Hay personas especiales que Dios ha puesto en tu camino, son personas de bendición y de agrado, que bendecimos en el nombre de Jesús, en la biblia encontramos muchos versículos para agradecer y bendecir esas vidas, no solo bendecimos a esas personas sino a nuestra familia, a nuestro país y hermanos en cristo. “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.” (Números 6:24-26) también bendecimos a nuestros pastores que son usados por Dios. “Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.” (Salmos 5:12) No solo debemos bendecir a los que nos hacen un bien pues Dios nos mandó a bendecir a esos que nos hacen mal, Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. (Romanos 12:14)
Porque estuve hambriento, y ustedes me dieron de comer; estuve sediento, y me dieron de beber; llegué como un extraño, y me recibieron en sus casas;no tenía ropa y me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme».Entonces los justos le contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento y te dimos de comer y beber?¿Cuándo llegaste como un extraño y te recibimos en nuestras casas? ¿Cuándo te vimos sin ropa y te la dimos?¿Cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».En cambio, las previsoras, junto con las lámparas, llevaron también alcuzas de aceite.Y el rey les dirá: «Les aseguro que todo lo que hayan hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo han hecho».
si partes tu comida con el hambriento y sacias el hambre del indigente, entonces brillará tu luz en la tiniebla, tu oscuridad será igual que el mediodía.
Hagan justicia al huérfano y al pobre, defiendan al humilde y al necesitado, pongan a salvo al desvalido y al pobre, ¡líbrenlos de las garras del malvado!»
Y él les contestaba: —El que tenga dos túnicas ceda una al que no tiene ninguna; el que tenga comida compártala con el que no tiene.
Feliz quien atiende al desvalido, el Señor lo salvará en el día adverso. Pero tú, Señor, apiádate de mí, restabléceme, que yo les daré su merecido.Por esto sé que me quieres: mi enemigo no puede cantar victoria.Por mi rectitud tú me sostienes y por siempre me mantienes ante ti.¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre! ¡Amén, amén!El Señor lo protegerá, le hará vivir feliz en esta tierra y no lo dejará a merced del enemigo. El Señor lo conforta en el lecho del dolor, le devuelve la salud si está postrado.
Pero si alguien nada en la abundancia y, viendo que su hermano está necesitado, le cierra el corazón, ¿tendrá valor para decir que ama a Dios?Hijos míos, no amemos de palabra y con la lengua, sino con hechos y de verdad
Cuídense de hacer el bien en público solo para que la gente los vea. De otro modo, no recibirán recompensa del Padre que está en los cielos.Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra lo mismo que se hace en el cielo. Danos hoy el pan que necesitamos.Perdónanos el mal que hacemos, como también nosotros perdonamos a quienes nos hacen mal. No nos dejes caer en tentación, y líbranos del maligno. Porque, si ustedes perdonan a los demás el mal que les hayan hecho, también les perdonará a ustedes el Padre celestial.Pero, si no perdonan a los demás, tampoco el Padre les perdonará los pecados que hayan cometido.Cuando ayunen, no anden por ahí con cara triste, como hacen los hipócritas, que ponen gesto de lástima para que todos se enteren de que están ayunando. Les aseguro que ya han recibido su recompensa.Tú, por el contrario, cuando quieras ayunar, lávate la cara y perfuma tus cabellos,para que nadie se entere de que ayunas, excepto tu Padre que ve hasta lo más secreto. Y tu Padre, que ve hasta lo más secreto, te recompensará.No acumulen riquezas en este mundo pues las riquezas de este mundo se apolillan y se echan a perder; además, los ladrones perforan las paredes y las roban.Por eso, cuando socorras a algún necesitado, no lo pregones a bombo y platillo, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que la gente los alabe. Les aseguro que esos ya han recibido su recompensa.Acumulen, más bien, riquezas en el cielo, donde no se apolillan ni se echan a perder y donde no hay ladrones que entren a robarlas.Pues donde tengas tus riquezas, allí tendrás también el corazón.Los ojos son lámparas para el cuerpo. Si tus ojos están