porque éste es el primer mandamiento con promesa: HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE, PARA QUE TE VAYA BIEN Y SE PROLONGUE TU VIDA SOBRE LA TIERRA.
Mi Dios, pues, suplirá para toda su necesidad, según sus riquezas, en la gloria de Jesucristo.
Hijos, obedezcan a sus padrs por causa de nuestro Señor, pues esto es justo, porque éste es el primer mandamiento con promesa: HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE, PARA QUE TE VAYA BIEN Y SE PROLONGUE TU VIDA SOBRE LA TIERRA.
En verdad les digo que todo el que no acepte el reino de Dios como un niño, no podrá entrar en él. Entonces los tomó en sus brazos, e imponiéndoles la mano, los bendijo.
Una mujer tiene aflicción cuando está por dar a luz, porque llegó el día de su parto, pero cuando ha dado ha luz a un hijo, ya no recuerda su angustia por la alegría de que haya nacido un ser humano en el mundo.
Pero Jesús, llamándolos, les dijo: Permitan a los niños venir a mí y no se lo impidan porque para los que son como ellos[29] es el reino del Cielo.
Que el Dios de la esperanza los colme de todo gozo y paz en la fe, para que crezcan en su esperanza por el poder del espíritu santo.
Entonces Jesús les dijo: Permitan a los niños venir a mí y no se lo impidan, porque para los que son como ellos es el reino del Cielo.
Miren cuán grande es el amor del Padre por nosotros, que nos llamó y nos ha hecho hijos. Por eso el mundo no nos conoce, porque a Él tampoco lo conoce.
Ahora bien, la fe es la convicción de las cosas que se esperan como si ya fueran realidad, y es la revelación de las cosas que no se ven.
Toda dádiva buena y perfecta procede de lo alto, desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio alguno, ni sombra de variación.
Y nosotros sabemos que a los que aman a Dios, Él los ayuda en todo para bien, a los que designó anticipadamente para que fueran llamados,
Por tanto, todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe de Jesucristo, porque los que fueron bautizados en el Cristo, del Cristo fueron revestidos. No hay, pues, judío ni gentil; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, porque todos ustedes son uno en Jesucristo, y si ustedes son del Cristo, son. por tanto, simiente de Abraham y herederos de acuerdo a la promesa.
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con todas las bendiciones espirituales en el Cielo, en el Cristo,
al acordarme de tu genuina fe, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy convencido de que también en tí.
Pues si ustedes siendo malos saben dar buenos regalos a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en el Cielo dará cosas buenas a los que le pidan?
Por esto, desde el día que nos enteramos, también nosotros no cesamos de orar por ustedes, y de rogar que sean colmados del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría y en todo entendimiento espiritual, para que se conduzcan como es recto, agradando a Dios en toda buena obra, dando fruto y creciendo en el conocimiento de Dios,
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