Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo que, según su grande misericordia, nos regeneró en esperanza viva por la resurrección de Jesu-Cristo de entre los muertos,
la esperanza, pues, no avergüenza, porque el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por un espíritu santo que nos fué dado.
porque en la esperanza fuimos salvados. Mas esperanza que se ve no es esperanza, porque lo que ve uno ¿a qué lo espera?
Siempre alegraos; incesantemente orad; en todo dad gracias, porque esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para vosotros.
la cual tenemos como ancla del alma tan segura como firme, que entra hasta dentro de! velo
Mas el Dios de toda gracia que nos llamó a su eterna gloria en Cristo Jesús, después que hubiereis padecido un poco de tiempo, os perfeccionará, sostendrá, fortalecerá, consolidará.
Por lo cual no desmayamos, mas aunque nuestro hombre exterior se destruya, nuestro interior se renueva de día en día.
De suerte que con toda confianza decimos (Sal. 118:6): El Señor es mi ayuda, no temeré lo que me hará el hombre.
Vosotros sois de Dios, hijitos, y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.
Y nuestro Señor Jesu-Cristo mismo y el Dios y Padre de nosotros, el que nos amó y dio consolación eterna y esperanza buena por gracia, consuele vuestros corazones y los confirme en toda obra y palabra buena.
Así que, mis hermanos queridos, sed firmes, inconmovibles, abundando en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo no es vano en el Señor.
Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Ya no habrá más muerte, ni llanto, ni grito, ni pena habrá más, porque las primeras cosas pasaron.
Paz os dejo; paz mía os doy. No como el mundo da, yo os doy. No sea turbado vuestro corazón, ni se acobarde.
Y ésta es la libertad que tenemos para con él, que si algo pedimos según su voluntad, él nos oye,
Confesaos pues los unos a los otros las faltas, y orad los unos por los otros para que seáis sanados. Mucho puede una oración del justo con fervor.
Hermanos, yo mismo no pienso haberlo asido. Una sola cosa: olvidándome lo de atrás, y extendiéndome a lo de adelante, prosigo hacia la meta para el premio de la superior vocación de Dios en Cristo Jesús.
mirando al príncipe y consumador de la fe, a Jesús que, en cambio del gozo que le estaba propuesto, sufrió una cruz, no haciendo caso de la vergüenza, y a la diestra del trono de Dios se sentó (c. 8/-1).
incesantemente recordando de vosotros la obra de la fe, la labor del amor y la constancia en la esperanza de nuestro Señor Jesucristo, delante del Dios y Padre nuestro,
El ladrón no viene sino para hurtar y degollar y destruir. Yo vine para que tengan vida y la tengan más y más.
porque no nos dio Dios espíritu de cobardía, sino de fuerza y de amor y de buen sentido.
No sólo eso sino que también nos alabamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia experiencia y la experiencia esperanza;
Sea sin avaricia el trato, satisfechos con lo presente, porque El ha dicho (Deut. 31:6-8): No te dejaré, no te abandonaré.
No os ha tomado tentación sino humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados sobre lo que podéis, antes con la tentación dará también la salida para que podáis sobrellevarla.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación, mas tened buen ánimo. Yo he vencido al mundo.
El Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, en el creer, para que abundéis en la esperanza con fuerza de espíritu santo.
En todo atribulados, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, mas no perdidos;
sabemos pues que a los que aman a Dios, todo concurre en bien a los que, según propósito, son llamados
Por nada os acongojéis, mas en todo por la oración y la súplica con acción de gracia, haced conocer a Dios vuestras peticiones. Y la paz de Dios que sobrepuja todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Estimo, en efecto, que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la venidera gloria que debe ser revelada para nosotros.
A aquel que puede sobre todo hacer excesivamente más de lo que pedimos o pensamos según el poder que se desarrolla en nosotros,
y me dijo: Bástate mi gracia, porque la fuerza en flaqueza se consuma. De buena gana, pues, me alabaré en mis flaquezas para que acampe sobre mí la fuerza del Cristo;
teniendo esta confianza que el que comenzó en vosotros una obra buena la llevará a cabo hasta el cha de Jcsu-Cristo,
Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque una vez probado recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que lo aman.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que podamos consolar a los que están en cualquiera tribulación por la consolación con que somos consolados nosotros mismos por Dios.
No os acongojéis, pues, para el día de mañana, porque el día de mañana se acongojará por sí mismo. Bástale al día su maldad.
Lleguémonos pues con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para oportuno socorro.
Porque cuanto fué antes escrito, para nuestra enseñanza fué escrito, para que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos la esperanza.
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