sanos, todo en ti será luz;pero si tus ojos están enfermos, todo en ti será oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra será tu propia oscuridad!Nadie puede servir a dos amos al mismo tiempo, porque aborrecerá al uno y apreciará al otro; será fiel al uno y del otro no hará caso. No pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.Por lo tanto les digo: No anden preocupados pensando qué van a comer o qué van a beber para poder vivir, o con qué ropa van a cubrir su cuerpo. ¿Es que no vale la vida más que la comida, y el cuerpo más que la ropa?Miren las aves que vuelan por el cielo: no siembran, ni cosechan, ni guardan en almacenes y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¡Pues ustedes valen mucho más que esas aves!Por lo demás, ¿quién de ustedes, por mucho que se preocupe, podrá añadir una sola hora a su vida?¿Y por qué preocuparse a causa de la ropa? Aprendan de los lirios del campo y fíjense en cómo crecen. No trabajan ni hilany, sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su esplendor, llegó a vestirse como uno de ellos.Cuando socorras a un necesitado, hazlo de modo que ni siquiera tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha.Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy está verde y mañana será quemada en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué débil es la fe que ustedes tienen!Así pues, no se atormenten diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos o con qué nos vestiremos?».Esas son las cosas que preocupan a los paganos; pero el Padre celestial ya sabe que las necesitan.Ustedes, antes que nada, busquen el reino de Dios y todo lo justo y bueno que hay en él, y Dios les dará, además, todas esas cosas.No se inquieten, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas!Así tu buena obra quedará oculta y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, alardear de fe, si carece de obras? ¿Podrá salvarlo esa fe?Imagínense el caso de un hermano o una hermana que andan mal vestidos y faltos del sustento diario.Si acuden a ustedes y ustedes les dicen: «Dios los ampare, hermanos; que encuentren con qué abrigarse y con qué matar el hambre», pero no les dan nada para remediar su necesidad corporal, ¿de qué les servirán sus palabras?Así es la fe: si no produce obras, está muerta en su raíz.
Finalmente, un samaritano que iba de camino llegó junto al herido y, al verlo, se sintió conmovido.Se acercó a él, le vendó las heridas poniendo aceite y vino sobre ellas, lo montó en su propia cabalgadura, lo condujo a una posada próxima y cuidó de él.
Les he demostrado así en todo momento que es preciso trabajar para socorrer a los necesitados, teniendo presente aquella máxima de Jesús, el Señor: «Más dicha trae el dar que el recibir».
Cuando en alguna de las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te va a dar veas a algún pobre entre los tuyos, no seas inhumano negando tu ayuda a ese hermano necesitado;al contrario, tiéndele la mano y préstale lo que necesite para remediar su penuria.
Tengan esto en cuenta: «Quien siembra con miseria, miseria cosechará; quien siembra a manos llenas, a manos llenas cosechará».Dé cada uno según le dicte su conciencia, pero no a regañadientes o por compromiso, pues Dios ama a quien da con alegría.
Este es el ayuno que deseo: abrir las prisiones injustas, romper las correas del cepo, dejar libres a los oprimidos, destrozar todos los cepos; compartir tu alimento con el hambriento, acoger en tu casa a los vagabundos, vestir al que veas desnudo, y no cerrarte a tus semejantes.
A quien te pida algo, dáselo; y a quien te ruegue que le hagas un préstamo, no le vuelvas la espalda.
Y es que los de Macedonia y Acaya han tenido a bien organizar una colecta en favor de los creyentes necesitados de Jerusalén.Han tenido a bien, aunque en realidad es una obligación, ya que, si los paganos han participado en los bienes espirituales de los judíos, justo es que ahora los ayuden en lo material.
que hace justicia a los oprimidos y da pan a quien tiene hambre; el Señor libera a los cautivos, el Señor da la vista a los ciegos, el Señor levanta a los abatidos, el Señor ama a los justos. El Señor protege al extranjero, a la viuda y al huérfano sostiene, trastorna los planes del malvado.
