»Los babilonios son prepotentes, porque son malvados; pero el justo vivirá porque confía en Dios.
Mas nosotros no somos de los que se vuelven atrás y terminan perdiéndose, sino de los que tienen fe y alcanzan la salvación.
¡En ningún otro hay salvación! No hay otro nombre bajo el cielo que los hombres puedan invocar para salvarse.
Por su misericordia y por medio de la fe, ustedes son salvos. No es por nada que ustedes hayan hecho. La salvación es un regalo de Diosy no se obtiene haciendo el bien. Esto es así para que nadie se sienta orgulloso.
En conclusión, ¿qué más podemos decir? Pues que a los gentiles que no buscaban que Dios los aceptara, Dios los hizo justos porque creyeron en él.
Por eso, la promesa de Dios se obtiene por fe y es un regalo que no merecemos. Y es también por eso por lo que estamos seguros de recibirla todos los hijos de Abraham, tanto los que se basan en la ley como los que tenemos una fe como la que él tuvo, pues Abraham es padre de todos nosotros.
Las buenas noticias nos muestran la manera en que Dios nos acepta: por la fe, de principio a fin. Como está escrito en el Antiguo Testamento: «El que es justo, lo es por creer en Dios».
Así que, ahora que Dios nos ha declarado justos por haber creído, disfrutamos de la paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros.
Jesús se volvió y le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila. Y la mujer sanó en aquel mismo momento.
La fe es la seguridad de recibir lo que se espera, es estar convencido de lo que no se ve.
Jesús le contestó: ―Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre si no es por mí.
El que cree en el Hijo único de Dios no será condenado, pero quien no cree en él ya está condenado.
Tienes razón. Recuerda que esas ramas fueron cortadas por no creer en Dios, y que tú estás allí porque crees. Por eso, no te pongas orgulloso; sé humilde,
porque el que es hijo de Dios puede vencer el pecado y las inclinaciones al mal, confiando en la ayuda que Cristo puede ofrecerle.
»Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conducen a la perdición; por eso muchísimas personas los prefieren.En cambio, estrecha es la puerta y angosto el camino que conducen a la vida, y muy pocas personas los hallan.
Por su misericordia y por medio de la fe, ustedes son salvos. No es por nada que ustedes hayan hecho. La salvación es un regalo de Dios
Dios hace justos a quienes creen en Jesucristo, sin favoritismo alguno.Es así porque todos hemos pecado y no tenemos derecho a gozar de la gloria de Dios.Pero Dios, por su gran amor, gratuitamente nos declara inocentes, porque Jesucristo pagó todas nuestras deudas.
En conclusión, podemos decir que Dios hace a la persona justa por la fe en Cristo y no en virtud de la obediencia a la ley.
Los profetas afirmaron que cualquiera que crea en él, alcanzará el perdón de los pecados en virtud de su nombre.
Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida.
porque mi Padre quiere que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
Porque nunca me avergüenzo de las buenas noticias; ellas constituyen el poder de Dios para la salvación de todos los que creen. A los judíos se les dio el privilegio de ser los primeros en escuchar la predicación de este mensaje, pero ya el mundo entero está escuchándolo.
Por otro lado, si los israelitas abandonan su incredulidad, Dios tiene el poder para volverlos a injertar al árbol.
Porque si los que reciben la herencia son los que obedecen la ley, entonces la promesa de Dios carece de valor y es una tontería tener fe.
Por eso les dije que morirán en sus pecados. Pues si no creen que yo soy el que afirmo ser, morirán en sus pecados.
En cambio, nosotros tenemos que dar siempre gracias a Dios por ustedes, hermanos amados del Señor, porque Dios determinó desde el principio escogerlos para ser salvos. Esto mediante la acción del Espíritu Santo que los hace santos y la fe que han depositado en la verdad.
Varios hombres le trajeron a un paralítico tendido en un camastro. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al enfermo: ―¡Ten ánimo, hijo! ¡Te perdono tus pecados!
Jesús respondió: ―Tengan fe en Dios.Les aseguro que si alguien le dice a este monte que se mueva y se arroje al mar, y no duda que va a suceder, el monte lo obedecerá.Por eso les digo que todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y así será.
Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Y esta vida que ahora tengo la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí.
Pero debe pedirla con fe, sin dudar, ya que el que duda es como las olas del mar que el viento agita y lleva de un lado a otro.
Sin fe es imposible agradar a Dios. El que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente lo buscan.
―Porque tienen muy poca fe —les respondió Jesús—. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible.
Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que no lo han visto; y aunque ahora no lo ven, creen en él y se llenan de una gran alegría,porque están obteniendo su salvación que es la meta de su fe.
Encomienda al Señor todo cuanto haces, confía en que él te ayudará a realizarlo, y él lo hará.
No temas, pues yo estoy contigo, no te desanimes. Yo soy tu Dios, yo te fortaleceré, yo te ayudaré, yo te sostendré con mi triunfante mano diestra.
Sigamos firmes en la esperanza que profesamos, porque él cumplirá la promesa que nos hizo.
Confía en el Señor con todo tu corazón, y no confíes en tu propia inteligencia.Busca la voluntad del Señor en todo lo que hagas, y él dirigirá tus caminos.
Ahora bien, de la misma manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, deben comportarse como le agrada a él;es decir, enraizados en él y que sea él quien les haga crecer. Manténganse convencidos de la verdad que les enseñaron y llenos de acción de gracias al Señor.
Abraham no fue incrédulo a la promesa de Dios ni dudó jamás. Al contrario, fortaleció su fe y así le dio gloria a Dios y le dio las gracias por aquella bendición antes que se produjera.¡Estaba completamente seguro de que Dios cumple sus promesas!
Quienes confían en el Señor son firmes como el monte Sion, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre.
Mejor es confiar en el Señor que confiar en los hombres.Mejor es confiar en el Señor que confiar en los poderosos.
Dios puede matarme por decirlo, y probablemente lo haga. No obstante, voy a defender mi caso con él.
Él cuidará en perfecta paz a todos los que confían en él y cuyos pensamientos buscan a menudo al Señor.Confíen siempre en el Señor Dios, porque en el Señor hay fortaleza eterna.
Hermanos míos, mi deseo es que el Dios que les concedió esperanza los inunde siempre de felicidad y paz al creer en él. Y le pido a Dios que los haga rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Mas no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que puede guardar lo que le he encomendado hasta el día de su retorno.
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