Pero nosotros no somos de retraimiento para perdición sino de fe para conservación del alma.
y hay la salud en ningún otro, ni otro nombre hay puesto debajo del cielo, dado entre hombres, por el cual debemos ser salvados.
En efecto por la gracia habéis sido salvados por la fe, y esto no de vosotros, es el don de Dios, no de obras para que nadie se alabe,
¿Qué pues diremos? que gentiles que no iban en busca de justicia consiguieron justicia, la justicia de la fe,
Por tanto es de fe, a fin de que sea gratuitamente, de suerte que sea firme la promesa a todo el linaje, no solamente al de la Ley, sino también al de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros,
porque justicia de Dios en él se revela de fe en fe, como está escrito (Hab. 2:4): El justo de fe vivirá.
Jesús volviéndose y viéndola, dijo: Ten animó, hija. Tu fe te ha salvado, y fué sanada la mujer desde aquella hora.
porque Dios no envió a su hijo al mundo para que juzgue el mundo, sino para que por medio de él sea salvado el mundo.
El que confía en él no es juzgado, mas el que no confía ya' está juzgado, porque no ha creído en el nombre del unigénito hijo de Dios.
porque todo lo engendrado de Dios vence al mundo, y ésta es la victoria que venció al mundo, la fe de nosotros.
Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella, porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo hallan.
En efecto por la gracia habéis sido salvados por la fe, y esto no de vosotros, es el don de Dios,
justicia que viene de Dios, por fe de Jesucristo para todos y sobre todos los creyentes, porque no hay diferencia, porque todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, justificados de balde en su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús
Dará a luz un hijo, y llamarás el nombre de él, Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados de ellos. (Sal. 130:8).
A éste dan testimonio todos los pro fetas: que todo el que cree en él recibe por el nombre de él, re misión de pecados.
Estas están escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en el nombre de él.
Esta es la voluntad del que me envió, que todo el que contempla al hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo le levantaré en el día postrero.
porque no me avergüenzo del evangelio porque es potencia de Dios para salvación a todo el que cree, a judío primeramente y a griego,
Mira pues la bondad y la severidad de Dios: en los caídos la severidad, y en ti la bondad, si permanecieres en la bondad; de otra manera tú también serás cortado,
Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados, porque si no creyereis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
pero nosotros debemos dar gracias siempre a Dios acerca de vosotros, hermanos muy amados del Señor, de que Dios os escogió desde el principio para la salvación, en santificación de espíritu y fe en la verdad,
Y he aquí, le presentaron un paralítico echado en una camilla. Y viendo la fe de ellos, Jesús dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo, te son perdonados tus pecados.
Y Jesús les respondió: Tened fe en Dios. De cierto os digo que el que dijere a este monte: sea quitado y echado al mar, y no dudare en su corazón sino creyere que lo que dice se hace, lo tendrá. Por tanto os digo: Todo cuando orando pidáis, creed que lo recibiréis y lo tendréis.
Con Cristo he sido crucificado. Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí. Lo que ahora vivo en carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Pídala pues con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la ola del mar, levantada y agitada por el viento.
y sin fe es imposible agradarle porque es menester que el que se allega a Dios crea que existe, y que él es remunerador a los que lo buscan.
Jesús les dijo: Por vuestra falta de fe. En verdad pues os digo: Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Múdate de aquí allá, y se mudaría, y nada os será imposible.
al cual, sin haberlo visto, amáis, en el cual, ahora no viéndole, pero creyendo, os regocijáis con gozo inefable y glorificado, alcanzando el fin de vuestra fe, la salvación de las almas,
Como pues recibisteis al Cristo Jesús el Señor, en él andad, bien arraigados y edificados en él, y confirmados en la fe, como fuisteis enseñados, abundando en acción de gracias.
mas cuanto a la promesa de Dios no vaciló por la desconfianza, sino que fué confortado en la fe, dando gloria a Dios y bien persuadido de que lo que ha prometido él poderoso es para hacer.
El Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, en el creer, para que abundéis en la esperanza con fuerza de espíritu santo.
por cuya causa padezco también estas cosas, mas no me avergüenzo, porque sé a quien he creído y estoy persuadido que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
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