porque al andar en carne no militamos carnalmente, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
porque no es la lucha nuestra contra sangre y carne, sino contra los jefes, contra las autoridades, contra las potencias universales de las tinieblas, contra las fuerzas espirituales de la maldad, en los espacios celestiales.
Asimismo el Espíritu también ayuda a nuestra flaqueza. Qué pues hemos de pedir, como se debe, no lo sabemos, mas él, el Espíritu, intercede por nosotros con gemidos indecibles.
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
La noche avanzó, el día ha llegado. Desechemos, pues, las obras de la oscuridad y vistamos las armas de la luz. Como de día andemos honestamente, no en orgías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencia ni envidias, sino vestíos del Señor Jesu-Cristo y no hagáis cuidado de la carne en sus pasiones. '1 A
Por lo demás hermanos, confortaos en el Señor y en el poder de su fuerza. vestíos de toda la armadura de Dios, para poder resistir a todas las maniobras del diablo, porque no es la lucha nuestra contra sangre y carne, sino contra los jefes, contra las autoridades, contra las potencias universales de las tinieblas, contra las fuerzas espirituales de la maldad, en los espacios celestiales.
De nuevo os digo que si dos de vosotros se convinieren en la tierra sobre cualquier asunto que pidieren, les será hecho de parte de mi Padre que está en los cielos.
Por nada os acongojéis, mas en todo por la oración y la súplica con acción de gracia, haced conocer a Dios vuestras peticiones.
porque al andar en carne no militamos carnalmente, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. destruyendo razonamientos y toda altura levantada contra el conocimiento de Dios, y haciendo cautivo todo pensamiento a la obediencia del Cristo,
Sed templados, velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien trague; resistidle firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se cumplen por la hermandad vuestra que está en el mundo.
Exhorto, pues, sobre todo a que se hagan oraciones, súplicas, peticiones y acciones de gracias, por todo hombre,
Lleguémonos pues con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para oportuno socorro.
Vosotros sois de Dios, hijitos, y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.
mas yo rogué por ti que no desfallezca tu fe, y tú, una vez volviéndote fortalece a tus hermanos.
Por eso tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y, llevando todo a cabo, estar de pie. Estad pues firmes ceñidos vuestros lomos de la verdad, habiéndoos vestido con la coraza de la justicia y habiendo calzado los pies con apresto del mensaje de la paz; sobre todo tomando el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos encendidos del Malo, y llevad el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios,
En efecto, la palabra de Dios es viva y eficaz y más incisiva que toda espada de dos filos y penetrante hasta la división del alma y del espíritu, de coyunturas y médulas, y es juez de sentimientos y pensamientos del corazón,
cooperando vosotros también por nosotros en la oración, para que de muchas personas el beneficio para nosotros por muchos sea agradecido por nosotros.
y ellos le vencieron a causa de la sangre del Cordero y a causa de la palabra de su testimonio, y no amaron su vida hasta la muerte (Juan 12:25).
con toda oración y súplica orando en todo tiempo en espíritu y para eso velando con toda constancia y petición acerca de todos los santos
porque la carne codicia contra el espíritu y el espíritu contra la carne: éstos pues se oponen el uno al otro, para que las cosas que quisiereis no las hagáis.
Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os acusan falsamente y persiguen.
lucha la buena lucha de la fe, echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado e hiciste la bella profesión delante de muchos testigos.
De cierto os digo: Todas las cosas que atareis sobre la tierra, estarán atadas en el cielo, y todas las cosas que desatareis sobre la tierra, estarán desatadas en el cielo.
y sin ser intimidados en nada por los adversarios; esto a ellos es demostración de perdición, mas a vosotros de salvación; y esto de parte de Dios,
Y al mismo tiempo prepárame aloja miento, porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.
He aquí os doy la potestad de poner el pie sobre serpientes y escorpiones y sobre toda la fuerza del enemigo y nada os dañará.
Por eso tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y, llevando todo a cabo, estar de pie. Estad pues firmes ceñidos vuestros lomos de la verdad, habiéndoos vestido con la coraza de la justicia y habiendo calzado los pies con apresto del mensaje de la paz; sobre todo tomando el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos encendidos del Malo, y llevad el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios, con toda oración y súplica orando en todo tiempo en espíritu y para eso velando con toda constancia y petición acerca de todos los santos
Despojando las autoridades y las potestades las dio en espectáculo público, venciéndolas en ella.
Y puesto de rodillas clamó a gran voz: ¡Señor! no les imputes este pecado. Y diciendo esto adormecióse.
He aquí yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas.
porque no nos dio Dios espíritu de cobardía, sino de fuerza y de amor y de buen sentido.
Soporta como buen soldado de Cristo Jesús. Ninguno que milita se embaraza en los negocios de la vida, a fin de agradar al que le alistó;
Por tanto nosotros también, teniendo tan grande nube de testigos que nos envuelve, dejando toda carga y el pecado ambiente, con paciencia corramos la carrera, que nos es propuesta, mirando al príncipe y consumador de la fe, a Jesús que, en cambio del gozo que le estaba propuesto, sufrió una cruz, no haciendo caso de la vergüenza, y a la diestra del trono de Dios se sentó (c. 8/-1).
La noche avanzó, el día ha llegado. Desechemos, pues, las obras de la oscuridad y vistamos las armas de la luz.
Y a vosotros, siendo muertos por las faltas y los pecados de vosotros en los cuales en otro tiempo anduvisteis según la era de este mundo, según el príncipe de la potestad del aire, del espíritu que está ahora obrando en los hijos de la desobediencia entre los cuales también nosotros todos vivimos en otro tiempo, haciendo los caprichos de la carne y de las opiniones, y éramos por naturaleza hijos de ira como también los demás,
en los cuales en otro tiempo anduvisteis según la era de este mundo, según el príncipe de la potestad del aire, del espíritu que está ahora obrando en los hijos de la desobediencia
Y vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el montado en él llamado fiel y verdadero y con justicia juzga y guerrea. Sus ojos son como llama de fuego, y sobre su cabeza muchas diademas, teniendo un nombre escrito que nadie sabe sino él mismo, y está envuelto en un manto teñido en sangre y está llamado por su nombre: el Verbo de Dios. Y los ejércitos que hay en el cielo le seguían, sobre caballos blancos, vestidos de finísimo lino blanco limpio; y de la boca de él sale una espada aguda, para que con ella hiera a las naciones. Y él las gobernará con vara de hierro. Y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y tiene sobre su manto y sobre su muslo nombre escrito: Rey de reyes y Señor de señores.
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