Por el contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.Ellos no pueden corresponderte; y precisamente por eso serás feliz, porque tendrás tu recompensa cuando los justos resuciten.
Si te da su manto como garantía del préstamo, se lo devolverás antes de ponerse el sol,porque es lo único que tiene para cubrirse. ¿Con qué si no se tapará para dormir? Yo soy compasivo y, si clama a mí, lo escucharé. No injuries a los jueces ni maldigas al jefe de tu pueblo.
Inculca a los ricos de este mundo que no sean arrogantes y que no pongan su esperanza en algo tan inseguro como el dinero, sino que la pongan en Dios, que nos concede disfrutar de todo en abundancia.Incúlcales que practiquen la virtud, que atesoren buenas obras y que sean generosos y desprendidos.Así se labrarán para el futuro un sólido capital de reserva y alcanzarán la vida verdadera.
Esta es la religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre: asistir a los débiles y desvalidos en sus dificultades y mantenerse incontaminado del mundo.
Igualmente el que dé un vaso de agua fresca al más insignificante de mis discípulos precisamente por tratarse de un discípulo mío, les aseguro a ustedes que no quedará sin recompensa.
compartir tu alimento con el hambriento, acoger en tu casa a los vagabundos, vestir al que veas desnudo, y no cerrarte a tus semejantes.
Vendan sus bienes y repartan el producto entre los necesitados. Háganse así un capital que no se deteriora, riquezas inagotables en los cielos, donde no hay ladrones que entren a robar ni polilla que destruya.Pues donde tengan ustedes su riqueza, allí tendrán también el corazón.
Cuando siegues la mies de tu campo, si olvidas en él una gavilla, no vuelvas a buscarla. Déjala para el inmigrante, el huérfano y la viuda. Así el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.Una vez fuera de la casa, ella podrá casarse con otro hombre.Cuando sacudas tus olivos, no rebusques en las ramas; lo que quede, déjalo para el inmigrante, el huérfano y la viuda.Cuando vendimies tu viñedo, no te dediques al rebusco; los racimos que queden déjalos para el inmigrante, el huérfano y la viuda.
Ámense de corazón unos a otros como hermanos y que cada uno aprecie a los otros más que a sí mismo.
Porque tampoco se trata de que ustedes pasen estrecheces para que otros vivan holgadamente; se trata de atenerse a un criterio de equidad:que en este momento la abundancia de que ustedes gozan remedie su necesidad, para que la abundancia de ellos remedie en su día la necesidad de ustedes. De este modo reinará la igualdad,como dice la Escritura: A quien recogía mucho, no le sobraba; y a quien recogía poco, tampoco le faltaba.
Pórtense en todo con los demás como quieren que los demás se porten con ustedes. ¡En esto consisten la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas!
Únicamente nos pidieron que nos acordásemos de ayudar a los pobres, cosa que he procurado cumplir con todo esmero.
Y no se olviden de hacer el bien y de ayudarse unos a otros, pues esos son los sacrificios que agradan a Dios.
Tú atiendes, Señor, el deseo de los humildes, fortaleces su corazón, les prestas oído;haces justicia al huérfano y al oprimido, ¡que el simple mortal no vuelva a sembrar el miedo!
Den, y Dios les dará: él llenará hasta los bordes y hará que rebose la bolsa de ustedes. Los medirá con la misma medida con que ustedes midan a los demás.
Durante seis años sembrarás tu tierra y recogerás su cosecha.Pero el séptimo la dejarás en barbecho, sin cultivar, para que encuentren allí comida los pobres de tu pueblo, y lo restante lo coman las bestias del campo. Esto mismo harás con tus viñas y tus olivares.
El Señor protege al extranjero, a la viuda y al huérfano sostiene, trastorna los planes del malvado.
Dios, por su parte, tiene poder para colmarlos de bendiciones de modo que, siempre y en cualquier circunstancia, tengan ustedes lo necesario y hasta les sobre para que puedan hacer toda clase de buenas obras.
