Porque tú, Señor, mi esperanza; —al Altísimo has puesto por tu refugio. No vendrán a ti males; y flagelo no se acercará a tu pabellón;
(Salmo 90) Al amparo divino, seguros estamos. (Loor de cantar, para David) Quien habita en la ayuda del Altísimo, en el amparo del Dios del cielo se albergará. Dirá a Dios: «Acogedor mío eres, y refugio mío, Dios mío», esperaré en él. Porque él me librará de lazo de cazadores, y de palabra iracunda.
Y ahora he elegido y santificado esta casa para que esté mi nombre allí hasta los siglos; y estarán mis ojos y mi corazón allí todos los días.
(2:8) y estremeceré todas las gentes; y vendrá lo selecto(a) de todas las gentes, y llenaré esta casa de gloria», dice el Señor omnipotente.
Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y de toda tu fuerza. Y estarán estas palabras que yo te mando hoy, en tu corazón y en tu alma; y las inculcarás a tus hijos; y hablarás en ellas, sentado en tu casa y andando en el camino, y acostándote y levantándote; y las atarás en señal, en tu mano; y estará inamovible ante tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
Y estarán estas palabras que yo te mando hoy, en tu corazón y en tu alma; y las inculcarás a tus hijos; y hablarás en ellas, sentado en tu casa y andando en el camino, y acostándote y levantándote;
(Salmo 127) Feliz el hogar del justo. (Cantar de las gradas) Bienaventurados todos los que temen al Señor; los que andan en sus caminos.
Y ahora comienza y bendice la casa de tu siervo para ser por el siglo ante tu faz; porque tú, Señor mío, Señor, has hablado y, de tu bendición, bendita será la casa de tu siervo, para ser por el siglo.»
(Salmo 126) Todo depende de la bendición de Dios. (Cantar de las gradas) Si el Señor no edificare la casa, en vano han trabajado los edificadores de ella; (126:2) si el Señor no guardare la ciudad, en vano han velado los guardas de ella.
Dios mío, mi ayudador; y esperaré en él. (17:3) Protector mío, y cuerno de salud y acogedor mío.
Y si no os place servir al Señor, elegid para vosotros mismos hoy a quien servir: si a los dioses de vuestros padres, a los de allende el río, o a los dioses de los amorreos en que habitáis sobre la tierra de ellos; yo, empero, y mi casa serviremos al Señor, porque santo es.»
(4:9) En paz en lo mismo(h) me adormiré y dormiré; pues tú, Señor, de por ti en esperanza me estableciste.
Hasta la vejez, yo soy, y hasta que envejezcáis, yo soy; yo os sustento, yo he hecho, y yo llevaré; yo acogeré y os salvaré.
tu mujer, como vid rica en los costados de tu casa; (127:4) tus hijos como vástagos de olivas en contorno de tu mesa. (127:5) He aquí así bendecido será el hombre que temiere al Señor.
(Salmo 90) Al amparo divino, seguros estamos. (Loor de cantar, para David) Quien habita en la ayuda del Altísimo, en el amparo del Dios del cielo se albergará. Dirá a Dios: «Acogedor mío eres, y refugio mío, Dios mío», esperaré en él.
Con sabiduría, edifícase casa, y, con entendimiento, se endereza; con sentido(a), llénanse las recámaras, de toda riqueza preciosa y bella.
(113:23) Añada(b) el Señor sobre vos, sobre vos y vuestros hijos; (113:24) benditos vosotros seáis para el Señor, el que ha hecho el cielo y la tierra.
(Salmo 127) Feliz el hogar del justo. (Cantar de las gradas) Bienaventurados todos los que temen al Señor; los que andan en sus caminos. Los frutos de tus palmas conocerás; bienaventurado eres y bellamente te estarás: tu mujer, como vid rica en los costados de tu casa; (127:4) tus hijos como vástagos de olivas en contorno de tu mesa. (127:5) He aquí así bendecido será el hombre que temiere al Señor.
y habitará su pueblo en ciudad de paz; e inhabitará confiado; y reposarán con riquezas.
