“Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.
“A cualquiera que maldiga a su padre o a su madre se le condenará a muerte. Ha maldecido a su padre o a su madre, y será responsable de su propia muerte.
Hijo mío, escucha la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre,
Hijo mío, escucha la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre, pues serán para ti un bello adorno: como un collar o una corona.
Hijos, atended a los consejos de vuestro padre; prestad atención, para que adquiráis buen juicio. Atiende a mis palabras, hijo mío, hazlas tuyas y aumentarán los años de tu vida. Yo te llevaré por el camino de la sabiduría: te haré andar por el buen camino, en el que no habrá estorbos a tu paso, en el que no tropezarás aun cuando corras. Aférrate a la instrucción y no la descuides; ponla en práctica, pues es vida para ti. No vayas tras los pasos de los malvados; no sigas su mala conducta. Evita pasar por su camino; apártate de ellos y sigue adelante, pues no están en paz si no hacen lo malo; pierden el sueño si no hacen caer a alguno. ¡Su comida y su bebida son la maldad y la violencia! El camino de los justos es como la luz de un nuevo día: va en aumento hasta brillar en todo su esplendor. Pero el camino de los malvados es oscuro; ¡ni siquiera saben contra qué tropiezan! Yo os he dado una buena instrucción, así que no descuidéis mis enseñanzas.
Hijos, obedeced a vuestros padres por amor al Señor, porque esto es justo. Ahora, hermanos, fortaleceos en vuestra unión con el Señor y su fuerza poderosa. Protegeos con toda la armadura que habéis recibido de Dios, para que podáis manteneros firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra gente de carne y hueso, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, que tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo lleno de oscuridad. Por eso, tomad toda la armadura que habéis recibido de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, después de haberos preparado bien, manteneros firmes. Así que manteneos firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. Estad siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz. Sobre todo, que vuestra fe sea el escudo que os libre de las flechas encendidas del maligno; que la salvación sea el casco que proteja vuestra cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que os da el Espíritu Santo. No dejéis de orar: rogad y pedid a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Permaneced alerta, sin desanimaros, y orad por todo el pueblo santo. Orad también por mí, para que Dios me dé las palabras que debo decir, y para que pueda hablar con valor y dar así a conocer el designio secreto de Dios contenido en el evangelio. El primer mandamiento que contiene una promesa es: “Honra a tu padre y a tu madre, Dios me ha enviado como embajador de este mensaje por el cual ahora estoy preso. Orad para que yo hable de él sin temor alguno. Tíquico, nuestro querido hermano y fiel ayudante en la obra del Señor, os llevará todas las noticias que se refieren a mí y a lo que estoy haciendo. Por eso os lo envío, para que os diga cómo estamos y para que, de esa manera, os anime. Que Dios el Padre, y el Señor Jesucristo, os den a los hermanos paz y amor, con fe; y que den su gracia a todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con un amor inalterable. para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra.”
Pero si una viuda tiene hijos o nietos, ellos son los primeros que deben aprender a cumplir sus obligaciones con los de su propia familia y corresponder al amor de sus padres. Esto es bueno y agrada a Dios.
Por lo tanto, mi Dios os dará todo lo que os falte, conforme a sus gloriosas riquezas en Cristo Jesús.
“Graba en tu mente todas las cosas que hoy te he dicho, y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes, y cuando te levantes.
Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo las dará a quienes se las pidan!
Él da fuerzas al cansado, y al débil le aumenta su vigor. Una voz grita: “Preparad al Señor un camino en el desierto, trazad para nuestro Dios una calzada recta en la región estéril. Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.
Así que no debemos cansarnos de hacer el bien, porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos.
Dios puede concederos con abundancia toda clase de bendiciones, para que, además de tener lo necesario, os sobre para ayudar a toda clase de buenas obras.
Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo.
Procuremos ayudarnos unos a otros a tener más amor y hacer el bien. No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca.
No hagáis nada por rivalidad u orgullo, sino con humildad; y considere cada uno a los demás como mejores que él mismo. que estuvo a punto de morir por servir a Cristo. Puso en peligro su vida por prestarme los servicios que vosotros no podíais prestarme personalmente. Que nadie busque su propio bien, sino el bien de los otros.
Dichos de Salomón: El hijo sabio alegra a sus padres; el hijo necio los hace sufrir.
Que Dios, que da esperanza, os llene de alegría y paz a vosotros que tenéis fe en él, y os dé abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo.
No digáis palabras groseras, sino solo palabras buenas y oportunas que ayuden a crecer y traigan bendición a quienes las escuchen.
No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.
Hijitos míos, que nuestro amor no sea solamente de palabra, sino que se demuestre con hechos.
Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues él es el Padre que tiene compasión de nosotros y el Dios que siempre nos consuela. Él nos consuela en todos nuestros sufrimientos, para que también nosotros podamos consolar a los que sufren, dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso. a preguntarle si él era quien había de venir o si debían esperar a otro. Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.”
Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes le aman, de quienes él ha llamado de acuerdo con su propósito.
Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas y él te llevará por el camino recto.
En cambio, el Espíritu da frutos de amor, alegría y paz; de paciencia, amabilidad y bondad; de fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene cosas como estas.
Siempre, al acordarme de vosotros, doy gracias a mi Dios; Vosotros y yo sostenemos la misma lucha. Ya visteis antes cómo luché, y ahora tenéis noticias de cómo sigo luchando. y cuando oro, pido siempre con alegría por todos vosotros, que desde el primer día y hasta hoy os habéis solidarizado con la causa del evangelio.
Vivid alegres por la esperanza que tenéis; soportad con valor los sufrimientos; no dejéis nunca de orar.
Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en la ley del Señor, y en ella medita noche y día. Es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hace le sale bien!
porque te aprecio, eres de gran valor y te amo. Para tenerte a ti y para salvar tu vida entrego hombres y naciones.
Dios os ama y os ha escogido para que pertenezcáis a su pueblo. Vivid, pues, revestidos de verdadera compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia.
No olvides mis enseñanzas, hijo mío; guarda en tu memoria mis mandamientos así se llenarán a reventar tus graneros y tus depósitos de vino. No rechaces, hijo mío, la corrección del Señor ni te disgustes por sus reprensiones; porque a quien el Señor ama, también le corrige, como un padre corrige a su hijo favorito. Dichoso el que halla sabiduría, el que obtiene inteligencia; porque son más provechosas que la plata y rinden mayores beneficios que el oro. La sabiduría vale más que las piedras preciosas; ¡ni aun las cosas más deseables se le pueden comparar! Con la derecha ofrece larga vida, y con la izquierda, riquezas y honores. Seguir sus pasos es muy agradable; andar por sus senderos es vivir en paz. La sabiduría es vida para quien la obtiene; ¡dichosos los que saben retenerla! Con sabiduría e inteligencia afirmó el Señor los cielos y la tierra; y tendrás una vida larga y llena de felicidad.
Con sabiduría se construye la casa, y con inteligencia se ponen sus cimientos; Pasé por el campo del perezoso y por la viña del hombre falto de seso: y lo que vi fue un terreno lleno de espinos, con su cerca de piedras derrumbada. Al ver esto, lo grabé en mi mente; lo vi y aprendí esta lección: mientras tú sueñas y cabeceas, y te cruzas de brazos para dormir mejor, la pobreza vendrá y te atacará como un vagabundo armado. con conocimientos se llenan sus cámaras de objetos valiosos y de buen gusto.
Dad a todos el debido respeto. Amad a los hermanos, reverenciad a Dios, respetad al emperador.
Por lo tanto, buscad primeramente el reino de los cielos y el hacer lo que es justo delante de Dios, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, amor y buen juicio.
Quien es digno de confianza, será alabado; quien tiene ansias de riquezas, no quedará sin castigo.
Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado, como un manantial al que no le falta el agua.
Entonces Jesús dijo: –Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos.
Por último, hermanos, pensad en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Pensad en todo lo que es bueno y merece alabanza.
Cuando al Señor le agrada la conducta de un hombre, hasta a sus enemigos los pone en paz con él.
Porque yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano y te he dicho: ‘No tengas miedo, yo te ayudo.’ ”
no dejo de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones. Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al Padre glorioso, que os dé sabiduría espiritual para entender su revelación y conocerle mejor. Pido a Dios que ilumine vuestra mente para que sepáis cuál es la esperanza a la que habéis sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que pertenecen a su pueblo
Tener amor es saber soportar, ser bondadoso; es no tener envidia, no ser presumido, orgulloso, grosero o egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, soportarlo todo.
Nunca niegues un favor a quien te lo pida, cuando en tu mano esté el hacerlo. No dejes para mañana la ayuda que puedas dar hoy.
Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; han sido hechas nuevas.
El Señor protege a los que en él confían; todas sus promesas son dignas de confianza.
Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho.
Y no solo esto, sino que incluso nos gloriamos de los sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento da firmeza para soportar, y esa firmeza nos permite ser aprobados por Dios, y el ser aprobados por Dios nos llena de esperanza.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os enaltezca a su debido tiempo.
Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, para que nadie encuentre en vosotros culpa ni falta alguna. Sed hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Vosotros brilláis entre ellos como lumbreras en un mundo oscuro,
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