tal como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y entregar su vida en rescate por muchos.
Porque ustedes, hermanos míos, fueron llamados a libertad, sólo que su libertad no sea pretexto para la carne, sino que sométanse por amor los unos a los otros,
Pues si yo, su Señor y su Maestro, les he lavado los pies, ¿cuánto más deben lavarse los pies unos a otros? Porque les he dado este ejemplo, para que conforme yo les he hecho, también ustedes lo hagan.
Según el don que cada uno recibió de Dios, sirva con él a sus compañeros como buenos administradores de la gracia multiforme de Dios.
No se olviden de la compasión y de compartir a los necesitados, porque con estos sacrificios uno agrada a Dios.
No hagan nada por contienda o por vanagloria, sino con humildad de manera de pensar; cada quien considere al otro de mayor importancia que a sí mismo; que no se ocupe cada quien solamente de lo suyo propio, sino también de lo de su prójimo.
Sean afectuosos con sus hermanos, y ámense unos a otros; prefiéranse unos a otros en cuanto a honra.
Y contestándoles el Rey, dirá: 'En verdad les digo que todo lo que hicieron a algunos de estos mis hermanos pequeños, a mí me lo hicieron'.
porque ni siquiera el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir y para entregar su vida en rescate por muchos.
Sobrelleven los unos las cargas de los otros, porque de esta manera cumplen la ley del Cristo.
Así que nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos,
Cada uno dé como se haya propuesto, no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre,
pero el que posee bienes del mundo y mira a su hermano en necesidad, y retiene su compasión hacia él, ¿cómo puede el amor de Dios estar en él? No se ame el uno al otro de palabra o de lengua, hijos míos, sino con hechos y en verdad;
Y les he demostrado todas las cosas, de cómo debe uno trabajar y atender a los débiles, y tener presentes las palabras de nuestro Señor Jesús, porque Él dijo: 'Más bienaventurado es el que da que el que recibe'.
Den, y se les dará; medida buena, apretada y rebozante será puesta en su regazo. Porque con la medida que midan serán medidos.
El que robaba, no vuelva a robar, sino trabaje con sus manos para que tenga qué dar al que tiene necesidad y practique lo bueno.
Por esta razón, anímense unos a otros, y edifíquense unos a otros tal como lo están lo están haciendo.
Hermanos míos, ¿qué provecho hay si alguno dice: 'Yo tengo fe', pero no tiene obras? ¿Podrá acaso su fe salvarlo? Si un hermano o hermana estuvieran desnudos y carentes del sustento diario, y alguno de ustedes les dijera: 'Vayan en paz, caliéntense y sáciense', pero no les dan lo que necesitan para el cuerpo, ¿qué provecho hay? De la misma manera, también la fe sola, sin obras, está muerta.
Así brille su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen ellos a su Padre que está en el Cielo.
Pero cierto samaritano que iba de viaje, llegó adonde él estaba, y al verlo sintió compasión por él, y acercándose le vendó sus heridas y les aplicó vino y aceite, y lo puso en su asno, lo llevó a un mesón y le brindó atención.
sino que despojándose a sí mismo, tomó la semejanza de un siervo, y fue semejante a los hombres,
y todo el que de de beber a uno de estos pequeños, aunque sea solamente un vaso de agua fresca por reconocerlo como discípulo, de cierto les digo que no perderá su recompensa.
No deban a nadie nada, excepto el amarse unos a otros, porque el que ama a su prójimo ha cumplido la ley,
Por tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe.
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras aflicciones para que nosotros seamos capaces también de consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con el cual somos consolados por Dios,
sirviéndolos con toda su alma, con amor, como a nuestro Señor y no como a los hombres, entendiendo que cualquier cosa buena que cada uno de ustedes haga, será recompensada por nuestro Señor, sea siervo o sea libre.
También que lleven a cabo buenas acciones y sean ricos en buenas obras, que estén dispuestos a dar y a compartir,
Finalmente, estén todos en armonía. Sufran con los que sufren, ámense unos a otros, y sean compasivos y mansos,
Vendan sus posesiones y den ayuda; háganse bolsas que no se desgasten, un tesoro inagotable en el Cielo, donde el ladrón no se acerca ni la polilla destruye. Porque donde esté su tesoro, allí también estará su corazón.
y los que tenían una propiedad, la vendían y se repartía a cada uno de acuerdo a su necesidad.
