Dios es tu creador, tu protector, tu sustentador. Dios es todo poderoso, es misericordioso, es perdonador, es bueno. Podemos conocer a Dios mediante su palabra, Dios está interesado en tu vida él te ama y ha creado un hermoso plan para tu vida. Dios conoce todas las cosas aún antes de que pasen Dios ya las sabe. Dios es amor inagotable. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo. (Isaías 41:13) Así es Dios siempre estará con nosotros, solo debemos acercarnos a él, Dios es el Creador y sustentador de todas las cosas, que rescata al mundo a través de su Hijo, Jesucristo.
El sale de un extremo del cielo, su órbita llega hasta el otro extremo, y no hay nada que escape a su calor.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche!
Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley.
Que el libro de esta Ley nunca se aparte de ti: medítalo día y noche, para obrar fielmente en todo conforme a lo que está escrito en él. Así harás prosperar tus empresas y tendrás éxito.
Una sola cosa quiero saber: ¿ustedes recibieron el Espíritu por las obras de la Ley o por haber creído en la predicación?
Yo no anulo la gracia de Dios: si la justicia viene de la Ley, Cristo ha muerto inútilmente.
En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta.
Entonces Dios pronunció estas palabras: 'Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar en esclavitud. No tendrás otros dioses delante de mí. No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen; y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos. No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano. Acuérdate del día sábado para santificarlo. Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas; pero el séptimo es día de descanso en honor del Señor, tu Dios. En él no harán ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que reside en tus ciudades. Porque en seis días el Señor hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor bendijo el día sábado y lo declaró santo. Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca.
El Señor dijo a Moisés: 'Sube hasta mí, a la montaña, y quédate aquí. Yo te daré las tablas de piedra, con la ley y los mandamientos, que escribí para instruirlos'.
En efecto, todos los que hayan pecado sin tener la Ley de Moisés perecerán sin esa Ley; y los que hayan pecado teniendo la Ley serán juzgados por ella,
Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
¿Entonces qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos sometidos a la Ley sino a la gracia? ¡De ninguna manera!
Poema de Asaf. Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de mi boca:
Si escuchas los mandamientos del Señor, tu Dios, que hoy te prescribo, si amas al Señor, tu Dios, y cumples sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, entonces vivirás, te multiplicarás, y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde ahora vas a entrar para tomar posesión de ella.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte.
Ellos leían el libro de la Ley de Dios, con claridad, e interpretando el sentido, de manera que se comprendió la lectura.
Porque a los ojos de Dios, nadie será justificado por las obras de la Ley, ya que la Ley se limita a hacernos conocer el pecado.
Es verdad que la Ley entró para que se multiplicaran las transgresiones, pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. Porque así como el pecado reinó produciendo la muerte, también la gracia reinará por medio de la justicia para la Vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.
Alef Felices los que van por un camino intachable, los que siguen la ley del Señor, Felices los que cumplen sus prescripciones y lo buscan de todo corazón,
Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor, y el pueblo respondió a una sola voz: 'Estamos decididos a poner en práctica todas las palabras que ha dicho el Señor'.
Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más,
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Si escuchas la voz del Señor, tu Dios, y te empeñas en practicar todos los mandamientos que hoy te prescribo, él te pondrá muy por encima de todas las naciones de la tierra.
¡Préstenme atención, pueblos, y ustedes, naciones, óiganme bien, porque de mí saldrá la Ley y mi derecho será la luz de los pueblos! En un instante
¿Diremos entonces que la Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no hubiera conocido el pecado si no fuera por la Ley. En efecto, hubiera ignorado la codicia, si la Ley no dijera: No codiciarás.
Así, la Ley nos sirvió de guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Y ahora que ha llegado la fe, no necesitamos más de un guía.
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El sale de un extremo del cielo, su órbita llega hasta el otro extremo, y no hay nada que escape a su calor. La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón; los mandamientos del Señor son claros, iluminan los ojos. La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. Son más atrayentes que el oro, que el oro más fino; más dulces que la miel, más que el jugo del panal.
Y ahora, Israel, esto es lo único que te pide el Señor, tu Dios: que lo temas y sigas todos sus caminos, que ames y sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, observando sus mandamientos y sus preceptos, que hoy te prescribo para tu bien.
La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos. El que dice: 'Yo lo conozco', y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están sometidos a la Ley, sino a la gracia.
Y ésta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel después de aquellos días -dice el Señor- : Pondré mis leyes en su conciencia, las grabaré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
Jesús le respondió: 'Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas'.
Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. Porque los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y cualquier otro, se resumen en este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley.
En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla.
En efecto, todos los que confían en las obras de la Ley están bajo una maldición, porque dice la Escritura: Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la Ley.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien.
No seguirás a la mayoría para hacer el mal, ni atestiguarás en un proceso plegándote a la mayoría, para conculcar el derecho.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Los que abandonan la Ley elogian al malvado, los que la observan se indignan contra él.
Cuando no hay visión profética, el pueblo queda sin freno, pero ¡feliz el que observa la Ley!
La Ley, en efecto -al no tener más que la sombra de los bienes futuros y no la misma realidad de las cosas- con los sacrificios repetidos año tras año en forma ininterrumpida, es incapaz de perfeccionar a aquellos que se acercan a Dios.
La Ley y los Profetas llegan hasta Juan. Desde entonces se proclama el Reino de Dios, y todos tienen que esforzarse para entrar en él.
Lo que no podía hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios lo hizo, enviando a su propio Hijo, en una carne semejante a la del pecado, y como víctima por el pecado. Así él condenó el pecado en la carne, para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que ya no vivimos conforme a la carne sino al espíritu.
- Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Y con los que no están sometidos a la Ley, yo, que no vivo al margen de la Ley de Dios -porque estoy sometido a la Ley de Cristo- me hice como uno de ellos, a fin de ganar a los que no están sometidos a la Ley.
Pero como sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo, hemos creído en él, para ser justificados por la fe Cristo y no por las obras de la Ley: en efecto, nadie será justificado en virtud de las obras de la Ley.
porque a los ojos de Dios, no son justos los que oyen la Ley, sino los que la practican.
En efecto, aunque uno cumpla toda la Ley, si peca contra un solo precepto, quebrante toda la Ley.
Cuando tome posesión del trono real, hará escribir en un libro, para su uso personal, una copia de esta Ley, conforme al texto que conservan los sacerdotes levitas. La tendrá a su lado y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor, su Dios, observando todas las palabras de esta Ley y poniendo en práctica estos preceptos. De esa manera, no se sentirá superior a sus hermanos, y no se apartará de estos mandamientos, ni a la derecha ni a la izquierda. Así prolongarán los días de su reinado, él y sus hijos, en medio de Israel.
El les respondió: '¿Y por qué ustedes, por seguir su tradición, no cumplen el mandamiento de Dios?
Si ustedes buscan la justicia por medio de la Ley, han roto con Cristo y quedan fuera del dominio de la gracia.
El Señor nos ordenó practicar todos estos preceptos y temerlo a él, para que siempre fuéramos felices y para conservamos la vida, como ahora sucede.
Entonces, ¿por medio de la fe, anulamos la Ley? ¡Ni pensarlo! Por el contrario, la confirmamos.
El canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.
El que desprecia la palabra se perderá, pero el que respeta los mandamientos será recompensado.
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Y a pesar de que conocen el decreto de Dios, que declara dignos de muerte a los que hacen estas cosas, no sólo las practican, sino que también aprueban a los que las hacen.
Si escuchas la voz del Señor, tu Dios, y te empeñas en practicar todos los mandamientos que hoy te prescribo, él te pondrá muy por encima de todas las naciones de la tierra. Y por haber escuchado la voz del Señor, tu Dios, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones:
Lo primordial de tu palabra es la verdad, y tus justos juicios permanecen para siempre. Sin
Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Ella fue añadida para multiplicar las transgresiones, hasta que llegara el descendiente de Abraham, a quien estaba destinada la promesa; y fue promulgada por ángeles, a través de un mediador.
Pero si expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando los paganos, que no tienen la Ley, guiados por la naturaleza, cumplen las prescripciones de la Ley, aunque no tengan la Ley, ellos son ley para sí mismos; y demuestran que lo que ordena la Ley está inscrito en sus corazones. Así lo prueba el testimonio de su propia conciencia, que unas veces los acusa y otras los disculpa,
Por lo tanto, si ustedes cumplen la Ley por excelencia que está en la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, proceden bien.
Pero el amor del Señor permanece para siempre, y su justicia llega hasta los hijos y los nietos de los que lo temen y observan su alianza, de los que recuerdan sus preceptos y los cumplen.
para recibir instrucción y testimonio?'. Seguro que se expresan así porque para ellos no despunta la aurora.
Moisés escribió esta Ley y la entregó a los sacerdotes levitas - los encargados de transportar el Arca de la Alianza del Señor - y a todos los ancianos de Israel. Después les dio las siguientes instrucciones: Cada siete años, en el tiempo fijado para el año de la remisión durante la fiesta de las Chozas. cuando todo Israel se presente delante del Señor en el lugar que él haya elegido, leerás en voz alta esta Ley, en presencia de todo Israel. Reúne al pueblo - hombres, mujeres y niños y también a los extranjeros que vivan en tus ciudades - para que la oigan y así aprendan a temer al Señor, su Dios, y a practicar cuidadosamente todas las apalabras de esta Ley. También deberán oírla sus hijos, los que todavía no la conocen, para que aprendan a temer al Señor mientras ustedes vivan en la tierra que van a poseer después de cruzar el Jordán.
Así habla el Señor: Observen el derecho y practiquen la justicia, porque muy pronto llegará mi salvación y ya está por revelarse mi justicia.
Hijo mío, no olvides mi enseñanza, y que tu corazón observe mis mandamientos, porque ellos te aportarán largos días, años de vida y prosperidad.
La señal de que amamos a los hijos de Dios es que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga,
Después de todo, el Reino de Dios no es cuestión de comida o de bebida, sino de justicia, de paz y de gozo en el Espíritu Santo.
La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple.
Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales' háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor.
Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, mi alianza de paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.
Todos deben someterse a las autoridades constituidas, porque no hay autoridad que no provenga de Dios y las que existen han sido establecidas por él. En consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre sí la condenación.
'Todo me está permitido', pero no todo es conveniente. 'Todo me está permitido', pero no me dejaré dominar por nada.
Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
En conclusión: una vez oído todo esto, teme al Señor y observa sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. Dios llevará a juicio todas las obras, aun lo que está escondido, sea bueno o malo.
Ustedes que quieren someterse a la Ley, díganme: ¿No entienden lo que dice la Ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de su esclava y otro de su mujer, que era libre. El hijo de la esclava nació según la carne; en cambio, el hijo de la mujer libre, nació en virtud de la promesa. Hay en todo esto un simbolismo: estas dos mujeres representan las dos Alianzas. La primera Alianza, la del monte Sinaí, que engendró un pueblo para la esclavitud, está representada por Agar,
La Primera Alianza tenía un ritual para el culto y un santuario terrestre. En él se instaló un primer recinto, donde estaban el candelabro, la mesa y los panes de la oblación: era el lugar llamado Santo.
está libre de los deberes hacia ellos. Así ustedes, en nombre de su tradición, han anulado la Palabra de Dios.
Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz:
todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención cumplida en Cristo Jesús.
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