Precisamente el primer mandamiento que lleva consigo una promesa es: 'Honra a tu padre y a tu madre, para que goces de una larga vida sobre la tierra'.
Y él, mi Dios, de las riquezas de su gloria y en virtud de la obra de Cristo Jesús, suplirá cualquier cosa que a vosotros os falte.
Hijos, honrad al Señor obedeciendo a vuestros padres, porque esto es justo. Precisamente el primer mandamiento que lleva consigo una promesa es: 'Honra a tu padre y a tu madre, para que goces de una larga vida sobre la tierra'.
Y os diré más: Quien no acepte el reino de Dios como un niño, no podrá entrar en él. En seguida, tomando en brazos a los niños y poniendo las manos sobre ellos, los bendijo. El joven rico
Que la misericordia, la paz y el amor de Dios os sean multiplicados. Pecado y condenación de los impíos
Os pasará a vosotros como a la mujer encinta, que en el momento del parto sufre intensos dolores, pero luego, cuando la criatura ya ha nacido, olvida aquella hora angustiosa por la alegría de haber dado a luz a un nuevo ser.
Y vosotros, padres, no exasperéis a vuestros hijos con reprensiones desmedidas que pueden llevarlos al desaliento.
Pero Jesús los llamó y les dijo: No las reprendáis, sino dejad a los niños que vengan a mí, porque de ellos es el reino de Dios.
En seguida, tomando en brazos a los niños y poniendo las manos sobre ellos, los bendijo. El joven rico
Por lo tanto, gentiles, que el Dios que os ha dado la esperanza os colme de dicha y de paz por haber creído en él. Que reboséis de esperanza mediante el poder del Espíritu Santo que habita en vosotros. Pablo, ministro de los gentiles
Jesús les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de ellos es el reino de los cielos.
Mirad qué grande es el amor del Padre, que nos llamamos hijos de Dios, ¡y lo somos! Sin embargo, el mundo no nos reconoce porque no conoce a Dios.
La fe es la certidumbre de lo que se espera, la convicción de alcanzar lo que no se ve.
Todo lo que recibimos de bueno y perfecto procede de Dios, creador de todas las luces del universo y en quien no hay cambio alguno ni sombra de variación.
Sabemos también que a quienes aman a Dios y responden a su llamamiento para entrar a formar parte de su plan, todo cuanto pueda sucederles redundará en su propio beneficio.
pues ahora, por la fe en Cristo Jesús, todos somos hechos hijos de Dios; los que en Cristo hemos sido bautizados, de Cristo estamos revestidos. Por consiguiente, al ser todos de Cristo no cabe ya establecer diferencias entre unos y otros, sean judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres; porque todos somos un solo cuerpo en Cristo Jesús. Y por ser de Cristo, somos también descendientes de Abraham y herederos conforme a la promesa de Dios.
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por nuestra unión con Cristo nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos!
Depositad en Dios todas vuestras ansiedades, porque él nunca dejará de cuidar de vosotros.
pues, ¿cómo olvidar tu fe sincera, la que antes de ti ya tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice? Seguro de que en nada has cambiado a ese respecto,
Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos no ha de dar buenas cosas a quienes se las pidan?
Por lo cual, desde el día en que por vez primera oímos esas cosas no hemos dejado de orar por vosotros. Pedimos a Dios que os colme del conocimiento de su voluntad y de toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que con vuestra vida y conducta honréis al Señor, agradándole en todo, llevando siempre frutos de bondad y creciendo cada día en el conocimiento de Dios.
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