Considerémonos, pues, unos a otros, para estimularnos al amor y a las buenas obras, y no dejemos de congregarnos[4] como algunos tienen por costumbre, sino intercedamos unos por otros, con mayor razón cuando vemos que aquel día se acerca,
porque si existe la disposición, se acepta según lo que se tiene, no según lo que no se tiene,
El amor es paciente y bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es contencioso, no se ensorbece, no se porta indecorosamente, no procura lo suyo, no se enfurece, no piensa lo malo,
Y cuando hagamos lo que es bueno, no nos cansemos, porque llegará el tiempo de cosechar, y ya no nos cansaremos.
Antes bien, amen a sus adversarios y háganles bien, presten, y no hagan que nadie pierda la esperanza. Entonces su recompensa será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bondadoso para con los malvados y los ingratos.
'POR TANTO, SI TU ADVERSARIO TIENE HAMBRE, DALE DE COMER, Y SI TIENE SED, DALE DE BEBER, PORQUE SI LE HACES ESTO, AMONTONARÁS CARBONES ENCENDIDOS SOBRE SU CABEZA'. No sean vencidos por el mal, sino venzan el bien con el mal.
Entonces dijo a sus discípulos: La cosecha es mucha pero los labradores pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe labradores a su cosecha.
sino que cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, según lo que es para edificación,
No se olviden de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, fueron considerados dignos de recibir ángeles.
Antes bien, al organizar un banquete, invita a los menesterosos, a los mancos, a los cojos, y a los ciegos, y serás dichoso, porque ellos no tienen con qué recompensarte, pero tú serás recompensado en la resurrección de los justos.
porque delante de Dios Padre, la adoración pura y santa es ésta: tener cuidado de los huérfanos y dar atención a las viudas en sus necesidades, y guardarse sin mancha del mundo.
Que el Dios de la paciencia y del consuelo les conceda pensar en armonía los unos respecto a los otros en Jesucristo, para que unánimes en la manera de pensar y hablar, glorifiquen a Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Pero los frutos del espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, confianza, humildad, dominio de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley,
Hagan todas las cosas sin murmuración y sin división, para que sean íntegros e irreprensibles, como hijos puros de Dios que habitan en medio de una generación torcida y perversa, para que sean vistos entre ellos como luminarias en el mundo,
Así que, somos embajadores del Cristo, y como si Dios les suplicara por medio de nosotros, les suplicamos, pues, por el Cristo: ¡Reconcíliense con Dios!
con toda humildad en su modo de pensar, mansedumbre[4] y paciencia, tolerándose unos a otros en amor,
Pero tú, cuando hagas caridad, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu caridad sea en secreto. Y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.
Entonces las multitudes le preguntaron, diciendo: ¿Qué, pues, haremos? Él les contestó, diciendo: El que tenga dos túnicas, dé al que no tiene, y el que tenga comida, haga lo mismo.
Sea su amor sin fingimiento; aborrezcan lo malo y apéguense a lo bueno. Sean afectuosos con sus hermanos, y ámense unos a otros; prefiéranse unos a otros en cuanto a honra.
Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; de la manera que yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. Por esto todos sabrán que ustedes son mis discípulos, si se tienen amor unos a otros.
Había entonces en la ciudad de Jope cierta discípula cuyo nombre era Tabita. Esta era rica en buenas obras y en acciones de justicia que realizaba,
que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos, si ha recibido peregrinos, si ha lavado los pies de los santos, si ha dado consuelo a los angustiados, si se ha conducido en toda buena obra.
y no como lo habíamos esperado, sino que se dieron a sí mismos a nuestro Señor primeramente, y después a nosotros por la voluntad de Dios;
Le contestó Jesús: Si deseas ser íntegro, ve y vende tus posesiones y da a los necesitados, y tendrás tesoro en el Cielo. Después sígueme.
Por este motivo, acéptense y tolérense los unos a los otros, así como también el Cristo los aceptó para la gloria de Dios.
