'Honra a tu padre y a tu madre'. Éste es el primer mandamiento con promesa: 'para que te vaya bien y vivas largo tiempo en la tierra'.
Mi Dios colmará todas vuestras necesidades, generosamente según su riqueza, con la gloria por Cristo Jesús.
Hijos: obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es lo justo. 'Honra a tu padre y a tu madre'. Éste es el primer mandamiento con promesa: 'para que te vaya bien y vivas largo tiempo en la tierra'.
En verdad os digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño no entrará en él. Y abrazándolos, los bendecía imponiéndoles las manos. El joven rico. Pobreza y entrega cristianas
La mujer, cuando va a dar a luz, está triste porque ha llegado su hora, pero una vez que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda del sufrimiento por la alegría de que ha nacido un hombre en el mundo.
Padres: no os excedáis al reprender a vuestros hijos, no sea que se vuelvan pusilánimes.
Pero Jesús llamó a los niños y dijo: -Dejad que los niños vengan conmigo y no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el Reino de Dios.
Y abrazándolos, los bendecía imponiéndoles las manos. El joven rico. Pobreza y entrega cristianas
Que el Dios de la esperanza os colme de toda alegría y paz en la fe, para que abundéis en la esperanza con la fuerza del Espíritu Santo.
Ante esto, Jesús dijo: -Dejad a los niños y no les impidáis que vengan conmigo, porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos.
Mirad qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos! Por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.
Toda dádiva generosa y todo don perfecto vienen de lo alto y descienden del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de mudanza.
Sabemos que todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios, de los que son llamados según su designio.
En efecto, todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay diferencia entre judío y griego, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer, porque todos vosotros sois uno solo en Cristo Jesús. Si vosotros sois de Cristo, sois también descendencia de Abrahán, herederos según la promesa.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los cielos,
Me viene a la memoria tu fe sincera, que arraigó primero en tu abuela Loide y en tu madre Eunice, y estoy seguro de que también en ti.
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se lo pidan?
Por eso también nosotros, desde el día en que nos enteramos, no cesamos de rezar y pedir por vosotros, para que alcancéis un pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría y entendimiento espiritual. Rezamos para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, dando como fruto toda clase de obras buenas y creciendo en el conocimiento de Dios.
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