As, pues, son los que proceden de la fe los que son bendecidos juntamente con el creyente Abrahán.
Pues aunque estoy ausente en el cuerpo, en esp ritu estoy presente entre vosotros y me alegra ver vuestra disciplina y la solidez de vuestra fe en Cristo.
Por la fe dejó Egipto, sin dejarse atemorizar por la ira del rey, ya que se mantuvo en su resolución como quien ve a al Invisible.
Porque si confiesas con tus labios que Jesús es Se or y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Pero la Escritura lo encerró todo bajo el pecado, para que se les diera a los creyentes la promesa por la fe en Cristo Jesús.
ante Dios, nuestro Padre, recordamos la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la constancia de vuestra esperanza en nuestro Se or Jesucristo.
En virtud de la gracia que me ha sido otorgada, digo, pues, a cada uno de vosotros: que nadie tenga de s mismo estimación superior a la que debe tener, sino que se estime con la debida moderación, según la medida de fe que Dios ha concedido a cada uno.
Porque hemos sido asociados a Cristo, a condición de que mantengamos firme hasta el final la confianza del principio.
As pues, mientras tenemos oportunidad, practiquemos el bien para con todos, y sobre todo para con los que pertenecen a la familia de la fe.
La oración de la fe salvará al enfermo, y el Se or hará que se levante, y si hubiese cometido pecados se le perdonarán.
mediante el cual hemos obtenido [por la fe] incluso el acceso a esta gracia, en la que nos mantenemos firmes, nos sentimos gozosamente seguros en la esperanza de la gloria de Dios.
En efecto, ¿qué dice la Escritura? Creyó Abrahán a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia.
As, pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que compart s la ciudadan a del pueblo santo y sois de la familia de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo Jesús,
Por esto mismo, poned todo vuestro empe o en a adir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el afecto fraterno, y al afecto fraterno el amor.
Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Ca n: sacrificio que lo acreditó como justo. Fue el mismo Dios quien lo acreditó aceptando sus ofrendas. Y por esta misma fe sigue hablando aún después de muerto.
Por lo que se refiere al fundamento, nadie puede poner otro sino el que ya está puesto: Jesucristo.
Inmediatamente Jesús extendió la mano y lo sostuvo, mientras le dec a: '¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?'.
Por lo demás, fortaleceos en el Se or y en la fuerza de su poder. Revest os de la armadura de Dios, para que podáis resistir contra las asechanzas del diablo;
No es que pretendamos dominar con imperio en vuestra fe, sino que colaboramos con vuestra alegr a, pues estáis cimentados en la fe.
Por la fe Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac y, aun habiendo recibido la promesa, estuvo a punto de sacrificar a su hijo único,
con la firme esperanza de que el que empezó entre vosotros la obra buena, la irá llevando a su término hasta el d a de Cristo Jesús.
los que por él creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio la gloria, de modo que vuestra fe y esperanza estén puestas en Dios.
manteniendo la fe y la sana conciencia. Por haber renunciado a ella, algunos han naufragado en la fe,
Por la fe Moisés, al hacerse mayor, renunció a ser llamado hijo de una hija del Faraón,
Y esto, para que la bendición de Abrahán llegue en Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibamos la promesa del Esp ritu.
Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros conforme al mandamiento que nos dio.
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del perfecto conocimiento del Hijo de Dios, a la edad madura, al desarrollo correspondiente a la plenitud de Cristo;
los cuales, por la fe, sometieron reinos, impartieron justicia, obtuvieron lo prometido, taparon bocas de leones,
o mejor, para que, en vuestra compa a, recibamos mutuo aliento, por medio de la fe que nos es común tanto a vosotros como a m.
Pero Jesús, que hab a o do sus palabras, dice al jefe de la sinagoga: 'No temas; sólo ten fe'.
Esperando contra toda esperanza creyó; y as vino a ser padre de muchos pueblos, según aquello que se le hab a dicho: As será tu descendencia.
Resistidle firmes en la fe, sabiendo que sobre la comunidad de vuestros hermanos, dispersa por el mundo, pesan los mismos padecimientos.
Yo os digo: les hará justicia sin tardanza. Con todo, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará acaso la fe sobre la tierra?'.
Por eso la promesa es por la fe, para que lo sea como un don y quede asegurada para todos los descendientes, no sólo para los que proceden de la ley, sino también para los que proceden de la fe de Abrahán - que es padre de todos nosotros,
Tenemos que dar gracias a Dios sin cesar por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe se acrecienta con vigor y cada vez es mayor el amor de cada uno de vosotros por los demás.
En él también vosotros, después de haber o do la palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación; en él también, después de haber cre do, habéis sido sellados con el Esp ritu Santo de la promesa,
desde que hemos o do hablar de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis para con todo el pueblo santo,
Por la fe Henoc fue trasladado sin experimentar la muerte; y no desapareció, porque Dios lo hab a trasladado. Pues antes de su traslado, hab a sido acreditado como agradable a Dios.
Y si Cristo no ha sido resucitado, vac a por tanto, es [también] nuestra proclamación; vac a también vuestra fe;
Pues creerlo con el corazón conduce a justicia y confesarlo con los labios conduce a salvación.
