(Salmo 126) Todo depende de la bendición de Dios. (Cantar de las gradas) Si el Señor no edificare la casa, en vano han trabajado los edificadores de ella; (126:2) si el Señor no guardare la ciudad, en vano han velado los guardas de ella.
Y estarán estas palabras que yo te mando hoy, en tu corazón y en tu alma; y las inculcarás a tus hijos; y hablarás en ellas, sentado en tu casa y andando en el camino, y acostándote y levantándote; y las atarás en señal, en tu mano; y estará inamovible ante tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
Porque tú, Señor, mi esperanza; —al Altísimo has puesto por tu refugio. No vendrán a ti males; y flagelo no se acercará a tu pabellón;
Y se anunció al rey David, diciendo: «Ha bendecido el Señor la casa de Obededom y todo lo de él por el arca de Dios»; y fue David, y subió el arca del Señor de la casa de Obededom, a la ciudad de David, con alegría.
Y tomarás el óleo de la unción y ungirás la morada y todo lo de ella y la santificarás y todos sus vasos, y será santo.
(2:10) Por esto grande será la gloria de esta casa, la última sobre la primera, dice el Señor Omnipotente; y en este lugar daré paz del alma en lucro a todo el que laborare en suscitar este templo.
Y le afianzaré en mi casa, y en su reino por los siglos; y su trono se alzará por los siglos».
Escrito está: «La casa mía, casa de oración será llamada: pero vosotros la hacéis cueva de bandidos».
Todo aquel, pues, que oye estas palabras mías y las hace, se asemejará a varón prudente, que edificó su casa sobre la peña.
Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y de toda tu fuerza. Y estarán estas palabras que yo te mando hoy, en tu corazón y en tu alma; y las inculcarás a tus hijos; y hablarás en ellas, sentado en tu casa y andando en el camino, y acostándote y levantándote; y las atarás en señal, en tu mano; y estará inamovible ante tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
Y si no os place servir al Señor, elegid para vosotros mismos hoy a quien servir: si a los dioses de vuestros padres, a los de allende el río, o a los dioses de los amorreos en que habitáis sobre la tierra de ellos; yo, empero, y mi casa serviremos al Señor, porque santo es.»
Toda disposición dispuesta contra ti no prosperaré; y toda voz se alzará contra ti en juicio— a todos ellos superarás; y los culpables para contigo estarán en él. Hay heredad para los que sirven al Señor; y vosotros seréis para mí justos, dice el Señor.
Hasta la vejez, yo soy, y hasta que envejezcáis, yo soy; yo os sustento, yo he hecho, y yo llevaré; yo acogeré y os salvaré.
(Salmo 90) Al amparo divino, seguros estamos. (Loor de cantar, para David) Quien habita en la ayuda del Altísimo, en el amparo del Dios del cielo se albergará. Dirá a Dios: «Acogedor mío eres, y refugio mío, Dios mío», esperaré en él.
(2:8) y estremeceré todas las gentes; y vendrá lo selecto(a) de todas las gentes, y llenaré esta casa de gloria», dice el Señor omnipotente.
(Salmo 127) Feliz el hogar del justo. (Cantar de las gradas) Bienaventurados todos los que temen al Señor; los que andan en sus caminos. Los frutos de tus palmas conocerás; bienaventurado eres y bellamente te estarás: tu mujer, como vid rica en los costados de tu casa; (127:4) tus hijos como vástagos de olivas en contorno de tu mesa. (127:5) He aquí así bendecido será el hombre que temiere al Señor.
Libraráme el Señor de toda obra mala, y salvará para su reino, el celestial; a quien la gloria por los siglos de los siglos, amén.
Por lo tanto, ya no sois huéspedes y advenedizos, sino que sois conciudadanos de los santos y domésticos de Dios, sobreedificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo piedra angular el mismo Cristo Jesús; en quien toda edificación que se compagina, crece en templo santo, en Señor; en quien también vosotros coedificados sois para morada del Cristo en Espíritu.
Y ahora comienza y bendice la casa de tu siervo para ser por el siglo ante tu faz; porque tú, Señor mío, Señor, has hablado y, de tu bendición, bendita será la casa de tu siervo, para ser por el siglo.»
Y la paz de Dios, la que supera a todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestras inteligencias en Cristo Jesús.
Y la paz del Cristo triunfe en vuestros corazones; a la cual también fuisteis llamados en un cuerpo; y gratos(d) haceos.
(22:7) Y tu misericordia seguirá en pos de mí todos los días de mi vida; y para que yo habite en la casa del Señor, en longura de días.
(Salmo 45) La paz mesiánica. (Para el fin; para los hijos de Coré, para los arcanos, salmo) Dios nuestro, refugio y fuerza, ayudador en tribulaciones, las que nos han hallado sobremanera.
(4:9) En paz en lo mismo(h) me adormiré y dormiré; pues tú, Señor, de por ti en esperanza me estableciste.
Y ahora he elegido y santificado esta casa para que esté mi nombre allí hasta los siglos; y estarán mis ojos y mi corazón allí todos los días.
Y el Dios de la esperanza llenaráos de todo gozo y paz en el creer; para que abundéis en la esperanza, en virtud de Espíritu Santo.
su pueblo y ovejas de su dehesa. Entrad en sus puertas en confesión, sus atrios, en himnos, confesadle;
Y, entrando en la casa, saludadla. Y, si ya fuere la casa digna, venga vuestra paz(e) sobre ella; mas, si no fuere digna, vuestra paz sobre vosotros vuelva.
La palabra del Cristo inhabite en vosotros ricamente, en toda sabiduría, enseñando y (Cor. 10,31.) amonestándoos, con salmos, himnos y cantares espirituales, en la gracia cantando, en vuestros corazones, a Dios. Y todo lo que hiciereis en palabra o en obra, todo, en nombre de Señor Jesucristo; agradeciendo al Dios y Padre, mediante él.
Y os será la sangre en señal en las casas en que estáis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga perdedora, cuando hiriere yo en tierra de Egipto.
cada uno, según ha recibido carisma, entre vosotros ministrándolo, como buenos dispensadores de varia gracia de Dios.
y habitará su pueblo en ciudad de paz; e inhabitará confiado; y reposarán con riquezas.
El Señor te guardará de todo mal; guarde él a tu alma. El Señor guardará tu entrada y tu salida, desde ahora y por el siglo.
(18:15) Y serán para beneplácito las palabras de mi boca, y la meditación del corazón mío delante de ti siempre, (18:16) Señor, ayudador mío y redentor mío.
Con sabiduría, edifícase casa, y, con entendimiento, se endereza; con sentido(a), llénanse las recámaras, de toda riqueza preciosa y bella.
Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y de toda tu fuerza. Y estarán estas palabras que yo te mando hoy, en tu corazón y en tu alma; y las inculcarás a tus hijos; y hablarás en ellas, sentado en tu casa y andando en el camino, y acostándote y levantándote;
y si se arrepintiere mi pueblo, sobre los que está invocado mi nombre, sobre ellos; y oraren y buscaren mi rostro y se volvieren de sus caminos los malos, yo escucharé del cielo y propicio seré a sus pecados y sanaré su tierra.
(64:12) Bendecirás la corona(g) del año de tu bondad, y tus campiñas se llenarán de grosura;
No vendrán a ti males; y flagelo no se acercará a tu pabellón; pues a sus ángeles ha mandado cerca de ti, guardarte en tus caminos:
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