Pues así debe alumbrar la luz de ustedes delante de los demás, para que viendo el bien que hacen alaben a su Padre celestial.
El que ama no hace daño al prójimo; o sea, que el amor constituye la plenitud de la ley.
Que todos, como buenos administradores de los múltiples dones de Dios, pongan al servicio de los demás el don que recibieron.
Él levanta del polvo al pobre, saca al desvalido del estiércol, para sentarlo con los príncipes, con los príncipes de su pueblo;
En el tercer año, el año del diezmo, cuando ya hayas apartado el diezmo de todas tus cosechas y se lo hayas dado al levita, al inmigrante, al huérfano y a la viuda, para que coman y se sacien en tus ciudades,declararás ante el Señor tu Dios: «Ya he retirado de mi casa la porción consagrada a ti, y se la he dado al levita, al inmigrante, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que tú me mandaste. No he desobedecido ninguno de tus mandamientos ni los he olvidado.
Entonces llamarás al Señor y responderá, pedirás socorro y dirá: «Aquí estoy». Si apartas los cepos de en medio de ti, si no delatas acusando en falso;
Y el rey les dirá: «Les aseguro que todo lo que hayan hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo han hecho».
No nos cansemos de hacer el bien, ya que, si no desfallecemos, a su tiempo recogeremos la cosecha.
Nosotros, los que tenemos una fe bien formada, debemos prescindir de nuestro propio gusto y cargar con las debilidades de quienes no la tienen todavía.
Nosotros hemos conocido lo que es el amor en que Cristo dio su vida por nosotros; demos también nosotros la vida por los hermanos.Pero si alguien nada en la abundancia y, viendo que su hermano está necesitado, le cierra el corazón, ¿tendrá valor para decir que ama a Dios?Hijos míos, no amemos de palabra y con la lengua, sino con hechos y de verdad
En cuanto a los creyentes, vivían todos de mutuo acuerdo y todo lo compartían.Hasta vendían las propiedades y bienes, y repartían el dinero entre todos según la necesidad de cada cual.
En vano los pobres buscan agua, la sed reseca su lengua. Yo, el Señor, les respondo; como Dios de Israel, no los abandono.
Por la opresión de los humildes, por los gritos de los desvalidos estoy decidido a actuar —dice el Señor— y daré la salvación a quien suspira por ella.
Los soberbios me calumnian, pero yo guardo sinceramente tus preceptos.Te daré gracias sinceramente cuando aprenda tus justos decretos.Su corazón es insensible, yo, en cambio, me deleito en tu ley.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los leprosos, expulsen a los demonios. Pero háganlo todo gratuitamente, puesto que gratis recibieron ustedes el poder.
Imagínense el caso de un hermano o una hermana que andan mal vestidos y faltos del sustento diario.Si acuden a ustedes y ustedes les dicen: «Dios los ampare, hermanos; que encuentren con qué abrigarse y con qué matar el hambre», pero no les dan nada para remediar su necesidad corporal, ¿de qué les servirán sus palabras?
el que exhorta, aplicándose a exhortar; el encargado de repartir a los necesitados, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; y el que practica la misericordia, con alegría.
Al escuchar estas palabras, Jesús le dijo: —Aún te falta algo: vende todo lo que posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego, vuelve aquí y sígueme.
No estafes al pobre por ser pobre, ni atropelles al humilde en el tribunal, pues el Señor defenderá su causa y hará morir a quienes lo explotan.
Atemorizado, miró fijamente al ángel y le preguntó: —¿Qué quieres, Señor? El ángel le contestó: —Dios ha tomado en consideración tus oraciones y tus limosnas.
Fui joven, soy ya viejo, pero nunca vi a un justo abandonado ni a sus hijos pidiendo pan.
Colmados así de riqueza, podrán repartir con una total liberalidad que, por mediación mía, redunde en acción de gracias a Dios.
El Señor será siempre tu guía, saciará tu hambre en el desierto, hará vigoroso tu cuerpo, serás como un huerto regado, como un manantial de aguas cuyo cauce nunca se seca.