Y ustedes, jóvenes, sujétense a sus dignatarios y vístanse vigorosamente con una actitud humilde para con los demás, porque Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.
Todo lo que quieran que les hagan los hombre, también así hagan ustedes con ellos, porque esta es la ley y los profetas.
y el concepto que tengan respecto a ustedes mismos, ténganlo también respecto a sus hermanos, y no piensen con mente altiva, sino reúnanse con los humildes. No sean sabios en su propia opinión.
No todo el que me diga: 'Señor mío, Señor mío', entrará en el reino del Cielo, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
y sean afectuosos y compasivos unos con otros, perdonándose unos a otros, así como Dios nos perdonó por medio del Cristo.
Así que, si han encontrado estímulo en el Cristo, si consuelo en amor, si comunión del espíritu, si compasión y misericordia, hagan completo mi gozo al ser de un mismo modo de pensar, un amor, un alma y un mismo sentir.
No acumulen tesoros en la Tierra, donde la polilla y la herrumbre corroen y donde ladrones horadan y roban, sino acumulen tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre corroen y donde los ladrones no horadan ni roban, porque donde esté su tesoro, allí estará su corazón.
porque Dios no es injusto para olvidarse de sus obras y del amor que han demostrado a su Nombre, porque han servido a los santos, y continúan sirviendoles;
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que hasta dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna,
Y nosotros sabemos que a los que aman a Dios, Él los ayuda en todo para bien, a los que designó anticipadamente para que fueran llamados,
Al escuchar Jesús esto, le dijo: Una cosa te falta: Ve y vende todo lo que tienes y da a los necesitados, y tendrás tesoro en el Cielo; después ven en pos de mí.
Con los débiles me hice como débil, para ganar a los débiles; a todos me hice todo a fin de salvar a alguno.
para la madurez de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
el de consolador, en su consuelo; y el de dar, con actitud honesta. El que preside, con diligencia, y el que es compasivo, con regocijo.
porque toda generosidad que abunda en ustedes llega de las manos de Dios, para que teniendo siempre lo suficiente en todo, abunden para toda buena obra.
Acuérdense de los presos, como si ustedes estuvieran presos junto con ellos; acuérdense de los afligidos, puesto que también ustedes están revestidos de carne como hombres.
'Porque tuve hambre y me dieron de comer, yuve sed y me dieron de beber, fuí forastero y me recibieron. 'Estuve desnudo y me vistieron, estuve en aflicción y me visitaron, estuve en prisión y vinieron a mí'.
No se engañen, de Dios nadie puede burlarse, porque lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará. El que siembre para la carne, de la carne cosechará corrupción, pero el que siembre para el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna.
A los ricos de este mundo, ordena que no sean altivos en su forma de pensar ni tengan puesta su confianza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas abundantemente para nuestro disfrute. También que lleven a cabo buenas acciones y sean ricos en buenas obras, que estén dispuestos a dar y a compartir, para que pongan para sí mismos un buen fundamento para lo por venir, para que se tomen de la vida venidera.
Entonces Zaqueo, puesto de pie, dijo a Jesús: He aquí, Señor mío, la mitad de mis bienes repartiré entre los pobres, y a cualquiera que haya defraudado en algo, se lo restituiré cuadruplicado.
y el que suministra semilla al que siembra y pan para alimento, suministrará y multiplicará la semilla de ustedes, y hará aumentar el fruto de su justicia, para que en todo sean enriquecidos para toda liberalidad, la cual prodece mediante nosotros acción de gracias a Dios;
La congregación de los que habían creído era de un alma y de un mismo modo de pensar, y nadie decía que era suyo ninguno de los bienes que tenía, sino que todo lo que ellos tenían era del bien común, y los apóstoles testificaban de la resurrección de Jesucristo con gran poder, y había abundante gracia sobre todos ellos. Ningún necesitado había entre ellos, pues los que tenían campos o casas los vendían y traían el dinero de lo vendido, y ellos lo ponían a los pies de los apóstoles, y a cada uno le era dado conforme a su necesidad.
Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las autoridades que hay son constituídas por Dios.
