Tened por sumo gozo, mis hermanos, cuando cayereis en pruebas diversas, entendiendo que lo probado de vuestra fe obra constancia,
No sólo eso sino que también nos alabamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia experiencia y la experiencia esperanza; la esperanza, pues, no avergüenza, porque el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por un espíritu santo que nos fué dado.
en lo cual os regocijáis, aunque, por poco tiempo, si es necesario, afligidos en diversas pruebas, para que lo probado de vuestra fe, mucho más precioso que el oro que perece, y por fuego acrisolado, os sea hallado en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesu-Cristo
y me dijo: Bástate mi gracia, porque la fuerza en flaqueza se consuma. De buena gana, pues, me alabaré en mis flaquezas para que acampe sobre mí la fuerza del Cristo; por lo cual me complazco en enfermedades, en ultrajes, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo; porque cuando soy débil entonces soy fuerte.
sabemos pues que a los que aman a Dios, todo concurre en bien a los que, según propósito, son llamados
Siempre alegraos; incesantemente orad; en todo dad gracias, porque esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para vosotros.
Por tanto nosotros también, teniendo tan grande nube de testigos que nos envuelve, dejando toda carga y el pecado ambiente, con paciencia corramos la carrera, que nos es propuesta, mirando al príncipe y consumador de la fe, a Jesús que, en cambio del gozo que le estaba propuesto, sufrió una cruz, no haciendo caso de la vergüenza, y a la diestra del trono de Dios se sentó (c. 8/-1).
Bienaventurados los perseguidos por la justicia porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando os vituperaren y persiguieren y dijeren todo mal contra vosotros, mintiendo, por causa de mí. Gózaos y regocijaos porque vuestro galardón es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
fortalecidos con toda fuerza según el poder de su gloria para toda paciencia y longanimidad, con gozo,
Solamente de modo digno del evangelio del Cristo os conduzcáis, para que sea que vaya a veros, sea que esté ausente, oiga por lo que os toca que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes, luchando juntamente por la fe del evangelio, y sin ser intimidados en nada por los adversarios; esto a ellos es demostración de perdición, mas a vosotros de salvación; y esto de parte de Dios,
Por lo cual no desmayamos, mas aunque nuestro hombre exterior se destruya, nuestro interior se renueva de día en día. Porque lo momentáneamente leve de nuestra tribulación nos procura, de grado en grado, eterno peso de gloria, no mirando nosotros las cosas que se ven sino las que no se ven, porque las que se ven son temporales mas las que no se ven son eternas
Venid a mí, todos los que os fatigáis y estáis cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
Mas el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, continencia, contra las tales cosas no hay ley.
Carísimos, no os extrañéis de la conflagración que arde en medio de vosotros para nuestra probación como cosa extraña que os aconteciese, al contrario en cuanto participáis de los padecimientos del Cristo, alegraos, para que también en la revelación de su gloria, os alegréis, regocijándoos.
Sea sin avaricia el trato, satisfechos con lo presente, porque El ha dicho (Deut. 31:6-8): No te dejaré, no te abandonaré. De suerte que con toda confianza decimos (Sal. 118:6): El Señor es mi ayuda, no temeré lo que me hará el hombre.
El Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, en el creer, para que abundéis en la esperanza con fuerza de espíritu santo.
No os acongojéis, pues, para el día de mañana, porque el día de mañana se acongojará por sí mismo. Bástale al día su maldad.
No es que lo diga por necesidad, porque yo aprendí a estar contento en lo que soy. Sé estar en pobreza y sé estar en abundancia; en todo y entre todos estoy habituado y a tener hartura y a tener hambre y a tener sobra y a tener necesidad.