Por tanto, por el amor entrañable de Dios les pido, hermanos: preséntense a ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Ese ha de ser su auténtico culto.Ámense de corazón unos a otros como hermanos y que cada uno aprecie a los otros más que a sí mismo.Si se trata de esforzarse, no sean perezosos; manténganse espiritualmente fervientes y prontos para el servicio del Señor.Vivan alegres por la esperanza, animosos en la tribulación y constantes en la oración.Solidarícense con las necesidades de los creyentes; practiquen la hospitalidad;bendigan a los que los persiguen; bendigan y no maldigan.Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran.Vivan en plena armonía unos con otros. No ambicionen grandezas, antes bien pónganse al nivel de los humildes. Y no presuman de inteligentes.A nadie devuelvan mal por mal. Esfuércense en hacer el bien ante cualquiera.En cuanto de ustedes dependa, hagan lo posible por vivir en paz con todo el mundo.Y no se tomen la justicia por propia mano, queridos míos; dejen que sea Dios quien castigue, según dice la Escritura: A mí me corresponde castigar; yo daré a cada cual su merecido —dice el Señor—. No se amolden a los criterios de este mundo; al contrario, déjense transformar y renueven su interior de tal manera que sepan apreciar lo que Dios quiere, es decir, lo bueno, lo que le es grato, lo perfecto.
Debes prestarle, y además sin mezquindad; así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas.
Soy pobre y necesitado, pero mi Dios cuidará de mí. Tú eres mi ayuda y mi salvación, ¡no tardes, Dios mío!
Jesús le dijo: —Si quieres ser perfecto, vete a vender lo que posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego vuelve y sígueme.
Pues quien no mira por los suyos, especialmente por los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que los infieles.
Que se alegren los humildes cuando lo vean, que se reanime el corazón de los que a Dios buscan.Porque el Señor escucha a los oprimidos, no desprecia a los cautivos.
No hagas daño al huérfano ni a la viudaporque, si se lo haces, ellos clamarán a mí y yo los atenderé.Mi ira se encenderá contra ustedes y haré que mueran a espada. Entonces serán sus mujeres y sus hijos quienes se quedarán viudas y huérfanos.Si prestas dinero a alguien de mi pueblo, al necesitado que vive contigo, no te comportes con él como un usurero; no le exijas intereses.
«¿Para qué ayunamos si no nos miras, nos mortificamos y no te das cuenta?». Porque el día de ayuno buscan su interés y son implacables con sus sirvientes.
Pero hay un segundo mandamiento que es parecido a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Porque Dios, el Señor, es sol y escudo, el Señor otorga gracia y gloria; él no niega bien alguno a quien camina con rectitud.
En una palabra, aprovechemos cualquier oportunidad para hacer el bien a todos, y especialmente a los hermanos en la fe.
Reparte, da a los pobres, su justicia permanece para siempre y alza su frente con honor.
No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo suyo.
Ustedes, antes que nada, busquen el reino de Dios y todo lo justo y bueno que hay en él, y Dios les dará, además, todas esas cosas.
Que no decaiga el amor fraterno.Nosotros tenemos un sacrificio del que no tienen derecho a comer los que ofician en el santuario.Sabido es que los cuerpos de los animales cuya sangre introduce el sumo sacerdote en el lugar santísimo como rito expiatorio por los pecados, son quemados fuera del campamento.Por eso también Jesús, a fin de consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de la ciudad.Salgamos, pues, a su encuentro fuera del campamento, compartiendo los ultrajes que él sufrió,pues la ciudad que ahora habitamos no es definitiva, sino que buscamos una para el futuro.Así que en todo momento ofrezcamos a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza que no es otro sino la ofrenda de unos labios que bendicen su nombre.Y no se olviden de hacer el bien y de ayudarse unos a otros, pues esos son los sacrificios que agradan a Dios.Obedezcan a sus dirigentes y sigan sus instrucciones, ya que se desvelan por ustedes como quienes tienen que rendir cuentas a Dios; de esta manera cumplirán con alegría y sin quejas su tarea, pues ¿de qué les serviría a ustedes que ellos lo hicieran a disgusto? Nos encomendamos a las oraciones de ustedes, pues aunque confiamos estar limpios de culpa, deseamos comportarnos rectamente en todo.Les ruego, pues, insistentemente que lo hagan así para que pueda volver cuanto antes con ustedes.No echen en olvido la hospitalidad, pues, gracias a ella, personas hubo que, sin saberlo, alojaron ángeles en su casa.
