Desde que el mundo fue creado, la humanidad ha contemplado toda la creación que le muestra el eterno poder de Dios y el hecho de que él es verdaderamente Dios. Así, lo invisible de Dios se deja ver por medio de la creación visible, por lo que nadie podrá excusarse diciendo que no sabía si Dios existía o no.
Entonces Dios le respondió a Moisés: ―Diles que te envía el Dios eterno, pues YO SOY EL QUE SOY. ¡Mi nombre es YO SOY! Simplemente diles: “YO SOY es el que me ha enviado”.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos.Son más deseables que el oro, más que el oro refinado. Son más dulces que la miel que destiló del panal.Porque ellos advierten al que los oye y hacen triunfar a quienes los obedecen.Pero, ¿cómo podré yo saber qué pecados acechan en mi corazón?Purifícame de esas faltas que me son ocultas, y líbrame de cometer maldades voluntariamente; ayúdame para que ellas no me dominen. Sólo así podré estar libre de culpa y de multiplicar mis pecados.Que mis palabras y mis más íntimos pensamientos sean agradables a ti; Señor, roca mía y redentor mío.Un día se lo dice a otro día; una noche a otra hace que lo conozcan.Hablan sin sonido ni palabra, su voz es silenciosa en los cielos;su mensaje se extiende por todo el mundo, hasta los confines de la tierra. El sol, a quien Dios le puso su hogar en el cielo,
creador del cielo y de la tierra; los mares y cuanto en ellos hay. Él es el Dios que cumple siempre todas sus promesas.
Las personas necias afirman que no hay Dios. Están corrompidas, sus obras son detestables; ¡no hay un solo individuo que haga lo bueno!
Antes que nada existiera, ya existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios porque aquel que es la Palabra era Dios.
para nosotros sólo hay un Dios: el Padre, de quien vienen todas las cosas y quien nos hizo para él; y sólo hay un Señor: Jesucristo, quien lo creó todo y nos da vida.
«Señor, eres digno de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste el universo. Lo que existe, existe porque tú quisiste crearlo».
Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba cubierto de ojos por dentro y por fuera. Y día y noche decían: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, que es y que ha de venir».
Y escuché que aquel ángel de las aguas decía: «Justo eres al enviar estos juicios, santo Señor, que eres y que eras,
Sin fe es imposible agradar a Dios. El que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente lo buscan.
Antes que los montes fueran creados, antes que la tierra fuera formada, tú eras Dios sin principio ni fin.
Con razón dicen las Escrituras: «Te he hecho padre de muchas naciones». ¡Y es una promesa del mismo Dios en quien Abraham creyó! ¡Es el Dios que hace que los muertos resuciten y que es capaz de hacer que las cosas que aún no existen lleguen a existir!
diciendo: «Te damos las gracias, Señor, Dios Todopoderoso, que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar.
«Yo soy la A y la Z, —dice el Señor Dios—, el que es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso».
Mis manos hicieron la tierra y el cielo, los cuales son míos. Pero siento inclinación por el hombre de corazón humilde y contrito, que tiene reverencia ante mi palabra.
pero hay un Dios en el cielo capaz de revelar los secretos, y él le ha mostrado a usted, rey Nabucodonosor, lo que va a pasar en el futuro. Este fue su sueño y las visiones que tuvo mientras estaba en su cama:
Porque el Señor creó el cielo y la tierra y lo puso todo en su sitio, e hizo el mundo para que fuera habitado, y no un caos vacío. Yo soy el Señor, dice él, y no hay otro.
Tú hiciste todas las delicadas partes internas de mi cuerpo y las uniste en el vientre de mi madre.¡Gracias por haberme hecho tan admirable! Es admirable pensar en ello. Maravillosa es la obra de tus manos, y eso lo sé muy bien.
»Pero entonces comenzarán a buscar otra vez al Señor su Dios, y lo encontrarán si lo buscan con todo el corazón y toda el alma.
»¡Cuán grande eres, mi Señor y Dios! ¡Nunca hemos oído de un Dios como tú! ¡Es que no existe otro dios!
Cristo mismo es el creador de cuanto existe en los cielos y en la tierra, de lo visible y de lo invisible, y de todos los seres que tienen poder, autoridad y dominio; todo fue creado por medio de él y para él.Cristo ya existía antes de todas las cosas y, por su poder, todas subsisten.
¡Oh Señor, honraré y alabaré tu nombre, porque tú eres mi Dios, tú haces grandes maravillas! Hace tiempo las planeaste y ahora las has ejecutado, tal como dijiste.
Los caminos de Dios son misteriosos como la senda del viento, o como la forma en que el espíritu humano se infunde en el cuerpo del niño aún en el vientre de su madre.