Confiésense sus transgresiones unos a otros y oren unos por otros para que sean restaurados, porque es grande el poder de la oración que un justo hace.
y multipliquen y hagan abundar su amor de unos a otros y con todos, de la misma manera como nosotros los amamos a ustedes,
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con todas las bendiciones espirituales en el Cielo, en el Cristo,
No obstante, con mucho gusto pagaré los gastos, y aún yo me daré a mí mismo por sus almas, aunque amándolos yo más y más, ustedes me amen cada vez menos.
Entonces, acercándosele Pedro, le dijo: Señor mío, si mi hermano me ofende ¿cuántas veces he de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete.
En gran manera me he gozado en nuestro Señor de que ustedes hayan continuado teniendo cuidado de mí, como lo tienen todavía, aunque no habían podido continuar teniéndolo.
¿Quién, pues de estos tres opinas tú que fue el prójimo de aquél que cayó en manos de los salteadores? Él le dijo: El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: Ve tú, y haz también lo mismo.
porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada podrán apartarme del amor de Dios que es por medio de nuestro Señor Jesucristo.
para que, conforme a la riqueza de su gloria, les conceda el ser fortalecidos con poder por su espíritu. Que habite el Cristo en su hombre interior mediante la fe, y en sus corazones por medio del amor, fortaleciéndose su raíz y su cimiento, para que sean capaces de comprender juntamente con todos los santos cuál es la altura, la profundidad, la longitud y la anchura, y de entender la excelencia del conocimiento del amor del Cristo, para que sean llenos de toda la plenitud de Dios.
Y digo esto: El que siembra escasamente, también cosechará escasamente, y el que siembra generosamente, también cosechará generosamente.
porque ustedes no recibieron espíritu de esclavitud para volver a estar en temor, sino que han recibido el espíritu de adopción, por medio del cual exclamamos: ¡Padre, Padre nuestro[5]!
Por lo cual, puesto que hemos recibido un reino inconmovible, tomemos firmemente la gracia con la cual podamos servir y agradar a Dios con modestia y reverencia,
Pero aunque yo sea derramado como libación sobre el sacrificio y servicio de su fe, me alegro y me regocijo con todos ustedes.
Al ver Jesús a las multitudes, sintió misericordia por ellas, porque estaban extenuadas y dispersas como ovejas sin pastor.
ahora Dios muestra su amor para con nosotros, porque si cuando éramos pecadores el Cristo murió por nosotros,
para redimir a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos, y por cuanto ustedes son hijos, Dios envió el espíritu de su Hijo a sus corazones, el cual clama: ¡Padre, Padre nuestro[4]!
Miren cuán grande es el amor del Padre por nosotros, que nos llamó y nos ha hecho hijos. Por eso el mundo no nos conoce, porque a Él tampoco lo conoce.
porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestra debilidad, sino que tenemos uno que fue tentado en todo como nosotros, pero sin pecado.
Porque éste es el mandamiento que han escuchado desde el principio: que se amen los unos a los otros;
orando en todo tiempo en el espíritu con toda oración y ruego; velando en oración siempre, orando e implorando continuamente por todos los santos;
Y Él mismo cargó con todos nuestros pecados, levantándolos en su cuerpo a la cruz, para que nosotros, al estar muertos al pecado, vivamos en su justicia, porque por sus heridas fueron ustedes restaurados;
y todo lo que fue escrito en épocas pasadas, fue escrito para instrucción nuestra, para que por la paciencia y por el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.
gócense en su esperanza, y sean pacientes en sus aflicciones, siendo constantes en la oración.
porque a causa de la prueba de esta ayuda glorificamos a Dios, pues ustedes se han sometido a la fe del Evangelio del Cristo, y debido a la liberalidad de ustedes han llegado a ser partícipes con ellos y con todos. Y ellos ofrecieron oración a favor de ustedes con mucho amor, debido a la abundancia de la gracia de Dios que está sobre ustedes.
No intercedo solo por ellos, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú Padre mío eres en mí y yo en tí, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me has dado, para que sean uno, tal como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean hechos plenos en uno, para que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado, como también a mí me has amado.
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