La palabra de Dios deben enseñarla los padres a sus hijos desde que están chiquitos, se debe enseñar el temor a Dios y sus promesas, la palabra de Dios te dice que Instruyas al niño en el camino correcto, y aún en su vejez no lo abandonará. Para entrar al cielo Jesús nos dijo que debíamos ser como niños, los niños no guardan rencor, los niños olvidan una ofensa, un niño tiene su pureza, sencillez y gratitud. Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos». (Mateo 19:14) Así que la misión es que nuestros hijos, nietos, hermano menores, o cualquier niño pueda ser guiado por medio de la palabra y puedan aprender estos hermosos versículos desde pequeños. Dios ama a los niños desde que están en el vientre de sus mamis, Dios ya ha diseñado un plan hermoso para el niño y desea que sea cumplido en sus vidas. Los hijos son la herencia que nos da el Señor; los frutos del vientre, son la recompensa que viene de Dios. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. (Salmos 139:16)
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
Y llamando Jesús á un niño, le puso en medio de ellos,
Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos.
No fué encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fuí formado, Y compaginado en lo más bajo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
Así dice Jehová, tu Redentor, y formador tuyo desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;
De la boca de los chiquitos y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer cesar al enemigo, y al que se venga.
Y Jesús dijo: Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí; porque de los tales es el reino de los cielos.
Corona de los viejos son los hijos de los hijos; Y la honra de los hijos, sus padres.
Porque tú poseiste mis riñones; Cubrísteme en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, Y mi alma lo conoce mucho.
No fué encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fuí formado, Y compaginado en lo más bajo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
Y el joven Samuel iba creciendo, y adelantando delante de Dios y delante de los hombres.
Mas Jesús llamándolos, dijo: Dejad los niños venir á mí, y no los impidáis; porque de tales es el reino de Dios.
Porque tú poseiste mis riñones; Cubrísteme en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, Y mi alma lo conoce mucho.
Bendígate Jehová desde Sión, Y veas el bien de Jerusalem todos los días de tu vida.
Y veas los hijos de tus hijos, Y la paz sobre Israel.
Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo: yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.
Y les dice: Cualquiera que recibiere este niño en mí nombre, á mí recibe; y cualquiera que me recibiere á mí, recibe al que me envió; porque el que fuere el menor entre todos vosotros, éste será el grande.
Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te santifiqué, te dí por profeta á las gentes.
Porque yo derramaré aguas sobre el secadal, y ríos sobre la tierra árida: mi espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos: