No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.
Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes le aman, de quienes él ha llamado de acuerdo con su propósito.
Él da fuerzas al cansado, y al débil le aumenta su vigor. Una voz grita: “Preparad al Señor un camino en el desierto, trazad para nuestro Dios una calzada recta en la región estéril. Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.
Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes, porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.”
pero el Señor me ha dicho: “Mi amor es todo lo que necesitas, pues mi poder se muestra plenamente en los débiles.” Así que prefiero gloriarme de ser débil, para que venga a residir en mí el poder de Cristo.
Os digo todo esto para que encontréis paz en vuestra unión conmigo. En el mundo habréis de sufrir, pero tened valor, yo he vencido al mundo.
Por lo tanto, mi Dios os dará todo lo que os falte, conforme a sus gloriosas riquezas en Cristo Jesús.
Y ahora, gloria sea a Dios, que tiene poder para hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos, por medio de su poder que actúa en nosotros.
Dios nos libró y nos librará de tan gran peligro de muerte; y confiamos en que seguirá librándonos,
Así que podemos decir con confianza: “El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer el hombre?”
y me librará de todo mal, y me salvará llevándome a su reino celestial. ¡Gloria a él para siempre! Amén.
decid a los tímidos: “¡Ánimo, no tengáis miedo! ¡Aquí está vuestro Dios para salvaros, y a vuestros enemigos los castigará como merecen!”
Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho.
No viváis conforme a los criterios del tiempo presente; por el contrario, cambiad vuestra manera de pensar, para que así cambie vuestra manera de vivir y lleguéis a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.
Aunque las montañas cambien de lugar y los cerros se vengan abajo, mi amor por ti no cambiará ni se vendrá abajo mi pacto de paz.” Lo dice el Señor, que se compadece de ti.
Y que la paz de Cristo dirija vuestros corazones, porque con este propósito os llamó Dios a formar un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
Todo lo que dicen las Escrituras fue escrito para nuestra instrucción, para que con constancia y con el consuelo que de ellas recibimos mantengamos la esperanza.
“Yo, yo mismo, te doy ánimo. ¿A quién tienes miedo? ¿A los hombres? ¿A los hombres mortales, que no son más que hierba?
Porque el Altísimo, el que vive para siempre y cuyo nombre es santo, dice: “Yo vivo en un lugar alto y sagrado, pero también estoy con el humilde y afligido, y le doy ánimo y aliento.
para llegar a la meta y ganar el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.
Pero ahora, Israel, pueblo de Jacob, el Señor que te creó te dice: “No temas, que yo te he liberado; yo te llamé por tu nombre, tú eres mío.
Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente ni lo futuro, ni lo alto ni lo profundo ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús, nuestro Señor!
No sois vosotros quienes vais a librar esta batalla. Tomad posiciones, estaos quietos y veréis cómo el Señor os librará. ¡Habitantes de Jerusalén y de todo Judá, no tengáis miedo ni os asustéis; marchad mañana contra ellos, porque el Señor está con vosotros!’ ”
Porque yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano y te he dicho: ‘No tengas miedo, yo te ayudo.’ ”
Termino, hermanos, deseando que viváis felices y que busquéis la perfección en vuestra vida. Animaos y vivid en armonía y paz, y el Dios de amor y de paz estará con vosotros.
No améis el dinero. Contentaos con lo que tenéis, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré ni te abandonaré.”
¿Qué más podríamos decir? ¡Si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros!
El Señor mismo irá delante de ti y estará contigo; no te abandonará ni te desamparará. Por lo tanto, no tengas miedo ni te acobardes.”
Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios lleno de amor, para que tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de la necesidad.
Estad siempre contentos. Orad en todo momento. Dad gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de vosotros como creyentes en Cristo Jesús.
Que Dios, que da esperanza, os llene de alegría y paz a vosotros que tenéis fe en él, y os dé abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Si tienes que pasar por el agua, yo estaré contigo; si tienes que cruzar ríos, no te ahogarás; si tienes que pasar por el fuego, no te quemarás; las llamas no arderán en ti.
Vosotros no habéis pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y podéis confiar en Dios, que no os dejará sufrir pruebas más duras de lo que podáis soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios os dará también el modo de salir de ella, para que podáis soportarla.
El amor del Señor no tiene fin ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad!
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, amor y buen juicio.
Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas y él te llevará por el camino recto.
Dios es quien me salva; tengo confianza, no temo. El Señor es mi refugio y mi fuerza, él es mi salvador.”
No os aflijáis por nada, sino presentadlo todo a Dios en oración. Pedidle, y también dadle gracias. Así Dios os dará su paz, que es más grande que todo cuanto el hombre puede comprender; y esa paz guardará vuestro corazón y vuestros pensamientos, porque estáis unidos a Cristo Jesús.
pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.
Pero después que hayáis sufrido por un poco de tiempo, Dios os hará perfectos, firmes, fuertes y seguros. Él es el mismo Dios que en su gran amor nos ha llamado a tener parte en su gloria eterna en unión con Jesucristo.
Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues él es el Padre que tiene compasión de nosotros y el Dios que siempre nos consuela. Él nos consuela en todos nuestros sufrimientos, para que también nosotros podamos consolar a los que sufren, dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado.
Vivid alegres por la esperanza que tenéis; soportad con valor los sufrimientos; no dejéis nunca de orar.
Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer en vosotros su buena obra, la irá llevando a buen fin mientras llega el día en que Jesucristo regrese.
Y no solo esto, sino que incluso nos gloriamos de los sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento da firmeza para soportar, y esa firmeza nos permite ser aprobados por Dios, y el ser aprobados por Dios nos llena de esperanza.
Así, aunque llenos de problemas, no nos encontramos sin salida; tenemos preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos persiguen, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos destruyen.
“Os dejo la paz. Mi paz os doy, pero no como la dan los que son del mundo. No os angustiéis ni tengáis miedo.
Hijitos, vosotros sois de Dios y habéis vencido a esos mentirosos, porque el que está en vosotros es más poderoso que el que está en el mundo.
Yo sé los planes que tengo para vosotros, planes para vuestro bienestar y no para vuestro mal, a fin de daros un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.
Así que no debemos cansarnos de hacer el bien, porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos.
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