pues fuiste refugio del pobre, refugio del mísero oprimido, abrigo en la lluvia, sombra en el calor. El ánimo violento es lluvia invernal,
Alaben al Señor por su bondad, porque es eterno su amor. Al que mató a los primogénitos de Egipto, porque es eterno su amor; al que sacó a Israel de en medio de ellos, porque es eterno su amor,con mano fuerte y brazo extendido, porque es eterno su amor.Al que hendió el mar de las Cañas, porque es eterno su amor,e hizo que Israel lo atravesara, porque es eterno su amor;al faraón y su ejército hundió en él, porque es eterno su amor.Al que por el desierto condujo a su pueblo, porque es eterno su amor.Al que abatió a los grandes reyes, porque es eterno su amor, y mató a reyes poderosos, porque es eterno su amor:a Sijón, rey de los amorreos, porque es eterno su amor;Alaben al Dios de dioses, porque es eterno su amor. a Og, el rey de Basán, porque es eterno su amor,y como heredad entregó sus territorios, porque es eterno su amor,a su siervo Israel, porque es eterno su amor.Estando abatidos se acordó de nosotros, porque es eterno su amor;nos libró de nuestros enemigos, porque es eterno su amor.El Señor da sustento a toda criatura, porque es eterno su amor. ¡Alaben al Dios del cielo porque es eterno su amor!Alaben al Señor de señores, porque es eterno su amor.
El espíritu del Señor Dios me acompaña, pues el propio Señor me ha ungido, me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones destrozados, a proclamar la libertad a los cautivos, a gritar la liberación a los prisioneros, Reboso de dicha en el Señor, me alegro animoso en mi Dios, que me ha puesto un vestido de fiesta, me ha envuelto en un manto de victoria, como un novio que se pone la corona, como novia que se viste sus atuendos. Igual que la tierra produce sus renuevos, lo mismo que germinan brotes en un jardín, así hace germinar el Señor Dios la liberación y el canto de triunfo ante todos los pueblos.a proclamar un año de gracia del Señor y un día de venganza de parte de nuestro Dios; a dar consuelo a los que están de luto,a cubrirlos de honor en lugar de polvo, de perfume de fiesta en lugar de penas, de traje festivo en lugar de abatimiento. Los llamarán «robles fruto de la justicia», plantío para gloria del Señor.
El Señor lo protegerá, le hará vivir feliz en esta tierra y no lo dejará a merced del enemigo.
Pues él salvará al desvalido que clama, al humilde a quien nadie ayuda;se apiadará del oprimido y del pobre, a los desvalidos salvará la vida; los librará del engaño y la violencia porque estima mucho sus vidas.
que defiende la causa de la viuda y del huérfano, y muestra su amor por el inmigrante proveyéndole de pan y vestido.
El maestro de la ley contestó: —El que tuvo compasión de él. Y Jesús le replicó: —Pues ve y haz tú lo mismo.
Sus guardianes están ciegos, no se dan cuenta de nada; todos, como perros mudos, ya no saben ni ladrar; los vigilantes se tumban, habituados a dormir; son también perros voraces, que no conocen la hartura. Y hasta sus mismos pastores no saben ni entienden nada; todos siguen su camino, todos van tras su provecho:
El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar, y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que poseía, sino que todos los disfrutaban en común.Los apóstoles, por su parte, daban testimonio de la resurrección de Jesús, el Señor, con toda firmeza, y se los miraba con gran simpatía.Nadie entre los creyentes carecía de nada, pues los que eran dueños de haciendas o casas las vendían y entregaban el producto de la venta,poniéndolo a disposición de los apóstoles para que estos lo distribuyeran conforme a la necesidad de cada uno.
compartir tu alimento con el hambriento, acoger en tu casa a los vagabundos, vestir al que veas desnudo, y no cerrarte a tus semejantes.Entonces brillará tu luz como la aurora, tus heridas se cerrarán enseguida, tus buenas acciones te precederán, te seguirá la gloria del Señor.