Antes que nada existiera, ya existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios porque aquel que es la Palabra era Dios. El que es la luz estaba en el mundo, y Dios creó el mundo por medio de él, pero el mundo no lo reconoció.Vino a este mundo, que es suyo, y los suyos no lo recibieron.Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios.Los hijos de Dios no nacen de la sangre, ni por deseos naturales o por voluntad humana, sino que nacen de Dios.Y la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que le pertenece al Hijo único del Padre, en el que abundan el amor y la verdad.Juan habló de él y, a voz en cuello, gritó: «Este es del que yo les había dicho que venía después de mí. Pero él es más importante que yo, porque existía antes que yo».De la abundancia que hay en él, todos hemos recibido bendición sobre bendición.Por medio de Moisés recibimos la ley mientras que por medio de Jesucristo recibimos el amor y la verdad.A Dios nadie lo ha visto nunca; pero el Hijo único, que es Dios mismo y siempre está en unión con el Padre, nos ha enseñado cómo es, para que así lo podamos conocer.Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y ayudantes del templo para que le preguntaran a Juan quién era él. Esto es lo que Juan les respondió:Él estaba con Dios en el principio.―Yo no soy el Cristo. Así dijo sin negarse a confesarlo claramente.Le preguntaron: ―¿Y quién eres entonces? ¿Eres acaso Elías? Él respondió: ―No lo soy. ―¿Eres el Profeta? ―No.Le dijeron: ―¿Quién eres entonces? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué puedes decir de ti mismo?Juan respondió con las palabras del profeta Isaías: ―Yo soy la voz del que grita en el desierto: “Preparen un camino recto para el Señor”.Los enviados de los fariseosle preguntaron: ―Si no eres el Cristo, ni Elías ni el Profeta, ¿por qué bautizas?Juan respondió: ―Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien ustedes no conocen,que viene después de mí. A él, yo ni siquiera merezco desatarle la correa de las sandalias.Todo esto ocurrió en Betania, el pueblo que está en el lado este del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.Al día siguiente Juan vio que Jesús se acercaba a él, y exclamó: «¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!Por medio de él todas las cosas fueron creadas, y no existe nada que él no haya creado.
»¿Dónde estabas tú cuando yo eché las bases de la tierra? Dímelo, si tanto sabes.¿Quién alimenta a los cuervos cuando sus polluelos claman a Dios, y se agitan hambrientos en sus nidos?¿Sabes cómo se calcularon las dimensiones y quién fue el agrimensor?¿En qué se apoyan sus bases, y quién puso la piedra angular mientras las estrellas de la mañana cantaban unidas y todos los ángeles clamaban de júbilo?
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.
Hacia las montañas levanto la mirada; ¿de dónde vendrá mi ayuda?Mi ayuda viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.
¿No comprenden todavía? ¿Aún no saben que el Dios eterno, el Creador de los sitios más lejanos de la tierra, jamás se fatiga ni desmaya? Nadie puede sondear las profundidades de su entendimiento.
¡Pero tú, Señor, permaneces para siempre igual! Tu presencia entre nosotros permanece por todas las generaciones.
Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo y ovejas de su prado.
¿Y será que en verdad no han oído el mensaje de Dios? Claro que sí. «El mensaje de los que lo anuncian se ha difundido a todas partes; sus palabras han llegado hasta los confines del mundo».
al único inmortal, el que habita en luz tan deslumbrante que ningún humano puede acercársele, y a quien nadie ha visto ni verá jamás. A él sea la honra y el poder para siempre. Amén.
»Ese Dios fue el que hizo el mundo y cuanto en él existe y, por cuanto es Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos que el hombre construya,ni necesita que los seres humanos satisfagan sus necesidades, porque él es el que da vida y aliento a todas las cosas.De un solo hombre creó a la humanidad, y luego distribuyó las naciones sobre la faz de la tierra, tras decidir de antemano cuándo y cuáles serían sus fronteras.En todo esto, el propósito de Dios era que las naciones lo buscaran y, quizás palpando, descubrieran el camino donde se le pudiera hallar. Pero él no está lejos de ninguno de nosotros,porque en él vivimos, nos movemos y existimos. Como uno de los poetas de ustedes dijo: “Somos de la familia de Dios”.
Cuando los paganos que no conocen la ley actúan conforme a la ley, aunque nunca hayan tenido escrita la ley de Dios, son la ley para sí mismos.Ellos muestran que la ley de Dios está escrita dentro de ellos mismos; su conciencia los acusa a veces, y a veces los excusa.
Confía en el Señor con todo tu corazón, y no confíes en tu propia inteligencia.Busca la voluntad del Señor en todo lo que hagas, y él dirigirá tus caminos.
y enséñenles a obedecer los mandamientos que les he dado. De una cosa podrán estar seguros: Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Pero yo tengo testigos, oh Israel, dice el Señor. Ustedes son mis testigos, elegidos para conocerme y creerme, y para entender que sólo yo soy Dios. No hay otro Dios, jamás lo hubo ni lo habrá.Yo soy el Señor y no hay otro Salvador.
¡Así dejen ustedes brillar su luz ante toda la gente! ¡Que las buenas obras que ustedes realicen brillen de tal manera que la gente adore al Padre celestial!
ni lo alto, ni lo profundo, ni cosa alguna de toda la creación. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha demostrado en Cristo Jesús, nuestro Señor!
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