y si alguno se encuentra enfermo, que llame a los que ministran en la congregación, y que oren por él ungiéndolo con aceite en el Nombre de nuestro Señor, y la oración de fe sanará al enfermo y nuestro Señor lo restaurará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados.
Amado nuestro, en todo hago oración por tí, para que prosperes y tengas buena salud, así como prospera tu alma,
Por nada estén ansiosos, sino sean conocidas siempre sus peticiones delante de Dios en oración y súplicas y con acción de gracias, y la paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Jesucristo.
pero Él me ha dicho: 'Mi gracia te es suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad'. Así que me sentiré gozosamente orgulloso en mis debilidades, para que el poder del Cristo more en mí.
Entonces Jesús, volviéndose y mirándola, le dijo: 'Hija mía, ten ánimo, tu fe te ha sanado'. Y desde ese momento la mujer quedó sana.
La paz les dejo, mi paz les doy; yo no se las doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni tengan miedo.
Y recorriendo Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñaba en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda aflicción.
Porque si el espíritu de Aquel que resucitó a nuestro Señor Jesucristo de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó a Jesucristo de entre los muertos también vivificará sus cuerpos mortales, por medio de su espíritu que habita en ustedes.
Ahora bien, la fe es la convicción de las cosas que se esperan como si ya fueran realidad, y es la revelación de las cosas que no se ven.
Y Él mismo cargó con todos nuestros pecados, levantándolos en su cuerpo a la cruz, para que nosotros, al estar muertos al pecado, vivamos en su justicia, porque por sus heridas fueron ustedes restaurados;
pero no solamente en esto, sino que también nos gloriamos en nuestras aflicciones, porque comprendemos que la aflicción perfecciona la paciencia en nosotros, y la paciencia produce experiencia, y la experiencia, confianza;
porque no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de exhortación[1].
El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que tengan lo mejor.
Llamando, pues, a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para que los expulsaran, y para que sanaran toda enfermedad y aflicción.
Por tanto, no nos fatigamos, porque aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, no obstante el interior se va renovando día a día, porque la aflicción del tiempo presente, aunque breve y leve, nos prepara una gran gloria, ilimitada, eternamente y para siempre, para que no nos gocemos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, porque las que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
para que tuviera cumplimiento lo dicho por medio del profeta Isaías, que dijo: 'ÉL TOMARÁ NUESTRAS AFLICCIONES Y LLEVARÁ NUESTRAS ENFERMEDADES'.
Y nosotros sabemos que a los que aman a Dios, Él los ayuda en todo para bien, a los que designó anticipadamente para que fueran llamados,
Que su mente no se complazca en el dinero, sino que lo que tengan les sea suficiente, porque Yahweh mismo dice: 'NO TE DEJARÉ NI TE DESAMPARARÉ', de modo que podemos decir confiadamente: MI SEÑOR ES MI AYUDADOR, NO TENDRÉ TEMOR; ¿QUÉ PUEDE HACERME EL HOMBRE?
porque estoy convencido de esto: que Aquel que inició en ustedes las buenas obras, las perfeccionará hasta el día de nuestro Señor Jesucristo.
Les he hablado estas cosas para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero tengan ánimo, yo he vencido al mundo.
Que el Dios de la esperanza los colme de todo gozo y paz en la fe, para que crezcan en su esperanza por el poder del espíritu santo.
No les ha sobrevenido prueba que no sea común a los hombres, pero Dios es fiel que no permitirá que sean ustedes probados más allá de lo que puedan, sino que dará la salida para su prueba de modo tal que puedan soportar.
gócense en su esperanza, y sean pacientes en sus aflicciones, siendo constantes en la oración.
Jesús les dijo: Por su incredulidad; porque en verdad les digo que si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este monte: 'Muévete de aquí', y se movería, y nada les sería dificil.
Hermanos míos, tengan pleno gozo cuando entre en muchas y variadas pruebas, porque ustedes saben que la prueba de la fe les hará obtener paciencia;
Pero el Dios de gracia que nos llamó a su gloria eterna por medio de Jesucristo, es quien nos ha permitido, mientras padecemos estas leves aflicciones, que seamos fortalecidos, afirmados y establecidos en Él para siempre.
porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestra debilidad, sino que tenemos uno que fue tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de su gracia para recibir misericordia y hallar gracia para ser auxiliados en tiempo de aflicción.
porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada podrán apartarme del amor de Dios que es por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras aflicciones para que nosotros seamos capaces también de consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con el cual somos consolados por Dios,
Al escucharr Jesús esto, les dijo: No son los que están sanos quienes necesitan médico, sino los enfermos.
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Por eso, por causa del Cristo me complazco en las debilidades, en insultos, en aflicciones, en persecuciones y en prisiones, pues cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que hasta dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna,
En todo somos afligidos, pero no estamos agobiados; fatigados, pero no vencidos; perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruídos;
la cual es para nosotros como un ancla que sostiene firmemente nuestra alma para que no sea sacudida, y penetra hasta detrás del velo,
Estén siempre gozosos. Oren sin desistir. Den gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Jesucristo.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, todo lo que quieran pedir lo tendrán.
Que si confiesas con tu boca a nuestro Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo, porque el corazón que cree en Él, es justificado, y la boca que lo reconoce, es salva,
asiéndonos firmemente de la confesión de nuestra esperanza, sin fluctuar, porque fiel es el que nos prometió.
Y lo que pidan en mi Nombre, les concederé, para que el Padre sea glorificado en su Hijo. Si me piden en mi Nombre, yo lo concederé.
y todo lo que fue escrito en épocas pasadas, fue escrito para instrucción nuestra, para que por la paciencia y por el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.
Por tanto, no pierdan la confianza que tienen, porque está preparada para ella una gran recompensa, por cuanto les es necesaria la perseverancia para que hagan la voluntad de Dios y obtengan la promesa,
porque considero que las aflicciones del tiempo actual no son comparables a la gloria que ha de ser manifestada en nosotros,
Nuevamente Jesús les habló, y dijo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que encontrará para sí la luz de la vida.
Ésta es la confianza que tenemos en Él: que en todo lo que le pedimos de acuerdo a su voluntad, Él nos escucha. Y si estamos convencidos de que Él nos escucha acerca de lo que le pedimos, confiamos en que ya hemos recibido de Él lo que le pedimos.
Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; toquen a la puerta, y se les abrirá; porque todo el que pida recibirá, y el que busque, hallará, y al que toque a la puerta, se le abrirá.
y que la paz del Cristo gobierne sus corazones, porque han sido llamados para Él en un cuerpo; y muestren gratitud al Cristo.
puestos los ojos en Jesús, porque Él fue el Autor y Consumador de nuestra fe, quien por el gozo que había para Él soportó la cruz, despreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
no dudó de la promesa de Dios como un incrédulo, sino como fortaleciéndose en fe, dio gloria a Dios, convencido de que lo que Dios le había prometido, era capaz de cumplirlo.
Pero Jesús los miró, y les dijo: Esto es imposible para los hombres, pero para Dios todo es posible.
Hermanos míos, yo mismo no considero haberlo alcanzado; pero una cosa sé: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome hacia adelante, corro hacia la meta con el fin de obtener la victoria del supremo llamado de Dios por medio de Jesucristo.
porque tenemos parte con el Cristo si nos tomamos firmemente de este pacto verdadero, desde el principio hasta el fin.
Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, este producirá mucho fruto, porque sin mí nada pueden hacer.
y la confianza no confunde, porque el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el espíritu santo que nos fue dado.
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