A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
¡Mirad por vosotros mismos! Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.
Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
La vara y la corrección dan sabiduría, pero el muchacho consentido avergüenza a su madre.
»Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo estando tú y él solos; si te oye, has ganado a tu hermano. Pero si no te oye, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oye a ellos, dilo a la iglesia; y si no oye a la iglesia, tenlo por gentil y publicano.
Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ese señaladlo y no os juntéis con él, para que se avergüence. Pero no lo tengáis por enemigo, sino amonestadlo como a hermano.
»Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo estando tú y él solos; si te oye, has ganado a tu hermano.
»Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige; por tanto, no desprecies la reprensión del Todopoderoso.
El que ama la instrucción ama la sabiduría; el que aborrece la reprensión es un ignorante.
que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina,
Más bien os escribí para que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón; con el tal ni aun comáis,
retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.
Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad y alguno lo hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados.
porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? A los que están fuera, Dios los juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros.
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.
No reprendas al anciano, sino exhórtalo como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; corrige al sabio, y te amará.
porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para hacer justicia y para castigar al que hace lo malo.
La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales.
Con castigos por el pecado corriges al hombre y deshaces como polilla lo más estimado de él; ¡ciertamente, es apenas un soplo todo ser humano! Selah
Estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad y rebosantes de todo conocimiento, de tal manera que podéis aconsejaros unos a otros.
¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: “Déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor, porque el amor cubrirá multitud de pecados.
Entonces reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora.
Cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu impuro, diciéndole: —Espíritu mudo y sordo, yo te mando que salgas de él y no entres más en él.
El oído que escucha las amonestaciones de la vida, morará entre los sabios. El que desprecia la disciplina se menosprecia a sí mismo; el que escucha la corrección adquiere inteligencia.
Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante.
Porque el mandamiento es lámpara, la enseñanza es luz, y camino de vida son las reprensiones que te instruyen
el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos. Así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarlo y consolarlo, para que no sea consumido por demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor hacia él,
Pero os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y ponen tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido. Apartaos de ellos,
Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
El que reprende a otro hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua.
Que el justo me castigue y me reprenda será un favor; pero que bálsamo de impíos no unja mi cabeza, pues mi oración será continuamente contra sus maldades.
sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.
»Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda.
Este testimonio es verdadero. Por eso, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe
Ahora me gozo, no porque hayáis sido entristecidos, sino porque fuisteis entristecidos para arrepentimiento, porque habéis sido entristecidos según Dios, para que ninguna pérdida padecierais por nuestra parte. La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Nosotros anunciamos a Cristo, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.
Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas,
Antes bien, exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: «Hoy», para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado,
Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día, porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; cuando se amonesta al sabio, aprende ciencia.
Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.
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