Cuídense de hacer el bien en público solo para que la gente los vea. De otro modo, no recibirán recompensa del Padre que está en los cielos.
Israel, confía en el Señor pues en el Señor está el amor y de él viene la plena redención.
el que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto lo llena. El Dios que siempre permanece fiel,
El Señor es clemente y justo, es compasivo nuestro Dios. El Señor protege a los sencillos: estaba yo abatido y me salvó.
Pero si alguien nada en la abundancia y, viendo que su hermano está necesitado, le cierra el corazón, ¿tendrá valor para decir que ama a Dios?
En este momento estoy a punto de emprender viaje a Jerusalén para prestar un servicio a aquellos hermanos en la fe.Y es que los de Macedonia y Acaya han tenido a bien organizar una colecta en favor de los creyentes necesitados de Jerusalén.Han tenido a bien, aunque en realidad es una obligación, ya que, si los paganos han participado en los bienes espirituales de los judíos, justo es que ahora los ayuden en lo material.
Me dijo: «Cornelio, Dios ha escuchado tu oración y ha tenido en cuenta tu generosidad con los pobres.
¡Qué bueno, qué agradable es que los hermanos vivan juntos!Es como aceite que perfuma la cabeza, que desciende por la barba, por la barba de Aarón hasta la orla de su vestido;
Hermanos, si alguno incurre en falta, ustedes, los animados por el Espíritu, corríjanlo con amabilidad. Y manténganse todos sobre aviso, porque nadie está libre de ser puesto a prueba.
Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante.Tenía yo confianza aunque decía: «¡Qué desgraciado soy!». En mi turbación exclamaba: «Todos los humanos mienten».¿Cómo pagaré al Señor todos los beneficios que me ha hecho?Alzaré la copa de la salvación, invocaré el nombre del Señor.Cumpliré al Señor mis promesas delante de todo su pueblo. Mucho le importa al Señor la muerte de sus fieles. Yo soy tu siervo, Señor; soy tu siervo, el hijo de tu esclava; tú desataste mis ataduras. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocaré el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis promesas delante de todo su pueblo,en los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén. ¡Aleluya!Lo invocaré de por vida, porque es todo oídos para mí.
Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser a su santo nombre. No nos trata según nuestros pecados, no nos paga según nuestras culpas. Pues como el cielo dista de la tierra abunda su amor para con sus fieles;como está lejos el este del oeste, él aleja nuestras faltas de nosotros. Como un padre quiere a sus hijos, el Señor quiere a sus fieles. Conoce cuál es nuestro origen, recuerda que somos polvo. Como hierba es la vida humana, como la flor del campo florece; la azota el viento y no existe, no vuelve a saberse dónde estuvo.Mas el amor del Señor dura por siempre, nunca abandona a quienes le honran; su justicia llega a los hijos de sus hijos,a aquellos que respetan su alianza, que recuerdan sus preceptos y los cumplen.El Señor erige su trono en el cielo, su realeza lo domina todo. Bendice, alma mía, al Señor, no te olvides de sus favores.Bendigan al Señor, ángeles suyos, valerosos guerreros que cumplen sus órdenes y prestan atención a su palabra. Bendigan al Señor sus ejércitos todos, servidores suyos que hacen su voluntad. Bendigan al Señor todas sus obras, en todos los lugares que él domina. ¡Bendice, alma mía, al Señor!Él perdona todos tus pecados, él sana todos tus males;él libra tu vida de la fosa, te corona de amor y de ternura; colma de bienes tu existencia, y tú te rejuveneces como un águila.
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