Por lo tanto, dejando a un lado los rudimentos de la doctrina sobre Cristo, vayamos a lo propio de los perfectos, sin entretenernos más en asentar lo que sólo es cimiento a saber: arrepentimiento de las obras muertas y fe en Dios,
D cele Jesús: '¿Porque me has visto has cre do? ¡Bienaventurados los que creen sin haber visto!'.
As, pues, habiendo sido justificados por la fe, estamos en paz con Dios por medio de nuestro Se or Jesucristo,
Porque es evidente que por la ley nadie es justificado ante Dios, ya que el justo por la fe vivirá;
fija nuestra mirada en el jefe iniciador y consumador de la fe: Jesús. El cual, a la vista de la dicha que se le presentaba, soportó la cruz, sin tomar en cuenta la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios.
Jesús le respondió: 'Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en m, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en m, jamás morirá. ¿Crees tú esto?'.
teniendo embrazado en todo momento el escudo de la fe, con el cual podáis apagar todas las flechas incendiarias del Maligno.
que por el poder de Dios habéis sido custodiados, mediante la fe, para la salvación, dispuesta ya a manifestarse en el momento final.
Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
Sin haberlo visto, lo amáis; y sin verlo por ahora, pero creyendo en él, experimentáis un gozo inefable y glorioso al lograr la finalidad de la fe, esto es, vuestra salvación personal.
Pero pida con fe, sin dudar nada; pues el que duda es semejante al oleaje del mar agitado por el viento y arrastrado de una parte a otra.
As que la fe viene de la escucha de la predicación, y esta predicación se hace en virtud de la palabra de Cristo.
Y sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.
Pues por la gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no proviene de vosotros: es don de Dios;
As, pues, como el cuerpo sin esp ritu está muerto, as también está muerta la fe sin obras.
Él les contesta: 'Por vuestra poca fe. Porque os aseguro que, si tuvierais una fe del tama o de un granito de mostaza, dir ais a este monte: 'Trasládate de aqu a allá', y se trasladar a; y nada os ser a imposible'.
Y ya no vivo yo; es Cristo quien vive en m. Y respecto del vivir ahora en carne, vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a s mismo por m.
Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis obtenido y se os concederá.
En el evangelio se revela, en efecto, la justicia de Dios que, partiendo de la de fe, en la fe se consuma, según está escrito: el justo por fe vivirá.
Porque también a nosotros, como a ellos, ha sido anunciado el evangelio, pero a ellos no les sirvió de nada la palabra o da, por no estar, en los que la oyeron, unida con la fe.
Pues nosotros, confiados en el Esp ritu y procediendo por fe, aguardamos pacientemente la esperanza de la justicia.
Ante la promesa de Dios no titubeó ni desconfió, sino que fue fortalecido por la fe, dio gloria a Dios y estuvo plenamente convencido de que poderoso es Dios para cumplir lo que promete.
Por la fe Abrahán obedeció cuando se le llamó para ir a un lugar que iba a recibir en herencia, y salió sin saber adónde iba.
Por la fe también Sara recibió poder para concebir, aunque se le hab a pasado la edad; pues tuvo por fiel al que se lo hab a prometido.
Respondió el Se or: 'Si tenéis una fe del tama o de un granito de mostaza, podr ais decir a este sicómoro: 'Desarráigate y plántate en el mar', y os obedecer a.
Que el Dios de la esperanza os colme de todo gozo y de paz en vuestra permanencia en la fe, a fin de que reboséis de esperanza por el poder del Esp ritu Santo.
Combate el buen combate de la fe; conquista la vida eterna a la que has sido llamado y de la que has hecho tan bella confesión en presencia de muchos testigos.
Primeramente, doy gracias a mi Dios, por mediación de Jesucristo, a causa de todos vosotros, porque vuestra fe es celebrada en todo el mundo.
Cuando Jesús lo oyó, quedó admirado y dijo a los que le segu an: 'Os lo aseguro: en Israel, en nadie encontré tanta fe.
Por la fe Noé, advertido por Dios sobre cosas que aún no se ve an, con religioso sentido empezó a construir un arca para salvar a su familia, y por medio de esa fe condenó al mundo y vino a ser heredero de la justicia según fe.
Pero nosotros, que somos del d a, seamos sobrios, revistidos con la coraza de la fe y con el casco de la esperanza de salvación.
Jesús se volvió y, mirándola, le dijo: '¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado'. Y quedó curada la mujer desde aquel momento.
para que Cristo habite, mediante la fe, en vuestro corazón y para que, arraigados y cimentados en el amor,
para que vuestra fe no se basara no en sabidur a de hombres, sino en el poder de Dios.
Porque afirmamos que el hombre es justificado por la fe, independientemente de las obras de la ley.
Por la fe sabemos que los mundos y los tiempos fueron organizados por la palabra de Dios, de suerte que de lo invisible surgiera lo visible.
y ser hallado en él, no por retener una justicia m a - la que proviene de la ley -, sino la justicia por la fe en Cristo, la que proviene de Dios y está basada en la fe,
si es que permanecéis bien cimentados y firmes en la fe, y sin dejaros apartar de la esperanza del evangelio que habéis o do y ha sido proclamado a toda criatura bajo el cielo, y al cual yo, Pablo, he sido destinado como servidor.
Jesús les respondió: 'Ésta es la obra de Dios: que creáis en aquel a quien él ha enviado'.
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