El que habita al amparo del Altísimo Morará a la sombra del Omnipotente. No te sucederá ningún mal, Ni plaga se acercará a tu morada. ¶Pues Él dará órdenes a Sus ángeles acerca de ti, Para que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y la cobra pisarás; Pisotearás al cachorro de león y a la serpiente. ¶«Porque en Mí ha puesto su amor, Yo entonces lo libraré; Lo exaltaré, porque ha conocido Mi nombre. -»Me invocará, y le responderé; Yo estaré con él en la angustia; Lo rescataré y lo honraré; Lo saciaré de larga vida, Y le haré ver Mi salvación». Diré yo al Señor: «Refugio mío y fortaleza mía, Mi Dios, en quien confío». Porque Él te libra del lazo del cazador Y de la pestilencia mortal.
pues ahora he escogido y consagrado esta casa para que Mi nombre esté allí para siempre, y Mis ojos y Mi corazón estarán allí todos los días.
Y haré temblar a todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas las naciones, y Yo llenaré de gloria esta casa”, dice el Señor de los ejércitos.
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Y ahora, ten a bien bendecir la casa de Tu siervo, a fin de que permanezca para siempre delante de ti. Porque Tú, oh Señor Dios, has hablado y con Tu bendición será bendita para siempre la casa de Tu siervo».
Si el Señor no edifica la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si el Señor no guarda la ciudad, En vano vela la guardia.
El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador; Mi Dios, mi roca en quien me refugio; Mi escudo y el poder de mi salvación, mi altura inexpugnable.
Y si no les parece bien servir al Señor, escojan hoy a quién han de servir: si a los dioses que sirvieron sus padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa, serviremos al Señor».
-»Aun hasta su vejez, Yo seré el mismo, Y hasta sus años avanzados, Yo los sostendré. Yo lo he hecho, y Yo los cargaré; Yo los sostendré, y Yo los libraré.
Tu mujer será como fecunda vid En el interior de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo Alrededor de tu mesa. Así será bendecido el hombre Que teme al Señor.
El que habita al amparo del Altísimo Morará a la sombra del Omnipotente. No te sucederá ningún mal, Ni plaga se acercará a tu morada. ¶Pues Él dará órdenes a Sus ángeles acerca de ti, Para que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y la cobra pisarás; Pisotearás al cachorro de león y a la serpiente. ¶«Porque en Mí ha puesto su amor, Yo entonces lo libraré; Lo exaltaré, porque ha conocido Mi nombre. -»Me invocará, y le responderé; Yo estaré con él en la angustia; Lo rescataré y lo honraré; Lo saciaré de larga vida, Y le haré ver Mi salvación». Diré yo al Señor: «Refugio mío y fortaleza mía, Mi Dios, en quien confío».
¶Con sabiduría se edifica una casa, Y con prudencia se afianza; ¶He pasado junto al campo del perezoso Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento, Y vi que todo estaba lleno de cardos, Su superficie cubierta de ortigas, Y su cerca de piedras, derribada. Cuando lo vi, reflexioné sobre ello; Miré, y recibí instrucción. «Un poco de dormir, otro poco de dormitar, Otro poco de cruzar las manos para descansar», Y llegará tu pobreza como ladrón, Y tu necesidad como hombre armado. Con conocimiento se llenan las cámaras De todo bien preciado y deseable.
El Señor los prospere, A ustedes y a sus hijos. Benditos sean del Señor, Que hizo los cielos y la tierra.
Bienaventurado todo aquel que teme al Señor, Que anda en Sus caminos. Cuando comas del trabajo de tus manos, Dichoso serás y te irá bien. Tu mujer será como fecunda vid En el interior de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo Alrededor de tu mesa. Así será bendecido el hombre Que teme al Señor.
La maldición del Señor está sobre la casa del impío, Pero Él bendice la morada del justo.
Entonces habitará mi pueblo en albergue de paz, En mansiones seguras y en lugares de reposo;
Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
¶Entren por Sus puertas con acción de gracias, Y a Sus atrios con alabanza. Denle gracias, bendigan Su nombre.
-»Todos tus hijos serán enseñados por el Señor, Y grande será el bienestar de tus hijos.
Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes”, declara el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros,
Cada uno se sentará bajo su parra Y bajo su higuera, Y no habrá quien los atemorice, Porque la boca del Señor de los ejércitos ha hablado.
Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones.
»Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaronaquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca.
Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
»La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo.
¶Prueben y vean que el Señor es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia!
piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, que daba muchas limosnas al pueblo judío y oraba a Dios continuamente.
Sean afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, dándose preferencia unos a otros.
Tuya es, oh Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; Tuyo es el dominio, oh Señor, y te exaltas como soberano sobre todo. De Ti proceden la riqueza y el honor; Tú reinas sobre todo y en Tu mano están el poder y la fortaleza, y en Tu mano está engrandecer y fortalecer a todos.
Y el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en el creer, para que abunden en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor, Pero ustedes no han aprendido a Cristo de esta manera. Si en verdad lo oyeron y han sido enseñados en Él, conforme a la verdad que hay en Jesús, que en cuanto a la anterior manera de vivir, ustedes se despojen del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que sean renovados en el espíritu de su mente, y se vistan del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad. Por tanto, dejando a un lado la falsedad, hablen verdad cada cual con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo, ni den oportunidad al diablo. El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad. No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan. esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo.
Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a Sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo. Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de Su fuerza. Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo. Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. Estén, pues, firmes, ceñida su cintura con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia, y calzados los pies con la preparación para anunciar el evangelio de la paz. Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomen también el casco de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Oren también por mí, para que me sea dada palabra al abrir mi boca, a fin de dar a conocer sin temor el misterio del evangelio, Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), por el cual soy embajador en cadenas; que al proclamarlo hable sin temor, como debo hablar. Pero a fin de que también ustedes sepan mi situación y lo que hago, todo se lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro en el Señor, a quien he enviado a ustedes precisamente para esto, para que sepan de nosotros y para que consuele sus corazones. Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de parte de Dios el Padre y del Señor Jesucristo. La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor incorruptible. para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra. Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor.
soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad.
Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones. Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre.
Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. Sean hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones.
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