantas oraciones.
Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero y por la palabra que ellos proclamaron; siempre estuvieron preparados a entregar sus vidas y morir.
Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos.
Porque el deseo de la carne se opone al Espíritu, y el del Espíritu se opone a la carne; y estos se oponen entre sí para que ustedes no hagan lo que quisieran hacer.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen,
Y sucedió que el pueblo se quejó a oídos del Señor, y el Señor oyó sus quejas y ardió en ira, y un fuego del Señor se encendió en medio de ellos y consumió uno de los extremos del campamento.Moisés oyó que el pueblo lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda, y la ira del Señor se encendió en gran manera, y también a Moisés le pareció mal.Entonces Moisés le reclamó al Señor: «¿Por qué le has hecho este mal a tu siervo? ¿Por qué no soy digno de tu bondad? ¿Por qué has puesto sobre mí la carga de todo este pueblo?¿Acaso yo lo concebí? ¿O acaso yo lo engendré, para que me pidas llevarlo en mi seno, como si fuera yo su madre y los estuviera amamantando, hasta la tierra que prometiste dar a sus padres?¿De dónde voy yo a sacar carne para alimentar a todo este pueblo? Ellos lloran, y vienen a decirme: “¡Danos a comer carne!”¡Yo solo no puedo soportar a todo este pueblo! ¡Me es una carga demasiado pesada!Si así me vas a tratar, voy a agradecerte que me mates. Y si acaso merezco tu favor, ¡no me dejes ver mi propia desgracia!»El Señor le dijo a Moisés: «Junta a setenta ancianos de Israel, de los que tú sepas que son ancianos y jefes del pueblo, y llévalos hasta la entrada del tabernáculo de reunión. Diles que esperen allí contigo.Yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti y lo pondré en ellos, y ellos sobrellevarán contigo la carga del pueblo. Ya no la llevarás tú solo.Pero dile al pueblo que se santifique para mañana. Ustedes van a comer carne, pues han llorado ante mí y han dicho: “¡Cómo quisiéramos que alguien nos diera a comer carne! La verdad, ¡nos iba mejor en Egipto!” Así que yo, el Señor, voy a darles a comer carne.Y no la comerán un día ni dos; ni cinco, diez o veinte días,Entonces el pueblo pidió ayuda a Moisés, y Moisés oró al Señor y el fuego se apagó.
Presenta la buena batalla de la fe, aférrate a la vida eterna, a la cual también fuiste llamado cuando hiciste la buena profesión delante de muchos testigos.
De cierto les digo que todo lo que aten en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desaten en la tierra, será desatado en el cielo.
sin que en nada los intimiden los que se oponen. Para ellos, ciertamente, es indicio de perdición, pero para ustedes lo es de salvación; y esto de parte de Dios.
Prepárame también alojamiento, pues espero que por las oraciones de ustedes se les concederá verme.
Miren que yo les he dado a ustedes poder para aplastar serpientes y escorpiones, y para vencer a todo el poder del enemigo, sin que nada los dañe.
Después de que Job rogó por sus amigos, el Señor sanó también la aflicción de Job y aumentó al doble todo lo que Job había tenido.
Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes.Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de justicia,y con los pies calzados con la disposición de predicar el evangelio de la paz.Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno.Cúbranse con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos.
Desarmó además a los poderes y las potestades, y los exhibió públicamente al triunfar sobre ellos en la cruz.
Luego cayó de rodillas y clamó con fuerte voz: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado.» Y dicho esto, murió.
»Tengan ustedes en cuenta que los estoy enviando como a ovejas en medio de lobos; así que sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
¡Bendito seas, Señor, mi roca! Tú me entrenas para la batalla; fortaleces mis manos para el combate.
Tú, por tu parte, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.
Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.La verdad es que nuestros padres terrenales nos disciplinaban por poco tiempo, y como mejor les parecía, pero Dios lo hace para nuestro beneficio y para que participemos de su santidad.Claro que ninguna disciplina nos pone alegres al momento de recibirla, sino más bien tristes; pero después de ser ejercitados en ella, nos produce un fruto apacible de justicia.Levanten, pues, las manos caídas y las rodillas entumecidas;enderecen las sendas por donde van, para que no se desvíen los cojos, sino que sean sanados.Procuren vivir en paz con todos, y en santidad, sin la cual nadie verá al Señor.Tengan cuidado. No vayan a perderse la gracia de Dios; no dejen brotar ninguna raíz de amargura, pues podría estorbarles y hacer que muchos se contaminen con ella.Que no haya entre ustedes ningún libertino ni profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.Ya ustedes saben que después, aunque deseaba heredar la bendición, fue rechazado y no tuvo ya la oportunidad de arrepentirse, aun cuando con lágrimas buscó la bendición.Ustedes no se han acercado a aquel monte que se podía tocar y que ardía en llamas, ni tampoco a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,ni al sonido de la trompeta, ni a la voz que hablaba, y que quienes la oyeron rogaban que no les hablara másFijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios.
No saldrá victoriosa ninguna arma que se forje contra ti. Y tú condenarás a toda lengua que en el juicio se levante contra ti. Esta es la herencia de los siervos del Señor. Su salvación viene de mí. Yo, el Señor, lo he dicho.
La noche ha avanzado, y se acerca el día. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz.
A ustedes, él les dio vida cuando aún estaban muertos en sus delitos y pecados,Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas.Por lo tanto ustedes, que por nacimiento no son judíos, y que son llamados «incircuncisos» por los que desde su nacimiento han sido físicamente circuncidados, deben recordar esto:En aquel tiempo ustedes estaban sin Cristo, vivían alejados de la ciudadanía de Israel y eran ajenos a los pactos de la promesa; vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza.Pero ahora, en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.Porque él es nuestra paz. De dos pueblos hizo uno solo, al derribar la pared intermedia de separacióny al abolir en su propio cuerpo las enemistades. Él puso fin a la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo, de los dos pueblos, una nueva humanidad, haciendo la paz,y para reconciliar con Dios a los dos en un solo cuerpo mediante la cruz, sobre la cual puso fin a las enemistades.Él vino y a ustedes, que estaban lejos, les anunció las buenas nuevas de paz, lo mismo que a los que estaban cerca.Por medio de él, unos y otros tenemos acceso al Padre en un mismo Espíritu.Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios,los cuales en otro tiempo practicaron, pues vivían de acuerdo a la corriente de este mundo y en conformidad con el príncipe del poder del aire, que es el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.y están edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, cuya principal piedra angular es Jesucristo mismo.En Cristo, todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para llegar a ser un templo santo en el Señor;en Cristo, también ustedes son edificados en unión con él, para que allí habite Dios en el Espíritu.Entre ellos todos nosotros también vivimos en otro tiempo. Seguíamos los deseos de nuestra naturaleza humana y hacíamos lo que nuestra naturaleza y nuestros pensamientos nos llevaban a hacer. Éramos por naturaleza objetos de ira, como los demás.
los cuales en otro tiempo practicaron, pues vivían de acuerdo a la corriente de este mundo y en conformidad con el príncipe del poder del aire, que es el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.
»Entonces vi que el cielo se había abierto, y que allí aparecía un caballo blanco. El nombre del que lo montaba es Fiel y Verdadero, el que juzga y pelea con justicia.Sus ojos parecían dos llamas de fuego, y en su cabeza había muchas diademas, y tenía inscrito un nombre que solo él conocía.La ropa que vestía estaba teñida de sangre, y su nombre es “la Palabra de Dios”.Iba seguido de los ejércitos celestiales, que montaban caballos blancos y vestían lino finísimo, blanco y limpio.De su boca salía una espada afilada, para herir con ella a las naciones. Él las gobernará con cetro de hierro; y pisará el lagar del ardiente vino de la ira del Dios Todopoderoso.En su manto y en su muslo lleva inscrito este nombre: «Rey de reyes y Señor de señores.»
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