Les he hablado estas cosas para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero tengan ánimo, yo he vencido al mundo.
Amado nuestro, en todo hago oración por tí, para que prosperes y tengas buena salud, así como prospera tu alma,
Ahora bien, la fe es la convicción de las cosas que se esperan como si ya fueran realidad, y es la revelación de las cosas que no se ven.
Y cesará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni más clamor, ni más dolor, porque las primeras cosas han pasado.
Así pues, por cuanto somos justificados por medio de la fe, tenemos paz para con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo,
porque es por su gracia que hemos sido salvos, mediante la fe; y esto no surgió de ustedes, sino que es don de Dios, no por obras, para que nadie se jacte,
y enséñenles que guarden todo lo que les he ordenado. He aquí, yo estoy con ustede todos los días, hasta el fin del mundo[49]. Amén.
Sé vivir en necesidad y sé también estar en abundancia; en todo y para todo he sido entrenado, tanto para estar saciado como para tener hambre, tanto para la abundancia como para la escasez, porque todo lo puedo en el Cristo que me fortalece.
Busquen, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Que el Dios de la esperanza los colme de todo gozo y paz en la fe, para que crezcan en su esperanza por el poder del espíritu santo.
porque somos creación suya, creados por medio de Jesucristo para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Vengan a mí todos los que están abatidos y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí que soy manso[23] y humilde de corazón, y ENCONTRARÁN REPOSO PARA SUS ALMAS, porque mi yugo es placentero[24] y ligera mi carga.
Considerémonos, pues, unos a otros, para estimularnos al amor y a las buenas obras, y no dejemos de congregarnos[4] como algunos tienen por costumbre, sino intercedamos unos por otros, con mayor razón cuando vemos que aquel día se acerca,
Y cuando hagamos lo que es bueno, no nos cansemos, porque llegará el tiempo de cosechar, y ya no nos cansaremos.
gócense en su esperanza, y sean pacientes en sus aflicciones, siendo constantes en la oración.
Estén siempre gozosos. Oren sin desistir. Den gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Jesucristo.
porque estoy convencido de esto: que Aquel que inició en ustedes las buenas obras, las perfeccionará hasta el día de nuestro Señor Jesucristo.
¿Qué diremos, pues, acerca de esto? Si Dios está a favor nuestro, ¿quién contra nosotros?
porque no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de exhortación[1].
Ninguna palabra obscena salga de su boca, sino la que sea buena y útil para edificación, para que impartan gracia a los oyentes.
Ésta es la confianza que tenemos en Él: que en todo lo que le pedimos de acuerdo a su voluntad, Él nos escucha.
Pero los frutos del espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, confianza, humildad, dominio de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley,
Mi Dios, pues, suplirá para toda su necesidad, según sus riquezas, en la gloria de Jesucristo.
De modo que todo el que está en el Cristo, es nueva criatura; las cosas viejas pasaron
Por lo cual les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. He aquí, ¿no es el alma[14] más importante que la comida y el cuerpo más importante que la ropa? Observen a las aves del cielo no siembran, ni cosechan, ni almacenan en graneros, y su Padre que está en el Cielo las alimenta. ¿No son acaso ustedes más importantes que ellas? ¿Y quién de ustedes podrá con su preocupación añadir un codo[15] a su estatura?
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de su gracia para recibir misericordia y hallar gracia para ser auxiliados en tiempo de aflicción.
Les suplico, pues, hermanos míos, por las misericordias de Dios, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, en culto racional,
Así que, hermanos míos y amados míos, estén firmes, inconmovibles, abundando en todo tiempo en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.
Así brille su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen ellos a su Padre que está en el Cielo.
Hagan todas las cosas sin murmuración y sin división, para que sean íntegros e irreprensibles, como hijos puros de Dios que habitan en medio de una generación torcida y perversa, para que sean vistos entre ellos como luminarias en el mundo,
Por lo demás, hermanos míos, fortalezcanse en nuestro Señor y en la grandeza de su poder,
porque si vivimos, para nuestro Señor vivimos, y si morimos, para nuestro Señor morimos. Por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, somos de nuestro Señor.
pero Él me ha dicho: 'Mi gracia te es suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad'. Así que me sentiré gozosamente orgulloso en mis debilidades, para que el poder del Cristo more en mí.
Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, dando gracias a Dios Padre por medio de Él.
De esta manera, también ustedes considérense a sí mismos que están muertos al pecado, pero vivos para Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
y multipliquen y hagan abundar su amor de unos a otros y con todos, de la misma manera como nosotros los amamos a ustedes, y afirmen sus corazones irreprensibles, en santidad, ante Dios nuestro Padre, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo junto con todos sus santos.
Sobrelleven los unos las cargas de los otros, porque de esta manera cumplen la ley del Cristo.
de modo que podemos decir confiadamente: MI SEÑOR ES MI AYUDADOR, NO TENDRÉ TEMOR; ¿QUÉ PUEDE HACERME EL HOMBRE?
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