Traed, pues, a la memoria anteriores días en que alumbrados (6-4) sostuvisteis gran lucha de padecimientos, y esto expuestos a injurias y tribulaciones, y esto hechos partícipes de los que estaban así tratados; y en efecto os compadecisteis de mis prisiones y aceptasteis con gozo el rapto de vuestros haberes, sabiendo que tenéis mejor hacienda en los cielos y permanente.
como entristecidos mas siempre gozosos, como pobres mas enriqueciendo a muchos, como no teniendo nada y poseyéndolo todo.
de conocerle a él, y el poder de su resurrección y la participación de sus padecimientos, conformándome a su muerte
Justificados, pues, por fe tenemos paz con Dios por nuestro Señor Jesu-Cristo por quien hemos tenido el acceso por la fe a esta gracia en la cual estamos, y nos alabamos en esperanza de la gloria de Dios.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que podamos consolar a los que están en cualquiera tribulación por la consolación con que somos consolados nosotros mismos por Dios.
Mas el Dios de toda gracia que nos llamó a su eterna gloria en Cristo Jesús, después que hubiereis padecido un poco de tiempo, os perfeccionará, sostendrá, fortalecerá, consolidará.
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, hecho por nosotros maldición, porque está escrito (Deut. 21:23): Maldito todo hombre colgado al madero, para que a los gentiles la bendición de Abraham les venga en Cristo Jesús, para que recibamos la promesa del Espíritu por la fe.
Estimo, en efecto, que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la venidera gloria que debe ser revelada para nosotros.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros. En todo atribulados, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, mas no perdidos;
Lleguémonos pues con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para oportuno socorro.
teniendo esta confianza que el que comenzó en vosotros una obra buena la llevará a cabo hasta el cha de Jcsu-Cristo,
porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en espíritu santo ;
porque todo lo engendrado de Dios vence al mundo, y ésta es la victoria que venció al mundo, la fe de nosotros.
al cual, sin haberlo visto, amáis, en el cual, ahora no viéndole, pero creyendo, os regocijáis con gozo inefable y glorificado,
Mas el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad,
Por medio de él pues ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, esto es, fruto de labios que confiesen su nombre (Lev. 7:12).
¿Qué pues diremos a estas cosas? Si Dios es por nosotros, ¿quién es contra nosotros? El que no se reservó al propio hijo, sino que por nosotros todos lo entregó, ¿cómo no nos dará todas las cosas con él?
ni lo alto, ni lo profundo, ni otra criatura podrá apartarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Fiel es Dios por quien fuisteis llamados a la comunión de su hijo Jesu-Cristo nuestro Señor.
porque no nos dio Dios espíritu de cobardía, sino de fuerza y de amor y de buen sentido.
no vengándoos a vosotros, amados, mas dad lugar a la ira porque está escrito (Deut. 32:35): A mí la venganza, yo usaré de represalias, dijo el Señor.
Porque vosotros a libertad fuisteis llamados, solamente no toméis la libertad por ocasión a la carne, pero por el amor servios los unos a los otros.
No os ha tomado tentación sino humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados sobre lo que podéis, antes con la tentación dará también la salida para que podáis sobrellevarla.
mirando al príncipe y consumador de la fe, a Jesús que, en cambio del gozo que le estaba propuesto, sufrió una cruz, no haciendo caso de la vergüenza, y a la diestra del trono de Dios se sentó (c. 8/-1).
Vosotros sois de Dios, hijitos, y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.
porque cuantas promesas de Dios hay en él son sí; por eso también por él el amén para gloria a Dios por nosotros.
en todo dad gracias, porque esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para vosotros.
Pero nosotros no somos de retraimiento para perdición sino de fe para conservación del alma.
No sólo eso sino que también nos alabamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia
Solamente de modo digno del evangelio del Cristo os conduzcáis, para que sea que vaya a veros, sea que esté ausente, oiga por lo que os toca que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes, luchando juntamente por la fe del evangelio,
De manera que si alguien es en Cristo nueva criatura, las cosas viejas pasaron, y he aquí se han hecho nuevas todas las cosas.
Hermanos, yo mismo no pienso haberlo asido. Una sola cosa: olvidándome lo de atrás, y extendiéndome a lo de adelante, prosigo hacia la meta para el premio de la superior vocación de Dios en Cristo Jesús.
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