Y mi Dios llenará toda necesidad de vosotros, según su riqueza, en gloria, en Cristo Jesús.
su pueblo y ovejas de su dehesa. Entrad en sus puertas en confesión, sus atrios, en himnos, confesadle;
Y al que puede a todo exceder, en abundancia, sobre lo que pedimos o entendemos, según el poder, el que opera en nosotros;
y reposará cada cual debajo de su vid, y cada cual debajo de su higuera; y no habrá quien espante, por cuanto la boca del Señor Omnipotente ha hablado esto;
La palabra del Cristo inhabite en vosotros ricamente, en toda sabiduría, enseñando y (Cor. 10,31.) amonestándoos, con salmos, himnos y cantares espirituales, en la gracia cantando, en vuestros corazones, a Dios.
Todo aquel, pues, que oye estas palabras mías y las hace, se asemejará a varón prudente, que edificó su casa sobre la peña. Y descendió la lluvia, y vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y despeñáronse sobre aquella casa, y no cayó; pues fundada estaba sobre la peña.
cada uno, según ha recibido carisma, entre vosotros ministrándolo, como buenos dispensadores de varia gracia de Dios.
Y, lo bello haciendo, no desmayemos; que en el tiempo propio, segaremos, no desfalleciendo.
Yo paz dejo a vosotros; paz, la mía, os doy; no, según el mundo da, yo os doy. No se conturbe vuestro corazón, ni se acobarde.
piadoso y temiendo a Dios, con toda su casa, haciendo limosnas muchas al pueblo y rogando a Dios de continuo;
A ti, Señor, la grandeza, y la potencia, y la gloria, y la victoria y la fuerza: que tú en todo lo del cielo y sobre la tierra imperas. Ante tu faz estremécese todo rey y gente(c): De ti, las riquezas y la gloria, tú a todo dominas, Señor, el dominador de toda dominación; y en tu mano, fuerza y poderío; y en tu mano Todopoderoso, el engrandecer y fortalecer todo.
Y el Dios de la esperanza llenaráos de todo gozo y paz en el creer; para que abundéis en la esperanza, en virtud de Espíritu Santo.
con todo humilde sentir y mansedumbre; con longanimidad, soportándoos en amor, apresurándoos a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz:
Haceos, unos para con otros, buenos, entrañables, condonándoos, según también Dios en Cristo os ha condonado.
Los maridos, amad a vuestras mujeres; así como también el Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella, para santificarla, purificando con el lavacro del agua en palabra; para presentar él a sí mismo gloriosa a la iglesia, no teniendo mancha, o arruga o algo de lo tal, sino para que sea santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus cuerpos. Quien ama a su mujer, a sí mismo ama;
Los hijos, obedeced a vuestros progenitores; que esto es justo. Honra al padre tuyo y a la madre; el que es el mandamiento primero en(a) promesa: para que bien te vaya y seas longevo sobre la tierra(b). Los padres, no enojéis a vuestros hijos, sino criadles en enseñanza y amonestación de Señor(c).
sobrellevando unos a otros y condonándoos, si alguno contra alguno tuviere queja; tal como también el Señor ha condonado a vosotros, así también vosotros; y sobre todo esto, la caridad(c), la que es lazo de la perfección.
La palabra del Cristo inhabite en vosotros ricamente, en toda sabiduría, enseñando y (Cor. 10,31.) amonestándoos, con salmos, himnos y cantares espirituales, en la gracia cantando, en vuestros corazones, a Dios. Y todo lo que hiciereis en palabra o en obra, todo, en nombre de Señor Jesucristo; agradeciendo al Dios y Padre, mediante él.
pero, ante todo, la entre vosotros caridad continua teniendo; porque la caridad cubre muchedumbre de pecados. Hospitalarios unos con otros sin murmuración;
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